Secretos para superar la fatiga emocional

La peste llegó al pueblo cuando una niña enferma se mudó a casa de unos familiares. Días después, el mal que cargaba la niña había contagiado a la familia y luego infectó a toda la población de la pequeña ciudad.

Comenzó entonces una dura cuarentena que transformó el estado de emergencia en cosa natural para todos los habitantes. El pueblo solo se curó cuando un visitante llamado Melquíades trajo un remedio contra la enfermedad. Esta es, en resumen, la historia de la peste del insomnio que enfermó a los habitantes de Macondo, el pueblo protagonista de Cien años de soledad, la novela clásica de Gabriel García Márquez. Esta historia hoy se repite en nuestro medio. Mientras nadie murió en Macondo producto de la peste que infectó sus vidas. Hoy, la historia es diferente al considerar el final trágico que han experimentado tantas personas por el Covid-19.

Muchas personas en su confinamiento físico están acudiendo al libro Cien anos de soledad de Gabriel García Márquez como si fuese un libro de profecías para comprender el mundo en el cual viven, pero no acuden a la Palabra de Dios para encontrar esperanza. Muchos están experimentando en mayor o menor grado una cuarentena emocional que los ha llevado a desarrollar la denominada “fatiga emocional”.

La fatiga emocional es una sensación de agotamiento derivada de los efectos de la pandemia en nuestras vidas. Nuestras energías se ven agotadas producto de las emociones que vivimos todos los días. Emociones tales como el miedo, ansiedad, tristeza, irritabilidad, soledad, desesperación e impotencia.

Hace unos domingos atrás experimenté algunos de estos síntomas. Y, tuve que cambiar todos los planes que había hecho para ese día. Me sentí agotado como si una aplanadora me hubiera pasado por encima. Me sentí solo a pesar de que mi querida esposa me acompañaba. Pero, sobre todo experimenté desesperación e impotencia por causa del confinamiento y el deseo ardiente de hacer más de lo que mi cuerpo me permitía. Sentí como que no estaba progresando en mis asignaciones a la velocidad requerida; Preocupado por si voy a disponer de suficiente tiempo para terminar mis tareas.

Algunos días después de esta experiencia puedo reflexionar y escribir que confrontar esta fatiga emocional es importante para mi salud personal. Esto es un desafío real que enfrentamos. No hay soluciones fáciles a este asunto. La verdad no se puede esconder. La pandemia está produciendo efectos devastadores en la salud mental de nuestra sociedad y muchos cargan con los efectos de la fatiga emocional.

Confieso que la toma de consciencia sobre el porqué todas las cosas se ven anormales después de 4 meses de pandemia me ha ayudado a sentirme más tranquilo.

La verdad es que hay dos tipos de estrés que tienen efectos en nuestro bienestar físico y emocional. Estos son el estrés intenso y el estrés prolongado. Tristemente, el Covid-19 nos ha llevado a experimentar ambos tipos de estrés.

Varios estudios demuestran las etapas del estrés que producen los desastres. La primera es la etapa heroica. En esta etapa la comunidad tiende a unirse para trabajar mancomunadamente; Las personas tienden en esta etapa a apoyarse mutuamente y crean un sentido de pertenencia en la comunidad. ¿Recuerdas cuando comenzó esta pandemia hace 4 meses atrás? Yo recuerdo cómo todas las personas te saludaban y se mostraban más amables los unos hacia los otros. Tristemente, esta etapa heroica fue disminuyendo y el problema del Covid-19 que pensaba que iba a terminar en semanas, se fue prolongando y hoy existe fatiga emocional.

Luego, llegó la etapa de la Luna de Miel. Esta siempre ocurre semanas o meses después del desastre. En nuestra historia, la misma llegó cuando la ayuda del gobierno comenzó a llegar a las familias de nuestra comunidad. Pero esta etapa tristemente no duró mucho, porque pronto entramos en la etapa de la desilusión, cuando vimos que el problema era serio y no terminaría pronto. Es aquí en donde perdimos el optimismo y comenzamos a tener reacciones negativas y llenas de ira. Y, es cuando preguntas más serias golpean nuestra consciencia: ¿Qué vamos a hacer para resolver este problema? ¿Cuánto tiempo durará este problema?

Hoy estamos cansados y exhaustos de esperar. Algunos han comenzado a decir que no les interesa si contraen el Covid-19 y han desatendido las recomendaciones del CDC. Estos son los que prefieren al Covid-19 que quedarse en casa. Existen expertos que dicen que esta fase de desilusión pudiera durar hasta un año, o hasta que lleguemos a la última fase de reconstrucción.

7 pasos para reducir la Fatiga Emocional.

1)Marca tus límites y responsabilidades.

Tendrás la tendencia de sentir que no estás trabajando o avanzando lo suficiente. No permitas que este pensamiento socave tu vida. Es normal experimentar estos sentimientos en tiempos de crisis. Por lo tanto, coloca límites en tus horas de trabajo. Proponte trabajar las mismas horas que tenías antes de la pandemia. No te sientas tentado a dar más de lo que puedes dar. No tomes más responsabilidades pensando que como estás en la casa tendrás tiempo extra para realizar esas actividades. A pesar de que estás en casa, tu día sigue teniendo 24 horas como siempre lo ha tenido. Resiste la tentación de sobre-trabajar.

Trabajar desde casa puede ser nuevo para ti y puede tener sus propios desafíos, especialmente en una casa pequeña con niños. No esperes tener el mismo tipo de productividad que de costumbre. Todos estamos distraídos y necesitamos lidiar con una vida diaria diferente ahora, mientras ayudamos a otros. Reduce tus objetivos para el trabajo típico que no es urgente, si es posible.

2)Realiza una lista de prioridades personales

Intenta establecer prioridades y no intentes concentrarte en más de una a la vez, es muy importante que dejes de hacer varias cosas en el mismo momento, porque esto también agotará tu mente. Para combatir el agotamiento emocional es necesario que dejes de exigirle a tu mente que rinda al máximo en tareas diversas y al mismo tiempo. Especialmente cuando estás usando Zoom. Esta o cualquier otra Plataforma de reunión producen agotamiento, porque la mente trabaja más producto de las limitaciones que tiene una conversación vía videoconferencia.

3)Expresa tus emociones correctamente.

Saber expresar las emociones correctamente significa algo más que “decir cómo te sientes”, más bien, nos referimos a incorporar calidad a esa comunicación para facilitar al empatía de los demás. En este sentido, llevar un diario emocional puede ser una herramienta que te ayude mucho a expresarte y desligarte de tus pensamientos.

El diario emocional es una manera de separarte de tus pensamientos, desahogarte y combatir el agotamiento emocional. Además, recuerda que, si no expresas tus emociones de valencia negativa, como la tristeza o el enfado, estas se pueden retroalimentar. Por ejemplo, si estás triste, te puedes llegar a sentir aún más triste si sientes que los demás no te comprenden.

4)Encuentra formas de expresar amabilidad, paciencia y compasión.

Sé más amable contigo mismo(a). Este es un momento difícil para todos. Los seres humanos de todo el mundo están compartiendo esta experiencia contigo. Todos estamos juntos en esto y todos podemos emerger con un renovado aprecio por nuestra interconexión. Ayudar a otros que lo necesitan es fundamental para superar este bien, y también crea un mayor propósito para nuestros días y nuestro bienestar.

5)Crea nuevas rutinas y preocúpate por tu salud

La rutina y el ritual son restauradores para nosotros. Nuestro cerebro quiere actividad predecible para que podamos relajar nuestro sistema nervioso vigilante. Acuéstate temprano y sal todos los días para estar activo(a). Recuerda que nuestras actividades, pensamientos y estado de ánimo están estrechamente vinculados. Si deseas cambiar tu estado de ánimo, cambia tus actividades y/o tus pensamientos.

6)Reduce tu estrés

Centrarte en actividades que te calmen o te brinden alegría puede reducir tu nivel de estrés, ya sea cocinar una comida elegante, observar aves o practicar meditación durante 15 minutos al día. Cualquier cosa que te ofrezca alivio del estrés puede ser útil. Las actividades para considerar incluyen: ejercicios de respiración, ejercicios de meditación, paseos por la naturaleza, leer, o ver una comedia.

7)Confía en Dios

El paso más importante es confiar en Dios. Y, mientras buscas confiar en Él durante esta pandemia, considera estos pasos prácticos que puedes tomar para concentrarte en la verdad bíblica y aplicarla a tu situación.

