¿Qué son los desencadenantes de las recaídas? Desencadenantes internos vs externos

Desencadenante y recaída son dos términos que a menudo se usan indistintamente. Sin embargo, el desencadenante es el primer paso de la recaída. El desencadenante es el evento o situación que desencadena una cadena de eventos que conducen a la adicción. Un desencadenante puede ser cualquier cosa, desde sentirse descuidado por su pareja hasta sentirse inadecuado en el trabajo.

Una recaída es cuando alguien vuelve a involucrarse en una adicción después de haber realizado un cambio significativo en su vida que ha sido beneficioso para ellos. Por ejemplo, si alguien era adicto al tabaco, podría abstenerse de fumar durante seis meses y luego volver a empezar cuando se fuera de vacaciones. Se refiere al regreso o resurgimiento de un comportamiento adictivo después de períodos de abstinencia.

El término desencadenantes de recaídas se refiere a situaciones o eventos que hacen que una persona vuelva a involucrarse en un comportamiento adictivo. Una recaída se define como el regreso de los síntomas que se experimentaron previamente durante un episodio de enfermedad mental, como la depresión. Puede desencadenarse por una variedad de factores, incluido el estrés, ciertos alimentos y ciertos entornos.

Los desencadenantes de recaídas son pensamientos, recuerdos y emociones que pueden hacer que una persona tenga una recaída. Estos desencadenantes pueden ser eventos específicos o pensamientos generales que hacen que una persona recaiga. A algunas personas les resulta difícil identificar los desencadenantes que les llevan a recaer y tomar medidas contra ellos.

Un desencadenante común de la recaída es el entorno que nos rodea. Cuando estamos rodeados de factores desencadenantes en nuestro entorno, es fácil caer en viejos hábitos y volver a caer en nuestra enfermedad. Las personas a menudo recaen cuando están estresadas, aburridas o solas. Estos disparadores se pueden encontrar en diferentes partes del mundo.  Los desencadenantes de recaídas son las cosas que pueden hacer que las personas recaigan y vuelvan a sus viejos hábitos.

Algunas personas pueden saber si están luchando con una recaída al buscar signos físicos o de comportamiento, pero hay otras formas de saberlo. Por ejemplo, la cantidad de tiempo que pasa buscando desencadenantes o pensamientos sobre querer consumir puede ser una señal de que sus problemas han regresado.

Los signos y síntomas de una recaída son los mismos que los de una adicción en toda regla. Puede sentirse fuera de control e impotente, como si no pudiera detener su comportamiento. También puede sentir vergüenza, culpa y remordimiento por lo que ha hecho. Si experimenta estos síntomas, es importante obtener ayuda de un profesional que pueda ayudarlo a encontrar el plan de tratamiento adecuado para sus necesidades específicas.

Los desencadenantes de recaídas pueden ser un desafío para las personas que desean mantenerse sobrias. Es importante que tengan en cuenta estos factores desencadenantes para evitarlos a toda costa. Son los factores que hacen que una persona recaiga en el consumo de drogas o alcohol.

Los desencadenantes más comunes de la recaída son factores estresantes, como problemas de pareja, dificultades financieras, problemas de adicción o estrés relacionado con el trabajo. No debemos pensar en estos factores desencadenantes como una enfermedad, sino como un síntoma que debe abordarse.

Desencadenantes internos y externos

Las recaídas son parte del proceso de recuperación de la salud mental. Sin embargo, muchas personas tienen dificultades para hacer frente a la recaída y volver a la normalidad. Aquí es donde entran los disparadores. Comprender qué causa las recaídas puede ayudar a reducir el riesgo de una recaída al evitar que suceda en primer lugar o al minimizar su impacto cuando sucede.

Los desencadenantes internos están relacionados con la vida personal de un individuo e incluyen cosas como estrés familiar, presión laboral o problemas de relación. Los desencadenantes externos están relacionados con factores ambientales como las redes sociales o las noticias.

Desencadenantes internos y su papel en el manejo de condiciones psiquiátricas

Los desencadenantes internos de recaída son aquellos que desencadenan una recaída en personas que han estado sobrias durante mucho tiempo. Pueden ser psicológicos, ambientales o fisiológicos y son comunes entre las personas que han experimentado adicciones anteriormente. Son tanto físicos como psicológicos. Uno de los desencadenantes de recaídas internas más comunes es la presencia de alcohol o drogas en el ambiente.

Los disparadores o desencadenantes internos son los pensamientos, sentimientos y sensaciones que desencadenan un episodio de una condición psiquiátrica; pueden verse influenciados por muchos factores, como el estrés, la falta de sueño, la ansiedad y la depresión. Cuando alguien está luchando con una condición de salud mental debido a un desencadenante interno, es más probable que experimente angustia.

La recaída de salud mental puede ocurrirle a cualquiera en cualquier momento. Es importante saber cuáles pueden ser sus desencadenantes personales para poder prevenirlos o controlarlos a fin de evitar una recaída. La clave para controlar estos factores desencadenantes es comprenderlos y aprender a lidiar con ellos a través de terapias o técnicas de autocuidado.

No siempre podemos evitar que ocurran los desencadenantes internos, pero podemos tomar medidas para minimizar sus efectos negativos. Estos son una parte normal de la recuperación y son necesarios para que nuestro cerebro sane; sin embargo, también tienen el potencial de descarrilar nuestro progreso y causarnos una recaída. Por eso es importante que seamos conscientes de lo que los causa para que podamos tomar precauciones contra ellos cuando sea posible.

El papel de los desencadenantes externos en las emergencias por recaídas

Los desencadenantes externos son cosas externas que impactan al individuo y lo hacen reconsiderar sus pensamientos o sentimientos. Pueden ser factores ambientales, interpersonales o situacionales que no forman parte de la rutina diaria de la persona, pueden ser cualquier cosa, desde una persona, un evento, una hora del día, un lugar o cualquier otra fuente externa. Un individuo puede ser desencadenado por algo que le sucede en el momento, como ser llamado o tratado injustamente, o puede ser desencadenado por un evento en su pasado.

No siempre es fácil saber si una persona ha identificado estos desencadenantes externos porque pueden aparecer como parte de la vida cotidiana y cambiar la forma en que la persona experimenta las cosas a diario. La emergencia por recaída es una situación estresante que puede llevar a una recaída del trastorno por uso de sustancias de la persona, por ejemplo. El enfoque en estas situaciones debe estar en la persona y sus necesidades en lugar de cualquier factor externo que esté causando estas emergencias, así como su deseo de recuperación.

