Cómo ser una madre emocionalmente inteligente

Ser una madre emocionalmente inteligente en una sociedad donde reprimir las emociones y sentimientos se nos ha vendido como una virtud, es un reto. Pero este hermoso reto nos enseña que todo se puede en nombre del Señor.

Tal vez tu vecino, amigo o hermano no entienda cómo has decidido criar a tus hijos, porque temen al cambio. Pero la vida es cambio y evolución; la misma Biblia nos dice «Cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir…» (Romanos, 12:2).

¿Quieres darle entrada a la inteligencia emocional en tu familia? Acompáñame, te daré algunas claves en base a mi experiencia como terapeuta; verás lo sencillo y gratificante que es.

Cómo convertirse en una madre emocionalmente inteligente

Si quieres iniciar tu recorrido para ser una madre emocionalmente inteligente, hay 5 claves fundamentales que te ofrezco:

1.  Empieza por ti

¿Qué significa esto? Antes de estimular la inteligencia emocional en tus hijos, debes desarrollarla tú. Tiene sentido si lo meditas; no puedes enseñar lo que no conoces. No puedes mostrarle cómo aceptar su ira, expresarla y canalizarla si tú no sabes cómo hacerlo.

¿Cómo aprender a ser una madre emocionalmente inteligente? Consulta a un terapeuta, lee libros sobre el tema, habla con padres emocionalmente inteligentes, únete a un grupo de padres y aprende de su experiencia.

2.  Practica la introspección

Cuestiónate qué tanto te conoces. Piensa y siente hacia adentro, y pide a Dios que te guíe en el camino para el autoconocimiento. Esto pasa por evaluar tu reacción ante ciertas situaciones ¿Cómo actúas en determinadas circunstancias? Anota lo que no te satisface, lo que sientes que debes transformar. Hacer una lista puede funcionar muy bien.

3.  Desarrolla la empatía

Esto es esencial; sin empatía no hay inteligencia emocional. Y, como madre, esta cualidad te ayudará mucho para entender a tus hijos: sus sentimientos, motivaciones, emociones ocultas. Si tienes la capacidad de ponerte en su lugar y sentir lo que tu hijo siente, por lo que está pasando, tienes parte del camino andado.

4.  Trabaja en tu equilibrio emocional

Suelo decirles a padres desesperados que no hayan cómo encauzar los «estallidos» de sus hijos, que deben primero trabajar en su propio equilibrio emocional. No puedes permitir que tus emociones te controlen y menos aún ante los niños.

Es cierto que todos tenemos cierto grado de impulsividad; pero una madre emocionalmente inteligente controla sus impulsos: piensa antes de hablar o actuar. Te aclaro, no se trata de que reprimas tus emociones, por el contrario, se trata de desahogarte sin permitir que te sobrepasen, ni atropellen a tus hijos.

5.  Busca la felicidad

Si esta sugerencia te suena poco concreta, Dios nos recuerda que «Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos» (Proverbios 17:22). Así, la alegría y la felicidad son bálsamos que nos alejan del decaimiento.

Y, aunque no puedes medir la felicidad, una madre con conciencia emocional transmite bienestar, positivismo y calma en su hogar. Crea un entorno pacífico, de aceptación y respeto a su alrededor, beneficioso para todo el grupo familiar.

¿Es beneficioso tener una madre con inteligencia emocional?

Los beneficios individuales que se derivan de desarrollar la inteligencia emocional, son incontables; pero, cuando tienes hijos, la forma como ésta impacta sus vidas es realmente beneficiosa.

Hooven & Gottman, investigadores de la Universidad de Washington, hicieron un estudio comparativo sobre este tema. Analizaron el comportamiento de hijos de personas emocionalmente inteligentes y niños con madres de escaso manejo emocional. Los resultados mostraron que el primer grupo:

  • Tiene una comunicación fluida y franca con sus madres.
  • Demuestra afecto sin temor a ser juzgado.
  • Tiene control sobre sus emociones.
  • Se relaciona mejor con los adultos y con sus pares.
  • Sus cuerpos están más relajados.
  • Tiene un mejor rendimiento académico.
  • Es socialmente activo y goza de popularidad.

¿A qué se deben estos beneficios y otros que no te menciono aquí? A que son niños que han sido criados por madres emocionalmente inteligentes. Han crecido en un ambiente con libertad emocional, respeto, apoyo, comunicación y donde no es penalizado exteriorizar el amor y otros sentimientos.