  • Ora. Toma tiempo para conversar con Dios y depositar tus ansiedades en Él.
  • Lee su Palabra. La Palabra de Dios es una lámpara en medio de la tormenta. Confía en las promesas de Dios.
  • Mirar hacia atrás. Tómate el tiempo para revisar tu vida y recordar cómo Dios ha sido fiel en el pasado. Él fue fiel entonces; Él será fiel de nuevo. Si has mantenido un diario regular, ojéalo y observa cómo Dios ha respondido tus oraciones (probablemente de formas que nunca imaginaste).

No te rindas. Levántate de esta fatiga emocional. Dios está al control de esta crisis. Y muy pronto terminará y nos prepararemos para entrar en la Eternidad.

 

 

 

7 consejos para dejar de ser perfeccionista.

En todos los lugares ha un perfeccionista. Ellos se disfrazan detrás de la fachada del buen lucir, del que dirán y del buen rendimiento, pretenden ser lo que no son y tienen características peculiares.

¿Eres una persona perfeccionista? ¿Crees que todo lo que haces tiene fallas y se puede mejorar, aunque eso te cueste tu salud y tu dinero? Un perfeccionista es una persona que se niega a aceptar las cosas como son, y siempre está buscando errores para arreglarlos y llegar a la perfección.

No es malo querer mejorar alguna actitud o desear hacer mejor tu trabajo, pero este tipo de personalidad sí puede llegar a ser peligrosa si no la sabes controlar bien. Para un perfeccionista, cualquier cosa que no sea magnífica es inaceptable. Pero, lo perfecto no existe, nada ni nadie lo es. Y por eso, este tipo de personas suelen decepcionarse a menudo y frustrarse cuando comprueban que no pueden hacer más por mejorarse a ellas mismas o lo que hay a su alrededor.

Las estadísticas sobre este tema dicen que más del 80% de la población admite ser dirigido por perfeccionismo en ciertas áreas de la vida. Muchos dicen: a mí me gusta hacer las cosas bien, de forma perfecta, soy perfeccionista. Y dicen esto sin entender las consecuencias que puede tener este tipo de personalidad.

Hay diferencias entre las demandas del perfeccionista y el deseo por la excelencia

El perfeccionista dice: lo mejor de mí no es suficiente, el que desea excelencia dice: estoy complacido con lo mejor de mí; el perfeccionista dice: no puedo estar contento si no está perfecto, la excelencia dice: yo estaré contento con lo mejor de mí; el perfeccionista dice es doloroso fracasar, el que desea excelencia dice: el fracaso es parte de la vida.

Hay dos tipos de perfeccionistas: el perfeccionista patológico y al que yo le llamo perfeccionista cristiano, que trata de salvarse estando separado de Dios. En la Biblia encontramos la historia de Ananías y Safira, quienes tenían rasgos de perfeccionismo. Por la evidencia que me presenta el texto bíblico, no puedo determinar si Ananías y Safira tenían un perfeccionismo patológico, pero sí estoy seguro de que eran perfeccionistas cristianos que trataban de ser perfectos por sus propios medios. Ellos tenían una imagen distorsionada de Dios, lo percibían como un perfeccionista. Pensaban: Dios no acepta otra cosa que no sea perfección.

Desde el punto de vista de los perfeccionistas tenemos, por lo menos, que aparentar que somos buenos delante de Dios; si no haces lo bueno ante Dios, Él te castigará: «Bájate del árbol que Dios te va castigar», “no montes bicicleta que Dios te va castigar»… y muchas otras percepciones erradas de ese tipo. Tienen una imagen de un Dios que es perfeccionista y que castigará lo malo que hagamos.

En la historia de Ananías y Safira se muestra como ellos tenían una imagen distorsionada de los miembros de la iglesia. Ellos tenían miedo de que los hermanos notaran su inhabilidad de estar a la altura de ellos y pensaron que no serían aceptados si ellos confesaban estar por debajo de la familia de los Bernabé y su compromiso con Dios. Aparentaban una falsa fidelidad para gozar de prestigio entre los otros miembros de la iglesia y no les importó tratar de engañar al Espíritu Santo.

Aquellos perfeccionistas cristianos como Ananías hacen lo que tengan que hacer en la iglesia para mantener su imagen de buenos cristianos. En la actualidad, las familias de los miembros de la iglesia que son como Ananías no tienen espacio para los errores porque viven con la ilusión del perfeccionismo. Si la familia está pasando por algún problema, como por ejemplo: la hija soltera quedó embarazada o si hay problemas matrimoniales en casa, pretenden que todo está bien, perfecto, sin problemas. Si el pastor pregunta “¿cómo está todo? Responden: “Oh, pastor, aquí todo está bien, perfecto”.

Podríamos definir el perfil del perfeccionista cristiano a través de las siguientes consideraciones: así como Ananías, los perfeccionistas nunca están satisfechos, son críticos con otras personas, se imponen metas imposibles para ellos, se valoran a sí mismos por lo que hacen y lo que tienen, en vez de valorarse por su identidad en Cristo; no aceptan afirmaciones ni críticas porque nunca están satisfechos con lo que han alcanzado.

El perfil del perfeccionista patológico

En cuanto al perfil del perfeccionista patológico, podemos decir que vive en continua insatisfacción a cambio de hacerlo todo bien, vive en tensión y preocupación, ya que se siente juzgado y criticado tanto a nivel personal como por los demás, lo cual le impide lograr la felicidad que busca; también, puede terminar en depresión, ansiedad o suicidio. El desarrollo del perfeccionista patológico se desarrolla en su hogar de origen; todo comenzó en su infancia, pues nunca recibió amor ni aceptación de sus padres. A ellos se les exigió alto rendimiento a cambio de amor y aceptación, y, cuando llegan a la edad adulta, la programación que tienen en sus mentes es la de ser perfectos o aparentar serlo para ser aceptados y evitar el fracaso.

Los perfeccionistas patológicos tienen temor al fracaso. Ellos asocian el fracaso con una falta de valor personal y constantemente piensan que si fallan en algo no valen para nada. Al estar demasiado centrados en tratar de evitar cometer errores, pierden oportunidades de crecer y aprender. Además, tienen miedo a la desaprobación de los demás; creen que, si dejan que los demás vean sus defectos o fallos, los rechazarán. Intentar ser perfectos es un modo de protegerse de las críticas, del rechazo o la desaprobación de los demás.

También, se caracterizan por tener una forma de pensar muy radical; se van de un extremo al otro sin tener en cuenta los términos medios, de modo que, si no hacen las cosas perfectas, consideran que no sirven para nada o se sienten incapaces de seguir adelante.

¿Cómo puedes saber si eres un perfeccionista patológico?

Puedes hacerte las siguientes preguntas para evaluarte a ti mismo. Puedes realizar el cuestionario de la siguiente manera: responde “Sí” si la respuesta es afirmativa en la generalidad de tu vida, y, “No» si no es generalmente cierto en tu vida (Es posible que desees preguntarle a un familiar cercano o amigo para confirmar tus respuestas, para asegurarte de que estás siendo realista en tu autoevaluación).

  1. A menudo pienso que debí haber hecho mejor lo que hice.
  2. Tiendo a poner las cosas a un lado si no tengo el tiempo para hacerlas perfectamente.
  3. Temo al fracaso cuando trabajo en un proyecto importante.
  4. Me esfuerzo por impresionar a los demás con mis mejores cualidades o logros.
  5. Mi autoestima baja si repito un error.
  6. Me esfuerzo por mantener el control de mis emociones en todo momento.
  7. Me siento muy mal cuando las cosas no salen según lo planeado.
  8. A menudo me decepciona la calidad del trabajo de otras personas.
  9. Siento que mis normas no deberían ser tan altas.
  10. Temo que la gente piense mal de mí si fracaso.
  11. Estoy constantemente tratando de mejorar.
  12. Soy infeliz si todo lo que hago es considerado normal.
  13. Mi hogar y la oficina tienen que estar impecables en todo momento.
  14. Me siento inferior a los demás que son más inteligentes, atractivos, o de mayor éxito que yo.
  15. Tengo que lucir impecable siempre que estoy en público.

Si en cinco o más de las afirmaciones anteriores respondiste “Sí”, esto sugiere un problema significativo con el perfeccionismo (Esto es una prueba de detección., pero para un diagnóstico preciso de depresión u otro trastorno mental, se necesita una consulta en persona con un profesional de la salud capacitado).

Pero, tengo una maravillosa noticia para ti: ¡Los perfeccionistas pueden recibir sanidad!

Ananías y Safira se encontraban en la presión del perfeccionismo, la prisión que encadena a todos aquellos que quieren ser perfectos separados de Dios. La vida de engaño que vivieron Ananías y Safira los llevó a morir vergonzosamente al frente de su congregación. Los Ananías de hoy en día tienen la oportunidad de reconocer su condición perfeccionista y salvar su alma.

