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¿Qué es la imagen relacional de Dios?

Me gustaría en el blog de hoy seguir profundizando un poco mas en la imagen relacional de Dios y la idea que Dios tenía en su mente cuando instituye mi matrimonio. Al final la relación matrimonial que yo tengo con mi esposa Zoraida debería crecer y llegar a reflejar esa imagen relacional de Dios. Ese es mi deseo en este día y espero que sea el tuyo también.

La institución del matrimonio a la imagen relacional de Dios

Hasta ahora hemos estado estudiando que cuando Dios instituyó el matrimonio lo hizo para que el mismo reflejara la imagen de Dios. De hecho, la relación entre Padre, Hijo y Espíritu Santo, es tan cercana, que sus barreras son incomprensibles para la mente humana. Ellos son uno solo, sin dejar de ser tres.

Así podemos concebir también el papel que deben desempeñar ambos conyugues en el matrimonio. Esto se refleja en Génesis 1:26 y 27. A medida que Dios se manifiesta en tres personas: Padre, Hijo, y Espíritu Santo, ellos comparten tanto la particularidad como  la relacionalidad al mismo tiempo.

Uno siempre está en los otros dos. Aunque los tres son distintos, no están separados; ellos existen con y por los demás. Un ejemplo en este punto podría ser visto en Juan 1: 1, en el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios. Así debe ser también la relación matrimonial, uno debe estar en el otro.

La reciprocidad en el matrimonio

Existe un  término griego, pericoresis, el cual se ha utilizado para referirse a la reciprocidad y la relación interior de la Trinidad. Cada persona de la Trinidad está en la otra y mantiene su propia unidad y singularidad al mismo tiempo.

En cuanto a la creación de la humanidad, el texto dice, hombre y mujer los creó (Génesis 1: 2). Este texto Bíblico no sólo habla de un individuo independiente, sino también de una pareja, representando la imagen relacional de Dios. En la misma manera que Dios es un Dios Trino, la humanidad  es creada como hombre y mujer,  y constituye un todo cuando están juntos en comunión. De esta manera, Dios hizo una imagen de lo que Él mismo es.

Hoy en día, un término más práctico para explicar la pericoresis de la Trinidad es la reciprocidad. Esta, es el pegamento que mantiene la singularidad (individualidad) y la unidad juntas. La Biblia amplifica este concepto de la reciprocidad de la Trinidad en el Evangelio de Juan. Por ejemplo, el Padre y el Hijo son uno, y el Padre además ha enviado al Hijo. El Padre da el poder y la autoridad al Hijo, y el Hijo responde recíprocamente siguiendo el ejemplo del Padre.

Un último ejemplo es el de la oración  del sumo sacerdote de Juan 17:24, en la que el Padre prodigó amor divino en el Hijo, y por lo tanto lo glorificó. En respuesta, el Hijo responde de manera recíproca el amor que recibe del Padre, y de esta manera, lo glorifica eternamente. Esta relación no es un amor co-dependiente. Por ejemplo, la Biblia no dice: yo te glorificaré si me das glorificas. Por el contrario, la reciprocidad significa, en este sentido, que en el amor del Padre, Él da su amor a su Hijo, y el Hijo elige por su propia voluntad, glorificar al Padre debido a la relación eterna que están experimentando.

Esta relación entre Padre, Hijo y Espíritu Santo, tan individual entre ellos; pero a  la vez siendo una unidad, debe ser nuestra inspiración para poder llevar las riendas de nuestra relación matrimonial. Te invito a que seas una unidad con tu esposo o esposa, sin dejar de ser individuos únicos, no dejen de ser ustedes; pero sean un equipo tan permeable, que sean un solo pensar, un solo sentir, un solo obrar, así como ocurre con el Dios Trino que nos creó. Pídele al Espíritu Santo que te ayude a reflejar la imagen de Dios en tus relaciones hoy.

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