Problemas comunes en el matrimonio: infidelidad, la superación de la tormenta

Cuando dos personas deciden compartir una vida juntos como esposos, su relación amorosa vivirá diferentes etapas. Es imposible que una unión de tal importancia no cambie, madure o evolucione a través de los años. Sin embargo, así como la alegría puede llenar sus días, los conflictos pueden convertirse en el centro de la discordia, siendo uno de los problemas más comunes la infidelidad.

Las infidelidades son responsables de crear un dolor emocional sumamente intenso, y es que de todos los problemas comunes en el matrimonio de los que te hablaré en esta serie, este es el más devastador. Esta traición es tan peligrosa porque daña las bases del matrimonio, esas promesas de lealtad/honor, que un hombre y una mujer hicieron ante nuestro Señor.

No es sencillo superar que tu pareja te ha sido infiel. No es un proceso por el cual deban obligarte a pasar. Pero, si algo me dejas aconsejarte, es que cuando ambos cónyuges se comprometen a sanar, existe la posibilidad de que la relación sobreviva y recuperen la intimidad perdida.

 

El significado de la infidelidad: ¿Todas son iguales?

Es complicado definir lo que es la infidelidad para todos los matrimonios. Ella viene en muchas formas y ser infiel no implica únicamente mantener relaciones sexuales con una tercera persona. La traición de la confianza es lo que resume de una mejor manera a la infidelidad, y cada individuo tiene estándares diferentes.

Entonces, considero a la infidelidad como la ruptura de la promesa de lealtad a tu pareja. Un grave error con el que no solo la confianza se maltratará, sino que también puede tratarse como un tipo de abuso. Es por eso por lo que quienes son traicionados se sienten desolados, confundidos, inseguros y atormentados por los celos.

Nadie merece sentirse así en el seno de su hogar, con la persona con la que juraron compartir una vida en común. Pero, si tu intención es sanar, necesitas comprender tus propios sentimientos y darles el valor que merecen.

Uno de los primeros pasos está en tener en claro de qué forma se rompió la confianza en el matrimonio, cuál fue su gravedad. Con esto me refiero al tipo de infidelidad del que fuiste víctima. A continuación, quiero que analices, según estas características, a qué tipo de infidelidad se está enfrentando:

Según su intencionalidad

  • Directa o Intencionada: Son esas infidelidades en las que el hombre/la mujer engaña de forma planificada y deliberada.
  • Indirecta e inintencionada: Son esas en las que la premeditación no existió, fue ocasionada de manera repentina o accidental.

Según su naturaleza

  • Sexual: Implican aquellas infidelidades en las que hay relaciones sexuales.
  • No sexual: No existe contacto sexual, pero sí hay fantasías o sentimientos románticos.

Según el medio por el que acontece

  • Física: Es cuando quienes participan en la infidelidad coinciden de manera presencial.
  • Online: El internet ha provocado que no sea necesario verse cara a cara con alguien para cometer una infidelidad. Toda comunicación de esta índole que se dé, aunque sea por medio de una pantalla, es infidelidad.

 

¿Por qué me han sido infiel?: La lucha contra nosotros mismos/as

Como has podido ver, las formas en las que se puede traicionar un matrimonio van más allá de las obvias. Algunas duelen más que otras, y no todas dañan de la misma forma. Hace falta conocerse a sí mismo/a para identificar cuáles son los conceptos de lealtad y  las expectativas en la relación.

Aquí es en donde llegamos a la gran pregunta: ¿Por qué me han sido infiel?

Esta no es una pregunta que tendrá la misma respuesta para todos mis pacientes. Cada relación es diferente y existen tantas motivaciones detrás de la infidelidad, que nunca terminaríamos de hablar sobre ellas. Aun así, estas son las causas más habituales:

  • Insatisfacción en el matrimonio: Cuando una persona no se siente satisfecha dentro de su matrimonio, buscará fuera de este lo que cree que le falta. Puede tratarse de sexo, atención, reconocimiento e inclusive amor.
  • Monotonía en la relación: También hay quienes se sienten atrapados/as, aburridos/as en el matrimonio. Son infieles tratando de salir de las rutinas.
  • Malos conceptos de la lealtad: Hay quienes no creen en la monogamia, ni en los valores que Dios nos ha dado sobre el matrimonio. Simplemente, no recibieron esa clase de ejemplo de su propia familia.
  • Revancha: Algunas veces a quien le han sido infiel, decide vengarse siendo también infiel. Se trata de desquitarse por el trato que recibió.
  • Inestabilidad emocional: Por igual, hay quienes son infieles por un patrón de personalidad inestable. Por ejemplo, quienes tienen traumas infantiles, han sufrido de abusos o atraviesan problemas de salud mental como ansiedad o depresión. Incluso los adictos entran en esta categoría.

Sea cual sea la causa, seguramente te estarás culpando por tus decisiones, lo que pudiste hacer mejor o lo que ignoraste por no querer enfrentar. Pero, ante cada comentario que tengas, quiero que entiendas que la infidelidad es provocada por quien traiciona la confianza activamente.

Ahora, ¿debo perdonar a mi esposo/a? Ese es un debate interno en el que tienes que sincerarte.

infidelidad

¿Cómo continúo con mi matrimonio?

