La influencia de los padres en la crianza de sus hijos

¿Cuán importante es la influencia de los padres en la crianza de los hijos? ¿Nos hemos hecho esta pregunta? La respuesta es: es demasiado importante. Tan importante, que llega a ser determinante en la felicidad y en el éxito en la vida de los hijos. La influencia de los padres en la crianza de los hijos puede obrar para bien, a favor del crecimiento personal, o para mal, a favor de la destrucción y el fracaso.

La primera escuela de una persona es su propio hogar, en donde recibe las enseñanzas de los padres, tanto a nivel moral, como emocional, físico y espiritual. Y, hemos visto cómo hay hogares en los que los hijos reciben poco contacto con los padres y en los que no se procura su educación, porque simplemente no es de importancia o se prefiere que los hijos reciban educación solo en la escuela, que sean “problema de otras personas”.

El problema que no visualizamos («efecto del témpano de hielo») y que está destruyendo a los jóvenes de hoy en día es que el hogar no está cumpliendo su función educativa hacia los hijos. Los niños de hoy en día están siendo instruidos por Satanás. Él usa sus agencias de socialización como las escuelas públicas, medios de comunicación y los compañeros o amistades para hacer su obra malévola y levantar una generación que no conozca a Dios. Por esta razón es que los padres deben cumplir con su responsabilidad educativa, instruyendo a sus hijos y, cuando llegue el momento de ir a la escuela, no entregárselos a Satanás para que los eduque, sino procurar darles una educación cristiana que perdure por la eternidad.

Deuteronomio 6:4 -7 establece el fundamento del proceso educativo, utilizando el imperativo “OYE”:  “4 Escucha, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. 5  Y amarás a Jehová tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. 6  Estas palabras que yo te mando estarán en tu corazón. 7  Las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas sentado en casa o andando por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”.

 Este versículo nos habla de una función vital que debemos cumplir si queremos levantar una generación que conozca a Dios. Los israelitas llamaban a esta porción de enseñanza Shema. En la Shema, el Señor establecía ciertos fundamentos vitales para la iglesia y la educación.

En primer lugar, la iglesia fue llamada para establecer a Dios como una prioridad suprema en la vida de cada creyente. Por eso dice: el Señor es uno. Por lo tanto, como Él es uno, el amor y la lealtad a Dios deben prevalecer en la vida del creyente. Una persona no puede cambiar si no tiene una relación con Dios. Es por eso que cuando la juventud se enamora de Dios viene a Él automáticamente. 

En segundo lugar, el contenido de la educación del cristiano se encuentra en “estas Palabras que yo te mando hoy”, como dice el versículo citado anteriormente. El currículo de enseñanza amparado por estas Palabras. Estas Palabras significan todo lo que Dios ha revelado a su iglesia.

La educación de nuestros hijos tiene que hacer énfasis en la Palabra y a la vez estar guiada por la Palabra. Es por eso que, bajo ningún concepto, deberíamos enviar a nuestros hijos a escuelas públicas, en donde la base de la educación no hace énfasis en la Palabra de Dios ni es guiada por la Palabra.

En tercer lugar, el elemento vital en la educación es el maestro. El Señor ha ordenado que el maestro de nuestros hijos debe tener la Palabra en su corazón. Ningún maestro que no tenga la Palabra y que no hable la Palabra de Dios está calificado para enseñar a los hijos de Dios. Esto significa que el sistema de educación no cristiana no puede ser aceptado por los hijos de Dios como la avenida para traer educación a sus hijos. 

“Desde los más remotos tiempos, los fieles de Israel prestaron mucha atención al asunto de la educación.  El Señor había indicado que a los niños, aun desde sus primeros días, se les instruyera acerca de su bondad y grandeza, especialmente como se revelaba en su ley y en la historia de Israel.  Mediante el canto, la oración y las lecciones de las Escrituras, las madres tenían que enseñar a sus hijos que la ley de Dios es una expresión de su carácter y que a medida que recibiesen en el corazón los principios de esa ley, la imagen de Dios se delinearía en la mente y en el alma.  En la escuela y en el hogar, gran parte de la enseñanza era oral, pero los jóvenes aprendían también a leer los escritos hebreos, y los rollos de pergamino de las Escrituras del Antiguo Testamento se abrían a su estudio” (La Educación Cristiana, pág. 386).

La educación secular se preocupa para ayudar al estudiante a conocer lo que el maestro conoce. En cambio, la educación cristiana se preocupa de que el estudiante llegue a ser como su maestro, que llegue a reflejar el carácter de Cristo gracias al cumplimiento de las enseñanzas que están en la Palabra de Dios.

Si nosotros como padres nos dedicamos a estudiar la Palabra de Dios, a aplicarla en nuestra vida diaria, el carácter de Cristo se reflejará en nosotros; estaremos mostrando a nuestros hijos una ventana por la cual pueden conocer la imagen de su Salvador. La influencia que ejerceremos sobre ellos será de crecimiento, valores, bondad, amor, respeto y rectitud; su fe aumentará y se verá reflejado en sus obras; daremos en el hogar la base de una enseñanza cristiana para la Eternidad. 

Si además de esto, tenemos la posibilidad de llevar a nuestros hijos a escuelas cristianas, estaremos complementando su formación con maestros que conocen y enseñan la Palabra de Dios, y que además están interesados en contribuir con la formación de los hijos para la Eternidad.

Estimados padres y madres que leen este post, les invito a leer y profundizar en la Palabra de Dios, a fortalecer sus bases en los mandamientos y enseñanzas para la vida eterna, y de esta manera ejercer una influencia positiva, de crecimiento y de gloria a Dios en sus hijos. No hay mejor escuela que el hogar; no hay mejores maestros que los padres; no hay mejor enseñanza que la Palabra de Dios.

¿De qué otra manera crees que podemos ser una buena influencia para nuestros hijos? Comparte tu opinión en la sección de comentarios, así juntos podremos enriquecer nuestra experiencia como padres en la formación de hijos que vivan con el propósito de alcanzar la vida eterna en Cristo Jesús.

Educando para la eternidad

¡Se nos perdió Samuel! Estábamos en un parque de diversiones con la familia. Zory estaba con Samuel y ambos se entretuvieron, y pasó lo que jamás habríamos imaginado. Samuel se nos perdió. Empezamos a gritar su nombre, buscándolo por todos lados. Yo no estaba al lado de Zoraida, y cuando escuché los gritos, llego a donde estaba ella y le pregunté qué sucedía, y empecé a buscar a Samuel desenfrenadamente. Los pensamientos que pasaban por mi mente eran indescriptibles, cosas como las serie de TV “Special Victims”; niños robados, ¡Todo era una pesadilla! Hasta que por fin lo encontramos jugando como si nada estuviera pasando. Los sentimientos que experimentamos en ese momento no se los deseo a nadie.

Hoy, hay padres que han perdido a sus hijos y no lo saben. Hay otros que ya se han dado cuenta de que sus hijos están perdidos y se están “halando los pelos” por la desesperación. No estoy hablando de que esos hijos se han perdido en un mall o en la playa, en un parque de diversiones, o que se han perdido porque salieron y no llegaron. Yo estoy hablando sobre los hijos que se han perdido porque no quieren saber más nada de la iglesia y mucho menos de Dios.

Podemos ver algunas estadísticas sobre cómo es la relación de los jóvenes con la iglesia: el 59% de los jóvenes entre 19-29 años de edad se va de la Iglesia; el 50 % de esos jóvenes está significativamente frustrado con la iglesia; el 57% está menos activo que cuando tenía 15 años de edad; el 38% pasó por un periodo en el que dudaron de su fe.

Temo que hoy se esté levantando una generación que no conoce a Dios. Lo mismo que ocurrió en antaño cuando los padres de Israel no cumplieron con la orden divina de educar a sus hijos para la eternidad y se levantó una generación que no conocía a Dios.

Vayamos juntos a una historia fascinante, pero también triste. El pueblo de Israel había salido de Egipto para llegar a la tierra prometida en unos días. Pero, el viaje que debía haber durado solo unos días se convirtió en un viaje de 40 años, porque Dios dijo que por la desobediencia de ellos toda aquella generación no entraría en la tierra prometida. Solo entraron Josué y Caleb.

Josué guió al pueblo de Ismael en la conquista de la tierra prometida y tuvo grandes experiencias con el pueblo. Este llegó a respetar a Josué de la misma forma en la que respetó a Moisés. Pero, mientras el pueblo estaba celebrando las victorias que estaban obteniendo, algo estaba pasando detrás del telón que estaba minando al pueblo de Dios. El pueblo y sus líderes estaban descuidando una orden divina, cosa que iba a producir estragos en el pueblo de Dios.

