¿Cómo se siente el amor? 10 señales de que es amor verdadero

El amor es el sentimiento que más ha inspirado al ser humano en absolutamente todas las áreas de la vida. Son innumerables las canciones, libros, obras y demás, que han sido dedicadas a un amor. Sin embargo, es muy complejo identificar cuándo es un amor verdadero dada la predisposición que tenemos a sentirlo.

La pregunta que muchos se hacen es cómo se siente el amor y cómo saber si estamos ante uno verdadero en nuestra vida. La primera respuesta, gracias a la ciencia, es un poco más simple. El amor es un conjunto de procesos biológicos y químicos, según explica la bióloga y antropóloga Hellen Fisher.

Ciertas hormonas se activan en nuestro cuerpo cuando sentimos amor y nos provocan bienestar al compartir con el sujeto amado. No es únicamente un impulso sexual, sino que involucra muchas funciones del organismo. Gracias a esto, podemos lograr el reconocimiento de un sentimiento real de amor.

Claves para reconocer si es amor verdadero

Tal es la importancia del amor en la conducta humana que los investigadores de varias áreas del conocimiento han buscado encontrar explicaciones. Un análisis empírico de la teoría triangular de Sternberg pone el foco en la combinación de los tres elementos que identifican un amor equilibrado. Ellos son:

  • Intimidad
  • Pasión
  • Compromiso

Según los investigadores, un amor verdadero debe contar con los tres eslabones en la medida justa, para que sea sano y fructífero para ambas partes. En relación con estos aspectos, te traigo 10 señales para que puedas reconocer si lo que sientes por ese “alguien” especial es amor de verdad.

1.     Te hace bien y todos lo notan

La principal clave está en el bienestar. Tal como lo explicó la bióloga Hellen Fisher, el amor produce cambios positivos en el organismo. Si esa persona te mejora el humor, el ánimo, tienes ganas de arreglarte, de sentirte bien contigo mismo, es probable que sea amor verdadero.

2.     Puedes ser tú mismo

Este es un punto de suma importancia. Un amor real no te hará cambiar, no te forzará a ser quien no eres. Más bien, te motivará a crecer como persona, como la persona que ya eres. Te validará aún más y jamás buscará apagar tu esencia. Si esto no ocurre así, ten cuidado, puede que no sea una relación sana.

3.     Pueden hablarse a través de miradas o gestos

Cuando hay confianza entre dos personas, la comunicación es uno de los puntos donde más se expresa. Entenderse sin palabras es un fuerte indicador de que esa conexión es real, de que están desarrollando un lenguaje del amor entre ambos. Verás que va más allá del habla, también, alcanza las acciones de amor.

4.     Se ayudan y apoyan mutuamente

Si hay amor, hay apoyo mutuo. Un amor verdadero no es egoísta y se preocupa por el otro igual que por sí mismo. En una pareja, trabajar por el bienestar personal de cada uno será el impulso para formar una dinámica sana y duradera.

5.     Se esperan y respetan

Un problema muy común en parejas que no funcionan y donde el amor se extingue con rapidez es la falta de respeto mutuo. Por más que cueste a veces, respetar los tiempos del otro y de Dios en la pareja es fundamental.

En Romanos 12:10 la Biblia nos habla de la importancia del respeto en el amor. Si sientes que junto a “esa persona” existe un sincero respeto de tiempos, ideas, formas de expresarse, gustos, etc., entonces es amor.

6.     Se esfuerzan por resolver cada conflicto

Las mejores parejas no son las que no pelean, sino las que se esfuerzan por resolver cada situación de la mejor manera. El respeto también juega un rol primordial en la resolución de conflictos. No debe darse lugar a las ofensas, el enojo no es justificativo para dañar al otro.

Si hay amor, cada conflicto terminará con una resolución que los acerque aún más y haga crecer su relación. El vínculo se fortalecerá en vez de fisurarse, y los acercará a un conocimiento más amplio de sus valores y responsabilidades como miembros de la pareja.

