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¿Cómo alimentar tu matrimonio?

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Hemos estado estudiando la comparación entre la estructura de una casa y la estructura del matrimonio. Hablamos de la importancia de tener unos cimientos fuertes y profundos. Además, remarcamos la importancia de tener unas paredes resistentes, que no sucumban ante los avatares de la vida.

 

Estas paredes se refuerzan “llenando el tanque de la relación” o “haciendo depósitos en el banco emocional”. Pero ¿Qué significa esto? ¿Cómo puedo alimentar y fortalecer mi matrimonio?

 

Gottman, un autor muy reconocido, recomienda 5 ejercicios que, poniéndolos en práctica, les permitirán ir llenando el tanque del amor, ir aportando recursos al banco emocional de la relación matrimonial. Estos ejercicios son:

 

Ejercicio 1: Despedida por la mañana.  

Se recomienda antes de acudir al trabajo, recordar planes o preguntar qué va a hacer su pareja durante la jornada. Enterarse por lo menos de un evento al día de la vida del otro es una forma de decir “tú me importas”, ayuda a romper el hábito de la desatención y la rutina que convierte a las parejas en extraños que se van distanciando poco a poco .

Ejercicio 2:  Conversar al final del día.

Al llegar a casa, intentar que la conversación mitigue el estrés acumulado durante la jornada laboral. Muchas veces en el encuentro no se habla por cansancio o se transmiten quejas o interrupciones.

Para ello es conveniente dedicar unos minutos a comentar las cuestiones del trabajo, cómo nos fue en el día, qué hicimos, etc., sin mezclarlas con las de la pareja. Al elaborar la preocupación verbalmente evitaremos desplazar la tensión sobre la persona querida. Es importante resistirse a la tendencia a dar consejos o de reprochar, en lugar de ello lo mejor es buscar soluciones, solicitar acuerdos, apoyar y mostrar entendimiento.

Ejercicio 3:  Mostrar precio.

Por lo menos una vez al día, exprese verbalmente admiración, valoración y aprecio hacia el otro por algo que ha hecho, de manera directa o a través de una llamada de teléfono o de un mensaje.

Ejercicio 4:  Expresar el afecto físico.

No sólo las palabras y el contacto sexual importan, fuera del dormitorio también es necesario intercambiar abrazos, besos o caricias, expresar ternura y utilizar el contacto piel a piel con nuestra pareja.

Ejercicio 5:  La cita semanal.   

Un día por semana organice una cita con la pareja, como cuando surgieron a conocerse. Acudir juntos a algún sitio o quedarse solos en casa, charlando, intimando y ampliando el mapa de amor.

Siguiendo estos ejercicios, habremos dedicado tiempo y atención a nuestra pareja, que poco a poco irá sumando para enriquecer la relación de intimidad.

Quizás te estés preguntando, si esos elementos son los cimientos y las paredes, entonces, ¿cuál sería el techo? Este sería la Solución de conflictos, es decir, resolver problemas que tienen solución.

Existen dos tipos de problemas: los solubles y los insolubles. Según Gottman y Silver (2014),  el 69% de los conflictos matrimoniales está dentro de la categoría de irresolubles.

 

¿Cuáles serían los problemas solubles? Serían, por ejemplo: la limpieza de la casa, disciplina de los hijos, relaciones sexuales, las suegras, los problemas situacionales, los problemas no básicos, es decir, los problemas en los que la solución se puede alcanzar y resolver.

 

¿Cuáles serían entonces los problemas irresolubles? Los problemas centrados en diferencias en la personalidad, las diferencias en el estilo de vida, si la persona se siente  rechazado  por la pareja cuando aparece el conflicto, si siente que  no avanza  cuando habla del problema, si se siente cada vez  menos dispuesto a ceder  y cada vez con más fuerza para mantener su posición en lo referente al tema, si habla sobre el tema, nota que  no hay afecto ni buen humor .

 

Entonces, ¿Cuáles serían los pasos a seguir para regular los conflictos y caminar hacia la solución de los problemas en el matrimonio? Comencemos por indicar que el inicio de una discusión en la que se busca la resolución de problemas debe ser un inicio suave, no discordante, a través de una descripción neutral de hechos: “siento algo… y necesito que…”. Debemos cuidar las palabras que usamos.

 

Además, debemos aceptar la influencia de nuestra pareja y entender su punto de vista, aceptar las cosas que no podemos cambiar, tratar de relajar nuestro cuerpo y no estar tensos (relajación fisiológica), seguro de que el problema no sea por alguna situación pecaminosa, involucrar a Dios y buscar que Sus principios los dirijan en la solución, no hablar mucho, comenzar con algo positivo, usar ”YO” en vez de “TÚ”, describir no juzgar, hablar claramente sobre lo que necesita, expresar apreciación por algo, no guardar rencor o disgustos, y, por último, ser vulnerable.

 

Ser vulnerable es uno de los pasos más importantes, pues ayudará a bajar la guardia y permitirá que todos los pasos para la resolución de conflictos en el matrimonio puedan darse más fácilmente.

 

Al seguir estos ejercicios y pasos dados anteriormente, podremos caminar a tener una relación más sana, profunda, de amor y comprensión, que soporte todas las vicisitudes que le sobrevengan, así como la casa que fue construida sobre la roca. Que nuestra roca sea Cristo Jesús. Dios te bendiga.


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