Suicidio en niños y adolescentes: ¿Por qué aumentó durante la pandemia?

El elevado índice de suicidio en niños y adolescentes es uno de los hechos devastadores agravados por la pandemia COVID-19. Las cifras registradas entre el periodo 2020 y 2021 son alarmantes. Y es todavía preocupante que ha pasado un año más y las secuelas parecen no tener fin.

¿Qué puede ser tan nefasto para un niño o adolescente como para recurrir al término de su vida? Pues, ésta apenas comienza a florecer. Este es un tema realmente cargado de toda sensibilidad y quiero que podamos comprenderlo juntos.

¿Ocurría el suicidio en niños antes de la pandemia?

La respuesta es sí. Lamentablemente los hechos de suicidio en niños y en adolescentes se registra desde hace muchos años atrás. Las causas asociadas han sido diversas y pese a los esfuerzos de padres, cuidadores y organizaciones interesadas, no ha sido posible evitar que esto ocurra.

En registros del Estado Mundial de la Infancia 2021 de la UNICEF, puede encontrarse que  la población infantil ya manifestaba necesidad de atención en salud mental antes de la pandemia. También otros medios estadísticos hacen medias comparativas con cifras de suicido en infantes en el año 2019.

¿Por qué las cifras aumentaron durante la pandemia?

Me importa mucho mencionar que, en base a los datos anteriores, no podremos mirar la llegada de la pandemia como la causa de los suicidios. Pero, sí como un detonante para que estos siguieran ocurrieran y en mayor porcentaje, según estadísticas reveladas.

Ahora bien, antes de consumar un hecho suicida la persona (de cualquier edad) habrá experimentado una condición mental alterada; es decir alejada de las condiciones saludables y en una mirada de su ser con poca valía.

Por supuesto, el confinamiento (asilamiento social), la incertidumbre y las perdidas fatales de familiares y de miles de personas a nivel mundial eran condiciones ideales para suscitar ansiedad, desasosiego y depresión. Sin duda, la condición mental perfecta que induce el suicidio en niños y jóvenes.

Confinamiento, incertidumbre y muerte: Una mirada infantil

Quienes conocemos sobre el desarrollo y comportamiento humano sabemos que los más pequeños son especialmente sensibles a los cambios en su rutina y hábitos. De este modo, aislarse de sus seres queridos, amigos y actividades de su agrado, no es sencillo para un niño ni para un joven adolescente.

Los infantes están comenzando a explorar su entorno, y los jóvenes adolescentes están deseosos de independencia, libertad e integración ¿Cómo soportar la clausura y controlar estas necesidades tan propias de su ser?

Te invito a ponerte en los zapatos de un niño y a que mentalices lo siguiente:

  • ¿Cómo limitar mis ganas de correr (y otros) al espacio de la casa y sin amigos o personas distintas a papá y mamá?
  • Suma la interrogante ¿qué está pasando y cuando va a terminar esto?, y espera la respuesta de padres o adultos notablemente agobiados y en crisis; ansiosos y, muchas veces, enojados.
  • «Nada será igual porque a muchos ya nos los volveré a ver».
  • «Mamá, papá ¿También vamos a morir?» y espera la respuesta de padres o adultos enojados por tantas preguntas que haces. Sientes que tus inquietudes «le quitan tiempo» para pensar qué hacer y, además, está más abrumado que tú.
  • ¿Cómo lo manejarías? Responde sobre la misma posición de un niño.

El detonante del suicidio en niños que se ignora

Se trata de la crisis del interior del ser y por consiguiente de la familia. Para mí, esta es la raíz del suicidio en niños y jóvenes. Y, no se menciona porque todavía es ignorada y no es aceptada.

No es un secreto que vivimos en un mundo donde el sentido de la vida ha sido dirigido por el tener y el hacer. La pandemia suprimió a cada uno lo que hacía y tenía; trabajos, juegos, entretenimientos, estudios, títulos, dinero, control, estatus, seguridad, vicios. Fue ésta la mayor incertidumbre.

Cada miembro de la familia estaba inmerso en sus actividades y en sus propias vivencias e individualidades. La pandemia los reunió a todos en un mismo lugar; el hogar, y en teoría esto debió ser beneficioso. Pero, con ello comenzaron a relucir los profundos vacíos personales y familiares existentes.