Si tú eres un Ananías debes entender que el perfeccionismo es algo ilusorio e imposible por la naturaleza pecaminosa con la cual todos cargamos. Si hoy no sales de esa prisión, llevarás una vida de ansiedad, depresión, infelicidad y al final, perdición eterna, por tratar de vivir separados de Jesús.

¿Cómo puedes recibir la sanidad y ser libre de esta terrible prisión?

Te doy a continuación 7 consejos que te serán de gran ayuda:

  1. Acepta la Gracia de Dios, no tienes que temer perder el amor de Dios, ni medirte comparándote con los demás porque la Gracia de Dios te alcanza.
  2. No necesitas tratar impresionar a Dios: Él te ama y quiere transformarte a su imagen.
  3. Confía en que Dios va a satisfacer tus necesidades
  4. Déjate llenar por el Espíritu Santo. Así disfrutarás de sus frutos: Gozo, paz, paciencia, fidelidad, dominio propio y benevolencia.
  5. Todo lo que hagas, hazlo en el nombre del Señor.
  6. Entrega a Dios tus demandas de hacer las cosas a tu forma.
  7. Acepta que está bien fallar, y, cuando caigas, levántate y sigue adelante.

Amado que lees estas líneas, es el momento de aceptar que puedes fallar en tu obrar, caer, equivocarte, pero, en el nombre de Dios puedes seguir adelante. Acepta que eres único y no debes compararte con los demás, Dios te hizo como eres y en Él todo lo puedes.

¿Cómo nacen y crecen las relaciones tóxicas?

La Biblia nos dice que fuimos creados para vivir en comunidad y no en relaciones tóxicas. De hecho, nuestro creador vive en comunidad y nos hizo a su imagen, la imagen de un Dios relacional (Gén. 1:26,27). Un Dios manifestado en tres personas diferentes que son uno en mente y propósito.

Desde el principio, la intención de Dios fue tener una relación llena de amor con Adán y Eva, y ellos debían emular la misma relación de amor entre sí. Sin embargo, sabemos la triste historia de nuestros primeros padres. Ellos rompieron su relación con Dios y, como resultado, hoy experimentamos relaciones tóxicas en nuestras vidas.

Cuando hablamos de relaciones, tendemos a subestimar la influencia de nuestra naturaleza pecaminosa en el desarrollo de relaciones saludables con los demás. Nuestro estado pecaminoso afecta grandemente cada interacción que tenemos con nuestro prójimo.

Esto significa que muchas veces nos encontramos formando relaciones tóxicas inconscientemente. Como decía Pablo, lo bueno que queremos hacer no lo hacemos y lo malo que no queremos hacer, eso hacemos. ¿Cuándo nacen las relaciones tóxicas? Para poder responder esta pregunta difícil, debemos tener en cuenta la forma en la que desarrollamos nuestra personalidad y cómo esto afecta la manera en que nos relacionamos cuando llegamos a la edad adulta. Todo comienza cuando nacemos.

Según Erickson, esta es la etapa de la confianza/desconfianza. En esta etapa, podemos aprender sobre el mundo a través de los ojos de nuestros padres. Si los padres dan amor, afecto y atención al niño, este desarrollará un sentido de confianza y seguridad en los brazos de los padres. Sin embargo, si los padres están demasiado ocupados y tan desconectados del niño que no tienen el tiempo para apegarse a él, expresando amor y cuidado, el niño se confunde y entiende que él no puede confiar en aquellos que están a su alrededor y desarrolla un sentido de desconfianza e inseguridad. Más tarde, mediante un mecanismo psicológico de integración y diferenciación, el niño comienza a incorporar en su personalidad algunos rasgos de los padres y descarta otros mientras modela lo que ve en sus padres. En otras palabras, estos rasgos comienzan a ser parte de la personalidad del niño.

De hecho, del modo en que los niños tienen una habilidad innata para asimilar un idioma fácilmente, de esa misma forma tienen también un sistema para adaptarse a un entorno difícil y sobrevivir. Ellos asimilan lo que ven y construyen un mecanismo de defensa para sobrevivir a su medio ambiente. Entonces, estos entendimientos acerca de la vida y su medio ambiente llegan a formar parte de los esquemas mentales de los niños.¿Qué son estos esquemas mentales? Son compuestos de pensamientos, suposiciones y creencias aprendidas en la experiencia con nuestra familia de origen que nos ayudan cuando somos niños a mantener un sentido de identidad personal en medio de un mundo difícil, y además, nos permiten comprender el medio ambiente en el cual vivimos.En otras palabras, los conceptos fundamentales no son más que una estructura que contiene una representación de la realidad en la cual vive ese niño. Estos esquemas mentales tendrán una gran influencia en su vida cuando sea un adulto.

Estos esquemas mentales pueden ser adaptativos o desadaptativos. El problema con los esquemas cognitivos desadaptativos es que, así como un mapa, revelan aproximaciones en el mundo físico; los esquemas cognitivos también son un mapa que nos ayudan y nos orientan en nuestras relaciones con los demás. Estas creencias desadaptativas se convierten en la raíz de los problemas relacionales que presentamos mientras transitamos por la vida.

Los esquemas mentales son guardados en el subconsciente, y no son tan fáciles de identificar porque operan inconscientemente. Esta es la razón por la cual pudieras estar dando lo mejor de ti para tener una relación sana con alguien que amas y todavía no ves ningún progreso. Estos comportamientos tóxicos se llevan a cabo muchas veces inconscientemente. Esta es la razón por la cual pudieras estar atascado en una relación tóxica. Las personas que están atascadas en el pasado necesitan, muchas veces, la ayuda de un profesional capacitado para identificar los esquemas mentales tóxicos.

En general, hay cuatro tipos de experiencias en la vida temprana que hacen que un niño sea vulnerable al desarrollo de relaciones tóxicas. En primer lugar, las frustraciones tóxicas de las necesidades. Se producen cuando un niño no experimenta suficiente amor y seguridad para sentirse seguro en su medio ambiente. Este niño puede aprender a no confiar en los demás porque él cree que podría ser maltratado y herido nuevamente.

En segundo lugar, los traumas emocionales ocurren cuando un niño es maltratado o victimizado. Una persona joven en este ambiente puede aprender a tener una relación manipuladora y abusiva con los demás o puede convertirse simplemente en una víctima de un abusador. En tercer lugar, un niño puede ser mimado o consentido. Esta persona puede llegar a ser altamente dependiente de los demás o llegar a sentirse con derecho a privilegios especiales. Como resultado, cuando esta persona no recibe lo que espera de otros, puede desarrollar una mentalidad adicta a la aprobación. En cuarto lugar, el niño puede identificarse o interiorizar la perspectiva de un padre disfuncional. Por ejemplo, un niño que ha sido criado por un padre abusivo puede tener la misma respuesta emocional del padre cuando se relaciona con sus semejantes.

¿Qué se puede hacer con todos estos conceptos básicos desadaptativos que llevan a la formación de relaciones tóxicas? La verdad del asunto es que el daño producido por las relaciones tóxicas del pasado no se puede deshacer. Sin embargo, sí hay algo que podrías hacer al respecto.

Se pueden entender estas relaciones tóxicas formadas desde la niñez a la luz de tu nueva relación con Dios. No se pueden eliminar estos esquemas mentales, pero sí puedes encontrarle  sentido a estos esquemas mentales y permitirle al Espíritu Santo el renovar tu mente. No estás sólo en este viaje, ya que todos tenemos frustraciones y decepciones cuando nos relacionamos con los demás. Sin embargo, tengo buenas noticias para ti. La misión del Espíritu Santo es restaurar la imagen de Dios en tu vida (Romanos 8:29).

En primer lugar, Él te guiará para descubrir toda la verdad acerca de lo que eres como persona (Juan 16:13). En otras palabras, Él te mostrará lo que realmente eres en tu mente y cómo tus relaciones tóxicas están destruyendo tu vida. En segundo lugar, va a renovar tu mente (Romanos 12:2), llevando todo pensamiento (creencia, esquema mental) cautivo a la obediencia de Cristo (1 Cor. 10:5). En tercer lugar, el Espíritu Santo pondrá en ti la mente de Cristo (1 Cor. 2:16), y te convertirá en una nueva creación para que goces de relaciones saludables.

Proponte hoy pedirle al Espíritu Santo que transforme tu mente. Que esta sea hoy tu oración: Dame un nuevo corazón, Señor.

