Empatia-y-servicio

Empatía y servicio en tu ministerio

Además de practicar el autoconocimiento y el ministerio de la presencia escuchando activamente para poder ministrar aun con nuestra identidad quebrantada, podemos ponernos en el lugar de la otra persona y al servicio de ella. Al aplicar estos dos aspectos, lograremos alcanzar un nivel de empatía y servicio que reflejarán el amor y el ministerio de Jesús. Los demás podrán conocerlo a través de ti como pastor y podrán encontrar en Él el refugio que tanto necesitan.

 

¿Cómo puedes lograrlo? A continuación, te daré dos recomendaciones que te ayudarán en tu ministerio.

Siento lo que tú sientes

 

Cuando regalas tu presencia a los que sufren, estás practicando la empatía. Sientes lo que ellos sienten, te pones en sus zapatos, les brindas un espacio amigable, en donde pueden sentirse libres para ir y venir, estar cerca y lejos, descansar y jugar, hablar y estar en silencio, comer y ayunar sin ser criticados y juzgados.

 

De hecho, la paradoja es que para practicar la empatía se necesita la creación de un espacio vacío, en donde los dolientes puedan encontrar su propio dolor humano. El ministerio de la presencia a través de la empatía elimina la falsa ilusión de que tú eres superior al que esta a tu lado y que tienes el poder para curarlo. Tu presencia es curativa a través de la empatía porque no simplemente quita la soledad y el dolor de los demás, sino que los invita a reconocer su soledad en un nivel en donde se puede compartir con otros que sufren como tú.

 

Los pastores no son médicos cuya tarea principal es aliviar el dolor. Más bien, profundizan el dolor a un nivel en el que se puede compartir. Cuando las personas recurren con sus problemas a los pastores, solo pueden esperar que su dolor sea comprendido y sentido, de modo que ya no tengan que huir de él, sino que puedan aceptarlo como una expresión de su humanidad.

 

Cuando una esposa sufre la pérdida de su esposo, no se nos pide que la consolemos diciéndole que Dios sabe lo que hace. Nosotros tenemos el desafío de ayudarla a darse cuenta de que la muerte de su esposo revela su condición humana, la misma condición humana que el pastor tiene y otros comparten con ella. Cuando reconocemos nuestro dolor y humanidad comenzamos a sanar porque vemos en Jesús nuestra esperanza, y, esto trae una nueva visión.

 

Quiero servirte

 

Cuando practicas el ministerio de la presencia, le estás diciendo a los que sufren “quiero servirte”. Te conviertes en las manos, los pies, los ojos de Jesús. Él estuvo presente para servir, ayudar y derramar compasión por los necesitados. No necesitas hacer grandes cosas para dejarte usar por Jesús.

 

Tu presencia es el mejor regalo que puedes dar cuando tienes una identidad quebrantada.

 

El regalo de tu presencia permite que las personas con enfermedades mentales se sientan seguras y bienvenidas. Aquí es donde proporcionas un espacio seguro, sin prejuicios ni ansiedad, que lleva a la comunidad. En este espacio, abunda la gracia. La gracia es aceptación sin prejuicios.

Aquellos pastores que extienden el ministerio de la presencia aprovechan para recibir la gracia también en esta relación simbiótica. La gracia nutre la relación, une a las personas abiertas y vulnerables. Esto puede ser novedoso para algunos de nosotros. Sin embargo, suspender el juicio es dar la bienvenida con gracia. Aquí es donde el evangelio de Cristo cobra vida y transforma vidas.

 

¿Te imaginas si hoy te levantas y comienzas a regalar tu presencia para atender las heridas que produce una identidad quebrantada?

 

¿Te imaginas el impacto que producirás en tu familia si les regalas tu presencia? Te dejarán de ver como una persona hipócrita que es de una forma en la calle y otra en la casa.

 

¿Te imaginas qué ocurriría si realmente regalas tu presencia y te haces vulnerables aceptando la realidad de que tienes tantas heridas como los que están a tu lado?

 

¿Te imaginas el cambio que ocurriría en tu vida si dejas de proyectar en otras personas tus limitaciones y te miras a ti mismo y aceptas las heridas que tienes?

 

Dios no busca a un pastor perfecto, sin problemas, heridas y traumas. Dios busca a un pastor que reconozca sus limitaciones, heridas y se proponga sanar y ayudar a otros a sanar. Tu presencia es más poderosa de lo que te imaginas.

 

Dios te envía para que en medio de tu identidad tal vez quebrantada, tu presencia traiga esperanza a los que sufren como tú.

 

Las personas necesitan conseguir ese refugio y paz que solo Dios puede brindar. Ellos necesitan conocer el amor de Dios, sentir ese apoyo y contención que como ministros de Dios podemos brindarles.

 

No es fácil enfrentar las vicisitudes del mundo de hoy en día sin la guía de Jesucristo en nuestras vidas. Su ministerio fue un ministerio de amor, perfecto, sublime. Nosotros como pastores podemos aprender a enfrentar nuestras propias vicisitudes, nuestra identidad quebrantada, para poder brindar a otros el apoyo que tanto necesitan en este mundo turbulento.

 

¿Conoces alguna otra forma en la que podemos lidiar con una identidad quebrantada? ¿Sientes que es difícil llevar a cabo estas recomendaciones? Comparte tu experiencia en la sección de comentarios. Dios te bendiga.

 

Si necesitas ayuda profesional puedes llamarnos o escribirnos a:

 

Teléfono: 407 618 0222

 

Email: Efrain.duany@floridaconference.com

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