Una vez que hayas sido capaz de organizar todos esos sentimientos que tenías hacia la infidelidad de tu pareja, será el momento de analizar qué futuro tiene tu matrimonio. ¿Qué es lo que le depara después de esa terrible tormenta? Piensa con detenimiento en los siguientes consejos que te daré.

No tomes decisiones apresuradas

Si acabas de descubrir una infidelidad y apenas puedes con el dolor que eso ha traído a tu vida, tienes el derecho de tomarte un tiempo para reflexionar. Las emociones fuertes no son buenas consejeras, tampoco lo son los momentos de crisis.

No sabemos cómo actuaremos ante ciertas circunstancias, esas en las que todo parece oscuro y confuso. No decidas al instante que tienes que divorciarte. No es que no pueda ser una opción, después de todo, y como te he comentado, seguir o no en una relación tras la infidelidad es tu decisión. Pero, hay mucho por analizar y caminos que tomar antes de contactar a tus abogados. Tómalo con calma.

Dense el espacio necesario

Quienes no reflexionan sobre sus errores, no son capaces de aprender sobre las grandes lecciones que Dios nos da. Cuando acontece una infidelidad, ambas personas necesitan reflexionar sobre las razones por las cuales ocurrió la traición.

Quien fue infiel deberá comprometerse en cuerpo y alma a recuperar la confianza de su pareja. Mientras que a quien se le fue infiel, deberá trabajar en su propia autoestima y las inseguridades que la infidelidad despertó. Son procesos que deben darse de manera individual.

Busquen apoyo

En el camino de la recuperación de su matrimonio se requiere encontrar el apoyo necesario para avanzar. Me refiero tanto al apoyo de seres queridos como apoyo profesional. Rodéate de personas comprensivas y que traten de respetar tus sentimientos. En cambio, aléjate de quienes te juzguen, critiquen y ataquen sin siquiera pensar en ti como el ser humano que eres.

Asimismo, como siempre, te recordaré, consultar y seguir el consejo de profesionales capacitados sobre el matrimonio, será un acierto considerable. Los terapeutas matrimoniales y líderes espirituales podrán guiarte sobre este nuevo desafío que has emprendido: La recuperación de un matrimonio tras una infidelidad.

 

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Problemas en el matrimonio: ¿Cómo mantener la chispa encendida?

¿Quieres saber cómo mejorar la intimidad para mantener la chispa encendida en tu matrimonio? Las relaciones longevas, como la del matrimonio, generan vínculos muy estrechos que requieren atención y esfuerzo todo el tiempo. Con esto no quiero decir que es mucho trabajo, pero, definitivamente, no funcionan de forma automática.

Es necesario que las partes involucradas dediquen cierto tiempo a su intimidad para revivir aquel sentimiento de las primeras veces.

Evitar el problema mientras estás navegando en tus redes sociales o fingir que duermes, no solucionará esta situación. De hecho, solo la empeorarás. Es de vital importancia que sepas que con una adecuada comunicación, esfuerzo y comprensión, podrás redirigir tu relación hacia el camino correcto.

No te pierdas este artículo con toda la información que necesitas saber sobre cómo mantener la chispa encendida en tu matrimonio. Además encontrarás aquí muchos más datos interesantes. ¡Echa un vistazo!

¿Es posible mantener la chispa encendida luego de años de matrimonio?

La realidad es que mantener la chispa encendida es una tarea constante, pues se necesita no caer nuevamente en esa sensación de monotonía y de falta de intimidad. Sin embargo, es totalmente posible mantenerla encendida si se está consciente de que existe un problema y se tienen ganas de mejorar la situación por el bien de la relación.

Por otra parte, algo que es de gran ayuda para forjar una intimidad adecuada es, sin duda, el sexo. Y, este puede verse afectado cuando tienes años de relación con tu esposo o esposa. Como bien se sabe, la intimidad cuenta con distintas fases de evolución a través de los años.

Luego de tener 4 años de matrimonio, ya la sorpresa por el otro disminuye y la llegada de hijos también puede ser un factor que reduzca la intimidad. Con las tareas del día a día, el cuidado de los hijos, trabajo y demás, prácticamente no queda un espacio libre para la intimidad entre esposos. Y, esto puede ser bastante dañino a la larga, e incluso puede ser causa de separaciones.

Mantener la chispa encendida y la intimidad es una tarea necesaria para ambos miembros del matrimonio. Además, es 100% posible de lograr e incluso resulta entretenido cómo nuevamente volvemos a sentir sensaciones diferentes. Sin duda alguna requiere esfuerzo, pero, también es altamente satisfactorio para cualquier pareja.

¿Qué obstáculos se pueden presentar?

Más allá de cómo evoluciona la intimidad de pareja entre ambos miembros de la misma, también es importante tener en cuenta otros factores. Por ejemplo, el trabajo, los problemas familiares o inquietudes económicas también pueden consumir considerablemente tu energía. Esto dará como resultado final un distanciamiento entre ambos.

Otra de las dificultades que se presentan con frecuencia es esa sensación de desigualdad que aparece en algunos matrimonios. Para solventar esto de forma adecuada es fundamental comunicarse y comprenderse mediante la empatía.

