Secretos de madres emocionalmente inteligentes

Mucho se habla sobre las madres emocionalmente inteligentes, pero no siempre sabemos su significado. En teoría, son aquellas capaces de reconocer, aceptar, gestionar y expresar sus emociones y sentimientos dentro del entorno familiar.

Más allá de las definiciones, esta expresión describe un profundo nivel de comunicación, comprensión y empatía con sus hijos. Esta madre se conoce a sí misma, «Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua» (Proverbios, 31:26). Dios está en su corazón y su hacer la distingue de otras madres.

Madres emocionalmente inteligentes: su significado

Las madres emocionalmente inteligentes no se apoyan exclusivamente en la razón para formar a sus hijos. Lo común es manejarse con patrones de crianza tradicionales sustentados en disciplina y razonamiento. Queremos hacer al niño o adolescente «entrar en razón».

Esto suele ser fuente de conflictos y bloquea la comunicación. El resultado es que nadie gana, mientras la frustración, de lado y lado crece. Como terapeuta, te digo que esto no es positivo ni contribuye a formar niños empáticos y exitosos en el manejo de las situaciones de la vida.

Se trata de aprender a gestionar inteligentemente las propias emociones y llamarlas por su nombre:

  • Ira
  • Frustración
  • Tristeza
  • Miedo
  • Sorpresa
  • Alegría
  • Vergüenza
  • Envidia

Como puedes ver, algunas no son fáciles de aceptar; pero son parte de nosotros, de nuestra naturaleza…son emociones humanas; y como humanos, tenemos que aprender a reconocer cuando sentimos envidia o miedo, porqué  lo sentimos y, especialmente, aprender a manejarlo. Y, ser madre, pasa por aprender a sentir y descifrar las emociones de sus hijos.

¿Cómo se comportan las madres con inteligencia emocional?

Una madre que utiliza estrategias sustentadas en la conciencia emocional y en el reconocimiento de sus sentimientos, actúa según los siguientes preceptos:

●     Establecen vínculos saludables con sus hijos

Uno de los pilares para criar hijos emocionalmente equilibrados es establecer vínculos sólidos y sanos con ellos desde el principio. Estas madres no permiten que lo agitado o agobiante de la vida moderna las desconecte de lo que realmente importa: sus hijos.

Siempre tienen tiempo para hacer una pausa y fortalecer los lazos familiares. Conexión gratificante para todos los miembros de la familia; en especial los hijos, quienes tanto necesitan la atención materna.

●     Son conscientes de sus propias necesidades

Saben que la crianza no es una labor fácil, por eso encuentran el espacio y momento para cuidar de su salud física y emocional. Una madre emocionalmente inteligente sabe que su paciencia, tolerancia, alegría y amabilidad dependen de su equilibrio emocional, y trabajan en él.

●     Usan la disciplina para educar, no como castigo

Saben la importancia de educar a sus hijos y «criarlos en la disciplina y la instrucción del Señor» (Efesios 6:4); esto significa que educan con firmeza pero inspiradas en el amor y las enseñanzas de Dios. No confunden disciplina con castigo, lo que para la Organización Mundial de la Salud es esencial para evitar el maltrato infantil.

Establecen los límites, dejando claras las consecuencias de su incumplimiento, sin gritos, insultos ni maltrato físico. Están conscientes de la necesidad de las reglas y lo importante que es que sus hijos las acepten e incorporen a su vida; el cumplimiento bajo presión solo tiene resultados temporales, y ellas lo saben.

●     Sustentan la crianza en principios y valores

Los valores humanos y cristianos guían su vida y los inculcan en sus hijos. Por ello son congruentes: actúan según lo que piensan, sienten y dicen; es decir, educan con el ejemplo. Valores como amor, respeto, compañerismo, solidaridad,  sinceridad y honestidad son bases fundamentales sobre las que levantan a su familia.

Tienen también un lugar privilegiado para el amor a Dios y al prójimo, la creencia en Jesús, en la familia y en el servicio. Valores que harán de sus hijos personas de bien, más felices y en conexión con quienes los rodean:

« Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él » (Proverbios 22:6)

●     Inculcan a sus hijos el manejo de sus emociones

En mis consultas, con frecuencia, escucho a padres decir que sus hijos ocultan las emociones. Pero no les han enseñado a reconocer, procesar, aceptar y expresar esas emociones. Por ello, las madres con inteligencia emocional hacen énfasis en esta dimensión.

