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¿Conoces la ira y las formas en las que la manifestamos?

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La ira es un estado emocional que varía en intensidad. Varía desde una irritación leve hasta una furia e ira intensas. Como otras emociones, está acompañada de cambios psicológicos y biológicos. Cuando usted experimenta ira, su frecuencia cardíaca y presión arterial se elevan y lo mismo sucede con su nivel de hormonas de energía, la adrenalina y la noradrenalina.

 

Muchos justifican sus expresiones de ira diciendo que Jesús se airó contra los líderes religiosos de sus días y les dijo aun cosas ofensivas. Esta falsa creencia sobre la ira es usada muchas veces para maltratar a otras personas.

 

La ira es una emoción que Dios puso en nuestro cuerpo. La ira nos permite reaccionar en contra de la injusticia, el pecado y lo que no es correcto. Pablo dice, “Airaos, pero no pequéis”. Esto significa que hay un límite en donde la ira se convierte en pecado.

 

Toda manifestación de ira debe hacerse dentro del contexto del amor ágape. Pero, para que esto ocurra, el Espíritu Santo debe vivir en nosotros, ayudar a que florezca el amor y el dominio propios necesarios para manifestar la ira dentro de límites, esos que reflejan la imagen relacional de Dios.

 

Las personas que se aíran con facilidad, por lo general, tienen lo que llamamos baja tolerancia a la frustración, que significa que éstas sienten que no deberían estar sujetas a la frustración, irritación o a los inconvenientes. No pueden tomar las cosas con calma y se enfurecen, sobre todo si la situación parece de alguna manera injusta. Por ejemplo, cuando se las corrige por un error de poca importancia.

 

¿Qué hace que estas personas sean así? Hay varios factores. Un factor puede ser de origen genético o fisiológico. Existen pruebas de que algunos niños nacen irritables, sensibles y que se enojan con facilidad, y estos signos están presentes desde una edad muy temprana. Otro factor puede estar asociado a la manera como se les enseña a lidiar con la ira. La ira se considera a menudo como algo negativo; a muchos nos enseñan que está bien expresar la ansiedad, la depresión y otras emociones pero que no está bien expresar el enojo. Como resultado, no aprendemos cómo manejarlo o canalizarlo constructivamente.

 

Las investigaciones también hallaron que los antecedentes familiares desempeñan un papel importante. Generalmente, las personas que se enojan con facilidad vienen de familias problemáticas, caóticas y sin capacidad para la comunicación emocional.

 

Estilos de ira

Parte de aprender a controlar la ira, y también parte de las lecciones que un profesional podrá darte, se basan en el manejo de los diferentes tipos de ira. No todas las personas expresan su ira de la misma manera. Tampoco hace falta sentir miedo o culpa por sentirla, porque la ira es una reacción normal de la vida humana.

 

Pero, aun así, el cómo la expresamos es lo que puede hacer de la ira algo muy peligroso, tanto para la pareja como para nosotros mismos.

 

Existen cuatro maneras básicas en las que se expresa la ira. Una persona puede expresar más de un estilo de ira, todo dependiendo de la situación que esté viviendo:

 

Agresiva: Es el tipo de agresividad que es visible y externalizada. No se pretende esconderla, ni mucho menos. Algunas personas gritan y gritan, y se «desahogan» cuando están enojadas. Explotan, arremetiendo contra otros, ya sea verbal o físicamente. Esto puede proporcionar una liberación satisfactoria para ellas a corto plazo, pero puede tener consecuencias devastadoras a largo plazo para ellas mismas y sus relaciones.

«¡Estúpido # @ $%!»

“Estoy en lo cierto; ¡todos los demás están equivocados y merecen pagar!”

 

Agresiva – pasiva: En esta se muestra agresividad, pero no de una manera violenta, sino más bien disimulada. Por ejemplo, con acciones indirectas o con el sabotaje.

 

En esta, toda la ira se encierra dentro de la persona. Dañándola en su interior, aparentando que todo está bien. Algunas personas encuentran la ira aterradora o inaceptable. Evitan reconocer o expresar sentimientos de enojo y, en cambio, se convencen de que no están enojadas. El problema con este mecanismo de afrontamiento es que no liberan y expresan sus sentimientos, lo que puede conducir a una acumulación de resentimiento e infelicidad.

 

Dicen “está bien” cuando no lo está, o cuando quieren decir “no”. Estas son conductas pasivo-agresivas, que sirven para expresar indirectamente emociones negativas en lugar de manifestarlas abiertamente. “Las personas pasivo-agresivas son furtivas con su ira”. Dicen una cosa, pero hacen otra; no muestran que están enojadas, pero se desquitan.

 

Ira evitativa: A estas personas les resulta tan difícil lidiar con la ira que hacen todo lo posible para evitarla. Embotellan la ira. Intentan esconderse en sus «cuevas» cada vez que se sienten enojadas o cuando las personas que las rodean están enojadas. Dicen cosas como…

«No puedo lidiar con esto ahora».

«Hablemos de otra cosa y llevémonos bien».

«No puedo decir nada porque provocará una pelea».

«No es tan malo».

«Nada cambiará».

 

Asertiva: En este estilo, se maneja y comunica la ira de forma adecuada, de ser necesario. Es lo que cada individuo debería hacer al lidiar con la misma.

 

Es importante conocer los tipos de ira, pues así podremos estar conscientes de nuestro actuar y llevar a cabo las respectivas acciones que nos permitirán manejarla de la mejor manera para así no herirnos a nosotros mismos ni herir a las personas que nos rodean.

 

¿Te identificas con alguno de los tipos de ira? ¿Sientes que alguno de ellos define tu actuar? ¿Cómo podrías mejorar la forma en la que reaccionas cuando sientes ira por algún motivo? Comparte con nosotros tu respuesta en la sección de comentarios y así podremos enriquecer nuestra experiencia de tener mejores relaciones interpersonales con las personas que nos rodean y tener un mundo interior equilibrado. Que Dios te bendiga.


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