7.     No se complementan, se comprenden

Es importante desarraigar la idea de complemento en el amor y reemplazarla por comprensión. Las historias románticas nos han mostrado una versión ideal del amor que, en muchos casos, no es posible vivir en la realidad. Esas expectativas terminan por desgastar a los miembros de la pareja y llevan a descreer en el amor.

Un artículo de la Facultad de Psicología en Uruguay señala la importancia de un amor basado en la comprensión entre pares. No somos “medias naranjas”, Dios nos creó completos e íntegros. Lo que debes buscar es estar en un mismo espíritu con el otro y con Dios, así sabrás que es un amor de bendición para ti.

8.     Se ríen juntos con facilidad

Existen estudios científicos que demuestran cómo la risa es un indicador de amor en una pareja. Además, refleja una relación sana y sentimientos sinceros. Es simple, la risa está asociada a la capacidad de expresarnos con libertad, situaciones sanas que nos alegran y buena química entre ambos. ¡Eso es amor!

9.     No necesitan ocultarse nada

Por supuesto que el amor se basa en la confianza y el pleno conocimiento del otro. No quiere decir que no se pueda tener “secretos” de vez en cuando, una sorpresa o un plan a futuro. Significa que no hay aspectos de tu personalidad o de tu pasado que busques esconder.

Si sientes obligación de ocultarte es porque algo no está bien en esa relación o no hay amor de verdad. Una relación no puede dar lugar a mentiras o engaños entre los miembros y, mucho menos, miedo a mostrarse tal cual son.

10.   Tienen proyectos juntos

Para terminar, un indicador de amor es el crear proyectos juntos. Cuando hay amor, hay deseo de compartir cada aspecto de la vida y de planificar cosas nuevas entre los dos. Si tratan de incluirse en cada plan que hacen, es porque verdaderamente se aman.

Analiza tu relación antes de avanzar al siguiente paso, así sabrás con seguridad si se trata de un amor verdadero. Ante cualquier duda o inquietud sobre este u otros temas, no dudes en llamar al 407-618-0212 para recibir atención de expertos.

 

Si mi pareja me fue infiel, ¿significa que lo volverá a hacer?

“Pastor Duany, mi pareja me fue infiel y quiero reconciliarme, pero temo que lo haga de nuevo” He escuchado estas palabras muchas veces, tanto en mi recorrido como pastor como siendo terapeuta.

Ser herido nuevamente es un temor común en la persona que ha sufrido por una infidelidad. Pues, además de que el infiel ha roto la confianza, existe una serie de declaraciones o supuestos sociales e incluso científicos que incrementan la incertidumbre.

A continuación, atendamos esta duda inquietante: ¿El infiel siempre será infiel? ¡Veamos!

Mi pareja me fue infiel y prometió no repetirlo ¿le creo?

También he escuchado: «Mi pareja me fue infiel y dicen que el tramposo siempre será así; tramposo, ¿es cierto?» «Dicen que los hombres son infieles por naturaleza ¿debo acostumbrarme a la infidelidad de mi esposo?»

Todas estas interrogantes salen en pugna tras una infidelidad dificultando aún más la posibilidad del perdón y la reconciliación. Sobre todo, en nuestros días, cuando la ciencia habla de que existe predisposición genética a la infidelidad.

¿La infidelidad está en los genes?

Una investigación sueca, reveló que el 40% de los hombres está predispuesto a la poligamia. Esta población posee un gen (alelo 334) que, aparentemente, los hace vulnerables a ser infiel y a desear sexo casual. Para muchos, estas declaraciones pueden ser una gran respuesta o la mejor de las excusas.

Un estudio finlandés señaló el 63% de las infidelidades masculinas y 40% de las femeninas se pueden atribuir a genes en las hormonas vasopresina y oxitocina.