 

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Decide ser un campeón (3 lecciones para ganar)

En la vida nadie quiere ser un perdedor. Todos queremos ganar. Tu puedes ser un campeón.

Mientras me preparaba para escribirles, la pregunta que me vino a la mente fue la siguiente: ¿qué consejo sencillo les puedo dar a mis amigos para que se conviertan en campeones de Dios? ¿Qué necesitan hacer ustedes para hacer la diferencia? ¿Qué necesitas hacer para ser un campeón?

Toda persona que ha alcanzado grandes cosas para Dios comenzó desarrollando una mente de gigante siendo niño todavía. Decidió ser un campeón. Si quieres ser un gigante, primero debes desarrollar una mente de gigante. Cuando Dios necesitaba a alguien para salvar su futura nación de morir de hambre, escogió a José cuando aún era un niño. Cuando Dios necesitaba un líder para sacar a sus hijos de Egipto, escogió al niño Moisés para convertirlo en Su gigante. Cuando Dios necesitaba un rey para pastorear su nación, escogió al joven David. Cuando Dios necesitaba un rey para traer un reavivamiento, escogió a Josías cuando aún tenía 8 años. Tú no tienes que esperar a terminar la universidad para ser un campeón para Dios. Si quieres ser un gigante de Dios el día de mañana, tienes que comenzar hoy, para que cuando el mañana llegue tú estés listo(a) para servir a Dios de una forma poderosa. El carácter que estás construyendo hoy es la base de tu éxito mañana. Tu puedes ser un campeón. 

La historia Bíblica del rey Josías nos da tres lecciones para convertirnos en gigantes para Dios.

Las tres lecciones que este niño rey hoy te quiere dar son: Concéntrate en desarrollarte a ti mismo, concéntrate en pequeñas victorias y concéntrate en vivir para Dios.

el caracter

Concéntrate en tu desarrollo personal

Varias investigaciones demuestran que cómo las personas se sienten sobre sí mismas tiene un efecto enorme en su éxito. Si tú quieres ser un gigante para Dios, primero necesitas desarrollar una mente de gigante. Si tu mente no está preparada para llegar a la cima de la montaña, jamás podrás llegar. Un cristiano que tiene una imagen negativa de sí mismo, que se considera que tiene poco valor, que no es importante, que tiene una autoestima baja, nunca podrá entender el lugar y el valor que Cristo le da como hijo de Dios. La Biblia está llena de promesas increíbles para los hijos de Dios, pero el problema está en que no creemos en esas promesas porque no nos consideramos merecedores de ellas.

Amigo(a), si quieres desarrollarte a ti mismo(a), necesitas entender que tu identidad no está en Hollywood, o lo que la sociedad dice que es “normal” en este mundo. Tu Creador es el que te da tu identidad. Desarróllate a ti mismo(a) alrededor del plan que tu creador tiene para ti, y no alrededor de lo que los medios de comunicación dicen de ti como persona. El enemigo quiere que creas las mentiras que han encadenado a este mundo en miseria. Satanás quiere que creas que no eres lo suficientemente bueno(a), que no eres lo suficientemente perfecto(a), que no eres inteligente, que eres demasiado gordo(a), o demasiado flaco(a). Si te ves a ti mismo(a) a través de los ojos de tu enemigo no podrás ser un campeón para Dios. Pero, si te miras a través de los ojos de Dios, te darás cuenta de que Él te ha creado para que seas un(a) campeón(a) en este mundo, cabeza y no cola. Tú serás tu peor enemigo(a) si no te desarrollas a ti mismo(a). Tus pensamientos negativos se levantarán como murallas en tu vida que no te dejarán ser un campeón.

Josías creyó en el plan de Dios y no en el mensaje negativo que Satanás le estaba presentando. Satanás tal vez te está diciendo: tú eres muy niño para ser un rey, no tienes la experiencia, el talento para dirigir una nación, tu país no creerá en ti, no tienes nada que ofrecerle a tu país, no eres bueno para este cargo. Pero, el rey Josías se propuso en su corazón el ser un campeón para Dios creyendo lo que Dios decía de él y no lo que le decía Satanás.

Concéntrate en celebrar pequeñas victorias

El segundo consejo es concentrarte en las cosas pequeñas. Cualquier persona que ha tratado de dormir con un mosquito en el cuarto sabe el impacto que puede tener algo pequeño. Celebra las pequeñas victorias para llegar a ser un campeón. Las grandes victorias no son nada más que la acumulación de muchas victorias pequeñas. La teoría de “las pequeñas victorias” es la idea de que estas, en la vida, pueden aumentar tu motivación, productividad y tu satisfacción sobre lo que haces. Las pequeñas victorias son la antesala a grandes victorias. Nadie llega a la cima sin pasar primero por el valle. Desarrolla una mentalidad de ganador celebrando pequeñas victorias todos los días.

No puedes obtener un título universitario si primero no ganas la batalla de hacer las tareas y estudiar todos los días. No puedes bajar de peso, si primero no celebras las pequeñas victorias de comer bien y hacer ejercicio todos los días. No podrás relacionarte bien con otras personas en el día de mañana si primero no celebras la victoria de tratar con compasión y amor a tus padres. No podrás ganar la victoria de evitar tener sexo antes del matrimonio si primero no ganas la batalla diaria en la pureza. No podrás ganar la victoria de  vivir eternamente con Dios si primero no celebras las pequeñas victorias diarias de caminar todos los días con Jesús.

Josías entendió este principio en su vida y se concentró en hacer progresos diarios a través de pequeñas victorias en hábitos significativos. Su carácter fue construido en su diario vivir.  El desarrolló el hábito de buscar a Dios diariamente en su vida, oraba y meditaba en Dios aun cuando nadie de su casa ni su familia lo hacía. Esas pequeñas victorias en su vida sirvieron como trampolín para todas las demás victorias que él alcanzó en su vida. Cuando tenía 16 años, decidió derribar todos los altares a Baal y andar en los caminos de David. Cuando tenía 24 años de edad, llamó al pueblo de Dios a un reavivamiento al leer el libro de la ley cuando fue encontrado. Todo esto fue posible porque desde muy temprana edad comenzó a celebrar pequeñas victorias diarias en su vida espiritual.

Michael Phels es un vivo ejemplo de ganar pequeñas victorias. Phels es el nadador olímpico que más medallas ha ganado en natación en la historia del deporte. Hay muchas razones para que Phels tenga éxito como nadador. Él tiene manos grandes, un torso poderoso, piernas cortas y entrena como nadie lo hace. Pero Phels tenía un problema, y era que se ponía nervioso al momento de la competencia. Su entrenador lo ayudó a vencer este problema ayudándolo a celebrar victorias pequeñas todos los días. Él se levanta temprano, toma su desayuno rutinario, comienza su calentamiento a tiempo y celebra pequeñas victorias cada día. Su concentración no está en la gran victoria Olímpica, sino en las pequeñas victorias de su diario vivir que lo llevarán a la gran victoria.  En las Olimpiadas de Beijín 2008, el celebrar pequeñas victorias fue recompensado grandemente. Cuando Phels se lanzó al agua, sus gafas se rompieron y les comenzó a entrar agua. No había algo que él pudiera hacer. El problema empeoró y para el momento en el que llegó a la meta final, él estaba prácticamente ciego, no podía ver la línea que marcaba el fondo de la piscina ni la marca que anunciaba que se acercaba al final de la piscina.

Phels no dejó que el pánico lo controlara. Él ya había visualizado mucho antes este mismo escenario en Michigan, cuando su entrenador le dijo que nadara en una piscina oscura para prepararlo para esta gran competencia. Mientras Phels entraba en la recta final, el público estaba gritando a viva voz. Pero Phels no sabía por qué gritaban, ¿estaba el ganando o perdiendo? Empezó a nadar con más velocidad sin saber lo que estaba pasando, cuando llegó al final se quitó las gafas y miró la pizarra y al lado de su nombre decía RM. ¡Michael Phels había roto el record mundial de natación a pesar del obstáculo que tuvo! Su éxito estuvo en que las pequeñas victorias que había celebrado en su diario vivir lo habían preparado para la gran competencia final.

Concéntrate en Dios

Mi tercer consejo es: concéntrate en Dios. Si quieres ser un gigante de Dios, Él necesita ser el centro de tu vida. Entiende, Dios es la fuente de sabiduría, entendimiento y todo placer. Satanás no quiere que tú entiendas eso y te hace pensar que él es la fuente de todo éxito en este mundo. Satanás te ofrecerá posesiones materiales como si fuera la solución a tus problemas. Él te ofrecerá sexo y drogas como la fuente de placer. Satanás te ofrecerá deshonestidad como una forma de alcanzar la cima, pero al final la muerte es el resultado, porque la paga del pecado es muerte.