Más allá de mantener la chispa encendida, también existen otras tareas difíciles de realizar y que consumen nuestro tiempo y energía. Explicarle al otro, y más importante aún, que el otro comprenda cómo es nuestro día a día, puede ser algo positivo.

Dentro de los objetivos maritales se espera poder contar en todo momento con una persona de suma confianza. Y, es esta la razón por la cual sentirse seguros y queridos puede facilitar notablemente todas las tareas.

¿Cómo puedo mejorar la intimidad con mi pareja y mantener la chispa encendida?

Como ya hemos mencionado en el artículo, habilidades como la comunicación, comprensión, atención y empatía, son herramientas fundamentales. A continuación, te enseñaré algunos tips para mantener la chispa encendida en tu matrimonio y dar solución a las dificultades. ¡Echa un vistazo!

                

  •         Expresa tus deseos. Para expresar lo que verdaderamente te motiva y te lleva a alcanzar la intimidad, primero necesitas identificarlo. Conócete a ti mismo/a, explora y descubre cosas nuevas que te motiven a la intimidad y luego compártelas con tu pareja.
  •         Enfoca tu esfuerzo. Si bien ya te has dado cuenta de que existe un problema de intimidad, la solución está en las ganas y el esfuerzo por dejarlo atrás. Presta atención y toma la iniciativa en ocasiones para aumentar la chispa en tu matrimonio.

        Otros Tips

  •         Como la primera cita. Dejar libre una noche de vez en cuando puede ser de mucha ayuda en estos casos. Puedes aprovechar ese tiempo con tu pareja saliendo a comer o a lugares que ambos disfruten, y, así, mantener la chispa encendida de la mejor manera posible.
  •         Lúcete. Es cierto que, con la maduración de la relación, la sensualidad de la misma se ve afectada. Pero, debes saber que esto no es un obstáculo para sorprender a tu pareja nuevamente, si así lo deseas hacer. Lucir bien y sentirnos bien con nosotros mismos es algo que todos notamos.
  •         Redefine algunos términos en la habitación. Si piensas que cuando se habla de sexualidad enel matrimonio, la única opción es el coito, entonces debes saber que te faltan mundos nuevos por descubrir. Abrazos, masajes, caricias, redefinir lo que se hace en este tipo de situaciones abrirá nuevos caminos.

Como puedes ver, existe una buena variedad de asignaciones que puedes llevar a cabo para mantener la chispa encendida en tu vida de casado/a. Solo debes dar tus primeros pasos y comenzar a prestarle atención a los detalles para que todo vuelva a su lugar.

Sentirse verdaderamente vivos dentro de un matrimonio es vital para el éxito del mismo. Aunque, si lo piensas bien, todo ese esfuerzo estará enfocado en hacer que te sientas más seguro/a y feliz. Por lo que, sin ningún tipo de duda, vale la pena.

La chispa y la intimidad al 100%

Ahora ya conoces un poco más sobre cómo puedes mantener la chispa encendida en todo momento y mejorar la intimidad en tu relación. Recuerda que en todo momento la comunicación y la comprensión entre ambas partes será vital para alcanzar un acuerdo y solucionar cualquier percance.

Si tienes alguna otra duda por disipar o deseas obtener más información sobre este tema, puedes contactarnos a través del siguiente número y contarnos cuál es tu caso 407 618 0212.

¿Cómo alimentar tu matrimonio?

Hemos estado estudiando la comparación entre la estructura de una casa y la estructura del matrimonio. Hablamos de la importancia de tener unos cimientos fuertes y profundos. Además, remarcamos la importancia de tener unas paredes resistentes, que no sucumban ante los avatares de la vida.

 

Estas paredes se refuerzan “llenando el tanque de la relación” o “haciendo depósitos en el banco emocional”. Pero ¿Qué significa esto? ¿Cómo puedo alimentar y fortalecer mi matrimonio?

 

Gottman, un autor muy reconocido, recomienda 5 ejercicios que, poniéndolos en práctica, les permitirán ir llenando el tanque del amor, ir aportando recursos al banco emocional de la relación matrimonial. Estos ejercicios son:

 

Ejercicio 1: Despedida por la mañana.  

Se recomienda antes de acudir al trabajo, recordar planes o preguntar qué va a hacer su pareja durante la jornada. Enterarse por lo menos de un evento al día de la vida del otro es una forma de decir “tú me importas”, ayuda a romper el hábito de la desatención y la rutina que convierte a las parejas en extraños que se van distanciando poco a poco .

Ejercicio 2:  Conversar al final del día.

Al llegar a casa, intentar que la conversación mitigue el estrés acumulado durante la jornada laboral. Muchas veces en el encuentro no se habla por cansancio o se transmiten quejas o interrupciones.

Para ello es conveniente dedicar unos minutos a comentar las cuestiones del trabajo, cómo nos fue en el día, qué hicimos, etc., sin mezclarlas con las de la pareja. Al elaborar la preocupación verbalmente evitaremos desplazar la tensión sobre la persona querida. Es importante resistirse a la tendencia a dar consejos o de reprochar, en lugar de ello lo mejor es buscar soluciones, solicitar acuerdos, apoyar y mostrar entendimiento.

Ejercicio 3:  Mostrar precio.

Por lo menos una vez al día, exprese verbalmente admiración, valoración y aprecio hacia el otro por algo que ha hecho, de manera directa o a través de una llamada de teléfono o de un mensaje.