Enseñan a sus hijos el valor de sus emociones y sentimientos, la importancia de llamarlos por su nombre, aceptarlos y exteriorizarlos. Unos y otros nos acompañarán durante toda la vida, y estas madres saben que no es saludable negarlos o esconderlos bajo el tapete.

Motivación intrínseca: estrategia para el logro

Una madre emocionalmente equilibrada, es capaz de estimular en sus hijos el sano desarrollo de la autoestima. Pero esta se fortalece con cada pequeño logro, y ella comprende la importancia de fomentar la motivación en sus niños, estableciendo metas alcanzables.

Nutre su confianza, seguridad en sí mismos y determinación para esforzarse a pesar de los obstáculos hasta alcanzar un objetivo. Sabe que es parte de su labor educar con el ejemplo y ayudar a sus hijos guiándolos para que descubran cómo llegar a sus metas.

La motivación al logro es una constante en su vida y se esmera para que también esté presente en sus hijos. Pero no llevándolos de la mano en cada paso, sino ayudándolos a crecer como individuos autónomos.

Decir adiós a la crianza tradicional

Es cierto que el modelo autoritario de crianza ha prevalecido durante generaciones pero, no necesariamente es el ideal para criar a tus hijos. Según investigación de la Revista Americana de Salud Pública (2015), los hijos criados por madres emocionalmente inteligentes, tienen más oportunidad de tener éxito en la vida.

¿Te atrae la alternativa de cambiar el modo cómo estás criando a tus hijos, pero no sabes por dónde empezar ni cómo? solo tienes que llamar al 407 618 0212; tendrás a tu alcance y al de tu familia toda la ayuda necesaria para mejorar vuestra realidad.

7 pasos para padres que quieren criar a un hijo feliz

El blog de hoy es para todos los padres que quieren tener éxito en la crianza de sus hijos. 

 

No es fácil criar a un hijo, especialmente hoy en día. ¿Recuerdas la última vez que compraste un automóvil? Ese carro vino con un manual de usuario, sin importar su marca o modelo. En ese manual estaba prescrito lo que debías hacerle al carro si había que cambiarle el aceite, si tenía problemas con el motor o cualquier otra situación. Todo está descrito allí. 

 

Cuando nació mi niña Jasmin, yo no tuve un manual como el mencionado. Y tú tampoco tuviste un manual al tener a tus hijos. Yo tuve que “inventármela” para poder resolver las situaciones que se me presentaban. Al año de haber nacido Jasmin, llegó Samuel. Y, yo decía: bueno, ahora tengo un año de experiencia como padre. Con Samuel será un poco más fácil porque ya “tengo experiencia”. ¡Cuán equivocado estaba! Samuel tuvo una personalidad completamente diferente a la de su hermana Jasmin. El manual que usé para Jasmin no me funcionó con Samuel. 


Mi estrategia en la crianza de los hijos ha sido crear una relación con ellos basada en colaboración, en vez de poder. Y yo sé que para muchos padres esto no es lo convencional, pero recuerda que inconscientemente hemos tenido una relación de colaboración con nuestros hijos a través de los años.  Por ejemplo, cuando Jasmin o Samuel lloraban, tratábamos de averiguar lo que les pasaba para ayudarles a dejar de llorar. Si el método que usábamos no estaba funcionando, usábamos otro método hasta que encontrábamos el método más efectivo para ayudarles a dejar de llorar. 

 

Idealmente, continuamos haciendo esto casi todos los días. Es simplemente tratar de entender y estar enfocados en algunos de los aspectos más importantes de ser padres: comprender las preocupaciones, la perspectiva y opiniones de nuestros hijos; teniendo en cuenta sus preocupaciones y puntos de vista, y trabajando juntos para conseguir soluciones realistas y mutuamente satisfactorias.

 

Hoy la ciencia ha aportado numerosos estudios sobre esta línea de pensamiento, a los cuales nos hemos aferrado en los últimos años como padres, y yo como terapeuta, para ayudar a esos padres que necesitan orientación en esta área. Uno de los autores de esos estudios que ha aportado en esta área es el Psicólogo Clínico Ross Greene

 

Me gusta este pensamiento escrito por Elena G. de White: “El objeto de la disciplina es educar al niño para que se gobierne solo. Se le debería enseñar la confianza en sí mismo y el dominio propio” (Conducción del niño, 207). Debemos ayudarlos a lograr las metas por sí solos, contando con nuestra ayuda y supervisión.