Concéntrate en Dios y Él te dará los deseos de tu corazón. El rey Josías se concentró en vivir para Dios. Dios se convirtió en lo primero en su vida, en lo primero en su familia y nación, y grandes bendiciones le siguieron como un gigante de Dios. Josías se concentró en servir a Dios y nos dio un ejemplo de verdadero celo por Él  Josías hizo lo que era correcto ante los ojos de Dios y no se apartó ni a izquierda ni a derecha, porque su mente estaba concentrada en Dios.Amigo(a), te desafío a que te concentres en vivir para Dios, porque al final del camino, Él es el único que te puede ofrecer vida eterna. Él es el único que puede darle significado a tu vida; una vida sin Dios es una vida sin futuro, porque Dios es el único que permanece cuando todo se pierde. Vive para Dios como un gigante y las cosas que ojo no vio, ni odio oyó, que no ha concebido el pensamiento humano, son las cosas que Dios ha preparado para aquellos que son sus campeones.

Ahora, comparte tu historia con nosotros de como te has convertido en un campeón.

ser un gigante

Cuando el quedarse en casa se convierte en una amenaza.

De acuerdo con la agencia CDC, la orden de quedarse en casa es la orden preventiva que pudiera contrarrestar el Covid-19. Pero, para muchas personas en este país es una amenaza tal vez hasta de muerte. Estoy hablando sobre las víctimas de violencia intrafamiliar.

Permíteme mostrarte unas estadísticas para poner esto en perspectiva. De acuerdo con el Centro de Control y Prevención de Enfermedades, 1 de cada 3 damas y 1 de cada 4 hombres en los Estados Unidos han experimentado violencia por parte de su pareja en algún momento de su vida. Muchas de estas víctimas portan heridas físicas y muchos incluso mueren por homicidio. La violencia doméstica puede llevar a adversidades en la salud, especialmente en la salud emocional, como por ejemplo, altos riesgos de enfermedades cardiovasculares, depresión, estrés postraumático y alto riesgo de abuso sexual y abuso de sustancias tóxicas.

Para estas víctimas que sufren en el silencio de sus vidas, el aislamiento social y la cuarentena aumentan los riesgos de experimentar violencia doméstica.  En un estudio que realizó Josie Serrata, en 2019, con relación a los efectos del Huracán Harvey, en las familias afectadas que ya eran víctimas de violencia intrafamiliar aumentó vertiginosamente su riesgo de experimentar abuso sexual en medio del estrés que produjo el huracán.

La investigación de Serrata apuntaló lo siguiente:  los factores sociales que ponen a las personas en mayor riesgo de violencia son la reducción del acceso a los recursos, el aumento del estrés debido a la pérdida de empleo o las dificultades financieras y la desconexión de los sistemas de apoyo social. «Con esta pandemia, estamos viendo cosas similares, lo que desafortunadamente conduce a circunstancias que pueden fomentar la violencia».

Si aún no estás convencido de esta realidad latente en nuestra sociedad te comparto unas estadísticas del aumento de violencia doméstica en el Estado de Florida, producto del Covid-19. En las últimas semanas, el condado de Treasure Coast y Okeechobee, los casos de violencia domestica han aumentado en un 79 porciento.

Ahora, ¿cómo definimos el abuso? Si eres víctima de violencia doméstica necesitas entender lo que es el abuso para que puedas tomar cartas en el asunto. El abuso consiste en acciones, palabras o tácticas utilizadas para controlar, manipular y ganar poder sobre otra persona. Tenemos diferentes tipos de abusos. Está el abuso físico: este tipo de abuso es cuando el abusador te retiene para que tú no te vayas, te abofetea, muerde, te patea, te tira objetos o simplemente te da golpes.

El abuso sexual es otro tipo de abuso que todos conocemos. Este consiste en hacer demandas irrazonables del tipo sexual, tomar el sexo como un derecho, retener el sexo para mantener el control. La violencia sexual puede describirse como cualquier acto o conducta sexual que ambos cónyuges no hayan aceptado voluntariamente.

El abuso emocional, por otro lado, es cuando eres criticado continuamente, te ponen sobrenombres degradantes, te humillan en privado o en público, te impiden trabajar, te controlan el dinero y/o la toma de decisiones; te quitan las llaves del auto o el dinero, te amenazan con que van a secuestrar a tus hijos. Todo esto o cualquier acto similar es considerado abuso emocional. Como puedes ver, toda relación abusiva es un abuso emocional. Pero, lo más triste de todo esto es que todo abuso emocional termina con abuso físico.

Si estas definiciones no te han ayudado a convencerte de que tal vez tu pudieras ser una víctima de este atroz pecado, te invito a hacerte estas 4 preguntas: ¿Alguna vez has sido amenazado(a) físicamente o emocionalmente en tu relación? ¿Alguna vez has sido un(a) participante involuntario(a) en un acto sexual?  ¿Alguna vez sentiste miedo en torno a tu pareja?  ¿Tienes la libertad de ser tú mismo(a), tomar decisiones, hablar o decir “no” a lo que no te gusta?

Pero, en medio de toda esta crisis doméstica, los más afectados son los niños. Yo Jackson, en su investigación sobre este tema, dice lo siguiente: el nivel de estrés en los padres predice muchas veces la existencia de abuso y negligencia en los niños. Hablemos de los niños que son expuestos a la violencia intrafamiliar. Existen estudios que predicen que los niños que presencian el abuso de sus madres por parte de sus padres tienen más probabilidades de infligir violencia severa cuando sean adultos. Los datos sugieren que las niñas que presencian el abuso materno pueden tolerar el abuso como adultos más que las niñas que no lo hacen. Los niños que crecen en hogares violentos tienen un 74% más de probabilidades de cometer agresiones criminales. El 79% de los niños violentos han sido testigos de la violencia entre sus padres.

Ciclo de la Violencia Intrafamiliar

Fase I: «De acumulación de tensión». Aquí se dan pequeños episodios que llevan a roces permanentes entre los miembros de una pareja, con un incremento constante de reactividad emocional, ansiedad y de hostilidad. Esta fase puede durar años, por lo que, si la víctima busca ayuda se puede prevenir la irrupción de la fase aguda o del golpe.

Fase II: «Del Golpe». Esta es la etapa en donde la mujer u hombre, frente al golpe, lleva a cabo la denuncia judicial. La violencia física se convierte en un detonador y es por eso que intenta poner fin a esta crisis.

Fase III: «La luna de miel»

Finalmente, se produce el arrepentimiento por parte del villano(a). Su pareja lo(a) perdona y vuelve a creer en él/ella, debido a su escasa capacidad de poner en palabras lo que siente y piensa. En esta fase, él/ella demuestra su arrepentimiento y suele hacerle regalos al otro para que vea que es la persona de la cual se enamoró. Experimentan un período de luna de miel, pero tristemente se repite el ciclo nuevamente.

¿Qué hacer si eres víctima de violencia doméstica?

Reconoce la existencia del abuso. Las víctimas tienen la tendencia a minimizar el maltrato por muchas razones, como vergüenza, miedo o no saber cómo salir de la relación abusiva.

No te culpes. Las parejas abusivas no toman responsabilidad de sus acciones.

Elabora un plan de seguridad. Abandonar a un abusador puede ser peligroso. Considera tomar estas precauciones antes de dar el paso. Llama a un lugar de refugio o línea directa. La línea directa, en caso de que no tengas el número, es la siguiente: 1-800-799-7233. Arma un bolso de emergencia con artículos que necesites si tienes que huir. Enseña a los niños cómo buscar ayuda. Debes saber con exactitud a dónde iras y cómo llegarás allí. Protege tu privacidad.

Busca ayuda con alguien de confianza. Acude a un amigo(a), un ser querido, un vecino, un compañero de trabajo, o un consejero espiritual en busca de apoyo.

Cura tus cicatrices. Después de vivir en una relación abusiva es normal que tengas miedos, recuerdos y emociones difíciles de manejar. La razón de toda esta experiencia emocional es que las marcas de la violencia doméstica son profundas y pueden durar mucho tiempo. Es por eso por lo que recomendamos la consejería o terapia.

Si las tragedias de la vida te han llevado a experimentar cualquier tipo de abuso, especialmente en medio de la pandemia, ten en cuenta que tú eres creación de Dios. Dios te creó a Su imagen. Tú eres una princesa o un príncipe del Dios todo soberano. Esto quiere decir que nadie puede pisotear o maltratar lo que Dios ha creado.