Entonces, ¿Qué podemos esperar de la pareja?

Sobre este asunto, varios expertos han expuesto que dicho gen no determina el comportamiento mentiroso del portador. Por ejemplo, el secretario de la Federación de Sociedades de Sexología de España, Miguel A. Cueto, explicó lo siguiente:

«El comportamiento del ser humano se ve influenciado por factores biológicos, psicológicos y el sociales y cada factor interviene significativamente. Por ello, un elemento biológico no determina las relaciones de la persona. La interacción con el medio también ayuda o perjudica las relaciones».

A este comentario yo añadiría la libertad de decisión como factor concluyente de nuestros comportamientos. Quizá la existencia de un elemento genético suponga mayor esfuerzo y autodominio, pero cada uno es libre de elegir ser o no honestos y fieles.

En verdad, nuestra debilidad genética, física y psicológica nos hace más necesitados de la presencia de Dios y de la ayuda de los demás. Pero, no nos exime de nuestra libertad.

Algunas señales que debes evaluar en tu pareja

«Mi pareja me fue infiel y, aun así, he decido tener una nueva oportunidad con él/ella»

Si esto es lo que has decidido, debes considerar tu autocuidado para no emporar tu herida. Es importante evaluar con honestidad si tu pareja también desea y se esfuerza por esa nueva oportunidad. Ambos deben trabajar para que la relación funcione nuevamente.

Me permito compartir contigo algunas señales que indican si tu pareja ha elegido comenzar a ser fiel y recuperar la unión. Veamos:

1.   Renuncia a su amorío

Si tu pareja siente que puede (o quiere) renunciar a su amorío, entonces, está comprometido contigo. Contrariamente, si ella/el expone que será «solo amigo” de la otra persona lo más probable es que continúe su engaño.

Es necesario que el cónyuge infiel renuncie a todo contacto con su amorío. Si no está listo para renunciar a ella/el, entonces, no está listo para retomar el compromiso contigo.

2.   Se arrepiente y admite su engaño

Otra declaración común es: «Mi pareja me fue infiel y dudo de su arrepentimiento»

Si no te culpa por lo que pasó es una buena señal. Pues, las personas que culpan son incapaces de asumir su responsabilidad y, si a futuro no satisfaces sus necesidades, te engañará de nuevo.

Decir: «es tu culpa» o «me obligaste a hacerlo» es diferente a explicar que, por sentirse limitado porque tenían poco sexo o muy criticado y desatendido. En este último caso tu pareja te hace saber lo que le ocurrió, expresa su arrepentimiento y se abre a una conversación para proponer cambios.

3.   Está dispuesto a ocuparse de la relación

Si no hay compromiso es muy probable que la infidelidad ocurra de nuevo. Es importante tener claro que: una cosa es decir que quieren enmendar el error y otra es esforzarse y comprometerse con sus acciones.

En sus conversaciones deben proponer qué están dispuestos a hacer y cómo lo harán. También se reformulan los acuerdos de convivencia y se propone todo aquello que favorezca la relación.

4.   Te escucha

¿Hablan de la infidelidad? ¿Te escucha? ¿es paciente en este momento difícil? ¿comprende tu dolor y te ayuda a sobrellevarlo? ¿entiende tus celos o dudas repentinas? ¿responde a tus dudas con calma?

Si lo hace tu pareja está dando un buen paso para retomar el compromiso. Si no, es probable que no esté interesado en la reconciliación y esforzarse para que la relación funcione.

5.   Percibes algún engaño

Si tu pareja coquetea con otras personas, sobreprotege su teléfono, sus mensajes y sus cuentas de redes sociales quizá tenga algo que ocultar. Sus acciones deben fortalecer la confianza mientras tu trabajas en el perdón y en aprender a confiar nuevamente.

La falta de confianza es la base de la inestabilidad y, con toda probabilidad, hará que la infidelidad ocurra.

