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Autoestima: Tú eres más de lo que crees

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Hablar de la autoestima es más importante de lo que crees. Para comenzar, piensa en las cosas positivas que tienes. Tú eres un príncipe, una princesa, eres hijo de Dios.

Una lección para nuestra autoestima

Existe una ilustración llamada «el águila que se creía pollo». Esta historia nos puede ayudar a comprender mejor esta gran verdad espiritual. Dice así: Había una vez un criador de pollos que se encontró un águila recién nacida, que por accidente se había caído de su nido. El hombre rescató a la pequeña águila, sanó sus heridas, y la llevó a vivir en su establo, junto a sus pollos.

Pasó el tiempo, y el águila creció, pero había un gran problema, esta águila, aun cuando tenía todas las cualidades naturales asignadas a su clase, creía que era pollo. Y porque creía ser pollo se comportaba como tal; No volaba, escarbaba su comida en el suelo, se conformaba con estar encerrada en un corral, y no vivía a la estatura de su potencial como el ave más majestuosa en el reino animal.

Un día, un amigo del criador de pollos, le dijo: «¿Cómo es posible que permitas que esa gran águila viva como pollo? Hoy mismo, llévala a la montaña más alta, permítele contemplar la magnitud del firmamento y todas sus posibilidades, y grítale que es águila y no pollo, a ver qué pasa».

El hombre, sabiendo que no era correcto que un águila viviera como pollo, siguió el consejo de su amigo, y llevo al águila al tope de la montaña más alta de la región y le gritó «ERES ÁGUILA, NO POLLO», y la dejó en libertad. Inmediatamente, el águila, al contemplar la extensión de cielo y tierra, y todas sus posibilidades, movida por el instinto que había sido plantado en ella por su Creador, descubrió quien realmente era y lo que podía hacer, y comenzó a agitar sus alas fuertemente; se elevó en los aires, voló alto y muy rápido, y nunca más volvió al corral, pues ahora sabía que era águila y no un pollo. 

Prueba tu autoestima, ¿eres un águila?

¿Qué piensas que eres? Escucha a Dios que te dice: eres águila, no pollo, eres mi hija o hijo amado, parte de mi familia, no eres huérfano, eres ciudadano, no extranjero.

Si tu corazón le pertenece a Cristo, ya no eres más un esclavo pues Él te ha libertado. Ya no estás muerto, pues de Él recibes nueva vida, ya no eres un pobre pecador, eres santo, fuiste separado por Él y para Él.

Nuestro destino no lo dictaminará el pasado, sino el futuro en Cristo Jesús. Piensa en esto. Hay mucho que puedes descubrir sobre la autoestima.

Tenemos un futuro grande en Jesús, un premio que alcanzar, y nuestro pasado no será un obstáculo porque hemos decidido dejar ir el pasado y desatar nuestro potencial.

 

 


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