Inseguridad en el amor

Cuando hablamos de la base desde la que funcionan nuestros afectos, fácilmente podemos pensar en que las experiencias que una persona ha vivido en su infancia determinan los anteojos a través de los cuales percibe la vida y las relaciones interpersonales que forma en ella. Pero ¿qué tan importantes son las experiencias afectivas tempranas que vivimos en el proceso de desarrollar inseguridad en el amor?

Partamos desde el concepto del Apego. ¿Qué es el apego? Son las conductas que tienen como resultado el que una persona obtenga o retenga la proximidad de otro individuo diferenciado y preferido. Se destacan la importancia de las relaciones tempranas con los padres o con los cuidadores primarios; esto es, con las figuras de apego, como elemento crucial en la formación de rasgos de la personalidad dependiente. En algunos casos, las personas no establecen estilo de apego seguro y pueden establecer relaciones de dependencia con los demás. Dichas relaciones crearían en la persona una sensación de inseguridad, pues su familia de origen y su hogar no constituyen la base segura de amor, cuidado y atención que necesitaron durante su formación y crecimiento. Es aquí en donde se determina la base de un apego seguro o inseguro, y de ello dependerá la forma de percibir y desarrollar las relaciones interpersonales de un individuo.

Cuando el infante ha recibido cariño desde que está en el vientre de su madre, se le ha hablado con amor, con palabras de ánimo, cuando luego de nacer puede disfrutar de los toques de amor de sus padres, abrazos, se satisfacen sus necesidades, recibe atención cuando la necesita, cuando se le brinda consuelo en sus momentos de ansiedad o tristeza, cuando cuenta con sus padres siempre que lo necesite; cuando sus necesidades afectivas son satisfechas, el infante formará un apego seguro hacia sus cuidadores primarios y tendrá una base sólida para construir sus relaciones interpersonales futuras. Esto sucede porque sus conceptos del amor y de lo que significa interactuar con las demás personas están claros y posteriormente, en su vida adulta, la persona podrá disfrutar de relaciones interpersonales sanas, en las que puede sentirse feliz, pleno y amado.

Cuando sucede lo opuesto: cuando desde su vida en el vientre el bebé siente que es rechazado, que no es amado ni esperado; cuando nace y no recibe las suficientes muestras de amor, palabras de afecto, caricias; cuando llora y no es atendido(a), sus necesidades no se satisfacen, cuando pasa dificultades teniendo una mala comunicación y/o relación con los padres o cuidadores primarios, el apego que formará será un apego inseguro. Experimentará inseguridad en el amor. No se sentirá amado(a), apoyado(a), sentirá que sus necesidades no son importantes, que sus demandas de cariño son ilógicas y sin fundamento, que debe buscar el valor propio en otras personas, pues no le ha sido dado, sentirá que debe buscar aumentar su autoestima a través de la aprobación y admiración de otros, no sabrá cómo establecer una relación interpersonal sana; no sabrá enfrentar y resolver los problemas que le surjan de forma efectiva; sus conceptos y pautas para una vida en pareja o familiar estarán distorsionadas por esa realidad de la que fue víctima en su infancia temprana.

Como podemos ver, son dos escenarios totalmente diferentes, en los que una persona que ha formado un apego seguro desde su infancia podrá establecer relaciones interpersonales sanas desde una base de inteligencia emocional, amor, felicidad, entendimiento, autoestima elevada y valor propio; y el otro escenario en el que la persona tiene una base de inseguridad, temor, ansiedad, miedo al abandono, a que sus necesidades no sean atendidas, a no ser comprendida, en el que funcionará desde la manipulación, la dependencia emocional y la búsqueda de la aprobación de las demás personas para conseguir ese valor que no se da a sí misma, el nivel de autoestima que tanto necesita, el amor que tanto anhela pero no sabe cómo conseguirlo.

Cuando una persona tiene como base el apego inseguro se siente vacía o con sus necesidades emocionales insatisfechas, tratará de llenar ese vacío interior a través de una relación con otra persona, no sabrá estar sola en su mundo interno; estará llena de inseguridad; buscará que esa relación interpersonal que ha establecido – con un amigo(a), consejero, pastor de iglesia, familiar, novio(a), esposo(a)- le haga sentir el amor y la seguridad que sus experiencias del pasado no le han brindado. El problema surge cuando el miedo al rechazo, a no ser aceptado(a) por los demás, a no ser amado(a), domina el actuar de la persona y distorsiona los conceptos fundamentales de las interacciones humanas saludables.

No es una tarea fácil analizar nuestras propias relaciones interpersonales desde “afuera”, siendo objetivos, pues para ello necesitaríamos profundizar y visitar espacios internos de nuestra memoria que almacenan recuerdos dolorosos sobre experiencias del pasado que nos marcaron y que determinaron nuestra percepción de la amistad, el amor, el apego y todas las bases de una relación sana. Pero, para poder superar los efectos y consecuencias del apego inseguro debes primero entender qué es el amor desde el punto de vista de Dios, en 1 Juan 4:18 leemos: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”.

En el amor verdadero, no hay cabida para el temor o el miedo. Debes aceptar y entender que debes amarte a ti mismo(a) como Dios te ama: con amor infinito, constante, incondicional.  Ámate a ti mismo(a) tal como eres, ama tu esencia para que puedas ver plenamente quién eres y quiénes son los demás en realidad. Valórate a ti mismo(a) para que no busques tu valor en la otra persona y manifiestes inseguridad. Trabaja en las carencias emocionales que puedas identificar: si tienes algún rencor u odio hacia alguien de tu pasado, pide a Dios que te ayude a perdonar a esa persona y a superar lo que te hizo vivir y a entender que no debes buscar solucionar las cosas del pasado buscando la aprobación en el presente; si te sientes abandonado(a) comprende que Dios siempre ha estado contigo y siempre lo estará, Él te acepta como eres y te ayudará a valorarte por quién eres; ama sin esperar que te correspondan de la misma manera, no todos amamos con los mismos lenguajes; no busques en otras personas las cualidades que no consigues en ti mismo(a), trabaja para mejorar y brindar lo mejor de ti, no buscando que aprueben cada cosa que hagas.

Dedica tiempo para ti mismo(a), no te descuides ni te pierdas al tratar de cubrir las expectativas de otros, no desaparezcas en lo que eres tratando de complacer a tus amigos, a tu pareja, esposo o esposa, compañeros de trabajo, hermanos de iglesia, pastores… nadie; ten una relación sincera y verdadera con Dios. De esta manera, podrás llenar los vacíos que tienes en tu interior y podrás amar y ser amado(a) como Dios ha querido que seas desde el momento en el que te creó.

Ora a Dios y pídele que transforme tu corazón, que rompa tus esquemas y preconceptos basados en el miedo. Ama sin esperar recibir nada cambio, fortalece tu amor y valor propio para que puedas establecer relaciones interpersonales de felicidad y amor, plenas.