Mi pareja me fue infiel y no puedo volver a confiar

Tú y tu pareja deben ser abiertos y sinceros expresando lo que ambos sienten y desean. Pues, si ambos intentan presionarse es improbable que funcione. También debes saber que para hacer frente a la infidelidad necesitas aprender a confiar nuevamente. He colocado un tema en este portal para guiarte en ello.

La infidelidad es una elección que se hace dentro de la relación. Sin embargo, es posible continuar. Muchas parejas lo han logrado con mucho compromiso. Iniciar terapia de pareja con ayuda profesional es una decisión favorable.

Estoy dispuesto a acompañarte. Contáctame al 407 618 0212.

¿Cómo influye en el matrimonio el estar hechos a la Imagen de Dios?

Hoy quiero compartir contigo la importancia de entender que somos una creación especial, estamos hechos a la imagen de Dios y somos seres sociales. Dios espera que vivamos conforme a su diseño como un ser humano diferenciado en comunión con Él y con otros en relaciones en las que se da y se recibe.

Para que podamos entender con un mejor punto de vista, el tipo de relaciones que podemos tener hacia otros seres humanos y Dios, podemos identificar cuatro tipos en la analogía de las relaciones.

Estar hechos a la imagen de Dios y nuestras relaciones

En primer lugar, podemos hablar de la forma en que los seres humanos se relacionan con Dios; en segundo lugar, cómo los seres humanos se relacionan con otros seres humanos; Entonces, cómo Dios se relaciona con los seres humanos; y, finalmente, cómo Dios a través de Jesucristo como humano, se relaciona con los seres humanos.

Podemos resumir el papel del lugar de Dios en cada relación afirmando –Dios es en sí mismo el que ama eternamente, Aquel que es amado eternamente; Y en esta Trinidad, Él es el original y la fuente de todas las relaciones.

Por lo tanto, puesto que los seres humanos fuimos creados a imagen de Dios, la vista relacional en la imagen de Dios sugiere que Él creó a Adán y Eva para vivir en relaciones recíprocas y auténticas. Por esta razón, hemos de estar en relaciones en las que todo nuestro ser, el Yo, esté en relación mutua con su otro, el otro. Esto supone un auténtico encuentro personal tanto de la singularidad como de la unidad entre tú y tu esposo o esposa.

Uno no es dominante; el otro no es inferior. La relación se caracteriza especialmente por la reciprocidad de la comunicación. En general, una relación que refleja la imagen de Dios es una relación caracterizada por la reciprocidad (dar y recibir); y permite que el Yo se conozca más plenamente en el proceso por el otro.

Reciprocidad en el matrimonio

Una práctica particular que se ve con frecuencia en las ceremonias de boda cristianas ilustra este concepto de reciprocidad en el matrimonio. En la ceremonia, las familias de la novia y el novio a veces encienden velas que simbolizan la vida de la novia y el novio.

La novia y el novio luego toman sus respectivas velas y al mismo tiempo encienden la vela del otro representando la nueva unidad del matrimonio en el cual se están comprometiendo. Pienso que en esta práctica en la que la novia y el novio apagan sus velas para apagarlas, esencialmente diciendo que son uno y ya no son dos seres separados, carece del concepto de ser uno sin dejar de ser de dos.

De hecho, el matrimonio no se trata de la abolición de la singularidad de los dos que se convierten en uno; sino de la reciprocidad de dos vidas distintas que manifiesta la imagen de Dios tanto a través de la unidad como de la individualidad.

Yo te invito hoy, a tener en cuenta tu singularidad como esposo o esposa. Eres una criatura especial e individual de Dios, pero también, toma en cuenta el hecho de que eres también uno con tu cónyuge. Pídele a Dios hoy que te ayude a apreciar la individualidad de tu pareja y a hacer que el vínculo que les une se vuelva aún más fuerte; que sea como el vínculo que existe entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.