Tú eres “la niña de los ojos de Dios”. Tu nombre está esculpido en las manos de tu Dios. Dios envió a su hijo para morir en tu lugar para que tú hoy puedas tener la oportunidad de vivir en paz. Jesús murió en la cruz, como dice Isaías 61:3, para ordenar que a los afligidos de Sión se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado. “Aunque tu padre y tu madre te abandonaren, Jehová con todo te recogerá”. No permitas que alguien te quite el privilegio de vivir.

Estamos aquí para ayudarte. Si eres víctima, llámanos, escríbenos, queremos ayudarte a salir de esa relación abusiva y a encontrar paz en Cristo Jesús.

 

 

La soledad, la epidemia de la cual no se habla.

Hay una epidemia silenciosa que está carcomiendo nuestra existencia. Una epidemia que siempre ha estado presente desde la llegada del pecado, pero de la cual no se habla. Una epidemia que se ha acrecentado producto del Covid-19, y sus efectos continuarán por generaciones. Les estoy hablando de la epidemia de la soledad.

La soledad se define como ese sentimiento de estar solo o de falta de conexión social. Es un estado de profunda angustia. Los neurocientíficos identifican a la soledad como un estado de hipervigilancia conectado con nuestro sistema límbico. La soledad es la sensación subjetiva de tener menor afecto y cercanía de lo deseado en el ámbito íntimo o relacional

Un estudio reciente que hizo el seguro Cigna reveló que la mitad de los ciudadanos de este país siempre, o algunas veces, se sienten solos o abandonados. El 54 % dicen que siempre o algunas veces nadie los conoce. La verdad es que la soledad es un fenómeno epidémico en este país. Sorpresivamente este estudio descubrió que la Generación Z, esos que tienen entre 18 y 22 años son la generación más solitaria, con 79 por ciento de ellos reportando soledad. La generación Milenaria no está muy lejos, y, le seguía con un 71 porciento. La generación menos aislada fueron los Boomers. Estas estadísticas revelan que es tiempo de dar una respuesta a esta soleda

En Kansas City salió un anuncio publicitario que decía lo siguiente: «Te escucharé hablar durante 30 minutos sin comentarios por $5».

Te suena como un engaño ¿no? Pero, la persona que puso el anuncio hablaba en serio. ¿Alguien llamó? Por supuesto que sí. No pasó mucho tiempo antes de que esta persona recibiera de 10 a 20 llamadas por día. El dolor de la soledad era tan fuerte que algunos estaban dispuestos a intentar cualquier cosa durante media hora de compañía de un extraño.

La verdad es que la soledad es la epidemia de la cual no se habla y que en nuestros días ha tomado proporciones astronómicas producto del aislamiento obligatorio en el cual vivimos. Si antes que llegara la epidemia del Covid 19 las estadísticas reflejaban una realidad lóbrega, ¿te imaginas la situación que estamos experimentando en estos momentos cuando los hospitales y lugares de ancianos prohíben visitar a los familiares de las personas hospitalizadas? ¿Cuándo las personas que vivían solos tienen que mantener distanciamiento social? Parques y escuelas cerrados, sin deportes, sin eventos públicos. Todo cerrado. Esto es algo inaudito para los que ya normalmente vivían solos. El encontrarse solos en su aislamiento es percibido como una tortura.

Los científicos, por mucho tiempo, han demostrado que la soledad es emocionalmente dolorosa y puede producir desórdenes psiquiátricos como depresión, ansiedad y esquizofrenia, y aún delirios alucinatorios. Pero, estudios recientes hechos por UCLA han demostrado cuán destructiva es la soledad en el cuerpo humano. El estudio realizado por UCLA en el 2015 demostró que el aislamiento social dispara cambios celulares que resultan en inflamaciones crónicas, predisponiendo las condiciones físicas solitarias a graves, como enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, cáncer y enfermedad de Alzheimer. El mismo estudio concluyó descubriendo que las personas solitarias tenían un 26% más de riesgo de morir. Esta cifra aumentó al 32% si esas personas vivían solas.

¿Qué dice la Biblia con relación a la soledad? En el proceso de creación de este mundo Dios dijo, “no es bueno que el hombre esté solo”. Adán había sido creado a la imagen relacional de Dios. Un Dios triuno que vive en una comunidad. Adán no habría podido reflejar la imagen relacional de Dios si hubiera permanecido solo. Este asunto de vivir en comunidad era tan importante para Dios que cuando Él creó a Adán, colocó un órgano llamado cerebro, el cual tiene muchas funciones, pero estudios recientes han demostrado que una de las funciones más importantes del cerebro humano es establecer conexiones emocionales con las personas que nos rodean. Es por esto por lo que la creación de Dios no fue terminada sino hasta que Adán recibió una compañera para que pudiera reflejar la imagen relacional de Dios.

Este es mi argumento: El ser humano no ha sido creado para vivir en soledad, en confinamiento. Entiendo que producto del Covid-19 esto es un asunto obligatorio, pero no deja de ser dañino, especialmente para aquellos que ya experimentaban los efectos de la epidemia llamada soledad.

soledad en la pandemia
soledad en la pandemia

El 26 de marzo, justo cuando la pandemia de COVID-19 se apoderó del mundo, los investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts publicaron un informe sobre la soledad. Es el primer estudio en humanos que muestra qué tanto la soledad, como el hambre, comparten señales profundas en una parte del cerebro que gobierna impulsos muy básicos de recompensa y motivación. Los resultados apuntan a una conclusión reveladora: nuestra necesidad de conectarnos es aparentemente tan fundamental como nuestra necesidad de comer.

John Cacioppo, quien fue considerado el doctor de la soledad por todo su aporte, dijo que estar solo o entre personas que son extrañas, que no te conocen o entienden, dispara una respuesta de lucha o huida en el cerebro humano. Cacioppo argumentó que el cuerpo entiende que estar solo o estar con extraños es una amenaza que experimenta por la necesidad de seguridad emocional innata en el ser humano. Es por esto que esta hipervigilancia en respuesta al aislamiento se ha incrustado en nuestro sistema nervioso para producir la ansiedad que asociamos con la soledad. La respuesta del sistema simpático ante esta amenaza es un aumento en la respiración, nuestro corazón se acelera, nuestra presión arterial aumenta, no dormimos.

Consejos prácticos para manejar la soledad.

Si tristemente eres del grupo que es perseguido por la epidemia de la soledad, te invito a que aproveches esta oportunidad y comiences a practicar el autoconocimiento y a crecer emocionalmente. Después de la compañía que te ofrece Dios, la mejor compañía que puedes tener en tu vida eres tú mismo. Es por esto que debes tener cuidado en mantener tu equilibrio físico y emocional para que seas una compañía agradable y grata.

Te presento 7 rutinas que debes tener todos los días.

  1. Empieza la mañana con Jesús. Aún antes de levantarte de la cama, invita a Jesús para que sea tu compañero en el día que está comenzando. Toma tiempo para meditar en su palabra y orar encontrando esa paz que solo Él puede dar.
  2. Agradece a Dios por el día que te ha dado. Párate frente a tu espejo y salúdate a ti mismo, deseándote un día feliz y agradece a Dios por cinco cosas que Él te ha dado en esa mañana.
  3. Antes del desayuno, hidrátate. Tómate un vaso de agua con un limón exprimido. Mientras te tomas el agua piensa en lo bien que te sientes contigo mismo reconociendo que tu cuerpo es templo del Espíritu Santo y debes cuidarlo.
  4. Practica la meditación usando respiración diafragmática. Colócate en una posición donde tengas la espalda derecha e inhala contando hasta 4 segundos. Luego, aguantas el aire contando 7 segundos, y al final lo exhalas contando hasta 8 segundos. Mientras haces este ejercicio puedes meditar en el sacrificio que Jesús hizo por ti en la cruz del Calvario.
  5. Haz ejercicios. Busca ejercicios en Instagram, en YouTube o en aplicaciones acordes con tu nivel deportivo, nunca de más intensidad, en tal caso, más suaves.
  6. Conéctate con familiares o amigos vía telefónica o por video conferencia. El vivir solo no quiere decir que tienes que estar aislado emocionalmente. Puedes conectarte con los que te aman y están a tu lado usando muchos medios. O simplemente, puedes acercarte a tus vecinos y ver si les puedes ayudar en algo.
  7. Proponte leer o practicar tu pasatiempo favorito o actividades hogareñas. Hay muy buenas lecturas o actividades que puedes hacer para aprovechar tu día y no dejar que tu mente esté ociosa.