Ejercicio 4:  Expresar el afecto físico.

No sólo las palabras y el contacto sexual importan, fuera del dormitorio también es necesario intercambiar abrazos, besos o caricias, expresar ternura y utilizar el contacto piel a piel con nuestra pareja.

Ejercicio 5:  La cita semanal.   

Un día por semana organice una cita con la pareja, como cuando surgieron a conocerse. Acudir juntos a algún sitio o quedarse solos en casa, charlando, intimando y ampliando el mapa de amor.

Siguiendo estos ejercicios, habremos dedicado tiempo y atención a nuestra pareja, que poco a poco irá sumando para enriquecer la relación de intimidad.

Quizás te estés preguntando, si esos elementos son los cimientos y las paredes, entonces, ¿cuál sería el techo? Este sería la Solución de conflictos, es decir, resolver problemas que tienen solución.

Existen dos tipos de problemas: los solubles y los insolubles. Según Gottman y Silver (2014),  el 69% de los conflictos matrimoniales está dentro de la categoría de irresolubles.

 

¿Cuáles serían los problemas solubles? Serían, por ejemplo: la limpieza de la casa, disciplina de los hijos, relaciones sexuales, las suegras, los problemas situacionales, los problemas no básicos, es decir, los problemas en los que la solución se puede alcanzar y resolver.

 

¿Cuáles serían entonces los problemas irresolubles? Los problemas centrados en diferencias en la personalidad, las diferencias en el estilo de vida, si la persona se siente  rechazado  por la pareja cuando aparece el conflicto, si siente que  no avanza  cuando habla del problema, si se siente cada vez  menos dispuesto a ceder  y cada vez con más fuerza para mantener su posición en lo referente al tema, si habla sobre el tema, nota que  no hay afecto ni buen humor .

 

Entonces, ¿Cuáles serían los pasos a seguir para regular los conflictos y caminar hacia la solución de los problemas en el matrimonio? Comencemos por indicar que el inicio de una discusión en la que se busca la resolución de problemas debe ser un inicio suave, no discordante, a través de una descripción neutral de hechos: “siento algo… y necesito que…”. Debemos cuidar las palabras que usamos.

 

Además, debemos aceptar la influencia de nuestra pareja y entender su punto de vista, aceptar las cosas que no podemos cambiar, tratar de relajar nuestro cuerpo y no estar tensos (relajación fisiológica), seguro de que el problema no sea por alguna situación pecaminosa, involucrar a Dios y buscar que Sus principios los dirijan en la solución, no hablar mucho, comenzar con algo positivo, usar ”YO” en vez de “TÚ”, describir no juzgar, hablar claramente sobre lo que necesita, expresar apreciación por algo, no guardar rencor o disgustos, y, por último, ser vulnerable.

 

Ser vulnerable es uno de los pasos más importantes, pues ayudará a bajar la guardia y permitirá que todos los pasos para la resolución de conflictos en el matrimonio puedan darse más fácilmente.

 

Al seguir estos ejercicios y pasos dados anteriormente, podremos caminar a tener una relación más sana, profunda, de amor y comprensión, que soporte todas las vicisitudes que le sobrevengan, así como la casa que fue construida sobre la roca. Que nuestra roca sea Cristo Jesús. Dios te bendiga.

Creencias falsas que influencian tu vida sexual

Si un buen acto sexual no es algo innato sino aprendido, entonces, ¿cómo los mensajes o enseñanzas que mis padres o comunidad me dieron sobre el sexo están influyendo en mi vida sexual?

Seamos honestos por un segundo. La vida sexual de una persona es el resultado de mensajes positivos o negativos que ha recibido a través de su experiencia con relación al sexo. La forma como se habló sobre el sexo en su familia de origen. Los conceptos e ideas que aprendió en su iglesia o comunidad son las fibras que definen su vida sexual.

¿Te gustaría aprender un poquito sobre la raíz de muchos de los mitos y preconceptos que hoy se presentan en nuestro medio acerca del sexo? Recordemos un poco de historia sobre la ética sexual que se vive hoy en día. Todo comenzó al principio de los primeros siglos. Recordemos que del siglo II al V los padres de la iglesia se enfrentaron a movimientos religiosos y especialmente filosóficos que mantenían la concepción dualista en la que el espíritu era lo bueno y la materia lo malo, ambos incompatibles.

Veamos algunas de estas ideas filosóficas que han influido en muchos de los conceptos tergiversados sobre la concepción de la vida sexual hoy en día.

Los gnósticos consideraban al cuerpo como fruto del mal, fuente de impureza para el alma. Ellos creían que lo material había sido creado no por Dios, sino por demonios llamados demiurgos. Por eso, para los gnósticos casarse o tener relaciones sexuales era algo terrible, algo demoníaco.

Los encratitas afirmaban que el cristiano debía vivir como un asceta, alejado del mundo y sus placeres.

Los novacianos sostuvieron el principio de la abstinencia sexual como un estilo de vida superior.

El maniqueísmo consideraba que las personas se podían casar, pero debían abstenerse totalmente de las relaciones sexuales procreativas, ya que sería dar nuevamente a luz a un ser prisionero.

