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No caigas en la trampa de una falsa identidad – Ministrando con una identidad quebrantada

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Hoy en día el asunto de la identidad es un tema que esta por todos los lados. La falta de conocimiento sobre el tema y la crisis que experimentan muchas personas los lleva a caer en la trampa de una falsa identidad. Pretender lo que no hijo. Satanás quiere que tu pretendas lo que no eres. El sabe que tu identidad en Cristo te cambiará en alguien que no podrá derrotar es por eso por lo que hace todo lo posible para que desarrolle una identidad falsa.

 

En el libro “El líder Emocionalmente Saludable de Peter Scazzero, él habla de las tres tentaciones que Satanás le presentó a Jesús después de ser bautizado, mientras estaba en sus 40 días de ayuno. Estas son las mismas tres tentaciones o identidades falsas que nosotros experimentamos hoy, y nos pueden llevar a tener una crisis de identidad.

 

  • Soy lo que hago (Logros). En Lucas 4:1-4 Satanás le dijo a Jesús que convertiría las piedras en pan para que probara si era hijo de Dios. Los que ministran desde una identidad quebrantada encuentran su identidad en lo que hacen. Aquí es donde se encuentran su identidad y dignidad en el trabajo, lo que logran y cómo se desempeñan en diversas áreas de la vida. “Nuestra cultura te preguntará: ¿Qué ha logrado? ¿Cómo has demostrado tu utilidad? ¿A qué te dedicas? Muchos se consideran valiosos éxitos si han logrado un significativo en la familia, el trabajo, la escuela, la iglesia y las relaciones.Por ejemplo, el pastor que no tiene una identidad bien definida y cree que su identidad pastoral está definida por su rendimiento, cuestionará su identidad cuando no alcance la asistencia de los feligreses en los sábados, asistencia que considera que necesita para ser un pastor de éxito ; O, si no alcanza la cantidad de diezmos o bautismos, o la posición administrativa en la conferencia que tanto anhelaba, cuestionará su identidad porque para él, esta, está centrada en su rendimiento y no en el llamado que Dios le ha dado.
  • Soy lo que tengo (Posesiones). En Lucas 4:5-8, Satanás le dijo a Jesús que todo eso le daría si le adoraba. “Soy lo que tengo” es parte del dominio de una identidad personal. Nos definimos por lo que poseemos, ya sean las cosas que poseemos como tal o las cosas terrenales con las que llenamos nuestras vidas.“Los especialistas en marketing ahora gastan más de quince mil millones de dólares cada año en seducir a niños y adolescentes para que crean que deben tener ciertos juguetes, ropa, iPods, etc. Su propia identidad depende de ello.Como adultos, nos medimos a nosotros mismos mediante comparaciones» (Peter Scazzero). Soy un buen pastor si tengo una iglesia grande; soy un buen pastor si trabajo en las oficinas de la conferencia, porque llegué a donde quería llegar. Soy un buen pastor si tengo un doctorado, si tengo un buen carro,
  • Soy lo que piensan los demás (Popularidad). En Lucas 4:9-13, Satanás le dijo a Jesús que se tirara del pináculo del templo, invitándolo a que definiera su ministerio pastoral en base a su popularidad. Cuando nos dejemos por la popularidad dejemos que las opiniones de otros definan quiénes somos. Nuestra autoimagen se eleva con un cumplimiento y es devastada por las críticas. Estos son marcadores primarios que el mundo, influenciado por Satanás, usa para medir el éxito. De ahí el por qué la humanidad usa estas mismas cosas para definirse a sí misma y su autoestima. Y, no significa que lo que hacemos, o lo que administramos, o cuál es nuestro testimonio ante los demás no es importante.Pero, en el centro de nuestro ser, estas cosas no son parte de nuestra verdadera identidad dada por Dios.

Muchos de nosotros valoramos más lo que otros piensan que lo que Jesús piensa de nosotros. Vivimos con una identidad quebrantada. Nos caracterizamos por el miedo, la manipulación, la posesividad, la autopromoción y la autodestrucción.

 

Seguimos atrapados en vivir una vida fingida debido a una preocupación malsana por lo que piensan otras personas. Definimos nuestra identidad basada en los “me gusta” o seguidores que tenemos en las redes sociales. Definimos el éxito de nuestro culto de adoración basado en la cantidad de personas que están mirando nuestro programa en línea. En otras palabras, crees que si eres popular en la iglesia y te siguen muchas personas, entonces, eres un buen pastor.

 

¿Qué opinas sobre este tema? ¿De qué otras formas podemos caer en la trampa de tratar de liderar con una identidad falsa? Comparte con nosotros tu experiencia.


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