¿Cómo se forma la autoestima?

¿Por qué este post podría cambiar el curso de tu vida? La forma como nos sentimos con respecto a nosotros mismos afecta todos los aspectos de nuestra vida; incluyendo desde nuestro trabajo, el amor o el sexo y nuestro comportamiento como padres, hasta la forma como nos relacionamos con Dios. A eso se le llama autoestima y es clave para sentirnos bien con nosotros mismos y los demás.

¿Por qué es tan importante la autoestima?

La influencia que los acontecimientos de la vida tendrán en nosotros dependerá de la forma cómo nosotros nos vemos a nosotros mismos. Esto quiere decir que la autoestima de una persona puede determinar en gran medida su éxito o su fracaso. 

Si aún no estás convencido(a) de la importancia de aprender y crecer en esta área de tu vida, apartando los problemas de origen biológico; no existe una sola dificultad psicológica, desde la angustia y la depresión, el miedo a la intimidad o al éxito, el abuso de alcohol o de las drogas, el bajo rendimiento en el estudio o en el trabajo; hasta los malos tratos a las mujeres u hombres o la violación de menores, las disfunciones sexuales o la inmadurez emocional, pasando por el suicidio o los crímenes violentos, que no sea atribuible a una autoestima deficiente en el ser humano (Nathaniel Branden).

El psicólogo William James dijo sobre la autoestima: la angustia mental frecuentemente sigue a las personas que se creen insuficientes y sin valor. 

Ahora, después de comenzar a entender la magnitud del problema de la autoestima, ten en cuenta que el 85% de la población del mundo sufre de problemas de autoestima. El 70% de las personas tienen un bajo concepto de sí mismas, diciendo que no son suficientemente buenas, que son feas e inadecuadas. El 45% de los hombres no están contentos con sus cuerpos. 

Pero, ¿Qué es la autoestima?

Veamos qué es la autoestima. Es la manera como te percibes a ti mismo(a). Se trata de la parte emocional de tu mente, valora lo más íntimo de tu ser, es decir, tu valía como persona.” 

“Es el concepto que tienes de ti mismo”. Brian Tracy

“Es ese sentimiento que se encuentra en lo más profundo de tu piel y que habla de tu propio valor”.

Denis Waitley

En otras palabras, como dijo Branden, la autoestima es la suma de la confianza y el respeto por uno mismo; y refleja el juicio implícito que cada uno hace de su habilidad para enfrentar los desafíos de la vida.

¿Cómo desarrollamos nuestra autoestima?

Esta pregunta es importante porque si entendemos la raíz del proceso de formación de nuestra autoestima, podremos trabajar en ella más eficientemente.

La autoestima se desarrolla desde muy temprana edad y nunca deja de evolucionar, cambiar, mejorar o incluso deteriorarse. Es decir, está en continuo movimiento. Además, al ser producto de nuestra condición pecaminosa, no es voluntaria, espontánea o natural; sino que proviene de las condiciones de vida y de lo que cada uno va experimentando en el transcurso de la misma. 

Por ejemplo, a partir de los 5-6 años aproximadamente, es cuando empezamos a formar una idea de lo que significa ser nosotros mismos. Esta idea estará influenciada por el estilo de apego que desarrollen nuestros cuidadores primarios con nosotros. Si ellos desarrollaron un apego seguro, nos sentiremos amados, sentiremos que somos especiales y que tenemos valía.

Pero, cuando nuestros cuidadores primarios no están presentes emocionalmente para darnos amor y aceptación, desarrollamos un apego inseguro; el cual nos lleva a sentirnos indignos, no validados y con falta de valía personal. 

El período de la asolescencia y la formación de la autoestima

Más adelante, en la adolescencia, empezamos a valorarnos en función de la relación que desarrollamos con nuestros pares y de acuerdo a los criterios culturales en el área de la belleza, valor o capacidades intelectuales. 