Los estoicos decían que los sentimientos o las pasiones, el pathos, eran los peores enemigos del hombre. Un estoico decía: “no hagas nada por puro placer”. Por eso, consideraban el acto sexual sin sentido.

Los priscianistas rechazan el matrimonio a ultranza por la relación corporal y placentera.

En el siglo IV el cristianismo es aceptado por el Imperio Romano y se mezclan todas estas creencias sobre la vida sexual con el cristianismo. Entonces, comenzaron a hablar de la virginidad como vida cristiana superior con respecto a quienes mantenían prácticas sexuales. En esta época, la mutilación voluntaria estaba de moda y muchos se castraban literalizando el pasaje escrito por Mateo. La única finalidad de la sexualidad era la procreación.

En la Edad Media, en el catolicismo, aparecen los “manuales penitenciales” que mostraban las penitencias respectivas por cometer actos sexuales. Por ejemplo, a los matrimonios estériles se les imponía la abstinencia, el placer sexual era implícitamente considerado como pecado. Esto se ve en los registros de la historia, ya que, durante determinadas fechas, se prohibían las relaciones sexuales: los domingos y ciertas fiestas por ser tiempos sagrados.

En el puritanismo, por allá por los siglos XVI y XVII, se continuóa hablando del hombre como corrupto por el pecado y el instinto sexual como algo pecaminoso. El matrimonio era solo para tener hijos, no para el placer sexual.

En la Edad moderna (siglos XV al XIX), aparecen los manuales morales que distinguen los pecados sexuales conforme a conceptos como natura y contra natura. Los pecados conforme a contra natura eran la masturbación, homosexualidad, bestialismo, y sodomía. Los pecados conforme a natura eran la fornicación, el adulterio, el incesto y la violación, porque estos mantenían la posibilidad de la procreación y eran más graves.

No es difícil de entender de dónde el Dr. Kellog adquirió su posición sobre la sexualidad y cómo él mismo influyó muchos conceptos que han marcado nuestra historia. Él decía: “El sexo es la causa de los problemas del cuerpo o de la mayoría de las enfermedades.” El Dr. Kellog nunca tuvo relaciones sexuales en el matrimonio, él se administraba enemas diariamente.

Tristemente, después de este periodo surge la revolución sexual. La revolución se fue al otro lado del péndulo. Esto no es de extrañar, pues Satanás lleva a las personas a un extremo o al otro. Los extremos siempre son peligrosos. Y, los podemos ver en los resultados de la ética sexual que se vive hoy en día.

Esta es la razón por la cual muchas personas no disfrutan de un acto sexual saludable, por las creencias que han marcado su aprendizaje sobre lo que es la sexualidad. Algunos de los mitos que aún siguen en nuestros círculos son los siguientes:

Hablar de sexualidad es pecado. Todavía hay muchos que creen que no se debe hablar de sexo porque es algo sucio. Algunos aún dicen, “si quieren hablar de estos temas está bien, pero vayan un poco lejos, fuera de la iglesia”. Muchos creen que la plenitud del Espíritu llega hasta la cintura porque de allí para abajo están las partes sucias y pecaminosas.

El deseo sexual es igual al deseo carnal. Esto es un pensamiento dualista. Se considera al hombre como un ser dual con una parte buena, espiritual y otra carnal, mala. Este es el mito que limita a muchas personas a disfrutar del placer sexual y conocer cómo su cuerpo responde ante el placer.

La sexualidad es natural e instintiva y no requiere aprendizaje. Este mito está relacionado con el tema de ayer. Para muchos es más fácil creer en este mito que desaprender todos esos preconceptos que han cegado su visión con relación a la sexualidad. Y, esta es la razón por la cual sus vidas sexuales no reflejan el plan de Dios para sus matrimonios.

Tengo que parar. Continuamos luego. Pero, antes de terminar quiero que dialoguemos sobre este tema. ¿Cómo los preconceptos limitados que traes de tu infancia están influyendo en tu vida sexual hoy? ¿Te atreves a compartir ese mito en el cual has creído, que realmente se ha convertido en una barrera para alcanzar ese placer sexual que Dios quiere que disfrutes en tu relación matrimonial? ¿Cuáles son esos mensajes/mitos que le estamos trasmitiendo a las futuras generaciones, que los está castrando para que no disfruten del regalo de Dios, el sexo? Comparte tu opinión. La valoro mucho.

 

 

 

¿El acto sexual es innato o aprendido?

Hablar del acto sexual en algunos círculos religiosos es un tema que es controversial e incomoda a muchos. No es difícil entender el porqué de estas reacciones teniendo en cuenta que el sexo es un regalo de Dios. Alguien dijo que cuando Adán y Eva se unieron en matrimonio, el regalo que Dios les dio a los recién casados fue el sexo. La Biblia presenta al sexo como una de las bendiciones más grandes que ha recibido el ser humano. Es por eso que Satanás ha hecho todo lo posible por tergiversar esa bendición divina. Hoy me quiero aventurar a tocar un tema que pudiera traer alegría a muchos e incomodar a otros. Pero, no hay nada por qué preocuparse cuando la verdad alumbra nuestro entendimiento. 

Entonces, comienzo con una pregunta: ¿es el acto sexual algo innato o algo aprendido? Como puedes ver es una pregunta compleja y que ha producido muchos debates. Tratemos de aprender juntos. 