En Jueces, capítulo 2:8-11 podemos leer lo siguiente: “Pero murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años. Y lo sepultaron en su heredad en Timnat-sera, en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas. Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel. Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales. Aquí, podemos notar la secuencia: Josué muere de 110 años de edad. El próximo versículo dice que también murió toda aquella generación que conoció a Dios. Y después de ellos se levantó una generación que no conocía a Jehová, ni la obra que Él había hecho en Israel.  ¿Cómo es posible que algo así haya acontecido?  ¿Cómo es que se puede levantar una generación que no conozca a Dios?

Ahora, desde Génesis hasta Josué, el conocimiento de Dios se había trasmitido de una forma verbal. No había libros, computadoras o papeles. ¿Cómo es posible que el conocimiento de Dios se trasmitiera si no había computadoras o libros? Simplemente porque los padres tenían una responsabilidad ante Dios de trasmitir a sus hijos todas las enseñanzas de forma verbal. Si se levantó una generación que no conocía a Dios, fue simplemente porque los padres no cumplieron con su responsabilidad de educar a sus hijos para la Eternidad.

Lo mismo que nos está ocurriendo hoy ya ocurrió en antaño. La única forma de poder parar esta epidemia es corriendo a acudir a la Biblia y estudiar las razones por la cuales se cometieron esos errores, y la solución que Dios da a esos errores de manera que nosotros no repitamos esos mismos problemas.

Es imperativo entender que como padres somos mayordomos de Dios. Este es el mensaje que encontramos en el primer capítulo de la Biblia. Dios crea al hombre a su imagen. La imagen de Dios se ha interpretado en tres dimensiones: la imagen estructural, relacional y funcional del hombre. El hombre tiene una estructura que le permite pensar, crear y actuar. Esa estructura lo lleva a tener una relación íntima con su Dios y con su prójimo porque para esto fue creado. La estructura y la relación lo llevan a cumplir con el aspecto funcional de la imagen de Dios. El hombre fue creado para cumplir con una función: ser mayordomo de lo creado por Dios.  Génesis 1:28 dice: multiplicaos, henchid la tierra, sojuzgadla. Esto quiere decir que Dios es el creador de todas las cosas y el hombre es el administrador.

Por lo tanto, cuando Dios te da un hijo, Dios no te está dando un regalo para que hagas con él lo que mejor te parezca. Dios te está dando tu hijo para que lo prepares para la Eternidad. Ahora, esto se complica un poco, porque cuando tú comienzas a ver la crianza de tus hijos desde la perspectiva de un mayordomo todo cambia. Cuando hablamos de mayordomía muchas veces pensamos en los diezmos y ofrendas. Pero, la mayordomía es mucho más que eso. Dios reservó en el huerto del Edén un árbol que le pertenecía a Él y le prohibió a Adán tocarlo.

Cuando me veo como mayordomo de mis hijos, no puedo verlos a ellos como un problema para mí; no los puedo ver como una carga. Tengo que verlos como una bendición, porque esos hijos que Dios me dio no me pertenecen, le pertenecen a Dios y Él me pedirá cuentas un día por lo que yo hice por ellos.

Es mi legado

Cada generación debe trasmitir un legado a las siguientes generaciones. Dios les dio mandamientos a los padres sobre el legado espiritual que deben trasmitir.

Para que puedan entender cómo esto es posible, necesitamos entender algunos aspectos sociológicos. Cada generación es responsable de las siguientes generaciones.

Zoraida y yo cometimos un error con nuestros hijos y fue el no forzarlos a hablar español en la casa. Si nosotros como padres no les enseñamos español, ellos van a tener más dificultades aprendiéndolo en la escuela. Es muy probable que mis nietos no puedan hablarlo tampoco porque mis hijos no lo hablaron. Y mis Tataranietos no podrán comunicarse con sus familiares que solo hablan español. ¿Se dan cuenta del efecto que tiene una generación en la otra?

Les voy a dar la evidencia bíblica sobre esto que estoy mencionando. En Deuteronomio 6:4-9 leemos: ”Oye, Israel: Jehová, nuestro Dios, Jehová uno es.  Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma y con todas tus fuerzas.  Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Se las repetirás a tus hijos, y les hablarás de ellas estando en tu casa y andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes. Las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas”. También, en Isaías 54:13 leemos: “Tus hijos serán enseñados por Jehová”. En Joel 1:3 leemos: “Contad esto a vuestros hijos, ellos a sus hijos, y éstos a la otra generación”.

Analicemos estos versículos bien: los padres son llamados a amar a Jehová de todo corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas. Esas enseñanzas que los padres reciben de Dios las repetirán a sus hijos, hablarán de ellas estando en la casa, andando en el camino y al acostarse. Es decir, continuamente los padres estarán hablándoles de Dios a sus hijos. Ellos, en otras palabras, estarán educando a sus hijos para la Eternidad. Educar para la Eternidad es mi primera prioridad.

Si Josué 2:10 dice que se levantó una generación que no conoció a Dios es simplemente porque los padres fallaron en cumplir la orden de Dios de educar para la Eternidad. Dios no hace nada sin un propósito. Si Dios les había dado hijos a los Israelitas era para que ellos los prepararan para la Eternidad. El levantar una generación que no conocía a Dios trajo una gran tristeza al corazón de Dios.

Los padres en los tiempos de Israel debían educar en sus casas, traer a sus hijos al templo para también ser educados allí y cuando existieran escuelas, llevar a sus hijos a la escuela de los profetas, quienes eran los maestros.

Es por eso que yo digo que la educación cristiana no es algo opcional para los padres. La educación cristiana de los hijos no es responsabilidad de la escuela o iglesia, sino solamente de los padres. Un día tendremos que rendirle cuentas a Dios por el legado espiritual que les trasmitimos a nuestros hijos. Si es mi responsabilidad absoluta, no puedo presentar ninguna excusa para quitarme dicha responsabilidad.

En tu caso, ¿Será que la historia se repite?

Olvidamos que ante Dios somos mayordomos de nuestros hijos

No hay tiempo para el estudio personal y tampoco para estudiar con los hijos. Los medios de comunicación educan hoy a nuestros hijos.

Elena G. de White dice que los padres que han descuidado las responsabilidades que Dios les dio, deben hacer frente a ese descuido en el juicio. Entonces preguntará el Señor: “¿Dónde están los hijos que te di para que los prepararas para mí? ¿Por qué no están a mi diestra?” Muchos padres verán entonces que un amor necio les cegó los ojos para que no vieran las faltas de sus hijos y dejó que esos hijos desarrollaran caracteres deformados inaptos para el cielo. Otros verán que no concedieron a sus hijos tiempo y atención, amor y ternura; su descuido del deber hizo de sus hijos lo que son.(Testimonies for the Church 4:424).

¿Te imaginas el cielo con tus hijos? ¿La felicidad que eso traerá? ¿Te imaginas que ocurriría si como iglesia nos unimos para educar a nuestros hijos para la eternidad?  Piensa en esta iglesia de aquí a 10-20 años, ¿en dónde estará?

Dios me está contestando mi oración no como yo hubiera querido, pero como yo soy su mayordomo, no puedo decidir por mis hijos. Es la decisión de Dios, lo que Él quiera hacer con ellos.

Lo que más ama Dios en este mundo es a nuestros hijos. En Isaías 49:25 leemos: “…tu pelea yo la defenderé, y yo salvaré a tus hijos”

Tal vez tú estás triste porque educaste a tus hijos e hiciste lo mejor que pudiste, pero ellos están afuera de los caminos de Dios, de la iglesia. Dios te dice: cuando tú eduques a tus hijos para la Eternidad yo defenderé tu pelea.

Tal vez alguien que está leyendo este post no había entendido con claridad estas verdades y se siente culpable ante Dios. Pero aún estás a tiempo de ayudar a tus hijos a retomar el camino de Dios, a estar activo en la iglesia, a tener fe y obrar bien. Cuando educar a tus hijos para la Eternidad sea tu primera prioridad, Dios obrará en tu defensa, peleará esa batalla y salvará a tus hijos.

Estas verdades sirven también para ti mismo(a), pues somos mayordomos de nuestras propias vidas. Busca a Dios, busca andar en sus caminos, seguir sus mandamientos, guardar en tu corazón Su verdad, y él te ayudará a pelear también esa batalla.

Te invito a que compartas con nosotros, en la sección de comentarios, de qué otra forma podemos ser mejores mayordomos de nuestras vidas y las de nuestros hijos ante Dios. Gracias, que Dios te bendiga

7 pasos para padres que quieren criar a un hijo feliz

El blog de hoy es para todos los padres que quieren tener éxito en la crianza de sus hijos. 

 

No es fácil criar a un hijo, especialmente hoy en día. ¿Recuerdas la última vez que compraste un automóvil? Ese carro vino con un manual de usuario, sin importar su marca o modelo. En ese manual estaba prescrito lo que debías hacerle al carro si había que cambiarle el aceite, si tenía problemas con el motor o cualquier otra situación. Todo está descrito allí. 