Recuerda que tú no estás solo. Dios está contigo. Aunque tu padre y tu madre te dejaren, Jehová con todo te recogerá. Te presento a un Dios que en medio de tu soledad y aislamiento está a tu lado y cuida de ti. La epidemia de la soledad no debe llegar a tu vida. Tu actitud ante la vida que Dios te ha dado podrá definir los efectos de la epidemia que experimentas en tu vida. Conéctate con ese Dios amoroso que dio Su vida por ti. Conéctate con tus familiares y amigos. Conéctate con tu comunidad. No permitas que tu soledad defina tu destino. Tú puedes ir mas allá de las limitaciones que pudieras tener en estos momentos. Todo lo puedes en Cristo.

Cinco consejos para ayudar a tus hijos a manejar la ansiedad.

Este blog es una continuación del blog anterior de como ayudar a los niños a manejar su ansiedad en medio de la pandemia. Si los adultos sienten sobre sus hombros la presión del estrés y la ansiedad, ¿te imaginas lo que están experimentando nuestros hijos? Este blog presenta 5 consejos para bendecir a tus hijos en medio de la crisis.

Modela la tolerancia de tu estrés en la pandemia del Covid-19

Como padres tenemos la responsabilidad de ser los modelos a seguir para nuestros hijos y no solo a través de la interacción directa con ellos. La interacción indirecta  de los padres o sus ejemplos de cómo manejan sus emociones, o experimentan el mundo exterior, influye enormemente en el desarrollo de la personalidad y de las habilidades sociales de los hijos.

Modela en la vida de tus hijos la forma como pones en práctica las estrategias que te enseñamos en los artículos anteriores. Estrategias tales como: la respiración diafragmática, la cual es tan importante para conectarnos con la neuro corteza del cerebro encargada de nuestras decisiones. Puedes modelar en tus hijos cómo manejar el estrés a través de la técnica de la caja de la ansiedad que aprendimos en el artículo anterior. Puedes, incluso, invitar a tus hijos a que te ayuden en el proyecto de preparar dicha caja. La forma en la que manejes tu estrés influirá en la respuesta que tu hijo(a) le dará a la crisis que está viviendo hoy en día.

Explica tu ansiedad

Aceptar el hecho de que somos humanos y estamos llenos de limitaciones e imperfecciones nos hace grandes. Nuestros hijos necesitan ver esa realidad que muchas veces tratamos de esconder de ellos. Muchos padres esconden de sus hijos su fragilidad humana y es por eso que los hijos crecen sin saber cómo expresar sus emociones en tiempos de crisis. Por ejemplo, si en un momento perdiste el control y le gritaste a tu hijo(a) porque estabas preocupado(a) o ansioso(a), más tarde, te puedes acercar a él o ella y reconocer tu error en el manejo de tu emoción, y, procesar esa experiencia juntos(as) tomando responsabilidad por la forma en la que expresaste tus emociones. Al final, puedes dialogar con tus hijos sobre algunas formas más efectivas para lidiar con tus emociones en el futuro.  Hablar con tus hijos sobre tus emociones de esta manera, le da permiso a tus hijos para experimentar estrés y ansiedad. Y, además, les deja saber que es posible manejarlos.

Ten un plan de acción en contra de tu ansiedad

Si sabes que una situación en particular te produce estrés, tú puedes planear con anticipación cómo lograr manejar esta situación de una forma más funcional para no tener que lamentar más tarde el no haber manejado la situación estresante de una forma más efectiva.

Por ejemplo, si el encerramiento te produce estrés y ansiedad porque no estás acostumbrado(a) a estar tanto tiempo encerrado(a) en casa, y, notas cómo al final del día no tienes paciencia con tus hijos ni contigo mismo(a), puedes planear ciertas actividades alrededor de tu casa con tus hijos. De esta forma, serás proactivo(a) e intencional en la forma como manejas tu estrés y modelas la inteligencia emocional en tus hijos.

Encuentra un grupo de apoyo

Trata de encontrar un grupo de apoyo para padres. Tratar de ser padres en estos momentos críticos no es nada fácil. Los grupos de apoyos han probado ser muy efectivos en tratamientos terapéuticos y autoayuda. Muchas iglesias tienen estos grupos de apoyo para la comunidad. También puedes encontrarlos en internet. O tal vez, puedes crear un grupo de apoyo que se reúne a través de Zoom.

Enseña cómo confiar en Dios en momentos difíciles.

El último consejo es el más importante de todos. Tu relación con Dios es el ejemplo más contundente que le puedes dar a tus hijos. La forma en la que manejas tu estrés y ansiedad al lado de Dios no tiene precio para el crecimiento emocional y espiritual de tus hijos. Por lo tanto, toma tiempo todos los días para orar y estudiar la Biblia con ellos. Háblales de cómo los hombres y mujeres de Dios manejaron su estrés en momentos difíciles y cómo la Palabra de Dios hoy te da aliento y esperanza sobre el futuro.

Todos tenemos momentos en los que sobre-reaccionamos, especialmente cuando estamos bajo mucho estrés. Pero, la buena noticia es que nosotros somos más resilientes de lo que nos imaginamos. No podemos cambiar cómo hemos reaccionado en el pasado, pero sí podemos cambiar cómo reaccionaremos en el futuro delante de nuestros hijos. Podemos cambiar la forma en la que estamos manifestando nuestras emociones. Nunca es tarde para crecer en tu inteligencia emocional y ayudar a tus hijos a crecer. El cerebro de tu hijo(a) es plástico y en el momento en el que comiences a regular tus emociones de una forma más efectiva, el cerebro de tu hijo(a) reflejará ese cambio que tú estás haciendo. Que tu deseo hoy sea dejar que Jehová edifique tu casa y te ayude a ser un ejemplo para tus hijos en tiempos de crisis.

Cómo ayudar a los niños a manejar la ansiedad

El doctor Harry Stanton, en su libro El factor estrés, dice que el gran enemigo de la salud humana no es el peligro, una convulsión emocional o una crisis ocasional (como la del coronavirus). Al contrario, es el estado prolongado, no aliviado de preocupación y ansiedad. No hay duda de que los momentos en los cuales estamos viviendo son momentos de preocupación y ansiedad. El aislamiento, la incertidumbre, los cambios en nuestras rutinas impulsan un estado de preocupación cual nunca antes hemos experimentado. En los artículos anteriores, hemos expuesto cómo ver las emociones como el mensajero que quiere ayudarnos a recoger la experiencia que vivimos y lo que es importante sobre la misma.

En el artículo de hoy, la pregunta que trataré de contestar es la siguiente: ¿Cómo ayudar a mis niños a sobrevivir a la crisis en la cual estamos inmersos? Si no es fácil para los adultos navegar las aguas turbulentas de esta crisis, ¿cómo lo va a ser para las frágiles mentes de nuestros hijos? Estamos muy preocupados por el aumento de números de casos en niños con serios problemas de ansiedad. Ellos están creciendo en un ambiente volátil, en donde las escuelas están cerradas y no  pueden ir a los parques para jugar libremente su deporte favorito. El ambiente en el cual ellos se movían ha cambiado de la noche a la mañana y ahora ellos se levantan con la preocupación de si la catástrofe del coronavirus llegará a sus casas.

¿Cuáles son los síntomas que muestran que los niños están experimentando ansiedad? Los niños encuentran dificultad para concentrarse, no pueden dormir con facilidad, se despiertan en la noche con pesadillas, no comen adecuadamente, se enojan e irritan rápidamente y están fuera de control; tienen pensamientos negativos, pueden usar el baño con frecuencia, lloran más de lo normal y pueden presentar dolores de estómago o sentirse mal producto del estrés que experimentan.

A pesar de que los padres pueden no se sentirse aptos para lidiar con sus ansiedades, ellos tienen la responsabilidad de velar por el desarrollo espiritual, físico y emocional de sus hijos. Muchas veces hacemos énfasis en cuidar el aspecto espiritual y físico de nuestros hijos. Nos ocupamos de que vayan a la iglesia con nosotros y que se alimenten bien. Pero ¿cuán comprometidos estamos con el crecimiento emocional de nuestros hijos, especialmente en tiempos del Covid-19?

Marc Brackett, quien es el director del Centro de Inteligencia Emocional de Yale, dice que los padres están co-creando el sistema emocional de sus hijos. La primera escuela de inteligencia emocional que tienen nuestros hijos es el hogar. Ellos aprenden a relacionarse con el mundo que les rodea a través de nuestros lentes. La dinámica emocional que experimentamos en la pandemia del Covid-19 es la misma dinámica emocional que van a experimentar nuestros hijos en el presente y aun cuando sean adultos. Expertos en la materia argumentan que el 80% del éxito en la vida está vinculado con la inteligencia emocional del individuo. Es por eso que para poder ayudar a nuestros hijos a tener inteligencia emocional, como padres, primero debemos aprender a regular nuestras emociones porque somos modelos para ellos. En nuestro próximo blog continuaremos discutiendo como ayudar a los niños en medio de la pandemia.