Dios nos creó como seres sexuales. Nacimos con la capacidad innata de experimentar placer sexual. Nuestros genes, las hormonas, la figura corporal, genitales y nuestra forma de reproducción demuestran la intencionalidad de Dios de que nuestra sexualidad estuviera dirigida al establecimiento de intimidad amorosa, placer sexual y reproducción. 

El sexo es un instinto para el ser humano. Un instinto es algo innato, natural, parte de nuestro cuerpo. Basándonos en esta definición podemos decir también que el ser humano tiene varios instintos diferentes. El instinto de tener sed, hambre, seguridad, pertenencia y otros más. Todos estos instintos son parte de la supervivencia humana. Al igual que lo es el sexo.

Lo interesante de esto es que estos instintos naturales o innatos son susceptibles a la ansiedad y pueden ser alterados, anulados o manipulados por nuestros pensamientos, emociones o motivaciones competitivas. Por ejemplo, el instinto de comer es influenciado por las experiencias, pensamientos y emociones y es la razón por la cual muchas personas tienen desórdenes en el comer. Lo mismo podemos decir del instinto de seguridad y protección. Ese instinto puede ser alterado por el estrés y la ansiedad que esté experimentando una persona; desembocando en desórdenes de ansiedad. 

¿Qué podemos decir entonces del sexo? Si el acto sexual fuera algo simplemente natural, que no se aprende, se desarrolla, posiblemente yo no habría necesitado estudiar para ser un terapeuta matrimonial, porque las personas nunca habrían tenido problemas con el “instinto sexual.” El tener un acto sexual habría sido tan natural para nosotros como lo es el respirar o comer. Lo haríamos aun sin pensar. 

Esto es una realidad para los animales, pero no para los seres humanos que tienen un cerebro para pensar y procesar sus experiencias. ¡Qué lindo es pensar que los hombres tendrían problemas de erección solo producto de enfermedades como la diabetes y no por problemas psicológicos! Y para las mujeres, nunca tendrían problemas con su libido bajo, el orgasmo y su preocupación de cómo afectarían estas condiciones a sus relaciones. 

Entonces, podemos llegar a la conclusión de que mientras el instinto sexual es parte de nuestra naturaleza humana por ser seres sexuales, esto no significa que ese instinto viene también con un conocimiento integrado en sus genes sobre el sexo, y qué pensar sobre el sexo. Es por eso que podemos concluir que el acto sexual es algo que se aprende. Este argumento es contrario al argumento presentado por Máster y Johnson. Ellos basaron su reconocido estudio pionero de la sexualidad en un modelo biológico. El acto sexual es más que un modelo biológico. Es tan complejo que cruza las fronteras de la biología e integra todas las dimensiones del ser humano. 

Tiefer, en su libro El sexo no es un acto natural (Sex is Not a Natural Act), usa la analogía de aprender a montar bicicleta con aprender a tener un buen acto sexual. A pesar de que tenemos de una forma natural todo lo que necesitamos para montar bicicleta, necesitamos también instrucción, orientación y ayuda para disfrutar de hacerlo. Lo mismo ocurre con el acto sexual. 

Aprendemos a gozar de un buen acto sexual con nuestro cónyuge a través del aprendizaje. Para un buen acto sexual debemos aprender a dar y recibir placer. Esto no es un asunto de una sola vía, como muchos creen, que la mujer existe para darle placer al hombre. Aprendemos a tener un buen acto sexual descubriendo el poder del tacto humano para expresar amor y afecto. 

El acto sexual depende también de conocer los estados de ánimo, reacciones y deseos de nuestro cónyuge. Aprendiendo del cuerpo del otro. Aprendiendo durante años; no simplemente días, semanas o meses. Aprendiendo como verdaderos compañeros a lo largo de muchas temporadas; no sólo como recién casados. Aprendiendo a dar y recibir comentarios. Aprendiendo a ser sexualmente vulnerables. Estoy convencido de que nadie nace sabiendo cómo tener buen sexo. Nadie. Esto se aprende.

Hemos invertido mucho tiempo en preparar al ser humano para que tenga funciones a su máxima capacidad como adulto enseñándole sobre lectura, matemática, buenos modales, manejar un auto, desarrollar habilidades para su carrera y llevarse bien con otras personas. Pero, ¿por qué no hemos invertido la misma energía para ayudar al ser humano a aprender a tener un acto sexual que cumpla con el plan original de Dios? Oh, yo sé lo que estás pensando. De esto no se puede hablar en nuestras iglesias porque es un tema privado. ¿Cuándo fue la última vez que en tu iglesia se habló sobre este tema? Entiendo que sea un tema privado pero no quiere decir que se viva en ignorancia sobre el mismo. 

Preguntémonos, ¿a dónde acuden nuestros jóvenes a prender sobre el acto sexual? Hay un gran vacío intelectual en esta área. Y, nuestros jóvenes aprenden sobre el sexo en la escuela, con sus amigos, en la televisión, pero, sobre todo, tristemente usando pornografía o novelas románticas. Michael Castleman, en su libro Buen sexo (Great Sex), compara que aprender sobre sexo mirando pornografía es igual a aprender a manejar mirando películas de acción con autos corriendo a gran velocidad. Las películas de acción son muy entretenidas, pero al final de la película tú sabes que no es la forma como manejamos en la vida real. 

