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Quiero cambiar pero no puedo… ¿Qué puedo hacer?

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Quiero cambiar pero no puedo…

Recuerdo una vez que viajaba de New Jersey a Michigan en un invierno feroz. En la carretera estaba lo que se llama “black ice”, que es ese hielo que no se percibe con facilidad en la carretera. Un carro comenzó a patinar me chocó por un lado y terminé en el barranco de la carretera. Llamé a la policía, pero me dijeron que mi rescate se iba a demorar porque había muchas personas al igual que yo estancadas en la carretera por accidentes que habían experimentado. Me tomó 5 horas salir del hueco en donde había caído.

Este blog es para esas personas que tal vez están estancadas en el mismo lugar, y dicen quiero cambiar pero no puedo. Tratan pero no pueden experimentar un cambio, y su voz interna les dice: quiero cambiar… pero no puedo cambiar. Estancado(a) en el mismo hábito o adicción; estancado(a) en la misma rutina malsana, comportamientos negativos, creencias falsas que obstaculizan el progreso de tu vida y, por lo tanto, por años, estás en el mismo lugar, como si estuvieras patinando en el mismo hueco sin poder salir ni sentirte realizado, diciendo “no puedo cambiar”.La historia del paralítico del Estanque de Betesda nos enseña que es posible acostumbrarnos a las circunstancias adversas que llegan a nuestras vidas y decirnos “no puedo cambiar”. Este blog te desafía a salir de tu parálisis y alcanzar todo tu potencial en Cristo Jesús. Él te dice: levántate, toma tu lecho y anda, porque tú si puedes cambiar.

Analicemos la historia de este paralítico que estuvo estancado por 38 años, esperando un cambio en su vida. Esta historia está en Juan 5:1-12, en caso de que desees leerla en la Biblia.

El libro de Juan se escribió para una generación que no tuvo un contacto personal con Jesús. El mensaje es claro a través de las 7 señales o milagros que Juan presenta de Jesús. El poder sanador que Jesús tuvo en su toque, es el mimo poder sanador que tiene Su palabra. Hoy no tenemos un Jesús que nos puede tocar y restaurar, pero sí tenemos un Jesús que, a través de Su palabra y de Su Santo Espíritu, nos puede dar sanidad espiritual y sobre todo vida Eterna.

En el capítulo cinco de Juan, el apóstol presenta a un Jesús capaz de restaurar la vida paralítica de un hombre que había estado enfermo por 38 años, dependiendo de un sistema falso que no tenía soluciones para su vida.El capítulo comienza diciendo que Jesús fue a Jerusalén a una fiesta. Juan no especifica qué fiesta es, como lo hace en otras ocasiones. Los eruditos no se han puesto de acuerdo en cuál de las fiestas se refiere Juan aquí. Algunos eruditos adventistas creen que está entre la Fiesta de las trompetas y las Fiestas de la pascua. La verdad es que no se detalla la fiesta porque Juan simplemente quiere presentara un Jesús que viene a hacer por el ser humano lo que las fiestas y las tradiciones no pueden hacer.Dice, además, el primer versículo que, en esta ocasión, Jesús se dirigió a un lugar específico en el templo.  Es interesante que en los tres años de ministerio de Jesús yendo al templo, tantas veces al año, esta es la primera ocasión que se menciona que él dice darle una visita a esta sección del templo. Dice el versículo que Jesús estaba en la puerta de las ovejas. Esta era una puerta construida por los sacerdotes en los tiempos de Nehemías, para meter a las ovejas que se traían para sacrificio (Neh.3:1). Por esta entrada estaba un estanque que tenía cinco pórticos con sus columnas respectivamente y una dimensión de alrededor de 220 pies de ancho en algunas partes y 315 pies de largo. La arqueología moderna cree haber encontrado este estanque, el cual se llamaba Betesda.

Betesda significa: Casa de Misericordia. Según 1 Tim. 3:15, casa es una imagen de la casa de Dios. Este lugar se había convertido en el lugar de refugio para muchos enfermos que buscaban misericordia y sanidad.  Esa era su iglesia. Dice la Biblia que se reunía allí una gran multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos que esperaban que algo ocurriera en sus vidas.

Existía el mito popular que decía que de vez en cuando, un ángel descendía al estanque y movía las aguas, y el primero que entrara al estanque se sanaba. Este versículo no se encuentra en versiones originales de la Biblia y se cree que fue añadido por los copistas para explicar por qué esas personas esperaban allí ansiosos por años. La teología de este versículo es difusa. Presenta un Dios arbitrario.Dice que allí estaban los enfermos, ciegos, cojos y paralíticos.  Imagínense la escena. El que primero entrara al agua se sanaba. Pero ¿cómo los enfermos podían correr para entrar? Estaban muy limitados. Explíqueme ¿cómo los ciegos podían correr para poder entrar?  Era prácticamente imposible. ¿Cómo los cojos podían hacer para poder llegar primero al agua? ¿Y qué se puede decir de los paralíticos?