Esta situación de emergencia en la que cada uno necesitaba sentirse entendido, escuchado y valorado contrariamente hizo notar que eran agredidos, señalados, cuestionados, ignorados, minimizados. Y siempre había ocurrido, pero con el afanoso tener y hacer del día a día no se había notado.

Dulce o amarga compañía en casa

Estar en casa con quienes amamos ha de ser una dulce compañía para cada uno; especialmente, para nuestros pequeños. Cuando ocurre todo lo contrario se genera en los jóvenes una sensación de soledad que provoca un impacto profundo en su valía y en su dignidad.

Cuando la sensación de poca valía permanece en una mente joven y menos madura existe la tendencia al suicidio. Ahora entenderás, por qué después del confinamiento el suicidio en niños y adolescentes aún sigue sumando cifras.

Y después de la pandemia ¿qué?

Aún permanece la crisis sanitaria, pero retomamos las actividades adoptando y manteniendo las medidas de bioseguridad. El confinamiento ha cesado, la incertidumbre ha mermado; sin embargo, las secuelas permanecen y los suicidios en infantes continúan.

¿Cómo retomar la salud mental? Brindando mayor presencia del amor y retomando el verdadero sentido de la vida. La pandemia ha demostrado que el tener y el hacer no son lo esencial para estar a plenitud.Guiémonos en la presencia del amor, y Dios es amor (1 Juan 4.8; Colosenses 3.14).

En esa Presencia se trasciende la falta de cercanía, de escucha, de apoyo, de cobertura y esa sensación de desamor que precede al pensamiento de suicidio en niños y adolescentes. El amor es lo que da sentido a la vida de las personas (1 Corintios 13.2).

En ese mismo amor quiero brindarte mi compañía y mi cobertura ante cualquier situación de dificultad con tus hijos y tu familia. Puedes contactarme a este número 407 618 0212.

Cómo Jesús usó la soledad en su ministerio

Hemos aprendido que existen beneficios al apartar tiempo para estar en soledad en el ministerio y reconectarnos con nosotros mismos, con Dios y los demás.

 

Todos los grandes personajes de la fe dedicaron tiempo para practicar la soledad en el ministerio, el aislamiento. Enoc caminaba con Dios; Abraham fue llamado a una vida de soledad; Moisés pasó parte de su vida en soledad; Jesús reconoció el poder de la soledad y se convirtió en nuestro ejemplo.

 

¿Te has preguntado alguna vez si Jesús también buscaba el silencio, la paz y la tranquilidad de la soledad? ¿Sabes si existen versículos en la Biblia que nos muestren si Jesús usaba tiempo a solas para reconectarse con Su Padre, consigo mismo y con los demás?

 

Veamos las prácticas que tenía Jesús con respecto al uso de su tiempo en soledad:

 

Jesús usó la soledad para prepararse para el ministerio.

En Mateo 4:1-11, Jesús ayuna durante 40 días en el desierto en preparación para la inauguración de su ministerio. Debemos buscar la soledad para prepararnos intencionalmente para planificar nuestras metas a corto y largo plazo en nuestras vidas.

 

Jesús usó la soledad para llorar cuando experimentó una pérdida.

En Mateo 14:13, Jesús recibe la mala noticia de la ejecución de Juan el Bautista y se aparta para estar solo y llorar. Debemos buscar la soledad para recuperarnos de las pérdidas y la desilusión inevitables.

 

Jesús usó la soledad para escuchar a Dios.

En Mateo 17:1-9, Jesús busca el silencio de una montaña solitaria y Dios habla a través de la transfiguración. Nosotros debemos buscar la soledad para escuchar intencionalmente el Espíritu de Dios.

 

Jesús usó la soledad antes de un gran desafío.

En Mateo 26:36-40, Jesús quiere orar solo en el jardín antes de enfrentar la cruz. Debemos buscar la soledad para que podamos encontrar nuestro centro de tranquilidad y orar como un enfoque de desafío inminente.

 

Jesús usó la soledad para renovarse.

En Lucas 5:16, aprendemos que Jesús a menudo se retiraba a lugares solitarios para orar. Lo hacía después de temporadas agotadoras en su vida. Debemos buscar la soledad para tener descanso, rejuvenecimiento y renovación.

