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La influencia de los padres en la crianza de sus hijos

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¿Cuán importante es la influencia de los padres en la crianza de los hijos? ¿Nos hemos hecho esta pregunta? La respuesta es: es demasiado importante. Tan importante, que llega a ser determinante en la felicidad y en el éxito en la vida de los hijos. La influencia de los padres en la crianza de los hijos puede obrar para bien, a favor del crecimiento personal, o para mal, a favor de la destrucción y el fracaso.

La primera escuela de una persona es su propio hogar, en donde recibe las enseñanzas de los padres, tanto a nivel moral, como emocional, físico y espiritual. Y, hemos visto cómo hay hogares en los que los hijos reciben poco contacto con los padres y en los que no se procura su educación, porque simplemente no es de importancia o se prefiere que los hijos reciban educación solo en la escuela, que sean “problema de otras personas”.

El problema que no visualizamos («efecto del témpano de hielo») y que está destruyendo a los jóvenes de hoy en día es que el hogar no está cumpliendo su función educativa hacia los hijos. Los niños de hoy en día están siendo instruidos por Satanás. Él usa sus agencias de socialización como las escuelas públicas, medios de comunicación y los compañeros o amistades para hacer su obra malévola y levantar una generación que no conozca a Dios. Por esta razón es que los padres deben cumplir con su responsabilidad educativa, instruyendo a sus hijos y, cuando llegue el momento de ir a la escuela, no entregárselos a Satanás para que los eduque, sino procurar darles una educación cristiana que perdure por la eternidad.

Deuteronomio 6:4 -7 establece el fundamento del proceso educativo, utilizando el imperativo “OYE”:  “4 Escucha, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. 5  Y amarás a Jehová tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. 6  Estas palabras que yo te mando estarán en tu corazón. 7  Las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas sentado en casa o andando por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”.

 Este versículo nos habla de una función vital que debemos cumplir si queremos levantar una generación que conozca a Dios. Los israelitas llamaban a esta porción de enseñanza Shema. En la Shema, el Señor establecía ciertos fundamentos vitales para la iglesia y la educación.

En primer lugar, la iglesia fue llamada para establecer a Dios como una prioridad suprema en la vida de cada creyente. Por eso dice: el Señor es uno. Por lo tanto, como Él es uno, el amor y la lealtad a Dios deben prevalecer en la vida del creyente. Una persona no puede cambiar si no tiene una relación con Dios. Es por eso que cuando la juventud se enamora de Dios viene a Él automáticamente. 

En segundo lugar, el contenido de la educación del cristiano se encuentra en “estas Palabras que yo te mando hoy”, como dice el versículo citado anteriormente. El currículo de enseñanza amparado por estas Palabras. Estas Palabras significan todo lo que Dios ha revelado a su iglesia.

La educación de nuestros hijos tiene que hacer énfasis en la Palabra y a la vez estar guiada por la Palabra. Es por eso que, bajo ningún concepto, deberíamos enviar a nuestros hijos a escuelas públicas, en donde la base de la educación no hace énfasis en la Palabra de Dios ni es guiada por la Palabra.

En tercer lugar, el elemento vital en la educación es el maestro. El Señor ha ordenado que el maestro de nuestros hijos debe tener la Palabra en su corazón. Ningún maestro que no tenga la Palabra y que no hable la Palabra de Dios está calificado para enseñar a los hijos de Dios. Esto significa que el sistema de educación no cristiana no puede ser aceptado por los hijos de Dios como la avenida para traer educación a sus hijos. 

“Desde los más remotos tiempos, los fieles de Israel prestaron mucha atención al asunto de la educación.  El Señor había indicado que a los niños, aun desde sus primeros días, se les instruyera acerca de su bondad y grandeza, especialmente como se revelaba en su ley y en la historia de Israel.  Mediante el canto, la oración y las lecciones de las Escrituras, las madres tenían que enseñar a sus hijos que la ley de Dios es una expresión de su carácter y que a medida que recibiesen en el corazón los principios de esa ley, la imagen de Dios se delinearía en la mente y en el alma.  En la escuela y en el hogar, gran parte de la enseñanza era oral, pero los jóvenes aprendían también a leer los escritos hebreos, y los rollos de pergamino de las Escrituras del Antiguo Testamento se abrían a su estudio” (La Educación Cristiana, pág. 386).

La educación secular se preocupa para ayudar al estudiante a conocer lo que el maestro conoce. En cambio, la educación cristiana se preocupa de que el estudiante llegue a ser como su maestro, que llegue a reflejar el carácter de Cristo gracias al cumplimiento de las enseñanzas que están en la Palabra de Dios.

Si nosotros como padres nos dedicamos a estudiar la Palabra de Dios, a aplicarla en nuestra vida diaria, el carácter de Cristo se reflejará en nosotros; estaremos mostrando a nuestros hijos una ventana por la cual pueden conocer la imagen de su Salvador. La influencia que ejerceremos sobre ellos será de crecimiento, valores, bondad, amor, respeto y rectitud; su fe aumentará y se verá reflejado en sus obras; daremos en el hogar la base de una enseñanza cristiana para la Eternidad. 

Si además de esto, tenemos la posibilidad de llevar a nuestros hijos a escuelas cristianas, estaremos complementando su formación con maestros que conocen y enseñan la Palabra de Dios, y que además están interesados en contribuir con la formación de los hijos para la Eternidad.

Estimados padres y madres que leen este post, les invito a leer y profundizar en la Palabra de Dios, a fortalecer sus bases en los mandamientos y enseñanzas para la vida eterna, y de esta manera ejercer una influencia positiva, de crecimiento y de gloria a Dios en sus hijos. No hay mejor escuela que el hogar; no hay mejores maestros que los padres; no hay mejor enseñanza que la Palabra de Dios.

¿De qué otra manera crees que podemos ser una buena influencia para nuestros hijos? Comparte tu opinión en la sección de comentarios, así juntos podremos enriquecer nuestra experiencia como padres en la formación de hijos que vivan con el propósito de alcanzar la vida eterna en Cristo Jesús.


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