Presta atención a lo que puede estar provocando una recaída

Hay muchas razones por las que las personas recaen en sus viejos hábitos. Las causas de las recaídas son complejas y variadas, tal como se ha explicado anteriormente; sin embargo estos son algunos aspectos que pueden incrementar el riesgo a una recaída:

1. Eventos estresantes

Los eventos estresantes pueden tener un impacto profundo en el cuerpo. Los eventos estresantes son parte de la vida, pero pueden tener un gran impacto en el cuerpo. Las reacciones al estrés varían y pueden causar diferentes cosas en diferentes personas. Hay efectos físicos, mentales y emocionales que vienen con esta reacción, por lo que es importante saber lo que su cuerpo puede estar tratando de decirle.

2. Baja autoestima e impulsividad

La impulsividad es la incapacidad de controlar sus acciones y deseos. Esto generalmente es causado por una falta de autoestima y puede conducir a una serie de problemas de comportamiento, como el abuso de sustancias, el comportamiento sexual de riesgo, el juego y la conducción temeraria. Las personas con baja autoestima pueden actuar de maneras que no son productiva, también podría conducir al aislamiento social, lo que hace que las personas eviten las interacciones sociales para evitar el rechazo o la crítica.

3. Negar los efectos positivos de la recuperación

Hay una tendencia creciente a negar los efectos positivos de la recuperación de una adicción. Esto se debe al hecho de que las personas no son conscientes de cómo la adicción afecta sus vidas y les resulta difícil reconocer los signos en sí mismos. Hay muchos beneficios para la recuperación, pero la mayoría de las personas no los conocen porque no los ven en sus propias vidas.

4. Expectativas poco realistas de recuperación y falta de motivación para cambiar.

Las expectativas de recuperación y la falta de motivación para el cambio que tenemos pueden llevar al desarrollo de una autoimagen negativa. Esto conduce a un círculo vicioso en el que nos deprimimos cada vez más, lo que conduce a más pensamientos negativos, lo que conduce a más depresión.

5. Descuidar su recuperación/fijación en adicciones anteriores o comportamientos compulsivos.

Muchas personas que han tenido problemas de adicción o comportamientos compulsivos suelen descuidar su recuperación. Pueden estar demasiado ocupados con sus adicciones pasadas que se olvidan del presente y el futuro. Parece que el cerebro tiene una capacidad natural para recuperarse de estas recaídas, pero podría requerir tiempo y paciencia por parte de la persona que lucha contra la enfermedad mental.

 

Puede ampliar la información sobre este tema siguiendo este enlace:

Adicciones y recaídas: síndrome de la recaída.

Qué hacer cuando estás casado con un adicto

Estar casado con un adicto o casada con una adicta sexual, será un duro golpe a la vida propia, pero uno que podrá ser superado. La adicción al sexo puede ser sanada, es posible comprometerse al máximo por esta ardua tarea.

Sin embargo, uno de los problemas de las adicciones es que son mucho más de lo que puedes ver a simple vista. Por lo que no te sorprendieron al conocer cuántos aspectos de la mente humana involucran.

Ten presente que Dios es capaz de perdonar todos los pecados , así que estamos en la capacidad de perdonar esta clase de experiencias. Por lo que necesite de mucha compasión, posiblemente terapia y sobre todo a nuestro Señor para guiarnos.

¿Cómo recuperarse de un matrimonio donde hay adicción sexual?

Al pensar en la recuperación de un adicto, es más propicio tratarlo de esa manera, no como una curación total. Porque uno de los miedos más grandes de estar casado con un adicto es que pueden volver a caer, no obstante, cuando el proceso de recuperación va efectuándose de forma adecuada, las esperanzas pueden ser mayores.

Te quiero dar algunos consejos que ayuden a que el hecho de estar casada con un adicto, pueda ser un mal del pasado.

No te pasillos

Si tu estás casado con un adicto o adicta al sexo lo peor que puedes hacer es aislarte del problema. Es natural sentirte traicionado o herido, pero debes entender que ese mal no fue causado a propósito. Las adicciones no surgen como un comportamiento para dañar de manera voluntaria al ser amado, es todo lo contrario.

Recurra a una guía espiritual o conforme a un grupo de apoyo cuando sienta que esta carga es muy fuerte para ti.

Edúcate sobre la adicción sexual

Las adicciones sexuales no son provocadas por el poco atractivo de un esposo o esposa, tampoco son estos los responsables de las mismas. Es inútil echarte la culpa de un problema que existía antes de ti.

¿Cómo tener la seguridad de esto? Informando con respecto al tema. Educándote sobre el tópico conocerás que tu cónyuge sea adicto al sexo no tiene relación con tu intelecto o falta de encuentros sexuales, sino que se trata de la química básica del cerebro aprendiendo sus funciones y sumergiéndolo en un ciclo repetitivo.

Mientras más aprendas, mejor será para la pareja en general. Las cadenas pueden ser rotas de esta forma.

Comprende los sintomas del trauma

Capaz de destrozar tu mundo entero, así de fuerte es el trauma que experimentan las parejas al enterarse de esta clase de traición por sus esposos/as. Por lo tanto, deberá identificar todas esas señales que ofrece el trauma y que necesita solventar.

Necesitas enfrentarte al miedo, a la obsesión y al comportamiento compulsivo por la búsqueda del control. Quizás no comas de modo saludable, o sientas la responsabilidad de saber las 24 horas del día qué está haciendo tu esposo, incluso extremos como autolesionarse son posibles. Más no sanos, por eso debes buscar apoyo terapéutico.

Diseña tu plan de recuperación

La recuperación en las parejas puede ir a ritmos diferentes dependiendo de quiénes se traten. Me parece una buena idea que el adicto cree un plan de recuperación, al igual que el cónyuge le ayuda en el establecimiento de objetivos. Que ambos trabajen para la recuperación.

Por supuesto, al estar casado con un adicto, el proceso de recuperación será lento, pero se tiene que tomar el tiempo que se considere el adecuado. Y asumirlo con una actitud positiva siempre. La compasión no puede faltar en el proceso de curación, la sensación de traición irá desapareciendo y con ella se podrá manejar mejor las emociones propias.

Encuentra la ayuda necesaria

Para tener el asesoramiento profesional sugerido, tendrá que recurrir a un consejero matrimonial. Sus conocimientos y experiencias harán que el camino hacia la normalidad sea mucho más fructífero y sano.

Asimismo, los grupos de apoyo son buenos para encontrar que no eres el único o única atravesando por esta clase de situación. Y que por lo tanto hay una luz al final del túnel.