 

A los niños les va a ir bien si ellos pueden. Si pueden manejar la crisis en la cual se encuentran o tienen las herramientas necesarias para hacer cierta tarea o cumplir con una expectativa, les irá bien. Hay muchas situaciones que están fuera del control de los niños y que pudieran llevarlos a desarrollar comportamientos difíciles. La verdad es que tal vez ellos no tienen las herramientas necesarias para lidiar con esas situaciones. 

 

Por ejemplo el estrés que producen los eventos de la vida. Si yo, que tengo más de 50 años de edad, muchas veces no sé cómo lidiar con el estrés que me producen los eventos que confronto en mi vida, ¿creen ustedes que un niño podrá saber cómo manejar el estrés?

 

Otras situaciones que tal vez los niños no saben cómo manejar son las prácticas de crianza de los padres. Hay niños que sufren el estrés y las consecuencias de un estilo de crianza tosco, duro, estricto, difícil y abusivo. Hay padres que quieren criar a sus hijos de la misma forma en la que ellos fueron criados: a palo limpio, a gritos y golpes. Eso es abuso. Esto crea en el niño niveles de estrés, ansiedad y consecuencias a largo plazo que resultan difíciles para el niño.

 

Otra situación que tal vez los niños no sepan cómo manejar podría ser el funcionamiento de su sistema nervioso. Tal vez el niño es rebelde por alguna condición psiquiátrica que pudiese padecer, y en tal caso, esa condición necesitaría ser diagnosticada y tratada. Algunas de esas conductas podrían ser: Trastorno negativista desafiante, Trastorno explosivo intermitente, Trastorno de la conducta y Trastorno de la personalidad antisocial. Y hay muchos otros trastornos que podría padecer el niño.  Si este fuese el caso, hasta que el niño no reciba el tratamiento adecuado, no podrá comportarse correctamente porque simplemente no podrá hacerlo. 

 

Tal vez el niño, simplemente, no sabe manejar su temperamento. Y, como padres necesitamos ayudarlo a lograrlo y ayudarlo a desarrollar inteligencia emocional, además, a manejar sus emociones. Todo esto le enseñará al niño a manejar de forma exitosa su mundo interior, para poder lidiar con su mundo exterior.

 

Muchas veces pensamos que el problema de nuestro(a) hijo(a) es un problema de motivación. Esto es algo que no podemos simplemente asumir que es así. A menos que el niño(a) tenga una condición o desorden que le limite a tener un comportamiento adecuado, rara vez es correcto asumir que no está cumpliendo una expectativa porque carece de motivación. Muy a menudo, las habilidades son el motor que impulsa el tren y la motivación es el furgón de cola.

 

Permíteme compartir 7 pasos que podemos seguir para criar hijos felices:

 

1. Enséñales a conocer a Dios

 

La primera tarea que tenemos que hacer como padres es enseñarles a nuestros hijos a conocer a Dios. Él le dijo al pueblo de Israel en Deuteronomio 6:6-7:  “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;  y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”. No hay una responsabilidad más elevada para un padre que esta: enseñarle a sus hijos a conocer a Dios. Dios no te pedirá cuenta de cuánto dinero invertiste en la carrera de tu hijo, sino de cómo le preparaste para la eternidad. 

 

2. Establece límites

 

En la vida hay límites. Dios les puso límites a Adán y a Eva en el Huerto del Edén. Establecer límites claros protege las relaciones y las mantienen saludables. Cuando estos se rompen, se afectan las relaciones. Los límites protegen a ambas partes. Los niños que no son criados con límites son niños que violarán o violentarán los límites de otras personas y desarrollarán relaciones conflictivas en el día de mañana. 

 

3. Enséñales a tener inteligencia emocional

 

La inteligencia emocional se aprende en el hogar. En la actualidad se ha comprobado que el éxito de una persona está en su inteligencia emocional y no simplemente en su coeficiente intelectual. Los padres inteligentes emocionalmente les enseñan a sus hijos a manejar sus emociones desde muy temprana edad. Esto lo hacen principalmente emulando un manejo correcto de las emociones y aprovechando toda oportunidad posible para ayudar al niño a identificar la emoción que está experimentando y así este pueda gestionarla correctamente. 