 

Cuando nació mi niña Jasmin, yo no tuve un manual como el mencionado. Y tú tampoco tuviste un manual al tener a tus hijos. Yo tuve que “inventármela” para poder resolver las situaciones que se me presentaban. Al año de haber nacido Jasmin, llegó Samuel. Y, yo decía: bueno, ahora tengo un año de experiencia como padre. Con Samuel será un poco más fácil porque ya “tengo experiencia”. ¡Cuán equivocado estaba! Samuel tuvo una personalidad completamente diferente a la de su hermana Jasmin. El manual que usé para Jasmin no me funcionó con Samuel. 


Mi estrategia en la crianza de los hijos ha sido crear una relación con ellos basada en colaboración, en vez de poder. Y yo sé que para muchos padres esto no es lo convencional, pero recuerda que inconscientemente hemos tenido una relación de colaboración con nuestros hijos a través de los años.  Por ejemplo, cuando Jasmin o Samuel lloraban, tratábamos de averiguar lo que les pasaba para ayudarles a dejar de llorar. Si el método que usábamos no estaba funcionando, usábamos otro método hasta que encontrábamos el método más efectivo para ayudarles a dejar de llorar. 

 

Idealmente, continuamos haciendo esto casi todos los días. Es simplemente tratar de entender y estar enfocados en algunos de los aspectos más importantes de ser padres: comprender las preocupaciones, la perspectiva y opiniones de nuestros hijos; teniendo en cuenta sus preocupaciones y puntos de vista, y trabajando juntos para conseguir soluciones realistas y mutuamente satisfactorias.

 

Hoy la ciencia ha aportado numerosos estudios sobre esta línea de pensamiento, a los cuales nos hemos aferrado en los últimos años como padres, y yo como terapeuta, para ayudar a esos padres que necesitan orientación en esta área. Uno de los autores de esos estudios que ha aportado en esta área es el Psicólogo Clínico Ross Greene

 

Me gusta este pensamiento escrito por Elena G. de White: “El objeto de la disciplina es educar al niño para que se gobierne solo. Se le debería enseñar la confianza en sí mismo y el dominio propio” (Conducción del niño, 207). Debemos ayudarlos a lograr las metas por sí solos, contando con nuestra ayuda y supervisión.

 

A los niños les va a ir bien si ellos pueden. Si pueden manejar la crisis en la cual se encuentran o tienen las herramientas necesarias para hacer cierta tarea o cumplir con una expectativa, les irá bien. Hay muchas situaciones que están fuera del control de los niños y que pudieran llevarlos a desarrollar comportamientos difíciles. La verdad es que tal vez ellos no tienen las herramientas necesarias para lidiar con esas situaciones. 

 

Por ejemplo el estrés que producen los eventos de la vida. Si yo, que tengo más de 50 años de edad, muchas veces no sé cómo lidiar con el estrés que me producen los eventos que confronto en mi vida, ¿creen ustedes que un niño podrá saber cómo manejar el estrés?

 

Otras situaciones que tal vez los niños no saben cómo manejar son las prácticas de crianza de los padres. Hay niños que sufren el estrés y las consecuencias de un estilo de crianza tosco, duro, estricto, difícil y abusivo. Hay padres que quieren criar a sus hijos de la misma forma en la que ellos fueron criados: a palo limpio, a gritos y golpes. Eso es abuso. Esto crea en el niño niveles de estrés, ansiedad y consecuencias a largo plazo que resultan difíciles para el niño.

 

Otra situación que tal vez los niños no sepan cómo manejar podría ser el funcionamiento de su sistema nervioso. Tal vez el niño es rebelde por alguna condición psiquiátrica que pudiese padecer, y en tal caso, esa condición necesitaría ser diagnosticada y tratada. Algunas de esas conductas podrían ser: Trastorno negativista desafiante, Trastorno explosivo intermitente, Trastorno de la conducta y Trastorno de la personalidad antisocial. Y hay muchos otros trastornos que podría padecer el niño.  Si este fuese el caso, hasta que el niño no reciba el tratamiento adecuado, no podrá comportarse correctamente porque simplemente no podrá hacerlo. 

 

Tal vez el niño, simplemente, no sabe manejar su temperamento. Y, como padres necesitamos ayudarlo a lograrlo y ayudarlo a desarrollar inteligencia emocional, además, a manejar sus emociones. Todo esto le enseñará al niño a manejar de forma exitosa su mundo interior, para poder lidiar con su mundo exterior.

 

Muchas veces pensamos que el problema de nuestro(a) hijo(a) es un problema de motivación. Esto es algo que no podemos simplemente asumir que es así. A menos que el niño(a) tenga una condición o desorden que le limite a tener un comportamiento adecuado, rara vez es correcto asumir que no está cumpliendo una expectativa porque carece de motivación. Muy a menudo, las habilidades son el motor que impulsa el tren y la motivación es el furgón de cola.

 

Permíteme compartir 7 pasos que podemos seguir para criar hijos felices:

 

1. Enséñales a conocer a Dios

 

La primera tarea que tenemos que hacer como padres es enseñarles a nuestros hijos a conocer a Dios. Él le dijo al pueblo de Israel en Deuteronomio 6:6-7:  “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;  y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”. No hay una responsabilidad más elevada para un padre que esta: enseñarle a sus hijos a conocer a Dios. Dios no te pedirá cuenta de cuánto dinero invertiste en la carrera de tu hijo, sino de cómo le preparaste para la eternidad. 

 

2. Establece límites

 

En la vida hay límites. Dios les puso límites a Adán y a Eva en el Huerto del Edén. Establecer límites claros protege las relaciones y las mantienen saludables. Cuando estos se rompen, se afectan las relaciones. Los límites protegen a ambas partes. Los niños que no son criados con límites son niños que violarán o violentarán los límites de otras personas y desarrollarán relaciones conflictivas en el día de mañana. 

 

3. Enséñales a tener inteligencia emocional

 

La inteligencia emocional se aprende en el hogar. En la actualidad se ha comprobado que el éxito de una persona está en su inteligencia emocional y no simplemente en su coeficiente intelectual. Los padres inteligentes emocionalmente les enseñan a sus hijos a manejar sus emociones desde muy temprana edad. Esto lo hacen principalmente emulando un manejo correcto de las emociones y aprovechando toda oportunidad posible para ayudar al niño a identificar la emoción que está experimentando y así este pueda gestionarla correctamente. 

 

4. Enséñales cómo amar

 

Amar es algo que se aprende. Se aprende en el hogar, especialmente en los primeros 12 meses de la vida de un niño. La forma como el padre y la madre desarrollan una conexión emocional con su hijo o hija desde muy temprana edad determinará el esquema mental que este(a)desarrollará en el día de mañana para expresar su amor a otras personas. Los padres pueden desarrollar un apego o conexión emocional seguro o inseguro hacia sus hijos, lo cual afectará directamente el concepto y la percepción que los hijos tendrán sobre el amor. Si los padres desarrollan un apego seguro con el niño o niña, este le permitirá identificar una gama de acciones que le mostrarán cómo recibir y dar amor. Por el contrario, si los padres han desarrollado un apego inseguro, esto le mostrará al niño o niña que no se puede confiar en los cuidadores primarios y por ende, carecerá de amor y afecto y su capacidad para recibir y dar amor se verá afectada en gran manera. 

 

Si has escuchado hablar de los cinco lenguajes del amor, entonces trata de hablar el lenguaje de amor de tu hijo(a): expresa palabras afirmativas, comparte tiempo de calidad, dale importancia al toque físico, dale regalos y sé servicial. De esta manera tu hijo(a) entenderá que le amas y aprenderá a expresar amor a los demás.

 

5. Sé consciente de tus propias necesidades y limitaciones como padre.

 

El problema de muchos padres es que no están conscientes de sus propias limitaciones. Se hace mucho daño a los hijos cuando como padres no reconocemos las limitaciones que podemos tener. Todo padre debe preguntarse ¿qué limitaciones tengo yo en la crianza de mis hijos? Es imperativo que como padres entendamos que el estilo de crianza que estamos utilizando para criar a los hijos está muy conectado con la forma como nosotros fuimos criados por nuestros padres en nuestras familias de origen. Inconscientemente proyectamos en nuestros hijos las experiencias traumáticas que hemos experimentado en el pasado. Un padre consciente reconoce sus limitaciones a la hora de educar a sus hijos y busca ayuda profesional o psicoeducación para poder hacerlo de forma óptima y con amor. 

 

6. Identifica los límites que tienen tus hijos en ciertas habilidades.

 

El Dr. Greene sugiere que los padres comiencen por identificar los desafíos que tienen sus hijos. Existe un término llamado  «habilidades rezagadas», que son aquellas que dificultan que los niños se adapten a los desafíos diarios de la vida a nivel cognitivo. Identificar cuándo el niño o la niña tienen dificultades podría ayudar a los padres a comenzar a comprender por qué se comporta de la manera en que lo hace. Además, les ayudará a entender que su hijo(a) no puede hacerlo de una forma diferente hasta que se le ayude a crecer en estas habilidades rezagadas.