Práctica a diario la comunicación en pareja

Mientras ambos sanan es importante que la comunicación sea más abierta y práctica que nunca. La comunicación no puede ser agresiva, tampoco incentivar a la pelea, de eso no se trata el proceso de perdón. Una vez decide apostar por el perdón, debe olvidarte de la venganza o la recriminación.

Al mismo tiempo tienes derecho de establecer tus propios límites sobre lo que te mereces en una relación, y ten presente que el perdonar no es igual a incentivar las conductas erróneas de tu pareja.

Preguntas frecuentes sobre la adicción sexual

A continuación te daré la respuesta a las interrogantes más habituales en el tema:

¿Por qué mi esposo/a no fue sincero conmigo sobre su problema?

Parte del sentimiento de traición al descubrir la adicción sexual está en la mentira. Los adictos suelen saber que tienen un problema que esconden, y eso lo hacen por temor a ser abandonados. No es algo personal, es su propio miedo a la soledad.

¿Los esposos no tienen secretos entre sí?

Los esposos deben contarse todo, aunque duela o incomode, mucho más si se habla de la compulsión sexual. Hay que recordar que la promiscuidad conlleva a la exposición de enfermedades de transmisión sexual, y por consiguiente tu pareja necesita conocer qué tan lejos ha llegado con tu adicción. Esta clase de confesiones serán liberadas y justas para quien amas.

Si estas casada o casado con un adicto ¿Qué pude hacer para prevenir esto?

Nada. Tu esposo/a comenzó su adicción sexual sin tenerte en cuenta, puede que antes de siquiera conocerte. No tiene nada que ver contigo, lo único que sí, es encontrar una forma de apoyarlo en su salida de la adicción.

Ultimas palabras

Orar para que tu esposo/a consiga claridad en su mente es una buena acción. Debido a que como te he explicado, son los adictos que tienen la mayor parte del trabajo, la de solucionar estas pesadas cargas que desmejoran su vida y relación con Dios.

Como su pareja, solo te queda apoyarle, y guardar tu propio bienestar emocional, anteponiéndote como ser humano. ¿Has tenido dificultades con el perdón? ¿Tu matrimonio está tambaleando por una adicción? Puedo ayudarte a despejar tus dudas en los comentarios.

Mi esposo es un adicto al sexo: ¿qué hago?

Estar casada con un adicto al sexo es una situación compleja y agotadora. Probablemente la primera impresión que se tenga sea la de rendirse en el matrimonio, pero ¿es recomendable encasillar a todos los adictos sexuales en un solo grupo?

Dios hizo al hombre y a la mujer para dedicarse el uno al otro, en las grandes dichas y en los grandes pesares. Por lo que mi sugerencia es que primero te informes sobre el tema y conozcas las posibilidades que tienes a tu alcance.

Quisiera que entendieras que la adicción sexual es causada por neurotransmisores cerebrales que obligan al comportamiento compulsivo. No es agradable realmente sufrir de una adicción de cualquier tipo, así que en casos tan complejos como estos, lo mejor es tomarse un tiempo para reflexionar y educarse sobre el mismo.

Comencemos.

Siete cosas que cada pareja de un adicto sexual debe saber

Para que un adicto al sexo pueda recuperarse, la contribución de su pareja será fundamental para este proceso. No te mentiré diciendo que es uno sencillo, tampoco que estás obligada a quedarte en donde tu felicidad esté comprometida, solo que el amor tiende a implicar sacrificio.

Antes de tomar decisiones te recomiendo que tengas en consideración estas 7 cosas, que te ayudarán abrir los ojos sobre este padecimiento.

1. Tus sospechas pueden ser reales

Es difícil admitir que un esposo tiene adicción al sexo, por lo que tu primera reacción sea la negación, es normal, lo presencio todo el tiempo. Pero cuando los signos evidentes aparecen, no es sano negarlos como si no estuviesen allí.

Por ejemplo, si tu esposo se muestra depresivo, ansioso y se aísla de los demás, incluyéndote, es una señal de que algo anda mal. También cuando se desconecta de ti emocionalmente y la vida sexual muere entre ustedes, cuando evita tener sexo contigo o cuando evade el tema de la sexualidad. Una pareja sana no debería tener problemas con hacer el amor, tampoco con charlar de este tema en su intimidad.

Si enfrentas a tu esposo con las pruebas circunstanciales, tampoco esperes que ellos lo admitan al primer intento. Mucha veces debes atraparlos en el acto para que admitan el problema.

2. No es tu culpa

Te lo voy a decir para que lo tengas muy en cuenta, no eres la culpable de la adicción sexual de tu esposo. Como ser independiente que es, este es libre de tomar sus propias decisiones en su comportamiento sexual, e incluso podría llegar a asegurarte que quizás esas desviaciones sexuales comenzaron antes de casarse contigo.

He tenido pacientes que son adictos a la pornografía, y esconden esta adicción de sus futuras esposas, porque saben que están mal, pero no lo pueden evitar. Así que no creas que eres el centro del problema. Su repelencia sexual contigo no tiene que ver con la forma en la que luzcas, es más en la incapacidad de tu esposo por crear una conexión sexual contigo.

Las mujeres suelen ver afectadas sus autoestimas y desarrollan miedo al rechazo, pero de nada esto sirve para sanar. Haz que tu marido asuma sus responsabilidades, y acompáñalo en el camino de forma objetiva.

3. No puedes arreglarlo todo por ti misma

Tampoco serás capaz de arreglar la desviación sexual de tu marido por cuenta propia y sin ayuda de este, eso es imposible. Nadie cambia si no quiere, y solo somos capaces de cambiarnos a nosotros mismos.

¿A qué quiero llegar? A que vigilando constantemente a tu esposo para que no vuelva a caer en su adicción, al punto de perder tu vida propia, no solucionarás nada. El adicto debe querer mejorar por sí mismo y por ti, por su familia. Tu rol será el de básicamente exigirle que busque ayuda.

4. Es saludable admitir tus propios sentimientos

Puedes estar confundida, triste o iracunda frente a un adicto al sexo como esposo, puedes experimentar todas estas etapas a tu propio ritmo. No necesitas negarlas o creer que eres más fuerte de lo que eres.

Quiero que sepas que las personas pueden sanar y dejar fluir sus sentimientos. Si sientes que es mucho para ti sola, busca el apoyo de otros.

5. Perdonar no es olvidar

No debes sentir vergüenza por tratar de restaurar un matrimonio roto por una adicción sexual. Tampoco harás el proceso más sencillo si no puedes perdonar a tu esposo. Sin embargo, si crees que perdonar es igual a olvidar, estás en una gran equivocación.