¿Qué opinas de mi argumento? ¿Estás de acuerdo conmigo? Si no lo estás, está bien. Comparte tu criterio. ¿Cómo pudiéramos concientizar a nuestra sociedad sobre la necesidad de aprender cómo tener un buen acto sexual?

Inseguridad en el amor

Cuando hablamos de la base desde la que funcionan nuestros afectos, fácilmente podemos pensar en que las experiencias que una persona ha vivido en su infancia determinan los anteojos a través de los cuales percibe la vida y las relaciones interpersonales que forma en ella. Pero ¿qué tan importantes son las experiencias afectivas tempranas que vivimos en el proceso de desarrollar inseguridad en el amor?

Partamos desde el concepto del Apego. ¿Qué es el apego? Son las conductas que tienen como resultado el que una persona obtenga o retenga la proximidad de otro individuo diferenciado y preferido. Se destacan la importancia de las relaciones tempranas con los padres o con los cuidadores primarios; esto es, con las figuras de apego, como elemento crucial en la formación de rasgos de la personalidad dependiente. En algunos casos, las personas no establecen estilo de apego seguro y pueden establecer relaciones de dependencia con los demás. Dichas relaciones crearían en la persona una sensación de inseguridad, pues su familia de origen y su hogar no constituyen la base segura de amor, cuidado y atención que necesitaron durante su formación y crecimiento. Es aquí en donde se determina la base de un apego seguro o inseguro, y de ello dependerá la forma de percibir y desarrollar las relaciones interpersonales de un individuo.

Cuando el infante ha recibido cariño desde que está en el vientre de su madre, se le ha hablado con amor, con palabras de ánimo, cuando luego de nacer puede disfrutar de los toques de amor de sus padres, abrazos, se satisfacen sus necesidades, recibe atención cuando la necesita, cuando se le brinda consuelo en sus momentos de ansiedad o tristeza, cuando cuenta con sus padres siempre que lo necesite; cuando sus necesidades afectivas son satisfechas, el infante formará un apego seguro hacia sus cuidadores primarios y tendrá una base sólida para construir sus relaciones interpersonales futuras. Esto sucede porque sus conceptos del amor y de lo que significa interactuar con las demás personas están claros y posteriormente, en su vida adulta, la persona podrá disfrutar de relaciones interpersonales sanas, en las que puede sentirse feliz, pleno y amado.

Cuando sucede lo opuesto: cuando desde su vida en el vientre el bebé siente que es rechazado, que no es amado ni esperado; cuando nace y no recibe las suficientes muestras de amor, palabras de afecto, caricias; cuando llora y no es atendido(a), sus necesidades no se satisfacen, cuando pasa dificultades teniendo una mala comunicación y/o relación con los padres o cuidadores primarios, el apego que formará será un apego inseguro. Experimentará inseguridad en el amor. No se sentirá amado(a), apoyado(a), sentirá que sus necesidades no son importantes, que sus demandas de cariño son ilógicas y sin fundamento, que debe buscar el valor propio en otras personas, pues no le ha sido dado, sentirá que debe buscar aumentar su autoestima a través de la aprobación y admiración de otros, no sabrá cómo establecer una relación interpersonal sana; no sabrá enfrentar y resolver los problemas que le surjan de forma efectiva; sus conceptos y pautas para una vida en pareja o familiar estarán distorsionadas por esa realidad de la que fue víctima en su infancia temprana.

Como podemos ver, son dos escenarios totalmente diferentes, en los que una persona que ha formado un apego seguro desde su infancia podrá establecer relaciones interpersonales sanas desde una base de inteligencia emocional, amor, felicidad, entendimiento, autoestima elevada y valor propio; y el otro escenario en el que la persona tiene una base de inseguridad, temor, ansiedad, miedo al abandono, a que sus necesidades no sean atendidas, a no ser comprendida, en el que funcionará desde la manipulación, la dependencia emocional y la búsqueda de la aprobación de las demás personas para conseguir ese valor que no se da a sí misma, el nivel de autoestima que tanto necesita, el amor que tanto anhela pero no sabe cómo conseguirlo.

Cuando una persona tiene como base el apego inseguro se siente vacía o con sus necesidades emocionales insatisfechas, tratará de llenar ese vacío interior a través de una relación con otra persona, no sabrá estar sola en su mundo interno; estará llena de inseguridad; buscará que esa relación interpersonal que ha establecido – con un amigo(a), consejero, pastor de iglesia, familiar, novio(a), esposo(a)- le haga sentir el amor y la seguridad que sus experiencias del pasado no le han brindado. El problema surge cuando el miedo al rechazo, a no ser aceptado(a) por los demás, a no ser amado(a), domina el actuar de la persona y distorsiona los conceptos fundamentales de las interacciones humanas saludables.

No es una tarea fácil analizar nuestras propias relaciones interpersonales desde “afuera”, siendo objetivos, pues para ello necesitaríamos profundizar y visitar espacios internos de nuestra memoria que almacenan recuerdos dolorosos sobre experiencias del pasado que nos marcaron y que determinaron nuestra percepción de la amistad, el amor, el apego y todas las bases de una relación sana. Pero, para poder superar los efectos y consecuencias del apego inseguro debes primero entender qué es el amor desde el punto de vista de Dios, en 1 Juan 4:18 leemos: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”.