 

Las investigaciones realizadas durante los últimos 40 a 50 años nos dicen que los niños que desafían el comportamiento carecen de habilidades importantes, especialmente de flexibilidad/adaptabilidad, de tolerancia a la frustración y resolución de problemas. Es por eso que explotan o exhiben comportamientos desafiantes cuando ciertas situaciones exigen esas habilidades. Un padre sabio trabaja arduamente para ayudar a sus hijos a superar esas limitaciones. 

 

7. Resuelve los problemas con tus hijos de una forma colaborativa.

 

Muchos padres intentan resolver los problemas de comportamiento de los hijos de forma unilateral, imponiéndoles reglas y expectativas altas. Y, cuando los hijos no las cumplen, los padres se frustran y tildan a sus hijos de indisciplinados y rebeldes, cayendo muchas veces incluso en el abuso emocional. Hay estudios que demuestran que tendrán más éxito si tú y tu hijo o hija resuelven esos problemas juntos. Cuando lo hacen de esta manera, ambos se convierten en socios, compañeros de equipo y no en enemigos o adversarios. De esta manera, podrán disfrutar de una mejor relación padres-hijos.

 

Mi deseo como padre está reflejado en esta oración que leí hace un tiempo atrás y que quiero compartir contigo:

 

Padre en los cielos, hazme un mejor padre.

Enséñame a entender a mis hijos, a escuchar pacientemente lo 

que dicen, y a contestar amablemente sus preguntas.

Ayúdame a no interrumpirlos ni a contradecirlos.

Haz que sea cortés con ellos, así como quiero que sean conmigo.

Prohíbe que me ría de sus errores, o que los ridiculice cuando no

hacen lo que me agrada.

Bendíceme con la grandeza de darles todas sus peticiones razonables

y el valor de negarles los privilegios que sé que les harán daño.

Hazme justo y amable.

Y ayúdame, oh Señor, para que sea amado y respetado e imitado

por mis hijos, amén.

 

Me gustaría que compartieras en los comentarios que pasos tu has usado para tener éxito en la crianza de tus hijos.

Desarrolla una crianza más efectiva

Uno de los desafíos más grandes que tenemos en la crianza de los hijos es enfrentar a un hijo rebelde. Las luchas de poder diarias, agresiones por rivalidad entre hermanos, o crisis, se han convertido en el sufrimiento de muchos padres que gritan pidiendo ayuda. Diariamente recibo correos, llamadas y peticiones de padres que buscan ayuda desesperadamente en la crianza de sus hijos. 

 

Creo que todos los padres en algún momento tenemos que confrontar a un hijo desobediente. De la misma forma como nosotros como padres no somos perfectos y hemos cometido errores en el transcurso del tiempo, nuestros hijos también los cometen. La diferencia es que cuando nosotros hemos cometido un error, para nosotros, no fue un asunto de gran trascendencia. Pero, cuando nuestro(a) hijo(a) se comportó de una forma no esperada, fue para nosotros una alarma que nos llevó a preocuparnos y desesperarnos. 

 

Parece como que se nos ha olvidado que nosotros también pasamos por la misma edad que tienen nuestros hijos y muchas veces nos comportamos de la misma forma en la que ellos lo están haciendo hoy, o tal vez peor. ¿Por qué no somos más trasparentes con nosotros mismos y aceptamos el hecho de que nuestros hijos son tan humanos como nosotros? Hay aun padres que en la crianza de los hijos les exigen que se comporten de una forma que ellos mismos como padres no lo han logrado aún. Yo entiendo que no es fácil ser padre en estos días. 

 

En mis próximos blogs estaré compartiendo la estrategia que yo he usado todos estos años en la crianza de mis hijos. No espero que estés de acuerdo conmigo. Este es el método que a nosotros nos ha funcionado, tal vez tú tengas otro método diferente que te ha dado resultado. Al final, nadie tiene un método perfecto, porque cuando recibimos nuestros hijos de parte de Dios, ellos no vinieron con un manual que decía qué debíamos hacer cuando tuvieran ciertos comportamientos negativos. 

 

¡Qué lindo sería nuestro trabajo en la crianza de los hijos si esta hubiera sido la realidad! ¿Recuerdas la última vez que compraste un automóvil? Ese carro vino con un manual sin importar la marca o el modelo. En ese manual estaba prescrito lo que debías hacerle al carro si había que cambiarle el aceite, si tenía problemas con el motor o cualquier otra situación. Todo está descrito allí. 

 

Cuando nació mi niña Jasmin yo no tuve un manual como el mencionado. Tuve que “inventármela”. Al año de haber nacido Jasmin, llegó Samuel. Y, yo decía: bueno, ahora tengo un año de experiencia como padre. Con Samuel será un poco más fácil porque ya “tengo experiencia”. ¡Cuán equivocado estaba! Samuel tuvo una personalidad completamente diferente a la de su hermana Jasmin. El manual que usé para Jasmin no me funcionó con Samuel. 


Mi estrategia en la crianza de los hijos ha sido crear una relación con ellos basada en colaboración, en vez de poder. Y yo sé que para muchos padres esto no es lo convencional, pero recuerda que inconscientemente hemos tenido una relación de colaboración con nuestros hijos a través de los años.  Por ejemplo, cuando Jasmin o Samuel lloraban tratábamos de averiguar lo que les pasaba para ayudarles a dejar de llorar. Si el método que usábamos no estaba funcionando, usábamos otro método hasta que encontrábamos el método más efectivo para ayudarles a dejar de llorar. 

 

Idealmente, continuamos haciendo esto casi todos los días. Es simplemente tratar de entender y estar enfocados en algunos de los aspectos más importantes de ser padres: comprender las preocupaciones, la perspectiva y opiniones de nuestros hijos; teniendo en cuenta sus preocupaciones y puntos de vista, y trabajando juntos para conseguir soluciones realistas y mutuamente satisfactorias.

 

Una pregunta que muchos padres nos han hecho es: «¿Seguiré siendo una figura de autoridad en la crianza de mis hijos en una asociación colaborativa con ellos?» Sí. Quizás no sea una figura de autoridad de la «vieja escuela», pero sí una figura de autoridad. Resulta que lo que más buscan los padres es influencia, no control. Y, por la mera virtud de su posición como padres, ya tienen influencia.

 

Al principio, cuando mi esposa Zoraida y yo comenzamos con este plan fue algo inconsciente, en el sentido de que no habíamos leído lo que la neurociencia hablaba sobre el desarrollo de nuestros hijos. Solo teníamos la Biblia y la misma nos mostraba a nuestros hijos como herencia de Jehová y que Él nos estaba llamando para que fuéramos de influencia positiva en la vida de ellos. Esa influencia la tuvieron cuando ellos se beneficiaron de nuestra sabiduría, experiencias y valores mientras ellos transitaban por las tormentosas aguas de un mundo complejo y difícil. 

 

He descubierto que si usamos un método autoritario de poder y fuerza en la crianza de los hijos, este no nos estaría ayudando a largo plazo. Por lo contrario, ayudando a nuestros hijos a resolver los problemas de una forma colaborativa fue mucho más efectivo para nosotros. 

 

Hoy la ciencia ha aportado numerosos estudios sobre esta línea de pensamiento, a los cuales nos hemos aferrado en los últimos años como padres y yo como terapeuta para ayudar a esos padres que necesitan orientación en esta área. Uno de los autores de esos estudios que ha aportado en esta área es el Psicólogo Clínico Ross Greene. Él ha escrito varios libros y haré mención de ciertos conceptos que él usa en el libro Criando seres humanos (Raising Human Beings).

 

Greene presenta un concepto revolucionario: a los niños les va bien si pueden. ¿Qué quiere decir esto? Si Jasmin o Samuel pudieran hacerlo bien, lo harían. Punto. Si a ellos no les iba bien, o no estaban cumpliendo con una expectativa determinada en la casa o escuela, como padre, mi responsabilidad no era criticarlos, censurarlos por no comportarse correctamente o cumplir con mis expectativas como padre, sino averiguar por qué ellos no estaban cumpliendo con esas expectativas. Si yo no podía resolver el problema que tenían mis hijos por mi propia cuenta, debía entonces leer en los libros, buscar en el internet o pedir ayuda profesional en esta área para encontrar el por qué mis hijos no podían cumplir con la responsabilidad que tenían en sus manos.

 

No podemos asumir, como muchas veces pasa, que el problema de nuestro(a) hijo(a) es un problema de motivación. A menos que el niño(a) tenga una condición o desorden que lo limite a tener un comportamiento adecuado. Rara vez es correcto asumir que su hijo no está cumpliendo una expectativa porque carece de motivación. Muy a menudo, las habilidades son el motor que impulsa el tren y la motivación es el furgón de cola.

 

Los niños quieren triunfar. No hay un niño que no quiera triunfar. La sociedad está configurada para ser un lugar gratificante para quienes lo hacen bien. Cualquier incentivo percibido para hacerlo mal se ve superado en gran medida por los incentivos para hacerlo bien.

