Cristo y la salud emocional

Durante esta semana hemos estudiado el amplio abanico de factores que influyen en la salud emocional del ser humano. Existen factores que trabajan para el favor de la salud emocional y otros en contra de ella.

¿Cómo se forma la salud emocional?

La salud emocional tiene su base en lo que percibimos de nuestro medio ambiente desde la infancia temprana. Nuestras experiencias vividas desde entonces serán el sustrato de lo que desarrollaremos a lo largo de nuestra vida como base emocional. Es un estado de bienestar físico y psicológico que permite una adecuada adaptación a las circunstancias en las que un individuo se desenvuelve.

Recorriendo las calles de la vida muchas veces nos encontramos con adultos infelices, insatisfechos con su vida, deprimidos; sin saber lidiar con sus problemas e incluso con sus emociones. Andan por la vida en “modo automático”, tratando de aislarse y desconectarse de sus emociones. A veces, tratando de huir de las emociones, se llega a caer en vicios y adicciones al alcohol, las drogas, las medicinas prescritas, la pornografía, entre otras.

Pero ¿por qué ocurre esto? En el libro La salud emocional en la infancia” se explica cómo en la base de muchos trastornos emocionales está la valoración cognitiva que las personas hacemos de la realidad. Esta no es un conjunto de hechos objetivos y observables, sino la interpretación subjetiva y personal que cada uno hace de los mismos.

Esto implica que no todos los seres humanos percibimos la realidad de la misma manera; sino que la influencia de la subjetividad afecta totalmente cómo percibimos y procesamos los acontecimientos y el mundo en general desde el punto de vista emocional.

Los hábitos emocionales del ser humano

Esta percepción se realizará desde el sustrato que los hábitos emocionales hayan construido en nuestra mente. Es decir, si nuestros hábitos emocionales han sido saludables, se construirá una salud emocional que continuará acompañándonos durante toda nuestra vida.

Por el contrario, si los hábitos emocionales han sido dañinos, se habrá construido el camino para una vida de trastornos y caos emocional, en el que se manifestará claramente la falta de salud emocional.

Los hábitos emocionales son aquellos comportamientos que hemos acumulado por repetición; generalmente porque tomamos ejemplos inconscientes de nuestra familia o de la cultura en la que crecemos respecto a la forma en que sentimos y reaccionamos ante determinadas situaciones o actitudes.

Estos hábitos serán, por ejemplo:

  • Si siempre necesitamos tener la razón
  • Si siempre necesitamos tener el control
  • Si necesitamos culpar a los demás por las cosas que nos suceden
  • Si usamos el discurso autodestructivo o constructivo
  • Si tenemos creencias limitantes
  • Si tenemos ideas inflexibles sobre lo que es verdadero
  • Si necesitamos quejarnos
  • Si necesitamos criticarlo todo
  • Cómo manejamos la culpa
  • Si necesitamos validación externa o no
  • Si nos resistimos a los cambios o lo hacemos fluidamente
  • Cómo enfrentamos el dolor
  • Las “etiquetas” que nos han sido puestas desde que nacimos
  • Cómo enfrentamos el miedo
  • Los pretextos que usamos o que dejamos de usar
  • Cómo lidiamos con nuestro pasado
  • Cómo lidiamos con el rencor
  • Cómo manejamos nuestros apegos
  • Qué expectativas tenemos en la vida

Entonces, dependiendo del enfoque que tengamos hacia estos hábitos emocionales y de cómo los llevemos a cabo, estos afectarán para bien o para mal nuestra salud emocional. Recordemos que el bienestar y la supervivencia del ser humano están a merced de la constitución de su medio ambiente y de lo que este le haga sentir.

Inteligencia emocional y salud emocional

Además, debemos tener claro que no es lo mismo salud emocional que inteligencia emocional. La inteligencia emocional es la habilidad para manejar los sentimientos y emociones, discriminar entre ellos y utilizar esos conocimientos para dirigir los pensamientos y las acciones; mientras que la salud emocional es el estado de bienestar que alcanza el individuo cuando su personalidad dispone de recursos para manejar los sentimientos.

Es decir, que la inteligencia emocional es un elemento indispensable para lograr la salud emocional. Mientras más tengamos de una, más tendremos de la otra.

Te invito a que evalúes cuáles son tus hábitos emocionales. Quizás, no estabas consciente de que ellos existían, de que desde tu crianza, estos se han ido forjando y se han visto bajo la influencia del nivel de inteligencia emocional que posees.

Cristo y la Salud emocional

¿Sientes que tus hábitos emocionales han afectado tu salud emocional? ¿Sientes que debes cambiarlos para poder sentir la paz, estabilidad, felicidad y plenitud que tanto anhelas? ¿Te preguntas qué es lo que debes hacer para mejorarlos?

Primeramente, busca a Dios. Busca tener una relación con Cristo a través de la oración y la lectura de la Biblia. Cristo es la luz que ilumina nuestro sendero que es el camino verdadero que debemos seguir para obtener la plenitud en Él. Cristo quiere ayudarnos a tener salud emocional.

Miremos el ejemplo de Daniel en Daniel 6:10, él oraba tres veces a al día, buscando fortaleza en Dios y aumentando su confianza en su Creador. Él enfrentó pruebas muy difíciles y desafiantes, enfrentó el ser sacado de su país, enfrentó la esclavitud, la privación de libertad, pruebas extremadamente difíciles como el foso de los leones y el horno de fuego.

Tenía muchas razones para sentirse agobiado por la tristeza, la depresión, el odio, el enojo, para tener rencores hacia el pasado; pero su estrecha relación con Dios le ayudó a enfrentar dichas adversidades con una inteligencia y salud emocional que solo Dios puede inspirar.

La oración es fundamental

Ora como Daniel, pide a Dios que ponga en ti el ánimo y la confianza de romper con los hábitos emocionales (y los hábitos perjudiciales en general) que han afectado tu salud emocional y bienestar mental.

Probablemente necesites ayuda de un profesional, no hay nada de malo en esto. Muchas personas consideran como “tabú” el buscar ayuda profesional para las dolencias mentales; pero recordemos que el cerebro es un órgano y como tal, también se puede enfermar. También, acepta el apoyo y la ayuda de las personas que te rodean. Ellos no sustituirán la ayuda profesional, pero encontrarás en ellas un apoyo que te será muy útil para lograr el bienestar.

Gálatas 5:22-23 nos dice: “Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, Mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley”. Así que, mientras más busquemos a Dios y su Espíritu obre en nosotros, más fácilmente podremos romper con los hábitos emocionales dañinos y crecerán en nosotros los frutos del bienestar que solo Dios puede dar.

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:1, 2).

Dios quiere que tengas salud emocional, mental y física. Búscale y le hallarás.

¿Qué otros factores conoces que puedan afectar la salud emocional? ¿Conoces otros versículos que sean de ayuda para lograrla? Comparte con nosotros tu comentario y así podremos ayudar a otros a encontrar la fortaleza que tanto necesitan.