 

La cura contra la ansiedad (parte 2)

Tres estrategias para manejar tu ansiedad

Continuaré en este blog desarrollando el tema del blog anterior y presentado tres estrategias para manejar tu ansiedad.

Deja de evitarla.

Un enfoque consciente hacia el manejo de la ansiedad es aprender a dejarla «ser». No tienes que deshacerte de ella. Cuando la ansiedad demanda tu atención, puedes reenfocarte muy suavemente en tu actividad actual y depositar tu preocupación en las manos de Dios. El apóstol Pedro lo presenta de esta forma: Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte a su debido tiempo, 7 echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros. 1 Pe. 5:6-7

Programa tus preocupaciones

Si la primera estrategia no resulta, tal vez pudieras tratar esta segunda estrategia para manejar tu ansiedad. Cuando tu mente está acelerada y ansiosa, te sientes abrumado y parece que no puedes concentrarte, busca un momento para estar en silencio. Activa una alarma que suene en 15 minutos y entonces escribe todo lo que te preocupa en tu diario emocional.

Específicamente durante esta crisis del Covid-19 intenta reservar un momento específico cada día para registrar tus preocupaciones en un diario emocional. Simplemente, tener este tiempo cada día puede ayudarte a contener tus preocupaciones. Sabes que tendrás tiempo para atender tus preocupaciones sin que se conviertan en una carga intolerable.

Crea tu caja de ansiedad

Encuentra una caja de zapatos y ábrele un agujero en la parte superior. Decórala como quieras y mantenla en un lugar práctico. Luego, cuando Satanás comience a presionarte para que te preocupes, escribe tu preocupación, Glorifica a Dios y ora diciendo: «Señor, esto es lo que me preocupa. Pero, me dijiste que no me preocupara, así que voy a poner esta preocupación en mi caja como una admisión de que no puedo manejarlo. Esto significa que es para que Tú lo manejes, y estoy confiando en que Tú te encargarás de eso».

No te estoy diciendo con este ejercicio que todos tus problemas desaparecerán si los pones en una caja de ansiedad. Pero, sí te digo que cuando aprendas a reemplazar la preocupación por la oración y la fe, Dios abrirá una sombrilla sobre ti en medio de la tormenta para evitar que te mojes. Y Él te dará una paz que sobrepasa toda comprensión.

 

La cura contra la ansiedad

Un día, John Wesley estaba caminando con un hombre que estaba muy ansioso con todos los problemas que experimentaba y expresó sus dudas sobre la bondad de Dios. Él dijo: «No sé qué voy a hacer con todas estas preocupaciones que me causan tanta ansiedad».

En el mismo momento, Wesley vio una vaca mirando por encima de un muro de piedra. «¿Sabes por qué esa vaca está mirando por encima del muro?», preguntó Wesley.

«No», dijo el hombre que estaba preocupado.

Wesley dijo: “La vaca está mirando por encima del muro porque no puede ver a través de él. Eso es lo que debes hacer con tu muro de problemas que te llena de ansiedad: mira por encima del muro y evítalo”.

La fe nos permite mirar más allá de nuestras circunstancias y enfocarnos en Cristo. En este blog quiero continuar desarrollando la temática sobre la ansiedad en medio de la pandemia. La pregunta que pretendo contestar hoy es la siguiente ¿existe alguna cura contra la ansiedad?

Muchas veces, cuando veo pacientes que tienen desórdenes de ansiedad, les pregunto ¿cuál es tu meta al venir a terapia? Ellos responden: “Quiero eliminar mi ansiedad, no la soporto.” Mi respuesta es: “nosotros no podemos hacer eso”. Es interesante ver la mirada de incredulidad que ellos me dan cuando les doy esa respuesta.

Entonces, trato de explicarles que no podemos eliminar la ansiedad porque la misma es una reacción natural ante el estrés que estamos afrontando en la vida. La ansiedad es parte de nuestro sistema interno de defensa; Nos protege del peligro. Dios nos creó con la capacidad de experimentar la emoción de la ansiedad y el resto de las emociones positivas y negativas para que podamos navegar por el mundo.

El miedo promueve una cascada de dispositivos nerviosos y hormonales que preparan al cuerpo para escapar o luchar. Esos síntomas de ansiedad que tú experimentas son el resultado de la activación de tu sistema nervioso automático, el cual está incluído en la parte cerebral encargada de segregar adrenalina cuando experimentas una amenaza de alguna forma. La adrenalina le permite a tu cuerpo estar listo para responder al peligro en caso de que necesites actuar ante la amenaza.

Como resultado de esta segregación de adrenalina, tú entonces experimentas un aumento de los latidos de tu corazón y tu respiración, al igual que tensión muscular, demostrando que tu cuerpo está listo para dar una respuesta al peligro. Cuando no hay una amenaza aparente, estos cambios son muchas veces experimentados como agitación o ansiedad. Es por eso por lo que en medio de la pandemia del Covid-19 es normal que nuestro sistema nervioso automático esté activado. Y, esto causa la segregación de adrenalina porque te sientes amenazado.

Tu cerebro normalmente trata de hacer sentido de las experiencias que estás experimentando en tu diario vivir. Sin embargo, si no tomas control de este proceso, y en vez de tomar acción dejas que tu cerebro llegue a sus propias conclusiones, puedes desarrollar miedos irracionales ante cualquier crisis.

Trataré de ilustrártelo de esta forma: Si un bebé se sobresalta, digamos por un sonido fuerte mientras juega con su juguete favorito, ¿cuál crees que va a ser su reacción natural? Llorar. Sin embargo, el llanto en sí mismo puede ser angustiante para el bebé, lo que refuerza el miedo que está experimentando. Al no comprender que el miedo es solo una reacción al fuerte sonido del juguete, el bebé llega a asociar el miedo con el juguete y termina desarrollando un miedo al juguete que produce el ruido.

Lo mismo ocurre con tu ansiedad en medio de la crisis del Covid-19. Tú estas sobresaltado por temor a contraer el coronavirus. Tu reacción natural entonces es experimentar temor, miedo y ansiedad ante el peligro. Pero, esta ansiedad y desesperación que experimentas refuerza al mismo tiempo tu miedo al Covid-19. Al final terminas asociando tu miedo a la pandemia sin mirar a los disparadores que te llevan a experimentar esa emoción de ansiedad.

En el blog anterior comenzamos a ver la ansiedad como un mensajero que no debe ser eliminado. Las emociones existen para darnos información sobre nuestras experiencias y lo que realmente es importante en nuestras vidas. Tristemente, muchas personas con ansiedad tratan de ignorar sus emociones porque algunas son desagradables, e incluso, dolorosas. Sin embargo, la Biblia nos da una estrategia más efectiva y nos dice en Filipenses 4:6, “no os aflijáis por nada, sino presentadlo todo a Dios en oración”.

Lo que Pablo te está diciendo es que no trates de pelear contra el mensajero, tu ansiedad. Acéptala y tolérala porque el mensaje que te quiere dar es más importante que el descontento temporal que pudieras experimentar. En vez de afligirte por tu ansiedad, enfócate en confiar en Dios y en depositar tu preocupación en oración ante Él.

Aún cuando no conozcas los disparadores emocionales que te llevan a experimentar ansiedad, el solo hecho de tratar de tolerar y manejar los síntomas de ansiedad te ayudará a procesar esa experiencia de una forma más efectiva. Pablo termina diciendo en Filipenses 4:7 “Así Dios os dará su paz, que es más grande que todo cuanto el hombre puede comprender; y esa paz guardará vuestro corazón y vuestros pensamientos, porque estáis unidos a Cristo Jesús”. (DHH)

Podemos comparar la ansiedad con tratar de tolerar el dolor crónico. Cuanto más tú exiges deshacerte del dolor crónico, más te frustrará, irritará y se intensificará. Sin embargo, cuando aceptas el dolor como irritante, pero no como algo de lo que debes deshacerte, su control tiende a reducirse e incluso la intensidad del dolor en sí puede reducirse o volverse menos notable.

Lo mismo ocurre con la ansiedad. Exigir deshacerse de la ansiedad solo la hace menos tolerable. Se convierte en una presencia más grande en tu vida y todo tu enfoque se vierte en tu ansiedad. Cuanto más te enfocas en ella, más poder le das en tu vida. Por eso, el consejo es “no os aflijáis por nada”. Continuaremos en el proximo blog.