 

¿Puedes imaginar si este año, en el que seguimos estando aislados debido a la pandemia, integramos la soledad como disciplina espiritual? ¿Te imaginas la transformación que experimentaríamos? ¿Qué pasará en nuestras familias si comenzamos a enseñarles cómo practicar la soledad? Yo creo que la soledad debería ser una de nuestras resoluciones más importantes en este año, ya que es el secreto para reconectarnos con Dios, nosotros mismos y otros

 

La soledad es el secreto para reconectarnos con Dios y escuchar Su voz.

La soledad es el secreto para reconectarnos con nuestros corazones y reflexionar sobre nuestra condición espiritual.

La soledad es el secreto para reconectarnos con nosotros mismos y limpiarnos de la mentalidad mundana.

La soledad es el secreto para reconectarnos y entender nuestra identidad.

La soledad es el secreto para reconectarnos y realinear nuestras prioridades y metas.

La soledad es el secreto para reconectarnos y tener compasión por los demás.

 

¿Te imaginas si el Departamento de Educación implementara en su currículum de enseñanza cómo desarrollar la disciplina de la soledad o aislamiento? Tendríamos menos problemas de identidad en nuestros estudiantes y jóvenes, menos problemas de autoestima, menos suicidios y depresión porque la soledad es el secreto para reconectarse con Dios, con ellos mismos y otros.

 

La gente muere sintiéndose sola. Es hora de transformar ese sentimiento en soledad (aislamiento) y reconectarse con Dios, con uno mismo y con los demás.

 

Esto es lo que yo quisiera que hicieras esta semana:

 

Consigue un lugar intencional.

Piensa en un lugar tranquilo y seguro en donde puedas escapar de las distracciones y el caos de tu vida. Un espacio sagrado, apartado para estar con Dios, al cual las otras voces no puedan acceder, en el que la tecnología no te pueda distraer, y en el que los sonidos invasivos no puedan interrumpir.

 

Aparta un tiempo intencional

Haz una cita sagrada. Anótala en tu calendario. Otras responsabilidades desplazarán fácilmente esta cita. Resiste el llamado a atender las actividades que tengan “más prioridad” o sean “urgentes”.

 

Escucha de forma intencional.

Al principio, podríamos sentirnos solos, incómodos, temerosos o fuera de control. Si esta práctica es nueva para ti, comienza poco a poco. Diez minutos es una buena cantidad de tiempo para comenzar. Experimenta con lo que funcione en tu realidad del día a día. Dios te bendiga

El poder de la soledad

La soledad es un arte perdido

 

Una de las mayores quejas que escucho es la programación y el compromiso excesivos, y el exceso de trabajo. Especialmente durante esta pandemia en la que trabajamos desde casa, no ha sido fácil establecer límites en casa y la respuesta típica que escuchamos es «estoy demasiado ocupado(a)», «es una locura», «estoy trabajando más desde la casa que desde la oficina”. Frases dichas a menudo con un tono mezclado entre desesperación y orgullo.

 

Incluso cuando tenemos algo de tiempo libre, estamos increíblemente ocupados ejercitándonos, enviando mensajes de texto, trabajando o viendo televisión. Y, cuando hay algunos minutos entre todas estas actividades, ¿qué hacemos? Estamos constantemente revisando nuestros teléfonos inteligentes, buscando algún correo de voz, llamadas perdidas, correo electrónico y nuestras redes sociales. Debo confesar que esta ha sido mi experiencia muchas veces.

 

Sherry Turkle, profesora de Estudios sociales de ciencia y tecnología en M.I.T., ha entrevistado a cientos de personas de todas las edades sobre sus fijaciones diarias en las redes sociales y las nuevas tecnologías como teléfonos inteligentes y tabletas. En una entrevista reciente con Scientific American, Turkle indicó que le preocupa que existe al menos un precio oculto de nuestra adicción a la tecnología: la pérdida de la soledad. Turkle dice:

 

“Hago algunas partes de mi trabajo de campo en las señales de alto en la vía, en las filas para pagar en las cajas de los supermercados. Dale a las personas aunque sea un segundo y estarán haciendo algo con sus teléfonos. En todas las porciones de investigaciones realizadas se indica que la capacidad de las personas de estar solas está desapareciendo”.