Y, cuando llegamos a la edad adulta, la autoestima se vive en base a ese guión de vida que desarrollamos en nuestra infancia y que podría estar marcando el curso de nuestras vidas. De esta forma, va creciendo la propia satisfacción o insatisfacción, así como la seguridad e inseguridad ante uno mismo. 

¿Cómo sabes si tienes una autoestima positiva?

Una persona con una autoestima positiva…

  1. Cree con firmeza en ciertos valores y principios, y está dispuesta a defenderlos incluso aunque encuentre oposición. 
  2. No pierde tiempo preocupándose en exceso por lo que le haya ocurrido en el pasado ni por lo que le pueda ocurrir en el futuro. 
  3. Confía plenamente en su capacidad para resolver sus propios problemas, sin dejarse acobardar fácilmente por fracasos y dificultades. Y, cuando realmente lo necesita, está dispuesta a pedir la ayuda de otros.
  4. Como persona, se considera y siente igual que cualquier otro; ni inferior, ni superior; sencillamente, igual en dignidad; y reconoce diferencias en talentos específicos, prestigio profesional o posición económica.
  5. No se deja manipular, aunque está dispuesta a colaborar si le parece apropiado y conveniente.
  6. Es capaz de disfrutar con una gran variedad de actividades.
  7. Es sensible a los sentimientos y necesidades de los demás; respeta las normas sensatas de convivencia generalmente aceptadas, y entiende que no tiene derecho —ni lo desea— a medrar o divertirse a costa de otros.

Una persona que tiene una autoestima negativa tiene las siguientes características:

  • Autocrítica rigorista: tendiente a crear un estado habitual de insatisfacción consigo misma.
  • Hipersensibilidad a la crítica: que le hace sentirse fácilmente atacado y a experimentar resentimientos pertinaces contra sus críticos.
  • Indecisión crónica: no tanto por falta de información, sino por miedo exagerado a equivocarse.
  • Deseo excesivo de complacer: no se atreve a decir «no», por temor a desagradar y perder la benevolencia del peticionario.
  • Perfeccionismo: o autoexigencia de hacer «perfectamente», sin un solo fallo, casi todo cuanto intenta; lo cual puede llevarlo a sentirse muy mal cuando las cosas no salen con la perfección exigida.
  • Culpabilidad neurótica: se condena por conductas que no siempre son objetivamente malas, exagera la magnitud de sus errores y delitos y/o los lamenta indefinidamente, sin llegar a perdonarse por completo
  • Hostilidad flotante: irritabilidad a flor de piel, siempre a punto de estallar aun por cosas de poca importancia; propia del supercrítico a quien todo le sienta mal, todo le disgusta, todo le decepciona, nada le satisface.
  • Tendencias defensivas: un negativo generalizado (todo lo ve negro: su vida, su futuro y, sobre todo, su sí mismo) y una inapetencia generalizada del gozo de vivir y de la vida misma.
  • Críticos con los demás: en ocasiones, una persona que padece de una baja autoestima puede llegar a emplear la crítica hacia otras personas cuando algo sale mal, especialmente cuando se trate de defenderse a uno mismo ante una situación incómoda, con la pretensión de demostrar su inocencia. Incluso, puede que la persona que padece autoestima baja no llegue a ser consciente de su comportamiento y que no lo haga con una mala intención.

¿Qué tipo de autoestima consideras que tienes?

¿Te has puesto a pensar en cómo te percibes a ti mismo(a)? Como dijimos anteriormente, el principal valor que debes darte a ti mismo(a) es el valor que Dios te ha dado; un valor tan grande, que dio a Su único Hijo para que muriera en tu lugar y así poder ofrecerte la vida eterna.

De manera que, no importa si tu familia de origen ha sembrado en ti dudas sobre tu valor como persona; ni si tus amigos o pareja no te hacen sentir como un igual; no importa si tus compañeros de trabajo no reconocen tu arduo trabajo ni tu valor como personal del lugar en el que trabajas; tu valor ante los ojos de Dios es incalculable.