No conseguirás algo positivo buscando venganza o una forma de que tu marido pague por sus fallas, y que lo perdones tampoco implicará que estás renunciando a tu dolor y a tu duelo. El perdón te liberará del resentimiento, cuando se te haga muy difícil dejarlo ir, busca ayuda para tu propio bienestar emocional.

6. Eres poderosa

Está en tus manos, es tu decisión la de seguir o la de irse. Tú eres quien tiene el poder de establecer límites, de batallar juntos o de simplemente emprender un camino de recuperación solitario.

Posees el control de tu vida, sea cual sea la decisión que tomes. Siendo que de inclinarse por una o la otra, lo más probable es que necesites de ayuda. Debes creer más en ti misma.

7. Vales la pena

Tienes el derecho a ser respetada y amada en tu matrimonio. Quizás sí presentes fallas en tu matrimonio, no eres perfecta, pero esas fallas no son las causantes de las elecciones sexuales de tu esposo. Ellas no definen tu valor.

Si sientes que no eres suficiente, que es tu culpa, conoce que nada de esto será saludable para ti. Tienes que enfrentarte a este desafío llena de confianza, amor propio y con valentía.

¿Qué hacer cuando tu esposo es un adicto sexual?

Cuando descubres que tu esposo es un adicto sexual tienes dos opciones: dejarlo o trabajar por salvar el matrimonio. De seleccionarse la última, debes atender tus propias necesidades e inseguridades primeramente, perdonar una traición sexual puede llegar a ser traumatizante para las personas.

Estas son algunas acciones que necesitas emprender si decides quedarte.

  • Recurre a profesionales: Lo principal es buscar ayuda profesional y como pareja acudir juntos. Por igual, seguir los consejos dados con la mente abierta.
  • Cuida de ti misma: Cuida de ti misma de manera mental y física. Trabaja en tu autoestima, busca apoyo social y ejercítate más o practica un pasatiempo nuevo por ti, para tu bienestar.
  • No tengas intimidad sexual con tu esposo hasta que recuperes la confianza: No te presiones a tener sexo con tu pareja después de haber sido engañada, tómate tu tiempo para sanar. Los esposos pueden encontrar tiempo e invertirlo en actividades como meditación, ejercicio o asistencia a grupos de motivación hasta que su esposa esté lista.
  • No asumas la responsabilidad de la abstinencia de tu pareja: Si eres capaz de perdonar a tu marido adicto que está en vías de recuperación, no tienes que ser su niñera. Él como adulto es responsable de controlarse y cumplir las promesas que te realizó para que te quedases a su lado.

Últimas palabras

Trabajar en las adicciones sexuales es aterrador para cualquier esposa. Pero siempre y cuando exista el compromiso por parte del esposo, de segundas oportunidades está hecha la vida.

No olvides que es válido sentir confusión y tener dudas sobre qué es lo mejor para tu caso. ¿Has pasado por esta situación? Déjame saberlo en los comentarios.

¿Qué es la adicción sexual y cómo reconocerla?

Las adicciones son enemigos invisibles capaces de destruir todo a su paso. Matrimonios, familias, trabajos y el patrimonio de toda una vida en cuestión de meses. Y aunque muchas veces se asocie al término adicto con la adicción a sustancias como el alcohol, drogas o los juegos al azar, la adicción sexual es una de las más peligrosas.

He perdido la cuenta de los hogares derrumbados por la adicción sexual, un terrible mal que coloca en riesgo espiritual y físico a la pareja. No solo se viola los principios de una unión sagrada como lo es el matrimonio, sino que expone al otro cónyuge a diversas enfermedades de índole sexual.

En un mundo sobresexualizado, es cada vez más complicado encontrar los límites entre lo que es adecuado y lo que no lo es. La línea que ha sido dibujada por nuestro Dios para practicar al sexo como un encuentro de profundo amor y confianza, se va desdibujando al pasar de los años.

Como muestra, del 3% al 6% de los estadounidenses tienen adicción sexual, de acuerdo al Dr. Patrick Carnes en su libro Don’t Call It Love: Recovery From Sexual Addiction. Entonces ¿cómo detectar a un adicto sexual antes de que sea demasiado tarde? Sobre ello quiero hablarte a continuación.

¿Qué es la adicción?

Como había explicado primeramente, las adicciones vienen en muchas formas. Pero ¿por qué o qué son estas específicamente? La manera más sencilla de explicar qué son las adicciones es como atracciones patológicas hacia cualquier lugar, cosa o hasta persona.

Ellas en realidad son intentos inconscientes de hallar algo que está fuera de nosotros. Algo que creemos necesitar para sentirnos completos.  Es por eso que si le preguntas a cualquier adicto por qué abusa de algo, te dirá que lo hace para relajarse, para escapar de la realidad, para olvidar, etc.

Las raíces de las adicciones son tan profundas que pueden encontrarse como una tendencia en las familias. Incluso uno de los factores que pueden ser mencionados, es la predisposición genética, también la crianza es uno de ellos.

Sin embargo, debes entender que el Señor no desea que seas un adicto para toda tu vida. Nadie nace para una vida de sufrimiento, pero sí se tratará de un desafío personal que deberás enfrentar.

Entendiendo el ciclo de la adicción

Una buena lectura para comprender el ciclo de la adicción sexual es Relationship Sabotage: Unconscious Factors That Destroy Couples, Marriages, and Families del terapista William J. Matta. En esta lectura podrás conocer de cuál forma va avanzando poco a poco una adicción. Estas son sus etapas:

Primera etapa: Uso

La primera etapa de la adicción es cuando las personas comienzan a abusar de una sustancia o comportamiento. Un alcohólico lo hará del licor, un adicto sexual del sexo. En la familia pueden darse cuenta de este comportamiento, menos el adicto que asegurará que se está exagerando la preocupación.

Segunda etapa: El pago

Para la segunda etapa los adictos obtendrán un tipo de recompensa por el consumo o práctica de la adicción. Ya sea una sensación de relajación, euforia, paz o excitación.

Tercera etapa: Consecuencias negativas

Por más bien que sienta una adicción, ese placer será algo momentáneo y de corta duración, porque una vez atravesado vendrán las consecuencias negativas. Sobre eso la negación es uno de los mecanismos más poderosos en los adictos, según ellos no existen consecuencias malas para su cuerpo y alma.

La justificación y minimización de sus actos, podrían ser también mecanismos que aparecerán. Porque para un adicto, la adicción es solo un medio para obtener algo, o se cree controlarlo.