 

¿Recuerdas cuándo fue la última vez que estuviste solo(a) por más de 15 minutos sin tener alguna distracción o ruido? ¿Las personas tienen miedo de estar solas? En 2014, en la revista Science Magazine, se publicó un estudio desarrollado en la Universidad de Virginia en el que se colocaron varios participantes, una cuarta parte de las mujeres y dos tercios de los hombres, solos en una habitación por quince minutos y se les dijo que se sentaran allí con sus pensamientos y una máquina de descargas eléctricas.

 

Estos participantes habían declarado anteriormente que pagarían dinero para evitar recibir descargas eléctricas. A pesar de que ellos no querían recibirlas, se descubrió que la mayoría de los participantes colocados en esta sala se aplicaban la descarga eléctrica de esa máquina que les dieron, en lugar de simplemente tener 15 minutos de soledad. No pudieron resistir estar solos. Necesitaban hacer algo para sentirse vivos y la única cosa que tenían en sus manos era una máquina de descargas eléctricas, así que preferían darse descargas eléctricas a sí mismos que estar solos con sus pensamientos. Tenemos miedo de estar solos.

 

Las personas tienen miedo de estar solas porque no saben cómo hacerlo. Piensa en esto; desde que estábamos en preescolar o comenzando la escuela primaria, nos enseñaron a involucrarnos con los demás (lo cual es bueno, no hay nada de malo en involucrarnos con los demás). Pero ¿a cuántos de nosotros nos enseñaron cómo practicar la soledad en nuestra vida diaria? No sabemos cómo estar solos en soledad o aislamiento.

 

Los seres humanos por mucho tiempo hemos estigmatizado a la soledad. Se le ha llegado a considerar un inconveniente, algo que debemos evitar, un castigo, un reino de solitarios. Hoy quiero redescubrir el arte perdido de la soledad, y quiero desafiarte a empezar a poner en práctica esta disciplina en tu vida, ya que es el secreto para reconectarte con Dios, contigo mismo(a) y con otros.

 

La verdad sobre la soledad

 

No podemos confundir el sentirse solo(a) con la soledad o aislamiento porque en ellos hay dos experiencias completamente diferentes. De manera que, lo primero que quiero hacer es aclarar el contraste entre soledad y sentirse solo(a).

 

El sentirse solo(a) es la sensación de que no se cuenta con otras personas o la falta de conexión social. Es un estado de angustia profunda. Es el sentimiento subjetivo de tener menos afecto y cercanía de lo que desearíamos en las áreas íntima y relacional.

 

Por el contrario, la soledad es el estado de estar solo(a) sin experimentar el aislamiento de que se está solo sin contar con otras personas (Gotesky). Es un estado de compromiso positivo y constructivo con uno mismo. La soledad es algo deseable, un estado en el que se está solo(a) en el que te proporcionas a ti mismo(a) compañía maravillosa y suficiente.

 

Tradicionalmente, la práctica de la soledad se ha asociado con una disciplina espiritual. Sin embargo, a mediados del siglo XVII hubo un cambio perceptible reflejado en la literatura y los poemas de esa época que indican que la soledad se había enfocado más hacia el interior de la persona. Los individuos buscaban la soledad para concentrarse en sí mismos en lugar de en Dios. Cuando el campo de la psicología comenzó a ocupar un lugar más prominente en nuestra sociedad, la soledad se utilizó entonces como una práctica, no para acercarte más a Dios sino a ti mismo(a).

 

Pero, escudriñando las Sagradas escrituras, podemos aprender cómo grandes hombres de la Biblia encontraron refugio, renovación y una conexión más fuerte con Dios luego de haber aprendido a pasar tiempo en soledad, tiempo a solas con su Creador.

 

En la soledad encontramos ese lugar, tiempo e inspiración que nos aparta del agite del día a día y que nos permite reconectarnos con Dios.

 

¿Quisieras aprender más sobre cómo la soledad te puede ayudar a reconectarte con Dios? ¿Conoces la historia de algún personaje bíblico que en la soledad tuvo un encuentro con Dios? Comparte tus respuestas con nosotros en la sección de comentarios. Dios te bendiga.