 

Los niños necesitan la libertad para crecer en la medida que pasan por diferentes periodos de desarrollo psicosocial. Esa libertad debe ir de acuerdo con la edad que tiene el niño.

 

Los niños necesitan espacio para cometer errores y aprender de ellos. Si te esfuerzas demasiado por controlar el resultado o te vuelves demasiado crítico(a) cuando los niños tropiezan con sus propios pies, tus hijos crecerán demasiado preocupados por no cometer errores en el futuro.

 

Los niños necesitan oportunidades para enderezar el barco por sí mismos cuando se encuentran en aguas turbulentas. Y necesitan que los observes de cerca para ver cómo les va. Si no observas con suficiente atención, es posible que se cansen de tropezar y se rindan. Pero si tiras el chaleco salvavidas a la primera señal de tambaleo, es posible que nunca aprendan a nadar. El éxito de un padre y una madre está en preparar a su hijo para que cuando salga de la casa sepa cómo navegar en un mundo complejo y difícil. 

 

¿Cuál ha sido tu experiencia al criar tus hijos? ¿Qué método has usado y cuán efectivo ha sido? Comparte conmigo tu historia. Luego continuaremos en el próximo blog con nuestro tema. 

¿Cómo nacen y crecen las relaciones tóxicas?

La Biblia nos dice que fuimos creados para vivir en comunidad y no en relaciones tóxicas. De hecho, nuestro creador vive en comunidad y nos hizo a su imagen, la imagen de un Dios relacional (Gén. 1:26,27). Un Dios manifestado en tres personas diferentes que son uno en mente y propósito.

Desde el principio, la intención de Dios fue tener una relación llena de amor con Adán y Eva, y ellos debían emular la misma relación de amor entre sí. Sin embargo, sabemos la triste historia de nuestros primeros padres. Ellos rompieron su relación con Dios y, como resultado, hoy experimentamos relaciones tóxicas en nuestras vidas.

Cuando hablamos de relaciones, tendemos a subestimar la influencia de nuestra naturaleza pecaminosa en el desarrollo de relaciones saludables con los demás. Nuestro estado pecaminoso afecta grandemente cada interacción que tenemos con nuestro prójimo.

Esto significa que muchas veces nos encontramos formando relaciones tóxicas inconscientemente. Como decía Pablo, lo bueno que queremos hacer no lo hacemos y lo malo que no queremos hacer, eso hacemos. ¿Cuándo nacen las relaciones tóxicas? Para poder responder esta pregunta difícil, debemos tener en cuenta la forma en la que desarrollamos nuestra personalidad y cómo esto afecta la manera en que nos relacionamos cuando llegamos a la edad adulta. Todo comienza cuando nacemos.

Según Erickson, esta es la etapa de la confianza/desconfianza. En esta etapa, podemos aprender sobre el mundo a través de los ojos de nuestros padres. Si los padres dan amor, afecto y atención al niño, este desarrollará un sentido de confianza y seguridad en los brazos de los padres. Sin embargo, si los padres están demasiado ocupados y tan desconectados del niño que no tienen el tiempo para apegarse a él, expresando amor y cuidado, el niño se confunde y entiende que él no puede confiar en aquellos que están a su alrededor y desarrolla un sentido de desconfianza e inseguridad. Más tarde, mediante un mecanismo psicológico de integración y diferenciación, el niño comienza a incorporar en su personalidad algunos rasgos de los padres y descarta otros mientras modela lo que ve en sus padres. En otras palabras, estos rasgos comienzan a ser parte de la personalidad del niño.

De hecho, del modo en que los niños tienen una habilidad innata para asimilar un idioma fácilmente, de esa misma forma tienen también un sistema para adaptarse a un entorno difícil y sobrevivir. Ellos asimilan lo que ven y construyen un mecanismo de defensa para sobrevivir a su medio ambiente. Entonces, estos entendimientos acerca de la vida y su medio ambiente llegan a formar parte de los esquemas mentales de los niños.¿Qué son estos esquemas mentales? Son compuestos de pensamientos, suposiciones y creencias aprendidas en la experiencia con nuestra familia de origen que nos ayudan cuando somos niños a mantener un sentido de identidad personal en medio de un mundo difícil, y además, nos permiten comprender el medio ambiente en el cual vivimos.En otras palabras, los conceptos fundamentales no son más que una estructura que contiene una representación de la realidad en la cual vive ese niño. Estos esquemas mentales tendrán una gran influencia en su vida cuando sea un adulto.

Estos esquemas mentales pueden ser adaptativos o desadaptativos. El problema con los esquemas cognitivos desadaptativos es que, así como un mapa, revelan aproximaciones en el mundo físico; los esquemas cognitivos también son un mapa que nos ayudan y nos orientan en nuestras relaciones con los demás. Estas creencias desadaptativas se convierten en la raíz de los problemas relacionales que presentamos mientras transitamos por la vida.

Los esquemas mentales son guardados en el subconsciente, y no son tan fáciles de identificar porque operan inconscientemente. Esta es la razón por la cual pudieras estar dando lo mejor de ti para tener una relación sana con alguien que amas y todavía no ves ningún progreso. Estos comportamientos tóxicos se llevan a cabo muchas veces inconscientemente. Esta es la razón por la cual pudieras estar atascado en una relación tóxica. Las personas que están atascadas en el pasado necesitan, muchas veces, la ayuda de un profesional capacitado para identificar los esquemas mentales tóxicos.

En general, hay cuatro tipos de experiencias en la vida temprana que hacen que un niño sea vulnerable al desarrollo de relaciones tóxicas. En primer lugar, las frustraciones tóxicas de las necesidades. Se producen cuando un niño no experimenta suficiente amor y seguridad para sentirse seguro en su medio ambiente. Este niño puede aprender a no confiar en los demás porque él cree que podría ser maltratado y herido nuevamente.

En segundo lugar, los traumas emocionales ocurren cuando un niño es maltratado o victimizado. Una persona joven en este ambiente puede aprender a tener una relación manipuladora y abusiva con los demás o puede convertirse simplemente en una víctima de un abusador. En tercer lugar, un niño puede ser mimado o consentido. Esta persona puede llegar a ser altamente dependiente de los demás o llegar a sentirse con derecho a privilegios especiales. Como resultado, cuando esta persona no recibe lo que espera de otros, puede desarrollar una mentalidad adicta a la aprobación. En cuarto lugar, el niño puede identificarse o interiorizar la perspectiva de un padre disfuncional. Por ejemplo, un niño que ha sido criado por un padre abusivo puede tener la misma respuesta emocional del padre cuando se relaciona con sus semejantes.

¿Qué se puede hacer con todos estos conceptos básicos desadaptativos que llevan a la formación de relaciones tóxicas? La verdad del asunto es que el daño producido por las relaciones tóxicas del pasado no se puede deshacer. Sin embargo, sí hay algo que podrías hacer al respecto.

Se pueden entender estas relaciones tóxicas formadas desde la niñez a la luz de tu nueva relación con Dios. No se pueden eliminar estos esquemas mentales, pero sí puedes encontrarle  sentido a estos esquemas mentales y permitirle al Espíritu Santo el renovar tu mente. No estás sólo en este viaje, ya que todos tenemos frustraciones y decepciones cuando nos relacionamos con los demás. Sin embargo, tengo buenas noticias para ti. La misión del Espíritu Santo es restaurar la imagen de Dios en tu vida (Romanos 8:29).

En primer lugar, Él te guiará para descubrir toda la verdad acerca de lo que eres como persona (Juan 16:13). En otras palabras, Él te mostrará lo que realmente eres en tu mente y cómo tus relaciones tóxicas están destruyendo tu vida. En segundo lugar, va a renovar tu mente (Romanos 12:2), llevando todo pensamiento (creencia, esquema mental) cautivo a la obediencia de Cristo (1 Cor. 10:5). En tercer lugar, el Espíritu Santo pondrá en ti la mente de Cristo (1 Cor. 2:16), y te convertirá en una nueva creación para que goces de relaciones saludables.

Proponte hoy pedirle al Espíritu Santo que transforme tu mente. Que esta sea hoy tu oración: Dame un nuevo corazón, Señor.

 

Si este blog ha sido de bendición para ti, compártelo y déjame tu comentario. .

No puedo respirar – Declaración contra la discriminación racial

[vc_row][vc_column][vc_column_text]¡No puedo respirar, no puedo respirar! es una declaración contra la discriminación racial. Es el clamor no solo de un George Floyd, quien pedía auxilio segundos antes de su muerte, sino de millones de personas en el mundo que son discriminados por su raza, ideas o creencias.  Esas son las voces finales de Eric Garner y muchos otros que han muerto en manos de la injusticia y la discriminación social.