Cuarta etapa: Sentimientos negativos

Vergüenza, culpa, miedo o ira son algunos de los sentimientos más comunes que he visto en mis pacientes adictos en esta cuarta etapa. Puede que se manifiesten de forma consciente o inconsciente, pero sea como sea, la persona sufre, y de no recibir ayuda por parte de sus seres queridos volverá a repetir el ciclo una y otra vez.

La pesadilla de la adicción sexual

La adicción sexual consiste en la compulsión a practicar actos sexuales, ya sea en solitario o con alguien más. Hay muchas formas en las que la adicción sexual puede manifestarse, una más dañina que la otra.

Por ejemplo, hay quienes son adictos a masturbarse compulsivamente, o quienes ven pornografía sin importar la hora o lugar donde estén. También sufren de adicción sexual quienes tienen sexo compulsivo con prostitutas o con múltiples parejas desconocidas.

No tengo que ahondar en cómo estos comportamientos pueden destruir un matrimonio. Pero en lo que sí lo tengo que hacer es en cómo esta adicción en específico puede contaminar a un individuo en silencio por años.

Como esposo/a quizás tardes meses en detectar que tu pareja es adicta a la pornografía, porque usualmente parte de estas adicciones consisten en ser escondidas del resto.

Cómo reconocer señales de adicción sexual

Los comportamientos sexuales compulsivos son un riesgo para el adicto así como su alrededor, por lo que podrían mostrar señales como:

  • Incapacidad para detener el comportamiento, en cambio excusarse sobre ello.
  • No conformarse con una vida sexual monógama o sexo convencional.
  • Tendencia a sexualizar a otras personas y situaciones que no son sexuales.
  • Gasto de grandes cantidades de dinero para buscar continuar con la actividad.
  • Sentimientos de euforia desmedida al entrar en contacto con el estímulo.
  • Necesidad de aumentar el peligro o gravedad del comportamiento sexual.

Necesidades inconscientes que manejan la adicción sexual

Según mi experiencia profesional detrás de cada adicción hay una historia con similitudes entre sí. En el caso de los adictos sexuales se repite lo mismo. Muchos de ellos han sufrido de algún tipo de experiencia traumática en su infancia o adolescencia, y por ende requieren “sentir poder en su adultez”.

El sentimiento de impotencia en estos casos es muy fuerte, por lo que tratan con desespero de encontrar “poder” en el sexo. Es por eso que puede que una víctima de abuso sexual termine siendo promiscua, porque sentirá que en el escoger con cuantas personas acostarse, como quiera, será una manifestación de “poder”.

La adicción sexual es una consecuencia de una necesidad que necesita ser satisfecha. ¿Cuál? Eso dependerá de la historia de tu vida.

Últimas palabras

El poder que los adictos creen obtener con el sexo es uno falso y efímero. Falso, porque el sexo no es una herramienta para someter y demostrar cuanto valor o fuerza se tiene. Efímero, porque así como se consigue con facilidad, con facilidad vendrá el remordimiento y la culpa.

La respuesta está en Dios, y cómo Él puede guiarte a detectar lo que está mal en ti, y sanarte. ¿Necesitas ayuda o tienen alguna duda? Puedo apoyarte en la sección de comentarios, tendrás en mí siempre una mano amiga.

Inseguridad en el amor

Cuando hablamos de la base desde la que funcionan nuestros afectos, fácilmente podemos pensar en que las experiencias que una persona ha vivido en su infancia determinan los anteojos a través de los cuales percibe la vida y las relaciones interpersonales que forma en ella. Pero ¿qué tan importantes son las experiencias afectivas tempranas que vivimos en el proceso de desarrollar inseguridad en el amor?

Partamos desde el concepto del Apego. ¿Qué es el apego? Son las conductas que tienen como resultado el que una persona obtenga o retenga la proximidad de otro individuo diferenciado y preferido. Se destacan la importancia de las relaciones tempranas con los padres o con los cuidadores primarios; esto es, con las figuras de apego, como elemento crucial en la formación de rasgos de la personalidad dependiente. En algunos casos, las personas no establecen estilo de apego seguro y pueden establecer relaciones de dependencia con los demás. Dichas relaciones crearían en la persona una sensación de inseguridad, pues su familia de origen y su hogar no constituyen la base segura de amor, cuidado y atención que necesitaron durante su formación y crecimiento. Es aquí en donde se determina la base de un apego seguro o inseguro, y de ello dependerá la forma de percibir y desarrollar las relaciones interpersonales de un individuo.

Cuando el infante ha recibido cariño desde que está en el vientre de su madre, se le ha hablado con amor, con palabras de ánimo, cuando luego de nacer puede disfrutar de los toques de amor de sus padres, abrazos, se satisfacen sus necesidades, recibe atención cuando la necesita, cuando se le brinda consuelo en sus momentos de ansiedad o tristeza, cuando cuenta con sus padres siempre que lo necesite; cuando sus necesidades afectivas son satisfechas, el infante formará un apego seguro hacia sus cuidadores primarios y tendrá una base sólida para construir sus relaciones interpersonales futuras. Esto sucede porque sus conceptos del amor y de lo que significa interactuar con las demás personas están claros y posteriormente, en su vida adulta, la persona podrá disfrutar de relaciones interpersonales sanas, en las que puede sentirse feliz, pleno y amado.

Cuando sucede lo opuesto: cuando desde su vida en el vientre el bebé siente que es rechazado, que no es amado ni esperado; cuando nace y no recibe las suficientes muestras de amor, palabras de afecto, caricias; cuando llora y no es atendido(a), sus necesidades no se satisfacen, cuando pasa dificultades teniendo una mala comunicación y/o relación con los padres o cuidadores primarios, el apego que formará será un apego inseguro. Experimentará inseguridad en el amor. No se sentirá amado(a), apoyado(a), sentirá que sus necesidades no son importantes, que sus demandas de cariño son ilógicas y sin fundamento, que debe buscar el valor propio en otras personas, pues no le ha sido dado, sentirá que debe buscar aumentar su autoestima a través de la aprobación y admiración de otros, no sabrá cómo establecer una relación interpersonal sana; no sabrá enfrentar y resolver los problemas que le surjan de forma efectiva; sus conceptos y pautas para una vida en pareja o familiar estarán distorsionadas por esa realidad de la que fue víctima en su infancia temprana.

Como podemos ver, son dos escenarios totalmente diferentes, en los que una persona que ha formado un apego seguro desde su infancia podrá establecer relaciones interpersonales sanas desde una base de inteligencia emocional, amor, felicidad, entendimiento, autoestima elevada y valor propio; y el otro escenario en el que la persona tiene una base de inseguridad, temor, ansiedad, miedo al abandono, a que sus necesidades no sean atendidas, a no ser comprendida, en el que funcionará desde la manipulación, la dependencia emocional y la búsqueda de la aprobación de las demás personas para conseguir ese valor que no se da a sí misma, el nivel de autoestima que tanto necesita, el amor que tanto anhela pero no sabe cómo conseguirlo.