 

4. Enséñales cómo amar

 

Amar es algo que se aprende. Se aprende en el hogar, especialmente en los primeros 12 meses de la vida de un niño. La forma como el padre y la madre desarrollan una conexión emocional con su hijo o hija desde muy temprana edad determinará el esquema mental que este(a)desarrollará en el día de mañana para expresar su amor a otras personas. Los padres pueden desarrollar un apego o conexión emocional seguro o inseguro hacia sus hijos, lo cual afectará directamente el concepto y la percepción que los hijos tendrán sobre el amor. Si los padres desarrollan un apego seguro con el niño o niña, este le permitirá identificar una gama de acciones que le mostrarán cómo recibir y dar amor. Por el contrario, si los padres han desarrollado un apego inseguro, esto le mostrará al niño o niña que no se puede confiar en los cuidadores primarios y por ende, carecerá de amor y afecto y su capacidad para recibir y dar amor se verá afectada en gran manera. 

 

Si has escuchado hablar de los cinco lenguajes del amor, entonces trata de hablar el lenguaje de amor de tu hijo(a): expresa palabras afirmativas, comparte tiempo de calidad, dale importancia al toque físico, dale regalos y sé servicial. De esta manera tu hijo(a) entenderá que le amas y aprenderá a expresar amor a los demás.

 

5. Sé consciente de tus propias necesidades y limitaciones como padre.

 

El problema de muchos padres es que no están conscientes de sus propias limitaciones. Se hace mucho daño a los hijos cuando como padres no reconocemos las limitaciones que podemos tener. Todo padre debe preguntarse ¿qué limitaciones tengo yo en la crianza de mis hijos? Es imperativo que como padres entendamos que el estilo de crianza que estamos utilizando para criar a los hijos está muy conectado con la forma como nosotros fuimos criados por nuestros padres en nuestras familias de origen. Inconscientemente proyectamos en nuestros hijos las experiencias traumáticas que hemos experimentado en el pasado. Un padre consciente reconoce sus limitaciones a la hora de educar a sus hijos y busca ayuda profesional o psicoeducación para poder hacerlo de forma óptima y con amor. 

 

6. Identifica los límites que tienen tus hijos en ciertas habilidades.

 

El Dr. Greene sugiere que los padres comiencen por identificar los desafíos que tienen sus hijos. Existe un término llamado  «habilidades rezagadas», que son aquellas que dificultan que los niños se adapten a los desafíos diarios de la vida a nivel cognitivo. Identificar cuándo el niño o la niña tienen dificultades podría ayudar a los padres a comenzar a comprender por qué se comporta de la manera en que lo hace. Además, les ayudará a entender que su hijo(a) no puede hacerlo de una forma diferente hasta que se le ayude a crecer en estas habilidades rezagadas.

 

Las investigaciones realizadas durante los últimos 40 a 50 años nos dicen que los niños que desafían el comportamiento carecen de habilidades importantes, especialmente de flexibilidad/adaptabilidad, de tolerancia a la frustración y resolución de problemas. Es por eso que explotan o exhiben comportamientos desafiantes cuando ciertas situaciones exigen esas habilidades. Un padre sabio trabaja arduamente para ayudar a sus hijos a superar esas limitaciones. 

 

7. Resuelve los problemas con tus hijos de una forma colaborativa.

 

Muchos padres intentan resolver los problemas de comportamiento de los hijos de forma unilateral, imponiéndoles reglas y expectativas altas. Y, cuando los hijos no las cumplen, los padres se frustran y tildan a sus hijos de indisciplinados y rebeldes, cayendo muchas veces incluso en el abuso emocional. Hay estudios que demuestran que tendrán más éxito si tú y tu hijo o hija resuelven esos problemas juntos. Cuando lo hacen de esta manera, ambos se convierten en socios, compañeros de equipo y no en enemigos o adversarios. De esta manera, podrán disfrutar de una mejor relación padres-hijos.

 

Mi deseo como padre está reflejado en esta oración que leí hace un tiempo atrás y que quiero compartir contigo:

 

Padre en los cielos, hazme un mejor padre.

Enséñame a entender a mis hijos, a escuchar pacientemente lo 

que dicen, y a contestar amablemente sus preguntas.

Ayúdame a no interrumpirlos ni a contradecirlos.

Haz que sea cortés con ellos, así como quiero que sean conmigo.