Tips para educar hijos emocionalmente inteligentes

Si llegaste a este punto, seguro ya has internalizado lo básico para educar a tus hijos en esta modalidad. Sin embargo, estos son algunos tips muy útiles que he preparado para ti:

  • Ofrécele atención positiva. No es mimar o adular al niño, sino interesarse por sus necesidades, problemas y logros. Es querer saber cómo estuvo su día, si necesita tu ayuda para alguna tarea, si tuvo algún inconveniente en la escuela. Anímalo a hablar, escúchalo…abrázalo. Demuéstrale que estás presente.
  • Trátalo con respeto. Si vulneras su dignidad maltratas su autoestima, debilitando su capacidad para relacionarse exitosamente con otras personas.
  • No midas fuerzas con él. Es más positivo a largo plazo tratar de convencerlo y no de ganarle. Si te impones por la fuerza, solo le demuestras que basta tener la autoridad (no la razón) para doblegar al otro.
  • Sé amable y firme. En el post anterior te hablé un poco sobre la disciplina; pues, no es necesario ser dura o cruel para aplicarla. Puede decirle que «no» a una conducta, recordarle que lo amas, pero que aún sigue siendo «no» por las siguientes razones, y le explicas.
  • Inclúyelo en las soluciones. Permítele aportar; su opinión y criterio son valiosos en los asuntos de la familia. Muéstrale confianza y libertad para decir lo que piensa y lo que siente sobre determinado problema. Algún día, como tú ahora, tendrá que tomar decisiones muy importantes.

Eres mujer, eres madre y Dios te dio la fortaleza para llevar adelante esta hermosa labor. Si no te sientes satisfecha con los modelos de crianza que conoces, busca otro.

No tienes porqué repetir viejos esquemas que ya no funcionan. Puedes mejorar las posibilidades de tus hijos de ser felices, exitosos y hábiles socialmente. Y si no quieres hacerlo sola, llámame al 407 618 0212, puedo orientarte en esta maravillosa búsqueda.

Cristo y la salud emocional

Durante esta semana hemos estudiado el amplio abanico de factores que influyen en la salud emocional del ser humano. Existen factores que trabajan para el favor de la salud emocional y otros en contra de ella.

¿Cómo se forma la salud emocional?

La salud emocional tiene su base en lo que percibimos de nuestro medio ambiente desde la infancia temprana. Nuestras experiencias vividas desde entonces serán el sustrato de lo que desarrollaremos a lo largo de nuestra vida como base emocional. Es un estado de bienestar físico y psicológico que permite una adecuada adaptación a las circunstancias en las que un individuo se desenvuelve.

Recorriendo las calles de la vida muchas veces nos encontramos con adultos infelices, insatisfechos con su vida, deprimidos; sin saber lidiar con sus problemas e incluso con sus emociones. Andan por la vida en “modo automático”, tratando de aislarse y desconectarse de sus emociones. A veces, tratando de huir de las emociones, se llega a caer en vicios y adicciones al alcohol, las drogas, las medicinas prescritas, la pornografía, entre otras.

Pero ¿por qué ocurre esto? En el libro La salud emocional en la infancia” se explica cómo en la base de muchos trastornos emocionales está la valoración cognitiva que las personas hacemos de la realidad. Esta no es un conjunto de hechos objetivos y observables, sino la interpretación subjetiva y personal que cada uno hace de los mismos.

Esto implica que no todos los seres humanos percibimos la realidad de la misma manera; sino que la influencia de la subjetividad afecta totalmente cómo percibimos y procesamos los acontecimientos y el mundo en general desde el punto de vista emocional.

Los hábitos emocionales del ser humano

Esta percepción se realizará desde el sustrato que los hábitos emocionales hayan construido en nuestra mente. Es decir, si nuestros hábitos emocionales han sido saludables, se construirá una salud emocional que continuará acompañándonos durante toda nuestra vida.

Por el contrario, si los hábitos emocionales han sido dañinos, se habrá construido el camino para una vida de trastornos y caos emocional, en el que se manifestará claramente la falta de salud emocional.

Los hábitos emocionales son aquellos comportamientos que hemos acumulado por repetición; generalmente porque tomamos ejemplos inconscientes de nuestra familia o de la cultura en la que crecemos respecto a la forma en que sentimos y reaccionamos ante determinadas situaciones o actitudes.