Cuando una persona tiene como base el apego inseguro se siente vacía o con sus necesidades emocionales insatisfechas, tratará de llenar ese vacío interior a través de una relación con otra persona, no sabrá estar sola en su mundo interno; estará llena de inseguridad; buscará que esa relación interpersonal que ha establecido – con un amigo(a), consejero, pastor de iglesia, familiar, novio(a), esposo(a)- le haga sentir el amor y la seguridad que sus experiencias del pasado no le han brindado. El problema surge cuando el miedo al rechazo, a no ser aceptado(a) por los demás, a no ser amado(a), domina el actuar de la persona y distorsiona los conceptos fundamentales de las interacciones humanas saludables.

No es una tarea fácil analizar nuestras propias relaciones interpersonales desde “afuera”, siendo objetivos, pues para ello necesitaríamos profundizar y visitar espacios internos de nuestra memoria que almacenan recuerdos dolorosos sobre experiencias del pasado que nos marcaron y que determinaron nuestra percepción de la amistad, el amor, el apego y todas las bases de una relación sana. Pero, para poder superar los efectos y consecuencias del apego inseguro debes primero entender qué es el amor desde el punto de vista de Dios, en 1 Juan 4:18 leemos: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”.

En el amor verdadero, no hay cabida para el temor o el miedo. Debes aceptar y entender que debes amarte a ti mismo(a) como Dios te ama: con amor infinito, constante, incondicional.  Ámate a ti mismo(a) tal como eres, ama tu esencia para que puedas ver plenamente quién eres y quiénes son los demás en realidad. Valórate a ti mismo(a) para que no busques tu valor en la otra persona y manifiestes inseguridad. Trabaja en las carencias emocionales que puedas identificar: si tienes algún rencor u odio hacia alguien de tu pasado, pide a Dios que te ayude a perdonar a esa persona y a superar lo que te hizo vivir y a entender que no debes buscar solucionar las cosas del pasado buscando la aprobación en el presente; si te sientes abandonado(a) comprende que Dios siempre ha estado contigo y siempre lo estará, Él te acepta como eres y te ayudará a valorarte por quién eres; ama sin esperar que te correspondan de la misma manera, no todos amamos con los mismos lenguajes; no busques en otras personas las cualidades que no consigues en ti mismo(a), trabaja para mejorar y brindar lo mejor de ti, no buscando que aprueben cada cosa que hagas.

Dedica tiempo para ti mismo(a), no te descuides ni te pierdas al tratar de cubrir las expectativas de otros, no desaparezcas en lo que eres tratando de complacer a tus amigos, a tu pareja, esposo o esposa, compañeros de trabajo, hermanos de iglesia, pastores… nadie; ten una relación sincera y verdadera con Dios. De esta manera, podrás llenar los vacíos que tienes en tu interior y podrás amar y ser amado(a) como Dios ha querido que seas desde el momento en el que te creó.

Ora a Dios y pídele que transforme tu corazón, que rompa tus esquemas y preconceptos basados en el miedo. Ama sin esperar recibir nada cambio, fortalece tu amor y valor propio para que puedas establecer relaciones interpersonales de felicidad y amor, plenas.

La necesidad de aprobación te puede llevar al fracaso en tu vida

Continuando con el tema de la necesidad de aprobación de los demás, podemos escudriñar la Biblia y descubrir que este tipo de adicción no es un problema de la actualidad, de los días modernos. En realidad, hay personajes de la Biblia que han actuado con inseguridad y dudas aun cuando Dios les ha mostrado su aprobación e incluso el camino que debían seguir.

Si leemos 1 Samuel 17:32–37, encontraremos el contraste entre dos personajes de una misma historia

Por un lado, podemos observar personas seguras de sí mismas, con un alto valor propio, alta autoestima, que conocen sus capacidades, cualidades y los rasgos que los definen. Tal es el caso de David, cuya historia es conocida incluso en ámbitos no religiosos por su peculiaridad.

David era un joven dedicado al pastoreo del rebaño de ovejas de su padre. Al ser el menor de todos los hermanos no se dedicaba como ellos a servir a la defensa del pueblo sirviendo como soldado, pues debido a su corta edad su familia temía por su seguridad. Pero, al ser pastor, se enfrentaba con animales salvajes de gran tamaño como osos y leones que querían devorar ovejas de su rebaño. Con herramientas hechas a mano, de forma rudimentaria, David defendía al rebaño, exponiéndose a perder su propia vida.

Él estaba seguro de sus habilidades, seguro del potencial que Dios había puesto en él, sabía de lo que era capaz y no buscaba agradar a nadie, solo hacía y seguía la voluntad de Dios. Entonces, cuando surgió la gran amenaza del ejército de los Filisteos con su principal soldado Goliat, nadie del ejército se sentía capaz de enfrentarlo y mucho menos de eliminarlo como amenaza. Al oír esto, David se postuló como contendiente a pesar de la mirada incrédula del Rey Saúl y de su familia, confiando en sus cualidades y capacidades, seguro de sí mismo. Y el final de esta historia es conocido, venció al gigante con solo una piedra.

David no buscaba la aprobación de los demás, no buscaba su valor propio en fuentes externas a él, su autoestima no estaba definida por la opinión de los demás.

Por otro lado, podemos encontrar la historia del Rey Saúl, rey de Israel, quien dudaba de la voluntad de Dios de ser elegido como rey. Saúl nunca se sintió seguro de sí mismo, se sentía como un fraude, derrotado, sin las capacidades o cualidades para llevar a cabo el trabajo para el cual había sido elegido. Tenía necesidad de aprobación. Él prefería confiar primeramente en la opinión del pueblo, de cualquiera que le rodeaba, buscando agradarle a los demás, ser aprobado, sentir que se le otorgaba algo de valor. Ni siquiera buscaba la aprobación de Dios, no era su prioridad. Su prioridad era sentirse un rey valorado por los demás. Como sabemos, su historia no tiene un desarrollo a favor de él. Todas sus decisiones se veían afectadas por su inseguridad. No había claridad en su actuar.

Esto nos demuestra que este problema existe desde tiempos muy antiguos: la adicción a la necesidad de aprobación de los demás.

