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¿Cómo experimentar un nuevo comienzo?

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El año 2020 quedará plasmado en la historia probablemente como uno de los años más difíciles de nuestras vidas. Damos gracias a Dios de que este año terrible por fin ha terminado; y ahora tenemos un nuevo año, un nuevo comienzo, una nueva página para escribir una nueva historia.

 

¿Cómo podría alguien que ha perdido a un ser querido en la batalla contra el COVID-19 experimentar un nuevo comienzo? ¿Cómo podría alguien que ha perdido su seguridad financiera debido a que la pandemia le ha arrebatado su trabajo tener un nuevo comienzo? ¿Cómo podría alguien que ha experimentado algún trauma y todavía tiene recuerdos dolorosos volver a levantarse y caminar por la alfombra roja de un nuevo comienzo? ¿Es posible experimentar un nuevo comienzo en este nuevo año, o esta idea de un nuevo comienzo es una mera ilusión?

 

La solución para estas preguntas difíciles es muy compleja. Quizás esta sea la razón por la cual las personas se sienten estancadas y no pueden experimentar un nuevo comienzo, aun cuando están “celebrando” un año nuevo. Ellos están buscando tener un cierre, para poder tener un nuevo comienzo, pero no saben cómo encontrarlo luego de haber sufrido alguna pérdida.

 

La psicología Pop habla sobre el cierre como una respuesta para recuperarse de una pérdida y encaminarse hacia un nuevo comienzo. El cierre es un proceso, una interacción, información o práctica que le permite a una persona sentir que una experiencia traumática, perturbadora o confusa se ha resuelto. Lo que constituye al cierre varía de persona a persona y depende en gran parte del contexto que rodea al evento estresante que se ha experimentado. Este término tiene su origen en la psicología Gestalt. Este tipo de psicoterapia habla sobre el cierre como una forma de sanar. Su teoría argumenta que la mente busca el cierre para lidiar con el dolor emocional.

 

Hoy, este concepto de cierre se ha transformado en una panacea para lidiar con el dolor emocional. Algunos profesionales de la salud mental argumentan que el cierre podría ser un mito y que realmente no se puede alcanzar, a menos que experimentemos amnesia.[1] La mente mantiene un registro de todas nuestras experiencias, especialmente las emocionales y esas experiencias nunca se borrarán. En este caso, ¿cómo podrías experimentar el cierre cuando el recuerdo todavía está grabado en tu mente? Quizás el cierre no es la mejor palabra para describir lo que realmente sucede en nuestras mentes cuando tratamos de tener un nuevo comienzo.

 

Ashley Bush, en su libro “Esperanza y sanidad para trascender la pérdida” (Hope and Healing for Trascending Loss), argumenta que “a los estadounidenses les gustan los finales felices. Nos gustan las cosas que tienen un corte preciso”.[2] En lo profundo de nuestros corazones queremos convencernos a nosotros mismos de que el dolor tiene un final porque fuimos creados por Dios para una vida con finales felices. En realidad, estamos cosechando las consecuencias del pecado (Romanos 6:23), y el dolor no terminará hasta que esta tierra tenga su cierre o final; y que la tierra nueva creada por Dios traiga un nuevo comienzo para nuestras vidas (Apocalipsis 21:1-4).

 

Por esta razón, tenemos que aceptar el hecho de que el dolor que podamos experimentar hoy no terminará hasta que Cristo regrese (Apocalipsis 21:4). No podemos controlar el dolor; sin embargo, podemos controlar el sufrimiento. El dolor podría cambiar a través de la sanidad, no solo del cierre. El proceso de sanar es diferente al proceso de cierre, aunque a veces ambos términos se utilizan para expresar los mismos procesos. “Él sana a los quebrantados de corazón y sana sus heridas” (Salmo 147:3). La Biblia habla sobre sanar nuestras heridas emocionales y nos promete que un día experimentaremos el cierre final de nuestro dolor y sufrimiento, y experimentaremos una nueva creación, un nuevo comienzo (1 Corintios 15:51:53).

 

A continuación, verás algunos consejos que puedes tomar en cuenta mientras aprendes a experimentar un nuevo comienzo este año.

 

No busques tener un cierre, sino sanar (Salmo 34:18). Puedes sanar sin tener un cierre; aunque puede que tengas que llevar en ti algún dolor al entrar en un nuevo año. Un día, Dios dará un cierre al dolor de este mundo. Por ahora, permítele a Dios sanar tu mente.

 

Acepta la pérdida que has experimentado en el pasado y date un tiempo para vivir tu duelo (Juan 16:22). No trates de ignorar el dolor “celebrando” mientras tratas de conseguir la ilusión de un cierre.

 

Busca el perdón (Colosenses 3:13). El perdón es el comienzo para sanar. Solo el Espíritu Santo puede producir esta experiencia en tu corazón.

 

Busca a un amigo(a), pastor, o un consejero que sabes que te escuchará y validará tus emociones y caminará contigo por el valle del dolor y la aflicción.

 

Aprende a vivir de ahora en adelante con las preguntas que no tienen respuestas. No tienes que entender todo lo que Dios te permite experimentar en este mundo para poder experimentar sanidad emocional.

 

Pon tu esperanza en un nuevo comienzo sin tratar de borrar tu pasado. Dios puede ayudarte a sanar tus heridas y tener la esperanza de un mejor mañana (Jeremías 29:11).

 

Libérate de los pensamientos negativos. No te conviertas en una víctima de tu pasado (Filipenses 4:8-9).

 

[1] Berns, Nancy (2011). Closure: The Rush to End Grief and What it Costs us. Philadelphia, Pa. Temple University.

[2] Bush, Ashley, D. (2016). Hope & Healing for Transcending Loss: Daily Meditations for Those Who are Grieving. Newburyport, MA. Conari Press.


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