Prácticamente era algo imposible. Era una tortura emocional para ellos el estar allí, esperando que el agua se moviera para poder lanzarse por encima del que tuvieran por delante, para llegar al agua. Pero, la verdad es que ellos sentían que no tenían otra opción y por eso estaban allí esperando algo que nunca llegaba. La imagen que el Apóstol quiere presentar en estos versículos es la de un sistema falso de religión que no podía suplir las necesidades espirituales y físicas de aquellos que necesitaban misericordia. Un sistema basado en tradiciones de hombres y mitos populares que no ofrecían lo que realmente necesitaban las almas de aquellos que buscaban algo mejor. Enfermos que decían, quiero cambiar, pero no puedo.

Mientras unos iban al templo y llegaban para adorar y recibir bendiciones, y vida eterna, a través del sistema de sacrificio, dice la Palabra de Dios que: una gran multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos se quedaba en el estanque de Betesda, esperando que la misericordia llegara a sus vidas.  Esa gran multitud no estaba donde podía experimentar la verdadera adoración y encuentro con el Dios todo poderoso.  Estaban en el templo, pero buscando soluciones a través de métodos y tradiciones que no funcionaban.

Cuando asistes al templo a adorar, ¿en dónde te detienes para recibir misericordia y sanidad? ¿Te encuentras en el estante de tradiciones, ritos, ceremonias y mitos esperando que algo ocurra en tu vida o vienes al templo en busca de una experiencia de adoración? Todos nosotros somos enfermos espirituales. Producto del pecado cargamos con la enfermedad maligna, la lepra espiritual llamada pecado. Venimos a la iglesia en busca de misericordia, sanidad espiritual, física y emocional. Pero la pregunta es, ¿en dónde estás buscando la solución a tus problemas? ¿Te acercas para encontrarte en adoración con tu Dios o te quedas rezagado esperando algo que es vacío, no funciona, y es todo tradición? ¿Estás estancado, creyendo en sistemas disfuncionales? ¿Estas diciendo en tu corazón quiero cambiar pero no puedo?

Esa multitud de enfermos creía que la solución a sus problemas estaba en el movimiento del agua.  ¿Cómo es posible que alguien pueda creer en algo falso toda su vida? Jesús se acercó a alguien que estaba allí, que llevaba 38 años esperando por ser sanado. El promedio de vida en aquellos años era alrededor de 40 años para los hombres. Díganme, ¿cómo es posible que llegar a creer y quedarse estancado en algo por tantos años?

El asunto está en que el ser humano fue creado por Dios con un gran poder de adaptabilidad. Desde que nacemos, aprendemos a sobrevivir en el medio ambiente que tenemos, por muy malo que sea, aprendemos a sobrevivir.  Las ideas o conceptos falsos que desarrollamos en la vida, y especialmente aprendemos en nuestra infancia, llegan a convertirse en la guía que vamos a seguir en nuestra vida.  Y alrededor de todo este sistema falso de creencias, desarrollamos mecanismos de defensa que nos ayudan a sobrevivir en sistemas disfuncionales.

Esta es la forma en la que yo puedo explicar cómo es posible que este paralitico haya estado allí esperando durante muchos años algo que no era real.  Un amigo tal vez le dijo una vez: oye, ven a un estanque que está en la entrada del templo y allí puedes encontrar solución a tus problemas, no importa el que sea.

Me imagino que el hombre llegó al estanque siendo un joven. Y, cuando vio tantas personas como él allí que decían quiero cambiar, dijo: parece que esto funciona. Miraba cómo, tal vez, algunos eran sanados al creer que en realidad algo había ocurrido y esperaba que algo ocurriera para él.  Y allí aprendió a justificar, excusar, a culpar a otros por su triste condición usando el mecanismo de defensa de proyección. Yo tengo un problema por culpa de otra persona, yo no soy el responsable de la situación que tengo, es esa persona imaginaria la responsable.¿Será este tu caso? ¿Asistes a la casa de Dios porque alguien te habló de que allí puedes encontrar solución a tus problemas, sanidad física, espiritual y emocional? O, ¿tal vez es este tu caso porque desde que naciste tus padres te llevaban al templo y, en vez de entrar y conocer íntimamente a Jesús a través de la adoración verdadera, te has quedado en el estante de Betesda, detrás de tradiciones y mitos que no salvan a nadie?