Parece algo superficial, pero en realidad, quienes tienen necesidad de aprobación de otras personas sufren grandes decepciones, tristezas, frustraciones, se enojan con facilidad, se convierten en personas irritables, y su desenvolvimiento como personas se ve afectado por las crisis emocionales de las que son víctimas. Su autoestima comienza a depender de la opinión de los demás, así también su precepción del valor propio, e incluso la identidad que desarrollan llega a ser la misma de una persona dependiente a una sustancia adictiva.

Pero ¿por qué sucede esto? ¿Por qué el que tiene necesidad de aprobación de los demás se comporta como un adicto? La respuesta está en nuestro cerebro, en la liberación de una hormona llamada Dopamina. Esta hormona se libera cuando hay placer, cuando recibimos la “Recompensa” que llena o arregla la carencia que sentimos. Es decir, que si tenemos hambre, sentiremos el deseo de comer, y al satisfacerlo, liberaremos dopamina que nos hará sentirnos felices y relajados al haberlo satisfecho.

Igual pasa con cualquier otro estímulo que nos produzca placer. Llegará el punto en el que el cerebro querrá más de esa dopamina, y se puede llegar a depender del estímulo que ha hecho que nuestro cerebro la libere. Así, podemos caer en una adicción a ese estímulo. Lo mismo ocurre cuando la persona tiene necesidad de aprobación de los demás. La persona libera dopamina cuando recibe los comentarios aprobatorios de las demás personas, volviéndose adicta a lo que esto le hace sentir.

Pero ¿qué pasa cuando esa persona no recibe este estímulo? Su mundo se ve afectado a profundidad, porque ha aprendido a depender de ello; Su valor propio, autoestima y apreciación se verá afectada por la falta de atención de los demás, por los comentarios negativos, por recibir estímulos opuestos a los que el cerebro adicto espera. Su mundo se derrumba, entra la depresión, el pesimismo, el derrotismo, e incluso los pensamientos suicidas.

¿Hay esperanza para las personas que perciben el mundo de esta manera? La hay. Dios nos ama con amor verdadero y pleno, con nuestras cualidades y características. Confía en lo que Dios hizo, busca obrar el bien, haz lo que sabes que es la voluntad de Dios, desempolva la confianza en ti mismo(a), cree en ti, alimenta tu ser con pensamientos constructivos, con versículos que te llenen el alma, que alimenten tu inteligencia emocional. Mírate al espejo y observa la hermosa obra que Dios hizo al crearte y otórgate el valor que tu propio Creador te ha dado.

 

Si este artículo te ha servido me encantaría que pusiera un comentario con tus preguntas o experiencia sobre el tema.  Si conoces a alguien que le puede interesar invítale a leerlo y les puede ayudar.

Superando la adicción a la aprobación de otras personas

¿Estás preocupado(a) por lo que otras personas piensan de ti?

¿Te resulta difícil saber lo que quieres?

¿Te encuentras diciendo que “sí” cuando desesperadamente quieres decir que “no”?

¿Te resulta difícil expresar tus sentimientos cuando difieren de las opiniones de las personas cercanas?

¿Tu felicidad depende de la aprobación de los demás?

Si respondiste afirmativamente al menos una de estas preguntas, necesitas aprobación. Si respondiste que sí a todas ellas, es posible que tengas una adicción a la aprobación. De cualquier manera, hay una gran esperanza y en este programa te queremos ayudar.

En nuestra sociedad, cuando hablamos de adicciones, solemos pensar que estas se limitan a la dependencia de sustancias, alimentos o acciones repetitivas dañinas. Pero, en realidad existen adicciones a nivel psicológico que actualmente están socavando la base de las relaciones interpersonales. Este es un tema que poco se discute en la sociedad, en las iglesias y en las familias. Estamos hablando de la Dependencia emocional y cómo esta puede desembocar en una adicción a la aprobación.

El complacer a otras personas es un tipo de comportamiento de Dependencia emocional. Hay otros comportamientos que muchas veces no se ven como problemáticos. Otras personas   intentan obtener aprobación buscando logros y siendo los mejores en todo. A este tipo de personas les llamo «artistas». Por mucho tiempo estuve atrapado en este tipo de comportamiento. Otros tipos de comportamientos se centran más en tratar de ganarse a la gente mezclándose entre ellos. Las personas hacen lo que tengan que hacer para ser aceptados por sus amigos. Estos son los «camaleones». Otros prefieren no ser vistos en absoluto para evitar cualquier tipo de rechazo. Pero, al final, también sufren de dependencia emocional. Estos son los “gatos asustados”.

¿Por qué el complacer a otras personas es una adicción si yo no estoy usando ninguna sustancia tóxica?

Como hemos aprendido en otros programas, las adicciones no están simplemente relacionadas a sustancias prohibidas como se ha pensado por mucho tiempo. Cualquier cosa que produzca placer y lleve a perder el control sobre ese placer se puede convertir en una adicción.

La adicción a la aprobación y el cerebro

¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando buscamos complacer a otras personas? ¿Y por qué es tan adictivo? En nuestros cerebros hay dos secciones: una tiene que ver con el placer y la otra con la supervivencia. La dopamina es la hormona del placer y cuando el cerebro nota que algo es importante para nosotros y nos produce placer, esta hormona es segregada y permite que este placer sea buscado una y otra vez.

Por ejemplo, cuando comemos dulce, nuestro cuerpo recibe una recompensa y luego desea esa recompensa nuevamente cuando nuestro estómago envía mensajes al cerebro para alimentar nuestro cuerpo con dulce nuevamente. El exceso de indulgencia ocurre cuando comenzamos a desear nuestra próxima dosis de dopamina, sobre-estimulando ese circuito de recompensa. De hecho, una amplia variedad de adicciones comienza cuando cedemos a los antojos del cerebro por esa «solución» poco después de que se procesó la última.

Este concepto se aplica a la necesidad de aprobación. Cada vez que vemos algo que nos agrada, se libera dopamina en nuestro cerebro. Considera la frecuencia con la que eso puede ocurrir mientras revisas tus noticias, tus propias publicaciones y ves tus “Me gusta” o comentarios hechos a tus publicaciones. El hecho de que nuestras publicaciones de Facebook más populares ocupen la parte superior de nuestro servicio de noticias solo nos hace esforzarnos aún más para lograr la aprobación de los demás.

El ciclo de adicción a la aprobación

El ciclo de la adicción tiene siete pasos que, si bien son distintos, pueden presentarse de manera variable para diferentes usuarios. Por ejemplo, una persona que busca el complacer a otras personas puede rotar a través de ese ciclo varias veces durante el día, mientras que una persona que no desea ser visto para no ser rechazado pasa por este ciclo de forma diferente.