Mira lo bueno que hay en ti, reconoce tus cualidades, tus buenos principios, los conocimientos que tienes; valora los buenos rasgos de tu personalidad, esas cosas buenas que tienes en ti para ofrecer a los demás; mírate al espejo y date cuenta de que eres un ser único, con un propósito, con metas, con sueños. ¡Date el valor que tu propio Creador te ha dado y serás feliz!

¿En el transcurso de tu vida, has hecho algo que te ayudó a mejorar tu autoestima? Compártelo con nosotros en los comentarios, y así, ayudarás a otros a aumentar su autoestima y empezar a recorrer el camino de la felicidad y el valor propio.

Descubre el poder de la autoestima

La autoestima es una necesidad humana fundamental. No se puede minimizar ni anular. La misma determina nuestra capacidad de entender quienes somos en Cristo Jesús y el potencial que tenemos si descubrimos nuestra identidad. Pero triestemente, nuestro estado pecaminosos, las experiencias traumaticas que hemos tenido en el pasado y la influencia de los genes de nuestros padres impactan como nos vemos a nosotros mismos y como creemos que otras personas nos perciben. Al final la forma como te miras a ti mismo determinará tu salud mental, tu calidad de vida y el respeto que te daran los que te rodean.  

Permíteme ilustrarlo con una historia bíblica: 

Mefiboset, hijo de Jonathan y nieto de Saúl, pertenecía a la familia real de Israel. Tenía un privilegio que no tenía otro niño, ser un príncipe de Israel. Él tenía cinco años de edad cuando su abuelo y su padre murieron mientras el pueblo de Israel se enfrentaba a los filisteos.

Cuando en esas batallas el rey moría, la familia real tenía que huir porque el ejército enemigo iba a buscar a todos los descendientes del rey para matarlos, y así eliminar al heredero del reino.

Un soldado llegó a la casa de Jonathan en Jezreel y anunció que Saúl y Jonathan habían muerto en batalla. Cuando la nodriza de Mefiboset escuchó ese mensaje, solo pudo hacer algo: tomar al niño, que para aquel entonces tenía cinco años y salir huyendo hacia la montaña. Pero algo terrible ocurrió.  Mientras ella corría con el niño por unos pedregales, este se le cayó.  En aquellos tiempos no exitía el adelanto científico que existe en nuestro tiempo y por causa de esa caída, Mefiboseth, el nieto de Saúl, el que podía haber llegado a ser rey de Israel, ahora estaba lisiado, paralizado de las dos piernas. Él dependía de alguien, que lo cargara, y sólo podía caminar con dos muletas que habían hecho para él.  El error de su nodriza de dejarlo caer había transformado su vida real en una vida de maldición.

El niño lisiado fue a parar a Lodebar, donde creció e hizo su vida como paralítico. Lodebar era el lugar donde vivían los que, en vez de ser príncipes, eran mendigos. Mefiboset creció en el olvido.

Cierta noche, el rey David no podía conciliar el sueño y mandó buscar a uno de sus ayudantes y le dijo: «¿Queda aún alguno de la casa de Saúl, al cual yo pueda hacer misericordia por amor a mi amigo Jonathan? El ayudante no sabía si quedaba alguno, pero dijo conocer a Siba, siervo de Saúl. Entonces, trajeron a Siba a la presencia del rey. Este le preguntó a Siba: “¿Queda alguien de la casa de Saúl a quien yo pueda hacer misericordia por amor a mi amigo Jonathan?” Siba le dijo al rey: “Sí, queda alguien, su nombre es Mefiboset”. Entonces el rey le dijo: “Bueno, díganle que venga al palacio”. Siba le respondió al rey: “No rey, éste no puede venir por sí mismo, porque está lisiado de ambos pies, necesita ser cargado, así como fue llevado a Lodebar”.