¿Cómo podemos explicar que en el siglo XXI aún estemos peleando contra la discriminación en nuestra sociedad? ¿Cómo es posible que exista tanto racismo después de tantos artículos, videos y conversaciones sobre cómo esto afecta al ser humano? ¿Cómo es posible que aún no hayamos encontrado una solución a un problema tan degradante como este? ¿Será que algún día tendremos respuesta al clamor agonizante de esos que son víctimas de la discriminación racial?

No hay respuesta que pueda calmar la voz de los que sufren por discriminación racial. Creo que el mismo compromiso que hizo este país para poner un hombre en la luna en los años ’60, cuando el movimiento de derechos humanos estaba en su apogeo, se debe hacer para erradicar la discriminación racial. En 1980, la Organización Mundial de la Salud declaró erradicada la viruela. Esto se hizo realidad por un esfuerzo mancomunado de expertos de todo el mundo. Si la humanidad se ha unido para alcanzar logros incalculables, se ha esforzado para erradicar enfermedades destructivas como la viruela y muchas otras, ¿cómo es posible que aún no se haya erradicado la enfermedad crónica del racismo, que afecta a millones de personas discriminadas en el planeta?

En este blog no pretendo minimizar las respuestas a preguntas complejas como estas, pero si deseo alzar mi voz y tratar de proponer soluciones a un problema que parece no terminar. Albert Einstein dijo que, si tuviera una hora para salvar al mundo, lo resolvería de esta manera: pasaría cincuenta y cinco minutos definiendo el problema y solo cinco minutos encontrando la solución. La verdadera lección del enfoque de Einstein para esta técnica de resolución de problemas es que debemos pasar mucho más tiempo asegurándonos de haber definido el problema de manera adecuada y completa, y menos tiempo buscando soluciones prácticas.

no puedo respirar

Uno de los problemas latentes que experimenta nuestra sociedad es que los cambios que se han intentado hacer para erradicar el racismo como enfermedad crónica han sido cambios de primer orden. En la terapia sistémica se habla de dos tipos de cambios: cambios de primer orden y cambios de segundo orden. El cambio de primer orden se refiere a un cambio evolutivo y de adaptación, en el cual se cambian las características del sistema, pero su naturaleza fundamental sigue siendo la misma. En el cambio de segundo orden se experimenta un cambio revolucionario y fundamental, en el cual se altera en forma significativa la naturaleza del sistema.

Los cambios de primer orden para erradicar el racismo son: hablar de mejores condiciones de trabajo, más programas gubernamentales para las minorías, más protestas en las calles para demandar justicia y cambios en el conocimiento sobre el racismo existente. Todos estos cambios de primer orden son importantes, pero nunca traerán el cambio que demandan las voces de hombres y mujeres que a diario dicen “no puedo respirar”.

Si quisiéramos ver cambios que puedan erradicar de una vez la discriminación racial, debemos volcarnos a promover cambios de segundo orden; cambios que sacudan los cimientos de nuestras creencias y perspectivas sobre la vida. Necesitamos ver cambios en la actitud de las personas, cambios en la cosmovisión del ser humano.

Si queremos tener una sociedad diferente en contra de cualquier discriminación racial, los cambios de segundo orden que debemos ver deben comenzar en el hogar. La discriminación racial se erradica en el hogar. El tratar de erradicar la discriminación racial en las calles o en las urnas gubernamentales es buscar soluciones usando cambios de primer orden.

Ese policía que colocó su rodilla en el cuello de  George Floyd aprendió en su hogar que las minorías son inferiores a él a través de los comentarios que hacían sus padres sobre las minorías: la línea que él vio desde muy pequeño que los dividas de la minorías; las burlas, sarcasmo y comentarios déspotas que ese joven aprendió luego con sus amigos en la escuela. Todo esto fue influyendo en el carácter que esa persona desarrolló y que terminó llevándolo a cometer un acto criminal.

Y no solo eso, estoy muy seguro de que esas creencias que ese policía recibió en su hogar, que lo convirtieron en un racista, no fueron simplemente influidas por sus padres, sino que es muy probable que hayan corrido por generaciones en su familia, porque nadie tuvo nunca el valor de levantarse y romper esa maldición generacional de desigualdad e injusticia.

Si te unes a mí para buscar cambios de segundo orden debemos hablar de padres que les enseñan a sus hijos que todos somos miembros de una familia, la familia de Dios. Tenemos un mismo Creador que nos creó a todos por igual. Todos cargamos con la misma sangre. Debemos ver a las familias abrigando personas con diferencias culturales o étnicas que permitan romper las barreras de desigualdad.

Los cambios de segundo orden comienzan en las iglesias. Sí, las iglesias, porque incluso, a pesar de todo el conocimiento que tenemos sobre el racismo, seguimos luchando con divisiones dentro de círculos religiosos que reflejan la continuidad de un problema sin resolver. Debemos predicar más de este asunto. Enseñar más y confrontar más la injusticia.

Los cambios de segundo orden comienzan en las escuelas. Escuelas que no toleren ninguna discriminación racial; escuelas que miren a todos los estudiantes por igual y no discriminen a la minoría. Estoy hablando sobre cambios en el corazón, no cambios de la boca para fuera.

Jesús ejemplificó estos cambios de segundo orden cuando se sentó a hablar con la mujer samaritana, rompiendo los paradigmas que existían en su sociedad sobre este grupo étnico. A Él no le importó lo que dijeran otras personas; o le importó su reputación. Él simplemente alzo su voz y desafió las creencias existentes sobre la discriminación racial y se unió a los que dicen “no puedo respirar”. El cambio que trajo Jesús fue tan influyente en sus días, que muchos samaritanos le siguieron y sus discípulos aprendieron a ver a los marginados de una forma diferente. Jesús prestamente, sanó gentiles y alabó su fe (Mateo 8: 5-13; 15: 22-28) y enseñó a su iglesia a hacer lo mismo (Hechos 10-11). El ministerio del apóstol Pablo fue para los gentiles. Lo inclusivo del mensaje de Jesús se resume en Gálatas 3:28: «Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús. »

Tristemente, muchos han torcido las enseñanzas de la Biblia para tratar de justificar los temores y prejuicios humanos. Algunos consideran que la «maldición de Ham» es una excusa para odiar a los afrodescendientes. Otros insisten en que los judíos fueron responsables de la muerte de Jesús y merecen nuestro escarnio. Ambos puntos de vista son evidentemente falsos. La Biblia nos dice que el juicio de Dios no se basa en las apariencias, sino en lo que está dentro del hombre (1 Samuel 16:7), y quienes juzgan según las apariencias lo hacen con intenciones inicuas (Santiago 2:4). En cambio, debemos tratarnos unos a otros con amor (Santiago 2:8), independientemente de la etnia (Hechos 10:34-35) y la posición social (Santiago 2:1-5). El amor cristiano niega todos los prejuicios y la Biblia condena el racismo.

Te desafío a alzar tu voz contra toda discriminación racial y unirte a muchos que tratan de decir con lágrimas en los ojos “no puedo respirar”. De la misma forma como la voz de la sangre de Abel clama a Dios desde la tierra (Genesis 4:10), los actos inicuos de injusticia y desigualdad siguen clamando ante el trono de la gracia por justicia y equidad. Un día Dios hará justicia y traerá venganza. La pregunta que te hago es la siguiente: ¿de qué lado estarás tú? ¿Estarás del lado de los que rompieron los paradigmas para unirse a la voz de los marginados y de los que sufrían o simplemente te dejarás llevar por la corriente humanista que trata de justificar la indolencia humana? Alza hoy tu voz y únete a los que dicen “no puedo respirar”. Me gustaría que compartas conmigo los cambios que propones para ayudar a eliminar cualquier discriminación.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

Nada supera la influencia de una madre

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Nada supera la influencia de una madre. Cuando Kevin Durant ganó su primer MVP en baloncesto en el 2014, dedicó un tiempo a homenajear a quien había hecho posible que él llegara a ser MVP. Con lágrimas en los ojos dijo las siguientes palabras: «Cuando algo bueno me pasa, yo miro hacia atrás para recordar lo que me trajo hasta aquí”. Refiriéndose a su madre dijo: “Tenías 18 años cuando nos tuviste. Éramos 3 hermanos. Nos hiciste creer (a él y a sus otros dos hermanos), nos sacaste de las calles y nos llevaste comida a la mesa. Te sacrificaste por nosotros. Tú eres la verdadera MVP”.

Ninguna otra fuerza en la vida de un niño es tan fuerte como la influencia de una madre. Elena G de White dijo que, después de Dios, el poder de la madre en favor del bien es el más fuerte que se conozca en la tierra. Su influencia llega a través del tiempo hasta la eternidad (Good Health, marzo, 1980).

Hoy, las madres se pueden convertir en la influencia más poderosa que tendrán las futuras generaciones. Algunas madres tal vez han tenido éxito en su función y otras quizás consideran que han fracasado en su tarea. Nunca es tarde para influir en la vida de los hijos, porque no hay nada en la tierra que pueda superar la influencia de una madre.