Prohíbe que me ría de sus errores, o que los ridiculice cuando no

hacen lo que me agrada.

Bendíceme con la grandeza de darles todas sus peticiones razonables

y el valor de negarles los privilegios que sé que les harán daño.

Hazme justo y amable.

Y ayúdame, oh Señor, para que sea amado y respetado e imitado

por mis hijos, amén.

 

Me gustaría que compartieras en los comentarios que pasos tu has usado para tener éxito en la crianza de tus hijos.

Desarrolla una crianza más efectiva

Uno de los desafíos más grandes que tenemos en la crianza de los hijos es enfrentar a un hijo rebelde. Las luchas de poder diarias, agresiones por rivalidad entre hermanos, o crisis, se han convertido en el sufrimiento de muchos padres que gritan pidiendo ayuda. Diariamente recibo correos, llamadas y peticiones de padres que buscan ayuda desesperadamente en la crianza de sus hijos. 

 

Creo que todos los padres en algún momento tenemos que confrontar a un hijo desobediente. De la misma forma como nosotros como padres no somos perfectos y hemos cometido errores en el transcurso del tiempo, nuestros hijos también los cometen. La diferencia es que cuando nosotros hemos cometido un error, para nosotros, no fue un asunto de gran trascendencia. Pero, cuando nuestro(a) hijo(a) se comportó de una forma no esperada, fue para nosotros una alarma que nos llevó a preocuparnos y desesperarnos. 

 

Parece como que se nos ha olvidado que nosotros también pasamos por la misma edad que tienen nuestros hijos y muchas veces nos comportamos de la misma forma en la que ellos lo están haciendo hoy, o tal vez peor. ¿Por qué no somos más trasparentes con nosotros mismos y aceptamos el hecho de que nuestros hijos son tan humanos como nosotros? Hay aun padres que en la crianza de los hijos les exigen que se comporten de una forma que ellos mismos como padres no lo han logrado aún. Yo entiendo que no es fácil ser padre en estos días. 

 

En mis próximos blogs estaré compartiendo la estrategia que yo he usado todos estos años en la crianza de mis hijos. No espero que estés de acuerdo conmigo. Este es el método que a nosotros nos ha funcionado, tal vez tú tengas otro método diferente que te ha dado resultado. Al final, nadie tiene un método perfecto, porque cuando recibimos nuestros hijos de parte de Dios, ellos no vinieron con un manual que decía qué debíamos hacer cuando tuvieran ciertos comportamientos negativos. 

 

¡Qué lindo sería nuestro trabajo en la crianza de los hijos si esta hubiera sido la realidad! ¿Recuerdas la última vez que compraste un automóvil? Ese carro vino con un manual sin importar la marca o el modelo. En ese manual estaba prescrito lo que debías hacerle al carro si había que cambiarle el aceite, si tenía problemas con el motor o cualquier otra situación. Todo está descrito allí. 

 

Cuando nació mi niña Jasmin yo no tuve un manual como el mencionado. Tuve que “inventármela”. Al año de haber nacido Jasmin, llegó Samuel. Y, yo decía: bueno, ahora tengo un año de experiencia como padre. Con Samuel será un poco más fácil porque ya “tengo experiencia”. ¡Cuán equivocado estaba! Samuel tuvo una personalidad completamente diferente a la de su hermana Jasmin. El manual que usé para Jasmin no me funcionó con Samuel. 


Mi estrategia en la crianza de los hijos ha sido crear una relación con ellos basada en colaboración, en vez de poder. Y yo sé que para muchos padres esto no es lo convencional, pero recuerda que inconscientemente hemos tenido una relación de colaboración con nuestros hijos a través de los años.  Por ejemplo, cuando Jasmin o Samuel lloraban tratábamos de averiguar lo que les pasaba para ayudarles a dejar de llorar. Si el método que usábamos no estaba funcionando, usábamos otro método hasta que encontrábamos el método más efectivo para ayudarles a dejar de llorar. 

 

Idealmente, continuamos haciendo esto casi todos los días. Es simplemente tratar de entender y estar enfocados en algunos de los aspectos más importantes de ser padres: comprender las preocupaciones, la perspectiva y opiniones de nuestros hijos; teniendo en cuenta sus preocupaciones y puntos de vista, y trabajando juntos para conseguir soluciones realistas y mutuamente satisfactorias.