Entonces el rey le dijo a Siba que tomara su carruaje real y que fuera a buscar a Mefiboset. Siba trajo entonces a Mefiboset al palacio y cuando este se encuentra con el rey David, le dice inclinándose: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo? Mefiboset se sentía sin valor propio debido a su pasado, debido a su limitación física, y a sus creencias limitantes.

David le devolvió todo lo que pertenecía a Saúl, su abuelo, y, además, un lugar en su palacio por amor a su padre Jonathan. 

“Toda persona sana posee una autoestima sobre la base de tres componentes que confluyen entre sí: cómo piensa, cómo se siente, y cómo actúa” 

Mefiboset pensaba como un mendigo, se sentía como un perro y actuaba como un paralítico sin esperanza. Producto de su condición mental tenía deficiencias en su autoestima. 

Tal vez te preguntas, ¿Qué es la autoestima? “La autoestima es la manera como te percibes a ti mismo. Se trata de la parte emocional de tu mente, valora lo más íntimo de tu ser, es decir, tu valía como persona”. “Mantener en tu mente que eres diferente y único” es algo que te puede permitir apagar la voz interna, que resuena y que lleva a compararte con los demás casi todo el tiempo. 

Es triste reconocer que el 85% de la población del mundo sufre de problemas de autoestima. Esto es una epidemia. Lo más difícil de entender de esta realidad es que no puedes alcanzar el potencial para lo cual fuiste creado a menos que crezca en tu eficacia y auto respeto. 

Un padre antes de morir le dijo a su hijo: “Este es un reloj que tu abuelo me dio y tiene más de 200 años, pero antes de que te lo entregue, te pido que vayas a la tienda de vigilancia en la primera calle, y le digas que quieres venderlo y así verás lo mucho que vale”.

El hijo se fue y luego regresó con su padre, y le dijo: “El de la tienda paga 5 dólares porque es viejo”.

El padre entonces le dijo: “ve a la cafetería”. Se fue y luego regresó, y dijo: “Paga 5 dólares padre“.

Por último, el padre le dijo: “Ve al museo y muestra el reloj”.
– Se fue y luego regresó, y le dijo a su padre: “¡Me ofrecieron un millón de dólares por esta pieza!”.

El padre, entonces, le dijo: “Quería hacerte saber que en el lugar correcto sabrán tu VALOR de una manera correcta, no te pongas en el lugar equivocado y no te enojes si no lo hacen. Quien sabe tu valor es quien te aprecia, no te quedes en un lugar que no te conviene”
¡Conoce tu valor! Tu valor te lo da Dios, no los fracasos de tu pasado. 

Tal vez la vida te ha convertido en un paralítico en tu alma y te ves inferior, sin valor, creyendo las mentiras que Satanás ha sembrado en tu vida, convenciéndote de que no puedes alcanzar tus metas porque no eres suficientemente bueno. Tal vez, tu historia esté llena de vergüenza por el guión de vida que sembraron tus padres en tu niñez. Sin embargo, Dios te llama para que salgas de tu complejo de inferioridad y reconozcas el valor que tienes ante Dios, y comiences a vivir de acuerdo a la capacidad que Dios te ha dado. 

Alinea tu valor propio con el valor que tu Dios te da; aceptándote a ti mismo, agradeciéndole por sostenerte, enterrando tu pasado negativo y creyendo en la verdad de Dios; viviendo en Su perdón; beneficiándote por aprender de tus errores; formando relaciones positivas y proyectando metas realistas para tu vida. No puedes amar a los demás si primero no te amas a ti mismo. 

Dios te pregunta: ¿A quedado alguien a quien pueda hacer misericordia por amor a mi hijo Jesucristo? Dios quiere traerte a su palacio. Dios quiere sacarte de tus miserias, complejos de inferioridad, creencias limitantes y parálisis existencial para traerte de regreso a su palacio, para que te sientes a la mesa del Rey de reyes y Señor de Señores. 

Hoy es tu día de regresar al palacio. Te pregunto, ¿qué practias o habitos te han llevado a crecer en tu autoestima?