Estos hábitos serán, por ejemplo:

  • Si siempre necesitamos tener la razón
  • Si siempre necesitamos tener el control
  • Si necesitamos culpar a los demás por las cosas que nos suceden
  • Si usamos el discurso autodestructivo o constructivo
  • Si tenemos creencias limitantes
  • Si tenemos ideas inflexibles sobre lo que es verdadero
  • Si necesitamos quejarnos
  • Si necesitamos criticarlo todo
  • Cómo manejamos la culpa
  • Si necesitamos validación externa o no
  • Si nos resistimos a los cambios o lo hacemos fluidamente
  • Cómo enfrentamos el dolor
  • Las “etiquetas” que nos han sido puestas desde que nacimos
  • Cómo enfrentamos el miedo
  • Los pretextos que usamos o que dejamos de usar
  • Cómo lidiamos con nuestro pasado
  • Cómo lidiamos con el rencor
  • Cómo manejamos nuestros apegos
  • Qué expectativas tenemos en la vida

Entonces, dependiendo del enfoque que tengamos hacia estos hábitos emocionales y de cómo los llevemos a cabo, estos afectarán para bien o para mal nuestra salud emocional. Recordemos que el bienestar y la supervivencia del ser humano están a merced de la constitución de su medio ambiente y de lo que este le haga sentir.

Inteligencia emocional y salud emocional

Además, debemos tener claro que no es lo mismo salud emocional que inteligencia emocional. La inteligencia emocional es la habilidad para manejar los sentimientos y emociones, discriminar entre ellos y utilizar esos conocimientos para dirigir los pensamientos y las acciones; mientras que la salud emocional es el estado de bienestar que alcanza el individuo cuando su personalidad dispone de recursos para manejar los sentimientos.

Es decir, que la inteligencia emocional es un elemento indispensable para lograr la salud emocional. Mientras más tengamos de una, más tendremos de la otra.

Te invito a que evalúes cuáles son tus hábitos emocionales. Quizás, no estabas consciente de que ellos existían, de que desde tu crianza, estos se han ido forjando y se han visto bajo la influencia del nivel de inteligencia emocional que posees.

Cristo y la Salud emocional

¿Sientes que tus hábitos emocionales han afectado tu salud emocional? ¿Sientes que debes cambiarlos para poder sentir la paz, estabilidad, felicidad y plenitud que tanto anhelas? ¿Te preguntas qué es lo que debes hacer para mejorarlos?

Primeramente, busca a Dios. Busca tener una relación con Cristo a través de la oración y la lectura de la Biblia. Cristo es la luz que ilumina nuestro sendero que es el camino verdadero que debemos seguir para obtener la plenitud en Él. Cristo quiere ayudarnos a tener salud emocional.

Miremos el ejemplo de Daniel en Daniel 6:10, él oraba tres veces a al día, buscando fortaleza en Dios y aumentando su confianza en su Creador. Él enfrentó pruebas muy difíciles y desafiantes, enfrentó el ser sacado de su país, enfrentó la esclavitud, la privación de libertad, pruebas extremadamente difíciles como el foso de los leones y el horno de fuego.

Tenía muchas razones para sentirse agobiado por la tristeza, la depresión, el odio, el enojo, para tener rencores hacia el pasado; pero su estrecha relación con Dios le ayudó a enfrentar dichas adversidades con una inteligencia y salud emocional que solo Dios puede inspirar.

La oración es fundamental

Ora como Daniel, pide a Dios que ponga en ti el ánimo y la confianza de romper con los hábitos emocionales (y los hábitos perjudiciales en general) que han afectado tu salud emocional y bienestar mental.

Probablemente necesites ayuda de un profesional, no hay nada de malo en esto. Muchas personas consideran como “tabú” el buscar ayuda profesional para las dolencias mentales; pero recordemos que el cerebro es un órgano y como tal, también se puede enfermar. También, acepta el apoyo y la ayuda de las personas que te rodean. Ellos no sustituirán la ayuda profesional, pero encontrarás en ellas un apoyo que te será muy útil para lograr el bienestar.

Gálatas 5:22-23 nos dice: “Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, Mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley”. Así que, mientras más busquemos a Dios y su Espíritu obre en nosotros, más fácilmente podremos romper con los hábitos emocionales dañinos y crecerán en nosotros los frutos del bienestar que solo Dios puede dar.

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:1, 2).

Dios quiere que tengas salud emocional, mental y física. Búscale y le hallarás.

¿Qué otros factores conoces que puedan afectar la salud emocional? ¿Conoces otros versículos que sean de ayuda para lograrla? Comparte con nosotros tu comentario y así podremos ayudar a otros a encontrar la fortaleza que tanto necesitan.