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El Impacto del estrés en nuestra identidad

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En 2019, la Organización Mundial de la Salud informó que se estima que una de cada cinco personas que experimentan conflictos o crisis tendrá depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, trastorno bipolar o esquizofrenia». Es muy probable que estas estadísticas aumenten con la crisis del Covid-19.

 

Los pastores están experimentando una gran cantidad de estrés y agotamiento, y algunos incluso están dejando el ministerio. La identidad pastoral es parte del problema. La lucha por aclarar la identidad crea un estrés que tiene consecuencias muy reales para la salud de los pastores y las iglesias a las que sirven.

 

Por ejemplo:

  • El 75% de los pastores informan estar «extremadamente estresados» o «muy estresados» (1)
  • El 90% trabaja entre 55 a 75 horas semanales (2)
  • El 90% se siente fatigado y agotado cada semana (1)
  • El 70% dice que están muy mal pagados (2)
  • El 40% informa tener un conflicto grave con un feligrés al menos una vez al mes (1)


El 91% ha experimentado alguna forma de agotamiento en el ministerio y el 18% dice que están «fritos en este momento» (7)

 

Según la Clínica Mayo, el agotamiento laboral es un tipo especial de estrés relacionado con el trabajo: un estado de agotamiento físico o emocional que también implica una sensación de reducción de logros y pérdida de identidad personal.

 

El agotamiento ocurre cuando tus resultados no cumplen tus expectativas durante un período de tiempo prolongado. Si crees que el agotamiento es un signo de debilidad, piénsalo de nuevo. Los síntomas de fatiga, agobio, insomnio, irritabilidad, ansiedad, tristeza y depresión son simplemente las alarmas de incendio que se activan en tu cuerpo y te dicen que las apagues antes de que te quemes. Para comprender este problema, es necesario saber cómo funciona el estrés.

 

El estrés es la forma que tiene el cuerpo de afrontar los acontecimientos que cambian o amenazan con cambiar el mundo que te rodea.

 

Robert M. Sapolsky, en su libro “Why Zebras Don’t Get Ulcers”, lo describe de esta manera: “Un estresor es cualquier cosa en el mundo exterior que  golpea y afecta el equilibrio homeostático, y la respuesta al estrés es lo que hace el cuerpo para restablecer la homeostasis”[1].

 

Utiliza el ejemplo de una cebra en las llanuras de África. Si la cebra cree que oye, ve o huele a un león, entonces su cuerpo entra en una reacción llamada respuesta al estrés, entra en modo de lucha o huida.

 

Lo primero que hace el cuerpo de la cebra es movilizar las funciones corporales que esta necesita para sobrevivir. Esto sucede cuando el hipotálamo, en el cerebro, envía sustancias químicas a todo el cuerpo para responder al factor estresante y las hormonas se liberan en la sangre.

 

La presión arterial aumenta de modo que, si la cebra tiene que correr, el cuerpo está listo para hacerlo; las reservas de energía del cuerpo se abren para que la cebra pueda seguir corriendo. Al mismo tiempo, hay una «inhibición de almacenamiento adicional» de nueva energía. En otras palabras, el cuerpo deja de hacer cualquier cosa que consuma mucha energía para que toda la energía esté disponible para escapar.

 

El proceso es el mismo cuando un pastor se siente estresado. Esto puede deberse a tener mucho trabajo, conflictos con un líder, una situación que no sabe cómo manejar o una relación familiar rota. Pero, lo interesante de todo esto es que el cerebro del pastor no distingue entre esos factores falsos que producen estrés o los verdaderos como los leones en el caso mencionado sobre las Cebras.

 

Las personas pueden estresarse por dos tipos de leones: externos e internos. Los factores de estrés externos son cosas que están fuera del control y la mente de la persona. Estos incluyen: un nuevo trabajo, problemas de salud, dolor, relaciones tensas, incertidumbre sobre el futuro, una persona que acosa o ataca, o incluso, por supuesto, leones reales. También puede incluir el estrés de otra persona, porque los seres humanos, así como las cebras, captan y reaccionan al estrés de los demás.

 

Los factores de estrés internos, por otro lado, provienen del interior de los pensamientos o acciones de la persona. Estos podrían incluir rasgos de personalidad destructivos, pensamientos y preocupaciones indisciplinados, sospechas, hábitos de alimentación y ejercicio poco saludables, incapacidad para decir «no», la necesidad de agradar a la gente o el perfeccionismo.

 

Estrés y agotamiento

 

Si el estrés es una hiper-atención y una respuesta a los factores estresantes en la vida de una persona, entonces el agotamiento es el efecto opuesto. El agotamiento es cuando el cuerpo y la mente ya no pueden responder a los factores estresantes. Las emociones y las respuestas al estrés de una persona se apagan. El agotamiento se describe a menudo en la literatura por sus diferencias con el estrés.

 

La investigadora Anne Jackson compara ambos de varias maneras. Si el estrés es estar demasiado comprometido, entonces el agotamiento es la desconexión.

 

El estrés afecta la energía física, mientras que el agotamiento afecta la motivación y el impulso.[2]

El estrés produce pérdida de combustible y energía, mientras que el agotamiento produce una pérdida de ideales y esperanza.

 

Es este agotamiento lo que lleva al pastor a desarrollar una crisis de identidad en la que esta es quebrantada y su corazón queda herido hasta perder las fuerzas. Es este agotamiento lo que te lleva a tener un vacío existencial y a preguntarte si vale la penar seguir luchando o tirar la toalla. Es este agotamiento el que te lleva a desconectarte emocionalmente de tu esposa o de tus hijos y perderlos. Es el que te lleva al uso de pornografía, al adulterio, falta de motivación y perdida de interés. El agotamiento físico produce una crisis de identidad en el pastor, resultando en una identidad quebrantada.

 

Síntomas de una identidad quebrantada

 

Si sufres una identidad quebrantada puedes:

  • Sentirte distraído y desmotivado hacia tu vida.
  • Experimentar una sensación de desorientación y falta de rumbo.
  • Desarrollar una perspectiva negativa de ti mismo, del mundo y de tu futuro.
  • Sentir angustia por no saber bien cuál es tu propósito vital.
  • Tener una sensación de insatisfacción generalizada, independientemente de cómo marchen las cosas en tu vida.
  • Tener dificultad para tomar decisiones debido a que no sabes lo que realmente deseas.
  • Tener inestabilidad o agotamiento emocional, como si no supieras qué quieres.
  • Temerle al futuro porque no logras visualizarlo claramente.
  • Sentirte incapaz de afrontar los cambios que están ocurriendo en tu vida.

 

Tal vez si tienes estos sintomas es hora de detenerte y tal vez buscar ayuda. Si necesitas hablar con un professional puedes llamarnos al 407 618 0212

[1] Robert M. Sapolsky, Why Zebras Don’t Get Ulcers: The Acclaimed Guide to Stress, Stress- Related Diseases, and Coping (New York: St. Martin’s Griffin, 2004), 6. Italics in original.

[2] Anne Jackson, Mad Church Disease: Overcoming the Burnout Epidemic (Grand Rapids, MI:

Zondervan, 2009), 95.


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