 

Una pregunta que muchos padres nos han hecho es: «¿Seguiré siendo una figura de autoridad en la crianza de mis hijos en una asociación colaborativa con ellos?» Sí. Quizás no sea una figura de autoridad de la «vieja escuela», pero sí una figura de autoridad. Resulta que lo que más buscan los padres es influencia, no control. Y, por la mera virtud de su posición como padres, ya tienen influencia.

 

Al principio, cuando mi esposa Zoraida y yo comenzamos con este plan fue algo inconsciente, en el sentido de que no habíamos leído lo que la neurociencia hablaba sobre el desarrollo de nuestros hijos. Solo teníamos la Biblia y la misma nos mostraba a nuestros hijos como herencia de Jehová y que Él nos estaba llamando para que fuéramos de influencia positiva en la vida de ellos. Esa influencia la tuvieron cuando ellos se beneficiaron de nuestra sabiduría, experiencias y valores mientras ellos transitaban por las tormentosas aguas de un mundo complejo y difícil. 

 

He descubierto que si usamos un método autoritario de poder y fuerza en la crianza de los hijos, este no nos estaría ayudando a largo plazo. Por lo contrario, ayudando a nuestros hijos a resolver los problemas de una forma colaborativa fue mucho más efectivo para nosotros. 

 

Hoy la ciencia ha aportado numerosos estudios sobre esta línea de pensamiento, a los cuales nos hemos aferrado en los últimos años como padres y yo como terapeuta para ayudar a esos padres que necesitan orientación en esta área. Uno de los autores de esos estudios que ha aportado en esta área es el Psicólogo Clínico Ross Greene. Él ha escrito varios libros y haré mención de ciertos conceptos que él usa en el libro Criando seres humanos (Raising Human Beings).

 

Greene presenta un concepto revolucionario: a los niños les va bien si pueden. ¿Qué quiere decir esto? Si Jasmin o Samuel pudieran hacerlo bien, lo harían. Punto. Si a ellos no les iba bien, o no estaban cumpliendo con una expectativa determinada en la casa o escuela, como padre, mi responsabilidad no era criticarlos, censurarlos por no comportarse correctamente o cumplir con mis expectativas como padre, sino averiguar por qué ellos no estaban cumpliendo con esas expectativas. Si yo no podía resolver el problema que tenían mis hijos por mi propia cuenta, debía entonces leer en los libros, buscar en el internet o pedir ayuda profesional en esta área para encontrar el por qué mis hijos no podían cumplir con la responsabilidad que tenían en sus manos.

 

No podemos asumir, como muchas veces pasa, que el problema de nuestro(a) hijo(a) es un problema de motivación. A menos que el niño(a) tenga una condición o desorden que lo limite a tener un comportamiento adecuado. Rara vez es correcto asumir que su hijo no está cumpliendo una expectativa porque carece de motivación. Muy a menudo, las habilidades son el motor que impulsa el tren y la motivación es el furgón de cola.

 

Los niños quieren triunfar. No hay un niño que no quiera triunfar. La sociedad está configurada para ser un lugar gratificante para quienes lo hacen bien. Cualquier incentivo percibido para hacerlo mal se ve superado en gran medida por los incentivos para hacerlo bien.

 

Los niños necesitan la libertad para crecer en la medida que pasan por diferentes periodos de desarrollo psicosocial. Esa libertad debe ir de acuerdo con la edad que tiene el niño.

 

Los niños necesitan espacio para cometer errores y aprender de ellos. Si te esfuerzas demasiado por controlar el resultado o te vuelves demasiado crítico(a) cuando los niños tropiezan con sus propios pies, tus hijos crecerán demasiado preocupados por no cometer errores en el futuro.

 

Los niños necesitan oportunidades para enderezar el barco por sí mismos cuando se encuentran en aguas turbulentas. Y necesitan que los observes de cerca para ver cómo les va. Si no observas con suficiente atención, es posible que se cansen de tropezar y se rindan. Pero si tiras el chaleco salvavidas a la primera señal de tambaleo, es posible que nunca aprendan a nadar. El éxito de un padre y una madre está en preparar a su hijo para que cuando salga de la casa sepa cómo navegar en un mundo complejo y difícil. 

 

¿Cuál ha sido tu experiencia al criar tus hijos? ¿Qué método has usado y cuán efectivo ha sido? Comparte conmigo tu historia. Luego continuaremos en el próximo blog con nuestro tema.