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Protegiendo la salud mental de tus hijos según su edad

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El desarrollo de los niños y adolescentes está muy relacionado con su salud mental. Si bien suele ser un tema olvidado por algunos progenitores, que un pequeño disponga de ella incentivará habilidades sociales saludables e impulsará a este a enfrentar los problemas que se le presenten.

Si tu hijo o hija tiene estabilidad mental eso significará que tendrá un mejor desarrollo emocional en la adultez, mejor calidad de vida y hasta un mejor rendimiento en la universidad y su trabajo. Pero es también verdad que es complicado abordar esta clase de temas de una manera simple.

La tarea es más complicada si el niño/a presenta algún trastorno mental que influya en su forma de aprender, de comportarse y relacionarse. Es estos casos la distancia entre adultos y jóvenes solo parece extenderse.

Sin embargo, el principal consejo que te doy es que no tienes que temer hablar con tus hijos sobre la salud mental propiamente. Es más sencillo de lo que piensas siempre y cuando te guíes por la edad que estos tengan.

Pensando en ello, a continuación, algunas nociones básicas sobre cómo proteger la salud mental dependiendo de en qué etapa de la vida estén.

Niños de 4 a 6 años

Si tu hijo tiene entre 4 a 6 años de edad, lo mejor que puedes hacer para proteger y fortalecer su salud mental es ayudarles a identificar el poder de sus emociones. Tenemos la responsabilidad de convertirnos en expertos emocionales que puedan ser sus consejeros predilectos al momento de ponerle un nombre a lo que sienten.

Cuando hayas logrado esto, es tiempo de que valides su sentir y de que les des las herramientas necesarias para confrontar sus miedos. De este modo tu hijo/a podrá ser capaz de identificar por sí mismo qué es lo que siente y cómo lo siente, también le diremos lo que puede hacer al sentir determinada emoción.

Niños de 7 a 10 años

De los 7 a 10 años pensarás que tu hijo/a creció a una velocidad impresionante, no obstante, el cuidado de su salud mental sigue necesitando de los mismos cuidados que de 4 a 6 años. Como padre o madre tienes que preguntar por sus sentimientos naturalmente, para que la plática no sea forzada.

Hacer que él o ella hablen por su propia cuenta y validando sus experiencias, hará que estos vayan ganando más confianza en nosotros. Por el contrario, si a tu hijo le cuesta abrirse a ti invítalo a que cuente una de sus historias favoritas, esa que refleje su sentir en el presente.

Otra forma de incentivar a hablar sobre sus sentimientos a los niños o niñas que son muy tímidos es que cada noche después de cenar, los miembros de la familia cuenten lo mejor y lo peor de su día. Escucha con mucha atención lo que dirá tu hijo, porque con eso podrás determinar si algo no anda bien.

Niños de 11 a 14 años

En este rango de edad los jóvenes ya deben haber tenido algún tipo de contacto con información sobre problemas de salud mental. En el internet cada vez hay más campañas que alientan a la salud mental y le dan la importancia que merece, por lo que puede que sea más directo de lo que crees hablarles de esta.

No hay mejor manera que proteger su salud mental que siendo participe de su vida, y siendo los confidentes a los que acudir cuando las cosas vayan mal. No los juzgues duramente por las decisiones que hayan tomado, ellos necesitan seguridad y respaldo, y eres tú quien se la debe dar.

Adolescentes de 14 años en adelante

La adolescencia es una etapa delicada para la salud mental en el ser humano. Muchos cambios en el físico y la percepción del mundo, sin contar con la gran carga hormonal hace de estos jóvenes un grupo bastante afectado por algunos trastornos.

Una de las sugerencias que te daré será la de entender la importancia de brindarles a tus hijos e hijas adolescentes el suficiente tiempo y autonomía. Esto no implica el desligarse mucho de su rutina, sino hacer un chequeo astuto.

Inicia una plática “casual” con ellos cuando su comportamiento haya cambiado, pregunta por cosas en específico, no generalices, tampoco te alarmes con las respuestas. Preguntas adecuadas serían algunas como: ¿Te sientes mal contigo mismo por algo que desconozco? O ¿Alguien te está haciendo sentir mal?

Sea cual sea su respuesta, tienes que garantizarles que estarás allí para ellos, y que si se siente en peligro están juntos en estos. La familia podrá buscar una solución.

Consejos para charlar sobre salud mental con tu hijo/a adolescente

Quiero hacer un apartado especial para estas edades por todo lo que implica el ser el padre o la madre de un adolescente. Quienes ya hemos pasado por esto sabemos que hablar decentemente con un adolescente es un reto. Muchos se tienden a alejar de sus padres y tratar de comprenderles es montarse en una montaña rusa.

Por ejemplo, tu hija puede estar feliz en la mañana, pero después de unas horas estará desolada. Es precisamente su humor cambiante lo que hace más complicada nuestra misión, la de determinar qué es lo que la está afectando en realidad.

Te sugiero que para descartar hagas una diferencia entre los signos que puedes ver y los síntomas que hay dentro, que serían indicativos de algún tipo de deterioro en la salud mental.

En la primera categoría, los signos visibles, encontrarás algunos como el alejamiento excesivo de la familia, los amigos o esas actividades que tanto le gustaban. También presentar falta de apetito o uno excesivo. Los síntomas que están dentro serían sus sentimientos, qué tan deprimido, ansioso o desesperado está.

Asimismo, antes de iniciar este tipo de charlas debes revisar tus propias emociones y pensamientos. No dejes que el miedo te domine, sobre todo si sospechas que tu hijo está luchando contra la depresión o los pensamientos suicidas, sigue tu instinto. Ese que Nuestro Dios nos ha dado y nos permite velar por la seguridad de nuestros seres amados.

Por igual, no te olvides de estos otros tips:

  • Nunca pierdas la calma al tratar temas delicados.
  • Escoge un buen momento y lugar para hablar.
  • Empieza con un “Te amo” o un “Eres importante para mí”, después aborda la situación.
  • No apresures la conversación. Deja que él/ella hable.
  • Agradécele que te abra su corazón.
  • Busquen ayuda juntos.

Si tu hijo no desea buscar ayuda, debes convencerlo de que sí es necesaria. Sin embargo, no lo fuerces, solo habla con este sobre qué quisiera mejorar en su vida. Después hazle ver cómo un profesional de la salud podría ayudarle en sus deseos. En caso de emergencias como autolesiones o sobredosis debes llamar inmediatamente al 911.


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