La influencia de una madre

Cuando Satanás decide destruir una nación, una de las formas de hacerlo consiste en comenzar desde cero. Él comienza a destruir a los niños porque sabe que si los destruye estará eliminando las futuras generaciones de esa nación.

En el libro de Éxodo, vemos a Faraón siendo motivado por Satanás para destruir al pueblo de Dios. Satanás conocía la profecía que Dios le había dado a Abraham de que en él serían benditas todas las naciones de la Tierra (Génesis 22:18). Dios escogería a la nación judía para que fuera portavoz de la Buenas Nuevas de Salvación y al final el Mesías llegaría a través de esta Nación. Satanás decía: si yo no quiero que el Mesías llegue y cumpla con su misión tengo que destruir a los niños hebreos para que la nación no pueda cumplir con su misión. El Faraón, entonces, dio la orden primero a las parteras de Egipto para que mataran a los niños varones (Éxodo 1:15-16). Las parteras temieron a Dios y no siguieron la orden del Faraón y fue entonces cuando él dio la orden de que todos los niños recién nacidos fueran echados en el Río Nilo para que los cocodrilos se los comieran. El Faraón pensaba que cada niño que destruía era un hombre menos que mañana se levantaría para atacar a su reino.

En esas circunstancias, Dios llama a una mujer de nombre Jocabed para ser madre. En la economía de Dios, la madre siempre ha jugado un papel supremo. Todo comienza con una madre.  Todas las obras maravillosas que el ser humano ha podido hacer en la humanidad han comenzado con una madre utilizada por Dios para traer un hombre o una mujer al mundo a cumplir con una tarea importante. Las madres son instrumentos de Dios. Por ejemplo: se necesitó una Ana para que llegara un Samuel, una Elizabeth para que llegara un Juan el Bautista, una Raquel para que llegara José, una María para que llegara un Mesías.

En la concepción de Dios las madres tienen una misión que cumplir y no hay nadie que pueda sustituirlas. Satanás le teme a una madre que se aferra a Dios para cumplir con su misión porque él sabe el poder y la influencia que esa madre ejercerá en futuras generaciones. No hay sistema que pueda levantar Satanás que pueda destruir o minimizar la influencia de una madre eficaz; y esto se ve en la historia de Jocabed como madre en las manos de Dios.

Esta historia demuestra la influencia de una madre en hacer fracasar el plan malévolo del enemigo. Ella demostró su carácter, resiliencia y confianza en Dios, al colocar a su niño en sus manos. Cuando la hija del Faraón le dijo: “cuídamelo, que yo te lo pagaré”, ella entendió que esas palabras provenían de Dios. El niño en sí era prestado, pero ella solo lo necesitaba cierto tiempo para convertirlo en un Héroe de Dios. Nada supera la influencia de una madre cuando le enseña a su hijo a conocer a Dios, relacionarse con otras personas y ser resiliente.

Una madre enseña a conocer a Dios

La primera tarea de Jocabed fue enseñar a Moisés a conocer a Dios. No hay un deber más grade y sublime para una madre que preparar a sus hijos para la eternidad. Los hijos son herencia de Jehová. No nos pertenecen

Jocabed enseñó a Moisés a orar porque ella era una madre de oración. De esta manera Moisés se convirtió en un hombre que hablaba cara a cara con Dios, porque lo vio en su madre, ayunó porque ella ayunaba y aprendió a reflexionar en la soledad. La influencia de una madre de oración, temerosa de Dios, durará por toda la eternidad. Ella puede ir a la tumba, pero su obra perdurará. (Testimonios para la iglesia, 4:500).

Una madre enseña a su hijo como relacionarse con los demás

Jocabed enseñó a Moisés a relacionarse con los demás. La Biblia dice que Moisés fue el hombre más manso que había en la Tierra en aquel tiempo. Este asunto de enseñar a los hijos a relacionarse en la vida con los demás, desarrollando inteligencia emocional, es de suma importancia en su futuro. Lo que los padres colocan en la mente de sus hijos influirá grandemente en lo que ese hijo será en el futuro. A través de la interacción del niño/la niña con su madre, este(a) desarrolla un plano, un mapa de lo que será su vida en el futuro. El tipo de apego que desarrolle con la madre o su cuidador primario será el tipo de apego que desarrollará cuando busque pareja para casarse.

El apego es el vínculo emocional que desarrolla el niño/la niña con sus padres (o cuidadores) y que le proporciona la seguridad emocional indispensable para un buen desarrollo de la personalidad. La tesis fundamental de la Teoría del Apego es que el estado de seguridad, ansiedad o temor de un niño/una niña es determinado en gran medida por la accesibilidad y capacidad de respuesta de su principal figura de afecto (persona con que se establece el vínculo).

El problema que tienen algunas madres, por lo cual no se les puede culpar, consiste en que, debido a que la dinámica emocional de una familia es trasmitida de generación en generación, las madres de hoy en día están trasmitiendo la misma dinámica emocional que ellas experimentaron en sus familias de origen. De la misma forma como ellas aprendieron a relacionarse cuando eran pequeñas,  ellas van a enseñar a sus hijos. A menos que, a través de la reflexión, consejos o terapias, estas madres encuentren métodos apropiados para relacionarse con sus hijos.

Las estadísticas dicen que el 20% de los niños han crecido distanciados emocionalmente de sus padres. Los padres de esos hijos no se conectaron emocionalmente con ellos, solo en la superficie. El foco de atención de esos padres estuvo en el comportamiento de sus hijos y no en sus emociones.

¿Qué pasa entonces? Las investigaciones comprueban que cuando los padres solo están preocupados por el comportamiento de sus hijos y no en las emociones, los hijos no reciben las herramientas imprescindibles para poder conectarse con los demás y desarrollar una inteligencia emocional apropiada para la edad.

En esa relación madre-hijo, los niños desarrollan un apego seguro o un apego inseguro. Si los niños sienten que sus madres están disponibles para ellos, siendo un refugio seguro y sintiéndose amados, ellos desarrollan estructuras mentales que les permitirán confiar en las personas que están a su lado y desarrollarán una autoestima positiva. Por otro lado, si los niños no sienten que cuando necesitan ayuda sus padres están disponibles, ellos llegarán a creer que no se les ama y que no pueden confiar en sus padres para sus necesidades.  Entonces comenzarán a desarrollar un estilo de apego inseguro con sus padres y otras personas, lo cual los llevará a experimentar baja autoestima.

Moisés se convirtió en el hombre más manso que ha tenido la Tierra, porque fue influenciado por una madre que desarrolló un apego seguro con su hijo. Ella le enseñó a conocer e identificar sus emociones desarrollando de esa forma su inteligencia emocional. Moisés aprendió desde muy temprana edad a relacionarse correctamente con aquellos que estaban a su lado y cuando llegó el momento de ser el líder de Dios, lo hizo con mucha sabiduría. Tú puedes hoy comenzar a ser esa madre de influencia que necesita esta generación. El desafío está en tus manos.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

Los 10 Mandamientos De Las Familias Disfuncionales

Hablemos sobre los 10 mandamientos de las familias disfuncionales.

Una persona que hacía el censo en las montañas Apalaches llegó a una casa vieja en la cima de la montaña y una muchacha adolescente, sin arreglarse muy bien, le abre la puerta. La persona que quiere tomar el censo le pregunta:
—¿Puedo hablar con tu papá?
La muchacha le contesta:
—Él no está aquí. Lleva dos años preso en la cárcel.
El hombre dijo, entonces,
—¿Puedo hablar con tu mamá?
La muchacha responde:
—Ella tampoco está aquí. Ella se fue con el campesino de la casa de abajo. Esa es la razón por la cual mi papá está en la cárcel.
El hombre continuó,
—¿Tienes alguna hermana mayor? Mi hermana se fue de la casa, se juntó con un hombre y vive con sus siete hijos en una casa abajo de la montaña.
Entonces el hombre le pregunta un poco frustrado,
—Tal vez tengas algún hermano con el que pueda conversar.
Una vez más la muchacha le dice:
—Él tampoco está aquí. El está en la Universidad de Harvard.
—¿Cómo dices? ¿En Harvard? ¿Qué estudia en Harvard?
—¡Oh no! El no está estudiando nada en la universidad, ¡ellos lo están estudiando a é!

Esta historia describe la condición de muchas familias hoy en día. Las familias están en crisis. No hay una familia perfecta. Luchamos con recuerdos dolorosos, traumas y experiencias que han moldeado nuestras vidas y generaciones.

Mandamientos de las familias disfuncionales

A veces nos encontramos transfiriendo rasgos disfuncionales familiares de generación en generación que están destruyendo generaciones futuras. En este blog, quiero comenzar una serie de posts sobre los 10 mandamientos de las familias disfuncionales.