El paralítico decía quiero cambiar, pero por otro lado creía que podía ser sano simplemente tratando de ser el primero al entrar al estanque cuando el poder de Dios se estaba manifestando de otra forma, cuando el poder de Dios se podía recibir solo a través de Dios. Tal vez decía quiero cambiar… pero no puedo. Tal vez ese es tu caso, has llegado a la iglesia, pero estás estancado(a) creyendo en una falsedad. Diciendo quiero cambiar, pero no puedo. Tal vez has creído en la falsedad de que eres salvo(a) simplemente por llamarte cristiano; tal vez crees que eres salvo(a) por simplemente ir a la iglesia,  por dar dinero a la iglesia. O, tal vez crees que serás salvo(a) por tus propios esfuerzos. Si por años, tu vida ha estado estancada sin crecer, es porque, tal vez, has estado buscando soluciones en los lugares equivocados y es por eso que dices quiero cambiar… pero no puedes.

Si dices Quiero Cambiar…pero tus creencias no te dejan.

Pero, tal vez las creencias falsas que te han detenido no son del ámbito religioso y espiritual, sino psicológico. El psicólogo Albert Ellis, planteó varias creencias falsas en las cuales muchas veces creemos y obstaculizan el cambio en nuestras vidas.

  • “Es una necesidad extrema para el ser humano adulto el ser amado y aprobado por prácticamente cada persona significativa de la sociedad”.
  • “Para considerarse uno mismo valioso se debe ser muy competente, suficiente y capaz de lograr cualquier cosa en todos los aspectos posibles”.
  • “Cierta clase de gente es vil, malvada e infame y deben ser seriamente culpabilizados y castigados por su maldad”.
  • “Es tremendo y catastrófico el hecho de que las cosas no vayan por el camino que a uno le gustaría que fuesen”.
  • “La desgracia humana se origina por causas externas y la gente tiene poca capacidad o ninguna, de controlar sus penas y perturbaciones”.
  • “Si algo es o puede ser peligroso o temible, se deberá sentir terriblemente inquieto por ello y deberá pensar constantemente en la posibilidad de que esto ocurra”.
  • “Es más fácil evitar que afrontar ciertas responsabilidades y dificultades en la vida”.
  • “Se debe depender de los demás y se necesita a alguien más fuerte en quien confiar”.
  • “La historia pasada de uno es un determinante decisivo de la conducta actual, y que algo que le ocurrió alguna vez y le conmocionó debe seguir afectándole indefinidamente”.
  • “Uno deberá sentirse muy preocupado por los problemas y las perturbaciones de los demás”.
  • “Invariablemente existe una solución precisa, correcta y perfecta para los problemas humanos, y que si esta solución perfecta no se encuentra sobreviene la catástrofe”.

Estas 11 creencias irracionales básicas fueron sintetizadas posteriormente por Ellis (1977) en:

 LAS 3 CREENCIAS IRRACIONALES BÁSICAS

 

Idea irracional acerca de mí mismo:

“Debo hacer las cosas bien y merecer la aprobación de los demás por mis actuaciones”.

Idea irracional acerca de los demás:

“Los demás deben actuar de forma agradable, considerada y justa”.

Idea irracional acerca de la vida o el mundo:

“La vida debe ofrecerme unas condiciones buenas y fáciles para que pueda conseguir lo que quiero sin mucho esfuerzo y comodidad”

Te pregunto, ¿en cuál de estas ideas irracionales te encuentras estancado diciéndote a ti mismo(a) “no puedo cambiar”? ¿Ahora entiendes por qué Jesús le pregunta si quiere ser sano, o quieres un cambio? Cualquiera pudiera pensar que esa era una pregunta tonta por parte de Jesús. Pero, toda pregunta que Jesús hizo en esta Tierra era para ayudar al oyente a practicar el autoconocimiento.

Tus pensamientos irracionales pueden detenerte en el estanque de tu vida y condicionarte a solamente decirte que no puedes cambiar, que para tu problema no hay solución.

Hoy Jesús ha llegado hasta donde tú estás y te dice lo mismo que le dijo al paralítico de Betesda: “toma tu lecho y anda”.

Para esos que dicen quiero cambiar y no puedo… esto es lo que pueden hacer.

  • La Palabra de Dios tiene poder para sacarte del hueco en donde has caído y para comenzar a decir “yo sí puedo cambiar”.
  • Deja de creer en las creencias falsas que han marcado tu vida y comienza a creer en el guion de vida que Dios ha diseñado para tu vida. Dios desea que tú seas prosperado en todo y que tengas salud.
  • Ejerce tu fuerza de voluntad para levantarte de tu parálisis y para tomar “el lecho”, que significa esas creencias falsas que han detenido tu progreso, tu pasado, y comenzar una nueva vida al lado de Jesús.

Tú hoy te puedes levantar y reescribir tu guion de vida, porque sí puedes cambiar y ser una nueva criatura en Cristo Jesús.


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