Frustración/Dolor: Te sientes rechazado, avergonzado, que no tienes valor, y buscas la aprobación de los demás para sentirte aprobado y para calmar tus inseguridades

Fantasear: Te dices: ¿cómo puedo buscar esa aprobación? ¿Qué tengo que hacer?

Obsesionarse: Pensar incontrolablemente en cómo te sentirás después de ser aprobado

Medicarse: Actúas buscando aprobación para medicarte y lograr alivio al dolor o la frustración que sientes

Pérdida de control: Tienes incapacidad para decir “no” y descuidas tu vida personal

Insatisfacción: Tienes sentimientos de remordimiento, vergüenza y culpa por descuidar cosas importantes en tu vida, tratando de complacer a otras personas.

Prometiendo dejar de buscar aprobación – Y dices: «nunca más»

¿Te identificas con este ciclo?

¿Qué es la Dependencia emocional?

Pero ¿qué es la Dependencia emocional? Se define como un patrón persistente de necesidades emocionales insatisfechas que se intentan cubrir desadaptativamente con otras personas, un patrón crónico de demandas afectivas frustradas, que buscan desesperadamente satisfacerse mediante relaciones interpersonales estrechas. Cuando se establece una relación interpersonal con dependencia emocional, domina el anhelo por preservarla a cualquier coste, y puede involucrar el emparejamiento (no necesariamente amoroso) con personas narcisistas y explotadoras, haciendo de la dependencia emocional, algo autodestructivo. En este tipo de relaciones, la persona dependiente hará cualquier cosa con el fin de preservar la relación. Muchos están en relaciones abusivas, o se han descuidado a sí mismo por recibir esa dosis de aceptación.

Se estima que más de 40 millones de norteamericanos han sido identificados como dependientes emocionales y de este número, la gran mayoría han sido mujeres.

Este es un problema que no solo afecta a los adultos, sino que, al tener sus bases en las edades tempranas del desarrollo de los individuos, sus efectos se manifiestan ya en la infancia y en la adolescencia. Un estudio realizado a estudiantes adolescentes norteamericanos arrojó que el 62,4% de ellos tenían un nivel mínimo de dependencia emocional, un 34,6% tenían un nivel medio de dependencia y un 3% tenían un nivel moderado. Esto demuestra que el 100% de los adolescentes encuestados tienen algún nivel de dependencia emocional.

Además, concluye que hay más prevalencia de dependencia en los jóvenes de sexo masculino que en las de sexo femenino. Nuestra juventud cristiana no está ajena a estas estadísticas pues muchas personas, desde sus experiencias de infancia temprana, son víctimas de apegos malsanos (por maltrato de los padres u otros familiares, abandono, baja autoestima, etc.) que afectan sus relaciones interpersonales y los lleva a desarrollar relaciones de dependencia emocional.

Lo grave de la dependencia emocional es que muchas veces el individuo que la manifiesta no está consciente de que la tiene. Es decir, la dependencia emocional muchas veces se confunde con sentimientos de amor, cariño o apego debido a los conceptos erróneos que se desarrollan sobre el mismo como consecuencia de las experiencias que se han vivido.

Cuando una persona se siente vacía o con sus necesidades emocionales insatisfechas, tratará de llenar ese vacío interior a través de una relación con otra persona; buscará que esa relación interpersonal que ha establecido – con un amigo(a), consejero, pastor de iglesia, familiar, novio(a), esposo(a)- le haga sentir el amor y la seguridad que sus experiencias del pasado no le han brindado. El problema surge cuando el miedo al rechazo, a no ser aceptado(a) por los demás, a no ser amado(a), domina el actuar de la persona y distorsiona los conceptos fundamentales de las interacciones humanas saludables.

Cuando esto sucede, el concepto de “ser amado por los demás” se distorsiona, cayendo en la denominada “trampa de la aprobación”: Debo tener la aprobación de los demás para ser  amado(o) y sentirme bien mí mismo(a). Este concepto está errado y lleva a la persona a desarrollar una adicción por la aprobación de los demás debido a su miedo al rechazo.

Prueba: Adicción a la aprobación

Lee cada declaración a continuación. Encierra en un círculo la «V» si la afirmación es verdadera o en su mayor parte verdadera, o encierra en un círculo la «F» si la afirmación es falsa o en su mayoría falsa.

  1. Si alguien me desaprueba, siento que no valgo nada. V F
  2. Es extremadamente importante agradar a casi todos en mi vida. V F
  3. Siempre he necesitado la aprobación de otras personas. V F
  4. Creo que necesito la aprobación de los demás más que la mayoría de la gente. V F
  5. Necesito que otros me aprueben para sentirme realmente valioso. V F
  6. Me molesta mucho saber que no agrado a alguien. V F
  7. Otras personas tienen un gran control sobre mis sentimientos. V F
  8. Quiero agradarles a todos. V F
  9. Necesito la aprobación de los demás para sentirme feliz. V F
  10. Parece que necesito la aprobación de todos antes de poder tomar una decisión importante. V F
  11. Estoy muy motivado por los elogios y la aprobación que recibo de los demás. V F
  12. Estoy profundamente preocupado por lo que otros piensan de mí en casi todas las áreas de mi vida. V F
  13. Me pongo muy a la defensiva cuando me critican. V F
  14. Necesito que todos sean como yo aunque no me caigan bien. V F
  15. Haría casi todo lo posible para evitar la desaprobación de las personas que son importantes para mí. V F
  16. Solo se necesita la crítica o desaprobación de una persona en un grupo para molestarme incluso cuando todos los demás me elogian. V F
  17. Necesito la aprobación de los demás para sentirme amado. V F

Cómo interpretar tus respuestas: totaliza el número de veces que marcaste con un círculo «verdadero». Si tu puntuación está entre 13-17, eres adicto a la aprobación de los demás y a evitar la desaprobación. Si tu puntaje está entre 8-12, estás muy preocupado por lo que otros piensan de ti. Tu deseo de aprobación es un problema y merece tu atención inmediata. Si tu puntuación está entre 3 y 7, tus necesidades de aprobación son moderadas. Sin embargo, tu adicción a la aprobación y tu preocupación por lo que los demás piensan de ti todavía te predisponen a complacer a la gente. Si tu puntuación es 2 o menos, no tienes problemas importantes relacionados a la búsqueda de aprobación.

En los próximos blogs continuaremos analizando este tema de la adicción a la aprobación y qué puedes hacer.

Si este artículo te ha servido me encantaría que pusieras un comentario con tus preguntas o experiencias sobre la adicción a la aprobación. Si conoces a alguien a quien  le pueda interesar, invítale a leerlo y le puede ayudar.