Mandamiento # 1: Reinterpreta la realidad para preservar la fantasía perfecta

Las familias disfuncionales viven en secreto. Estas familias prefieren esconder sus problemas en lugar de confrontarlos. Su secreto podría ser sobre abuso sexual, abuso físico y emocional, uso de drogas, tiempo pasado en prisión, prostitución, incesto, infidelidad y varios otros temas desagradables. Este mandamiento está diseñado para ocultar estos tipos de secretos vergonzosos tratando de encubrir las mentes de las familias disfuncionales.

Por ejemplo, si usted vio a papá escalonarse y caer por los escalones del sótano porque estaba borracho, no puede decir la verdad porque es demasiado vergonzosa. En cambio, esta vergonzosa realidad debe ser reinterpretada en una fantasía aceptable para ocultar la vergüenza que produce el secreto. Esta es la respuesta para hacer frente a la vergüenza, -«Papá no estaba borracho; simplemente perdió el equilibrio y tropezó. Pobre papá.”

Los secretos dividen a la gente, disuaden las nuevas relaciones y congelan el desarrollo de individuos. No hay duda de que los secretos son destructivos. Como terapeuta familiar, soy un guardián profesional de secretos. Muchas veces en mis sesiones de terapia soy la primera persona con quien alguien corre el riesgo de contar un secreto de larga data. Después de muchas horas de terapia, he llegado a la conclusión de que los secretos podrían unir a la gente o dividirla.

¿Cómo los secretos sabotean a su familia?

Usted necesita ver a la familia a través del lente de un sistema de apoyo. Cuando algo le sucede a un miembro de la familia, todo el sistema familiar se ve afectado. Es como un efecto dominó. Una pieza del dominó podría desencadenar la lluvia del resto del sistema familiar. Si una madre decide guardar el secreto de un papá borracho del resto de la familia, o del mundo exterior, la caída emocional en el sistema familiar puede durar toda la vida.

Hay cuatro maneras en que los secretos familiares destruyen a las familias.

  1. Los secretos pueden dividir a los miembros de la familia estrangulándolos permanentemente.
  2. Los secretos pueden desalentar a los individuos de compartir información con cualquier persona fuera de la familia, inhibiendo la formación de relaciones íntimas.
  3. Los secretos pueden congelar el desarrollo en un punto crucial de la vida, impidiendo el crecimiento del yo y la identidad.
  4. Los secretos pueden conducir a la falta de comunicación dolorosa con un miembro de la familia, causando culpa innecesaria y duda.

Cómo revelar un secreto

Si hoy decidieras liberarte de las cadenas de un doloroso secreto, debes aceptar el hecho de que revelar un secreto no es una traición, sino una necesidad. Las siguientes son algunas recomendaciones por Evan Imber-Black en su libro Family Secret and Family Therapy:

  1. Elije su momento. Resiste la tentación de manejarlos en un momento de transición, como bodas, graduaciones y nuevos comienzos.
  2. Elige a tu persona. Una persona. Piensa con quien quieres contar. Nunca digas tu secreto en un gran grupo. Es mejor comenzar con revelar el secreto con la persona más afectada por el secreto y luego permitir que esa persona decida cuándo ampliar el círculo.
  3. Obtén un poco de apoyo. Si es un secreto particularmente difícil o crees que las consecuencias son negativas, haz una cita con un terapeuta familiar para hablar de ello primero. Esto no significa que debes entrar en terapia a largo plazo. Un profesional podría ayudarte a hacer frente a sus sentimientos y elaborar un plan de acción práctico.
  4. Prepárate para las repercusiones. Si retuviste el secreto, especialmente durante mucho tiempo, la persona lesionada tiene derecho a estar enojada, y necesitas estar preparado y ser lo suficientemente valiente como para manejar la situación. Recuerda que con paciencia y vulnerabilidad viene la sanación en el tiempo.
  5. Mantén la información cerca. Hay una diferencia entre revelar un secreto a aquellos que deben saberlo, y hablar de ello en las redes sociales. «Una vez que se cuenta un secreto en una familia, entonces se convierte en privado».

Que Dios te bendiga y recuerde: «Un corazón alegre es buena medicina, pero un espíritu aplastado seca los huesos». (Proverbios 17:22).

«No enviarás mensajes contradictorios, especialmente cuando se trata de relación»

Un joven sería condenado a la penitenciaría. El juez lo conocía desde su infancia, pues conocía bien a su padre, famoso jurista y autor de un exhaustivo estudio titulado «The Law of Trusts». -¿Recuerdas a tu padre? -preguntó el magistrado. -Lo recuerdo bien, su majestad. fue la respuesta. Luego, tratando de investigar la conciencia del delincuente, el juez dijo: «Al ser condenado, ¿qué piensas de tu maravilloso padre? ¿Qué recuerdas más claramente de él?» Hubo una pausa.

Entonces el juez recibió una respuesta que no esperaba. «Recuerdo cuando fui a pedirle un consejo, me miró desde libro que estaba escribiendo y me dijo: Vete, chico, estoy ocupado’. Cuando fui a él por compañía, él me rechazó diciendo: «Corre, hijo; Este libro debe estar terminado! Su majestad, usted lo recuerda como un gran abogado. Yo lo recuerdo como un amigo perdido. El magistrado murmuró para sí: «¡Ay! ¡Terminó el libro, pero perdió al muchacho!

Hoy, discutiremos el mandamiento # 2 de las familias disfuncionales: «Siempre enviarás mensajes contradictorios, especialmente cuando se trata de relación». Este mandamiento se relaciona con el primero, reinterpretando la realidad. Cuando envias mensajes contradictorios, intentas redefinir las cosas.

La negligencia se redefine como amor, el abuso se redefine como disciplina, el engaño se redefine para tener un solo acto y todo lo demás está exento. Por ejemplo, una madre dominante le dice a su hijo: «Te amo». Pero entonces, le dice a su hijo que la deje sola y se vaya a ver televisión porque no tiene tiempo para él ahora.

Mensajes mixtos en las familias disfuncionales

El problema con el mensaje mixto es que realmente no sabes lo que es la verdad. O tu madre te ama o te odia. Puesto que nunca se sabe con seguridad; nunca estarás muy seguro de si los demás realmente quieren decir lo que dicen desde aquellos que más amas, sólo hablaba en mensajes contradictorios.

Sus palabras sonaban bien, pero no podías confiar en ellos porque su comportamiento decía un mensaje diferente a sus palabras. Si este comportamiento negativo del cuidador primario comienza temprano en la vida, y continúa repetidamente, la mente del niño aprenderá que todo en este mundo es más importante para sus padres que sus necesidades como niño.

Además, si el niño descubre que sus padres están complacidos cuando hace las tareas, le trae  el control remoto de la televisión, y hace cualquier cosa que piden; el niño reinterpretará su comportamiento de los padres como la única manera de ganar la atención de ellos y su la alabanza. Estos comportamientos negativos de las familias disfuncionales se convertirán en la semilla de la baja autoestima, la co-dependencia y el complacer a la gente que se arraiga en la vida del niño y se convierten en parte de su estilo de apego.

Como un niño y en algún momento, usted elige que creer: Las palabras o el comportamiento. Cuando las palabras y el comportamiento no coinciden, el comportamiento finalmente dice la verdad. Por ejemplo, he trabajado con muchas mujeres maltratadas. El problema que enfrentan es que creen las palabras del abusador que dice: «Te amo, no lo haré de nuevo.» Y no el comportamiento insultante. Lo mismo sucede con las mujeres que siguen casadas con esposos pasivos-agresivos, alcohólicos, drogadictos y tramposos. Cambian la realidad creyendo las palabras, no el comportamiento.

¿Qué debo decirle a alguien que tiene un espíritu posesivo, es celoso, esta adicto a complacer a  la gente, baja autoestima y muchos otros comportamientos debido a que los padres dicen una cosa pero su comportamiento dice otra cosa?

  • Perdona a tus padres. El perdón es el comienzo de cualquier sanidad emocional. El perdón es un proceso, y toma tiempo. El Espíritu Santo te guiará cuando empieces a caminar hacia tu libertad.
  • Lamenta la pérdida de cosas que no tuvo como un niño. Permítase sentirse triste por el asunto inconcluso que tiene en su pasado. Evite los comportamientos que entorpecen su dolor emocional. Como cualquier tipo de adicción.
  • Encuentra tu identidad en tu Padre celestial. Tu identidad no es definida por tu padre terrenal, sino por tu Creador. Tu Creador dice que usted es amado, es importante y digno de alabanza.
  • Vive para agradar a Dios. El único que puedes agradar en esta vida es Dios. Si vives para complacer a otras personas para obtener su aprobación, destruyes el núcleo de tu identidad.
  • Creer no sólo las palabras sino el comportamiento. En el momento de definir la realidad, sigue esta regla: Las palabras deben ser apoyadas por acciones. Como dice el libro de Santiago: «Así también la fe, si no tiene obras, está muerta».

Que Dios los bendiga y recuerde:

 «Un corazón alegre es buena medicina, pero un espíritu aplastado seca los huesos.» Proverbios 17:22