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Cuando se violan los limites

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No hay equilibrio sin límites. No puede existir salud física, relacional o emocional sin límites. Cuando estos se borran, existe el caos. Todo el universo creado por Dios se rige a través de límites que Él ha establecido.

 

¿Qué son los límites, podrías preguntarte? Son líneas reales o imaginarias que marcan propiedad, fin de una superficie o cuerpo, o tal vez la separación entres dos sujetos. Los límites son ese punto que no debe o puede sobrepasarse.

 

La Creación comenzó con el establecimiento de límites. La tierra estaba desordenada y vacía y lo primero que hizo Dios fue establecer límites. El caos en la tierra se terminó cuando Dios comenzó a establecerlos. Creó la luz para colocar límite entre la luz y las tinieblas. Cada día creado por Dios tuvo un límite. Es por eso que dice: “y fue la tarde y la mañana del primer día” (Génesis 1;13-15). Límites claros para mantener el orden en todo lo creado. Dios también estableció un límite entre el Sábado y el resto de los días de la semana. El Sábado fue declarado un día de reposo y adoración (Génesis 2:3).

 

Pero, en donde quiero profundizar es en los límites que Dios estableció entre Él y sus criaturas, Adán y Eva. Esto se ve reflejado en el árbol de la ciencia del bien y del mal. Dios le dijo a Adán, “el día que de él comieras, morirás” (Génesis 2:16,17). Es decir, Adán y Eva tenían acceso a todos los árboles del huerto con excepción de uno, ese árbol que era el límite entre Dios y sus criaturas. ¿Por qué Dios tuvo que establecer este límite entre Él y sus criaturas? ¿No hubiera sido más fácil para sus criaturas simplemente tener acceso a todos los árboles del huerto.

 

Dios estableció un límite claro entre Él como creador y sus criaturas. Es por eso que él tenía el derecho de reservarse algo para Él, a través de lo cual el hombre demostraría el respeto al límite establecido por Dios entre Él y sus criaturas. Si Dios no hubiera colocado ese límite claro, el hombre sí habría creído que era el dueño de todo lo creado y que estaba al mismo nivel de su Creador porque no había nada, un limite claro, que los separara a los dos. Es por eso que Dios estableció un límite para diferenciar con claridad el dominio de su propiedad y lo que le correspondía a sus criaturas.

 

Como mencionamos al principio de este blog, no pueden existir relaciones saludables sin límites claros. Y, esto es una gran verdad en la dimensión de las relaciones humanas y la dimensión de las relaciones entre el hombre y Dios. Cuando los límites se violan, ya sea en el mundo exterior, como fue entre la relación de Adán, Eva y Dios, o se violan en el mundo interior, falta de control de nuestros deseos (comiendo del fruto prohibido), entonces, se experimenta el caos.

 

El caos llegó a la relación entre Adán y Dios cuando él cruzó el límite del árbol prohibido y pecó. El violar el límite establecido produjo una separación entre Dios y el hombre. Ya Adán no podía hablar de la misma manera en la que hablaba con Dios cara a cara. Las consecuencias de ese límite cruzado fue la muerte, porque la paga del pecado es la muerte (Romanos 6:23).

 

Pero, ese límite también se produjo en una dimensión psicológica o interna. La falta de dominio propio al controlarse y evitar comer del fruto prohibido, los llevó a comenzar una vida de desenfreno y caos interno. Los problemas que experimentó la primera pareja, aún seguimos experimentándolos en nuestros días.

 

¿Qué me enseña todo esto? Que Dios nos ha creado para que nosotros sepamos en dónde terminamos nosotros y otros comienzan, y, entendamos con claridad cuáles son nuestras responsabilidades. Debemos respetar aquello que Dios ha apartado para sí mismo. Debemos tomar responsabilidad por nuestras almas con temor y temblor porque Dios nos creó y tendremos que dar cuenta un día de lo que nos pertenece.

 

Proverbios 4:23 dice que “sobre toda cosa guardada guarda tu corazón porque de Él proviene la vida”. Es decir, que somos mayordomos de nuestras vidas porque las mismas están dentro del límite de autonomía e individualidad que todos tenemos. Es por eso que Dios nos dio libre albedrío. Dios no puede cruzar los límites que Él mismo estableció, de la misma forma como Adán y Eva no podían cruzar el límite que Dios había establecido con el árbol prohibido.

 

Esto quiere decir que los límites protegen a ambos sujetos involucrados entre sí. En el caso del humano, es nuestra máxima responsabilidad responder por nuestros sentimientos, actitudes, comportamientos, elecciones, talentos, pensamientos, deseos y amor. ¿Qué estoy tratando de decir? Si yo estoy experimentando ira, es mi problema, no es el problema de otra persona porque mis emociones están dentro del círculo de límites que soy como ser humano.

 

Por lo tanto, debo asumir toda responsabilidad y resolverlo como lo estipula la Biblia en Efesios 4:26, “airaos, pero no pequéis.” Si mi comportamiento está fuera de lugar, es mi responsabilidad atender ese problema y controlar ese comportamiento maladaptativo como dice 2 Pedro 1:6. Un día tendré que darle cuenta a Dios de todo lo que está dentro de los límites que me corresponden a mí como ser humano.

 

¿Qué principios podemos extraer de los límites establecidos por Dios cuando colocó el árbol del bien y del mal para no vivir en el caos y tener relaciones saludables con el mundo que nos rodea?

 

Límites: la necesidad de vivir dentro de los propios límites que Dios ha establecido y hacerlos cumplir y las consecuencias con los demás. Dios colocó el árbol de la ciencia del bien y del mal. (Génesis 2:16,17)

Verdad: la capacidad de decir la verdad y ser honesto aclara muchos problemas de límites. Dios dijo que Adán moriría si violaba el límite. Noten, que la serpiente dijo que “no morirían” (la mentira). Hoy la raza humana muere producto de la desobediencia de Adán y por cruzar el límite.

 

Respeto: no solo debemos imponer y vivir nuestros propios límites, debemos aprender a respetar los límites y la libertad de los demás.

 

Sembrar y cosechar: nuestras elecciones y comportamientos tienen consecuencias y resultados reales, y debemos hacerlos cumplir y permitirles disciplinar a los demás. Hoy estamos cosechando lo que nuestros primeros padres sembraron.

 

Actividad: los límites son una forma activa de vida. Para ser alguien con buenos límites, se debe renunciar a la posición pasiva en la vida y la relación.

 

En mi próximo blog, hablaremos sobre cómo aplicar todos estos principios a las relaciones familiares.

 

Te pregunto, ¿qué límites estás violando últimamente que tal vez te están llevando a experimentar caos en tu vida? ¿Qué crees que debes hacer? ¿Qué consejo le darías a las personas que están leyendo este blog?


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