En el amor verdadero, no hay cabida para el temor o el miedo. Debes aceptar y entender que debes amarte a ti mismo(a) como Dios te ama: con amor infinito, constante, incondicional.  Ámate a ti mismo(a) tal como eres, ama tu esencia para que puedas ver plenamente quién eres y quiénes son los demás en realidad. Valórate a ti mismo(a) para que no busques tu valor en la otra persona y manifiestes inseguridad. Trabaja en las carencias emocionales que puedas identificar: si tienes algún rencor u odio hacia alguien de tu pasado, pide a Dios que te ayude a perdonar a esa persona y a superar lo que te hizo vivir y a entender que no debes buscar solucionar las cosas del pasado buscando la aprobación en el presente; si te sientes abandonado(a) comprende que Dios siempre ha estado contigo y siempre lo estará, Él te acepta como eres y te ayudará a valorarte por quién eres; ama sin esperar que te correspondan de la misma manera, no todos amamos con los mismos lenguajes; no busques en otras personas las cualidades que no consigues en ti mismo(a), trabaja para mejorar y brindar lo mejor de ti, no buscando que aprueben cada cosa que hagas.

Dedica tiempo para ti mismo(a), no te descuides ni te pierdas al tratar de cubrir las expectativas de otros, no desaparezcas en lo que eres tratando de complacer a tus amigos, a tu pareja, esposo o esposa, compañeros de trabajo, hermanos de iglesia, pastores… nadie; ten una relación sincera y verdadera con Dios. De esta manera, podrás llenar los vacíos que tienes en tu interior y podrás amar y ser amado(a) como Dios ha querido que seas desde el momento en el que te creó.

Ora a Dios y pídele que transforme tu corazón, que rompa tus esquemas y preconceptos basados en el miedo. Ama sin esperar recibir nada cambio, fortalece tu amor y valor propio para que puedas establecer relaciones interpersonales de felicidad y amor, plenas.

¿Cómo influye en el matrimonio el estar hechos a la Imagen de Dios?

Hoy quiero compartir contigo la importancia de entender que somos una creación especial, estamos hechos a la imagen de Dios y somos seres sociales. Dios espera que vivamos conforme a su diseño como un ser humano diferenciado en comunión con Él y con otros en relaciones en las que se da y se recibe.

Para que podamos entender con un mejor punto de vista, el tipo de relaciones que podemos tener hacia otros seres humanos y Dios, podemos identificar cuatro tipos en la analogía de las relaciones.

Estar hechos a la imagen de Dios y nuestras relaciones

En primer lugar, podemos hablar de la forma en que los seres humanos se relacionan con Dios; en segundo lugar, cómo los seres humanos se relacionan con otros seres humanos; Entonces, cómo Dios se relaciona con los seres humanos; y, finalmente, cómo Dios a través de Jesucristo como humano, se relaciona con los seres humanos.

Podemos resumir el papel del lugar de Dios en cada relación afirmando –Dios es en sí mismo el que ama eternamente, Aquel que es amado eternamente; Y en esta Trinidad, Él es el original y la fuente de todas las relaciones.

Por lo tanto, puesto que los seres humanos fuimos creados a imagen de Dios, la vista relacional en la imagen de Dios sugiere que Él creó a Adán y Eva para vivir en relaciones recíprocas y auténticas. Por esta razón, hemos de estar en relaciones en las que todo nuestro ser, el Yo, esté en relación mutua con su otro, el otro. Esto supone un auténtico encuentro personal tanto de la singularidad como de la unidad entre tú y tu esposo o esposa.

Uno no es dominante; el otro no es inferior. La relación se caracteriza especialmente por la reciprocidad de la comunicación. En general, una relación que refleja la imagen de Dios es una relación caracterizada por la reciprocidad (dar y recibir); y permite que el Yo se conozca más plenamente en el proceso por el otro.

Reciprocidad en el matrimonio

Una práctica particular que se ve con frecuencia en las ceremonias de boda cristianas ilustra este concepto de reciprocidad en el matrimonio. En la ceremonia, las familias de la novia y el novio a veces encienden velas que simbolizan la vida de la novia y el novio.

La novia y el novio luego toman sus respectivas velas y al mismo tiempo encienden la vela del otro representando la nueva unidad del matrimonio en el cual se están comprometiendo. Pienso que en esta práctica en la que la novia y el novio apagan sus velas para apagarlas, esencialmente diciendo que son uno y ya no son dos seres separados, carece del concepto de ser uno sin dejar de ser de dos.

De hecho, el matrimonio no se trata de la abolición de la singularidad de los dos que se convierten en uno; sino de la reciprocidad de dos vidas distintas que manifiesta la imagen de Dios tanto a través de la unidad como de la individualidad.

Yo te invito hoy, a tener en cuenta tu singularidad como esposo o esposa. Eres una criatura especial e individual de Dios, pero también, toma en cuenta el hecho de que eres también uno con tu cónyuge. Pídele a Dios hoy que te ayude a apreciar la individualidad de tu pareja y a hacer que el vínculo que les une se vuelva aún más fuerte; que sea como el vínculo que existe entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.