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Control de la ira

Cinco estrategias para controlar tus emociones

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Control de la ira

Cinco estrategias para controlar tus emociones

Muchos recordarán  la pelea entre Mike Tyson y Evander Holyfield en 1993. Esta pelea hizo historia porque Mike Tyson arrancó de un mordisco un pedazo de oreja de Holyfield. Esta reactividad emocional le costó a Mike Tyson 3 millones de su bolsa de  30 millones de dólares y su licencia de boxeo. ¿Qué le pasó a Mike que le obligó a morder la oreja de Holyfield? Los expertos sostienen que Mike Tyson tuvo un secuestro de amígdala. Este término fue acuñado por Daniel Coleman en su libro de 1996 Inteligencia Emocional.

La amígdala es el centro de alarma del cerebro. Es el órgano que controla y regula nuestras emociones. La amígdala guarda un registro de todas las experiencias emotivas que tuviste en el pasado, y cada vez que percibe que estás en peligro, envía una señal de alarma de lucha o huida. Sabes que has sido secuestrado por tu amígdala cuando te ocurren estas tres cosas: tienes una reacción emocional, fue inicio repentino, y por último cuando reflexionas más tarde, te das cuenta de que era inapropiado. Todos hemos experimentado en algún momento un secuestro de amígdala. Lo contrario de un secuestro de amígdala es lo que hemos estado aprendiendo en mis últimos envíos, la inteligencia emocional.

La emoción es responsable de organizar el sistema de comportamiento del apego, de orientar y motivar las respuestas hacia los demás, y de comunicar las necesidades y los anhelos a las otras personas. La visión cristiana de las emociones es que a menudo son un fiel reflejo de lo que las personas creen y valoran. Las emociones son parte de la imagen creada de Dios. Las emociones representan la realidad de la fe de la gente, y Dios ha prometido en la Biblia que aquellos que creen en Él recibirán un nuevo corazón (mente), como se dice en Ezequiel 26:26. El objetivo de un cristiano fiel es conformar sus emociones a la verdad, y tener la mente de Cristo. Tener la mente de Cristo significa tener las emociones de Cristo. Romanos 12:1-2 habla de renovar la mente. Esta renovación de la mente, entre otras cosas, implica una regulación de las emociones a través del Espíritu Santo para evitar un secuestro de amígdala.

¿Cómo aprendemos a regular nuestras emociones? En este post, voy a enseñar cinco cosas que debes hacer para regular tus emociones de forma efectiva y desarrollar inteligencia emocional. Primero, como hemos aprendido en nuestro último post, necesitamos practicar la autoconciencia, especialmente en cinco áreas diferentes. El siguiente es un programa de cinco pasos para regular tus emociones y desarrollar inteligencia emocional. Esta es una adaptación de la fórmula de Mark Goulston para enseñar una amígdala a bailar.

  1. Consciencia sobre el detonante: Haz una pausa inmediatamente luego que algo que te molesto haya ocurrido, y escribe lo siguiente: “Lo que sucedió que me molesta es____________________________________________________________”.
  2. Consciencia Emocional: Añade una palabra a lo que estás sintiendo emocionalmente, y di a ti mismo o escribe: “Estoy sintiéndome emocionalmente bravo, ansioso, frustrado, asustado, con miedo, abrumado, y con cuánta intensidad” (leve, moderada, mucha).
  3. Consciencia sobre las consecuencias: Piensa en lo que sucederá si haces caso a ese impulso y escribe: “Si hago caso a ese impulso, la consecuencia inmediata será________________________________, la consecuencia mañana será________________________________ y la consecuencia dentro de una semana será_____________________________.”
  4. Consciencia de la realidad: Piensa en la existencia de otra explicación para lo que te sucedió. Recuerda que la forma en que tú interpretas tu evento/situación influirá tu respuesta emocional. Escribe: “una posible explicación alternativa para lo que me acaba de molestar es____________________________________________________________.”
  5. Consciencia sobre la solución: Toma una pausa y piensa en una solución diferente que pudieses tratar aparte de tu impulso original. Pregúntate, “¿Qué habría hecho Jesús en esta situación?” y escribe: “Una mejor forma de responder a esta situación sería ______________________________________________________.”

Te reto hoy a pedirle al Espíritu Santo ayudarte a regular tus emociones, de manera que puedas reflejar la mente de Cristo. No es fácil tener autocontrol, especialmente cuando alguien te ha hecho algo que te ha enfurecido. Sin embargo, con Cristo tu puedes lograr cualquier cosa porque El te da el poder para regular tus emociones. Filipenses 4:13.


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