Continuemos con el tema de las familias disfuncionales. Es un tema amplio, que afecta a gran cantidad de hogares hoy en día, y al que debemos prestar atención, pues la familia es la base desde la cual los seres humanos percibimos nuestra realidad y el mundo que nos rodea.
Analicemos la siguiente historia: un niño era hijo de un trabajador de media clase del gobierno. Su padre demandaba absoluta obediencia de parte de sus hijos y la familia sufría de su ira incontrolable. Este niño, cuando tenía tres años de edad, fue testigo de cómo su padre le pegó brutalmente a su madre por responderle.
Cuando el niño tenía 4 años de edad, su padre comenzó a maltratarlo físicamente, prácticamente todos los días. Cuando tenía 6, él recuerda haber recibido 30 correazos en su espalda. Cuando su padre lo necesitaba, le silbaba para que viniera, tal como se hace cuando se quiere llamar a un perro. Cuando tenía 11 años de edad, su padre casi lo mata a golpes cuando intentó huir de la casa. Antes de que este niño naciera, tres de sus hermanos habían muerto de difteria, todos antes de los tres años de edad y todos con de un mes de diferencia. Su madre, por temor a perder otro hijo, mantuvo su distancia de este hijo y no desarrolló un apego con él. Su padre, siempre borracho, lanzaba largas quejas sobre cómo los judíos y las minorías estaban causando todos los problemas en el mundo. El niño creció odiando a su padre, pero no encontró una forma segura de ventilar sus emociones.
Él comenzó a maltratar a otros muchachos, a jugar juegos violentos de guerra y dar discursos de odio hacia los judíos y otras minorías. Este niño creció y se convirtió en un hombre lleno de odio, quien nunca se casó ni tuvo una familia propia con quien pudiera compartir sus emociones. En cambio, encontró una gran audiencia a la que sí pudo expresarle sus sentimientos de odio. Él llegó a someter a toda una raza a su odio e ira. Ese pequeño niño creció para ser Adolfo Hitler (Miller, 1983).
Como padres, muchas veces no entendemos la influencia que nuestros patrones disfuncionales tienen sobre las generaciones futuras. Si eres honesto, vas a recordar que cuando algunas de estas cosas te pasaron a ti cuando eras un niño/una niña, hiciste un voto de nunca tratar a tus hijos de la misma forma. Y ahora, tristemente te encuentras en situaciones de estrés, repitiendo las mismas palabras y comportamientos de tus padres hacia tus hijos.
Características de las familias disfuncionales
No existe tal cosa como una familia totalmente disfuncional. Sin embargo, si ves que tu familia de origen tiene algunos de los rasgos característicos de las familias disfuncionales que presentaré a continuación, es probable que tu familia sea disfuncional en algunas áreas. Las familias disfuncionales tienen ciertas características que presentaré a continuación:
Decepción y negación: niegan sus problemas y por esta razón los problemas nunca se resuelven. También niegan a sus miembros libertades.
Formación de roles rígidos y estáticos: los roles se crean por la necesidad del sistema familiar. Los niños renuncian a sus propias necesidades para satisfacer las necesidades de los demás.
Una ruptura de límites: los miembros de una familia disfuncional tienen límites permeables, los límites no se respetan, se invaden los límites entre unos y otros y más que relacionarse, caen en problemas.
Necesidades sacrificadas: los miembros de una familia disfuncional no pueden satisfacer sus necesidades. Las necesidades individuales son puestas a un lado para satisfacer las necesidades de la familia. Casi siempre existe cierto grado de enojo y depresión en los miembros de una familia así. Las diferencias individuales se sacrifican para satisfacer los requerimientos de la familia.
Comunicación conflictiva y confluente: utilizan el conflicto abierto o la confluencia (acuerdan no estar en desacuerdo) como un estilo de comunicación. En muy rara ocasión logran establecer contacto verdadero.
Irrevocabilidad de las reglas: en las familias que presentan disfunción se establecen reglas y estas no cambian, es más, se mantienen rígidas.
John Bradshaw, un filósofo, consejero y profesor de teología de Houston, Texas, habla sobre las reglas que se presentan en la familia disfuncional:
Control. Debemos controlar los sentimientos y el comportamiento en todo momento. Este es el mecanismo de defensa más importante.
Perfeccionismo. Tenemos que hacer todo “bien”. El miedo a no cumplir lo que se espera de nosotros es la motivación principal. Se vive enfocados en la imagen.
Culpabilizar. Cuando las cosas no salen como las planeamos nos culpamos o culpamos a los otros. Esto mantiene el equilibrio de la familia disfuncional cuando no sirve el control.
No se puede hablar. Esta regla prohíbe la libre expresión de cualquier sentimiento, necesidad o deseo. Nadie habla de su soledad ni de sus problemas.
No se pueden cometer errores. Los errores implican vulnerabilidad. Esto no se permite y hay que encubrir toda falta a como dé lugar, para no ser objeto de crítica.
Existen otras características más profundas, pero las mencionadas en los párrafos anteriores son características que fácilmente se pueden observar en el desenvolvimiento diario de muchas familias, incluso aquellas con creencias cristianas. La forma de crianza de los padres hacia los hijos determinará qué clase de familia tendrán las generaciones futuras, pues estas repetirán los patrones aprendidos y los aplicarán a las relaciones familiares.
No es fácil formar parte de una familia disfuncional, pues los canales de comunicación e interacción se ven afectados por la dinámica trastornada que se lleva a cabo. No importa la religión, cultura, etnicidad o nivel social, la disfuncionalidad puede ser la base de cualquier familia.
¿Te parecen conocidas las características y reglas de las familias disfuncionales? ¿Crees que tu familia podría estar incurriendo en lo antes mencionado? ¿Sientes que no puedes expresarte o ser quien eres, con tal y complacer a tus padres y/o miembros de tu familia? ¿Es difícil hablar sobre temas importantes y profundos en tu ámbito familiar? Si es así, déjame decirte que no estás solo(a) en esto. En nuestra sociedad cada vez es más común ver estos rasgos familiares. Pero, recuerda, es posible transformar la disfuncionalidad familiar en funcionalidad.
Te invito a leer nuestro próximo post en el que continuaremos hablando sobre las familias disfuncionales, para que puedas aprender qué se puede hacer para superar este “guion familiar”. Dios te bendiga