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Cómo hacer las paces con tu pasado (Parte 1)

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Hablemos de un tema que es muy importante en la vida humana: hacer las paces con tu pasado. Ya que cuando se maneja adecuadamente se puede superar, pero, cuando se maneja de forma incorrecta, puede poner en peligro las relaciones hasta el punto en que pueden llegar a terminarse y lastimar a las personas. Hablamos de nuestro pasado.

 

Todos hemos tenido experiencias que nos han marcado para bien o para mal. Tenemos buenos recuerdos impresos en nuestros mentes, momentos, personas, lugares, pero todos tenemos malos recuerdos también. Incluso podrían ser recuerdos traumáticos. Hay personas que pasan por experiencias que ni siquiera podemos imaginar, quienes han tenido vidas difíciles y necesitan pasar estas experiencias del pasado para poder superarlas y tener una vida feliz.

 

Pero, primero, veamos cómo funciona nuestra mente en estos escenarios.

 

¿Cómo procesa tu mente las experiencias traumáticas?

 

Cuando un evento abruma nuestra capacidad para sobrellevar la situación, ya sea física, mental o emocionalmente, experimentamos un trauma que puede hacernos sentir inseguros, indefensos y luchando con recuerdos, emociones y ansiedades perturbadoras.

 

El trauma cambia la forma en la que percibimos y experimentamos el mundo y puede tener un efecto duradero en el cerebro y en el comportamiento de personas que anteriormente no tenían una condición de salud mental o incluso predisposición a tener problemas de salud mental. [1] . Para los sobrevivientes de traumas, después de que termina un evento perturbador o angustiante, el cerebro continúa reaccionando al factor estresante original, manteniéndolos en un estado constante de hipervigilancia. Es como si la mente fuera un soldado preparado para la batalla, en alerta máxima listo para enfrentar a un enemigo, aunque la guerra ya haya terminado.

 

Este escenario trae consigo muchos síntomas que no son fáciles de manejar. Puede que los notemos o no, pero lo cierto es que podrían estar ahí sin que tengamos la capacidad de relacionarlos con lo que estamos sintiendo por dentro, lo que tenemos en la mente y las experiencias con las que nos hemos enfrentado.

 

Los síntomas del trauma pueden incluir: pensamientos intrusivos, ira e irritabilidad, ansiedad y depresión, culpa o vergüenza, aislamiento o alejamiento de los demás, disociación, sentimientos de tristeza o desesperanza, sentirse desconectado(a) o entumecido(a), entre otros . Existen otros síntomas que pueden mostrarse físicamente en nuestro cuerpo debido a lo que sentimos en nuestra mente, tales como: reacciones inmunológicas, síntomas digestivos, afecciones de la piel, entre otros.

 

El trauma psicológico hace que el cerebro active sistemas de alarma y defensas mentales para protegerse a sí mismo de la amenaza percibida. El centro de respuesta emocional del cerebro, la amígdala, está conectado al sistema nervioso simpático, el cual es responsable de nuestra respuesta de lucha, huida o parálisis.

 

Cuando la amígdala se activa en respuesta a un trauma, nos prepara para escapar o enfrentar la amenaza o el ataque. La corteza prefrontal, la parte del cerebro responsable de regular la atención, la conciencia y el razonamiento, se ve obstaculizada por una respuesta al trauma, lo que genera dificultades para prestar atención y tomar decisiones. También se ve afectado el hipocampo, la parte del cerebro asociada a la memoria y el aprendizaje, que a menudo conduce a tener problemas de memoria y aprendizaje.

 

¿Por qué deberías dejar atrás el pasado?

 

Estar en un estado constante de miedo, hipervigilancia o hiperactivación consumiendo una gran cantidad de energía y concentración, lo que puede llevar al agotamiento físico y mental, y se manifiesta como problemas de salud física. Llevar en nosotros un trauma puede afectar nuestra capacidad de confiar en los demás y, por lo tanto, construir y mantener relaciones saludables, lo que incluye tener una relación íntima satisfactoria con una persona. Mientras vivamos en el pasado, y no podamos hacer las paces, nuestros recuerdos seguirán impulsando comportamientos que sabotean nuestras vidas y frenaran nuestra libertad personal y la vida que merecemos.

 

La buena noticia es que al hacer las paces con nuetro pasado, el cerebro puede reconfigurarse para curarse correctamente del trauma. Esta maleabilidad del cerebro se llama neuroplasticidad , que es la capacidad de crecer y crear nuevas conexiones saludables y reemplazar los patrones maladaptativos que mantienen la mente en respuesta al trauma. Con el tratamiento y el apoyo adecuado, se puede sanar el pasado, recuperar el control de la vida y aprender a sentirse seguro(a) mental, física y emocionalmente.

 

Cuando te haces las paces con tu pasado, tus relaciones interpersonales mejorarán; en primer lugar, contigo mismo(a) a medida que recupera la confianza y aumenta la confianza en ti mismo(a), y también con las personas que son importantes para ti. Te desapareciste más inspirado(a) y comprometido(a)con la vida; en última instancia, vivirás la vida con mayor creatividad, alegría, significado y propósito.

 

¿Has experimentado alguna situación traumática en tu vida? ¿necesitas hacer las paces con tu pasado? ¿Te sientes identificado(a) con algunos de estos síntomas? ¿Sabías cómo la forma en que procesamos nuestras experiencias pasadas puede tener un impacto en la forma en que funcionan nuestro cerebro y nuestro cuerpo? Comparte tus respuestas con nosotros en la sección de comentarios, para que todos podamos enriquecer nuestras experiencias al tratar con estos problemas. Dios te bendiga.

[1] Asociación Americana de Psicología, https://www.apa.org/news/press/releases/2007/05/brain-function


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