Un niño con excelentes padres tiene una serie de cualidades que debes conocer, en este artículo te compartiré de lo que gozan esos niños. Espero sirva como camino a trabajar y ser un mejor padre.
Qué es un padre excelente
Un niño con excelentes padres tiene la oportunidad de vivir grandes aventuras, ser feliz y edificarse con valores.
Todos queremos ser buenos padres. Queremos lo mejor para nuestros hijos.
Queremos que sean saludables, inteligentes, respetados y que crezcan felices. Pero una vez que somos padres, en nuestra vida cotidiana, no siempre es fácil saber la forma «correcta» de responder a nuestros hijos.
Ser padre es algo que aprender. Hay que cometer errores y seguir aprendiendo.
Diviértete aprendiendo y mejorando tus habilidades de crianza. Lea, hable con otros padres y conéctese con la guardería o la escuela. Los niños aprenden con el ejemplo. Aprenden observándote.
Da un buen ejemplo: la frecuencia de las acciones es más importante que la cantidad de palabras.
Esfuérzate cada día por ser más paciente. Cuando su hijo hable, escuche con toda su atención. Recuerde enseñar a sus hijos, no castigarlos.
Están listos para aprender y sus padres son sus primeros maestros. Y expresa todo tu amor. Use palabras de elogio y muchos abrazos y besos.
Ser un buen padre significa:
- A veces deja de lado lo que usted necesita o quiere para ayudar a sus hijos
- Acepta responsabilidad por ser padres
- Cumple con sus necesidades especiales
- Les demuestra mucha atención
- Les proporciona reglas y amor
- Les proporciona un hogar seguro y cariñoso
- Protege y guía a sus niños
- Que usted ama a sus niños sin importar nada mas
Síntomas de un niño con excelentes padres
Un niño con excelentes padres tiene todos estos síntomas positivos, atento con ellos para que los comprendas:
Cuando un niño tiene confianza en sí mismo, se vuelve más independiente y toma más iniciativa. Es importante inspirar esta confianza en todo momento, y comienza a una edad temprana.
De hecho, un sentido de confianza es esencial. Hace creer en las propias capacidades, alcanzar el éxito y empodera para afrontar diferentes situaciones. Las actitudes de los padres y las actividades que se les ofrecen a los niños pueden afectar su confianza.
La diversidad de investigaciones en psicología de la autoestima refleja la diversidad de enfoques teóricos (evolutivo, social, cognitivo, psicoanalítico…) sobre la autoexpresión y el desarrollo de la autoimagen en niños y adolescentes.
La autoimagen es el conjunto de ideas y características que un individuo tiene sobre sí mismo (roles, rasgos de personalidad, etc.). Los rasgos atribuidos más o menos conscientemente se integran gradualmente como componentes esenciales del yo.
Por lo tanto, la autoimagen es diferente de la imagen social. Este último corresponde a la forma en que un individuo piensa que es percibido por los demás.
Impulsados por los avances en el pensamiento reflexivo, los adolescentes desarrollan una autoimagen coherente, estable y refinada, organizando y priorizando diferentes autoimágenes.
Se perciben a sí mismos de forma positiva
Las autopercepciones que definen la autoimagen son el resultado de elaboraciones subjetivas, tanto personales como sociales.
La acumulación y estratificación progresiva de estas diferentes autoimágenes es el punto de partida para el surgimiento de autoimágenes.
La autoimagen se construye como un conjunto de valores, elementos específicos de articulación identitaria que orientan posiciones y roles asumidos en las interacciones.
Confianza en sí mismo
Un niño con excelentes padres confía en sí mismo, cree en él.
La autoconfianza es la imagen que un individuo tiene de sí mismo. Se refiere a un conjunto de actitudes, sentimientos y conocimientos sobre las capacidades, habilidades, apariencia y aceptación social de una persona. Se deriva de la organización de estas imágenes en un todo más completo y ordenado.
Así, a diferencia de la autoimagen, la hipótesis de la autoexpresión requiere un esfuerzo más refinado para expresar verbalmente lo que el sujeto sabe sobre sí mismo, su carácter o rasgos de personalidad, sus sentimientos, necesidades y deseos.
Habilidades de comunicación
Un niño con excelentes padres puede comunicarse bien con los demás en su entorno.
Para aprender a hablar y escuchar activamente, es necesario tener en cuenta algunos puntos interesantes:
- Aprender a iniciar conversaciones
- Esperar turnos para hablar y escuchar
- Hablar de forma amable
- Llamar la atención de forma correcta cuando alguien está hablando (esperar a un descanso o diciendo ‘perdona’)
- Saber cuándo hay que dejar de hablar
- Ser capaz de hablar con claridad
- Utilizar el contacto visual
Algunos niños aprenden rápidamente, pero otros pueden necesitar recordatorios amables de vez en cuando, como «Cariño, mírame a los ojos cuando me hables«. (uso correcto de frases, hablar con otros, pronunciación…), puede ser importante hablar con expertos para entender lo que está pasando y proporcionarles estrategias adecuadas de mejora en este sentido.
Compromiso con la vida
Un niño con excelentes padres se compromete con la vida y no teme a salir de su zona de confort.
El compromiso es la capacidad que tenemos las personas de darnos cuenta de la importancia de cumplir con las cosas que hemos acordado previamente.
Cuando nos comprometemos con algo o con alguien, somos conscientes de todas las ramificaciones que conlleva, y estamos aceptando la responsabilidad de llevar a cabo y lograr lo que nos hemos comprometido.
El compromiso es algo que nos ayuda a convertir las promesas en realidad en tiempos de adversidad, nos hace esforzarnos al máximo para alcanzar nuestras metas, traza el camino que seguiremos.
Es lo que nos empuja a hacer algo, por duro y sacrificado que nos parezca, para hacernos sentir vivos y ayudarnos a desarrollarnos y crecer como personas.
Ya sabemos que los niños no nacen para aprender, y es responsabilidad de los padres guiarlos en el aprendizaje.
No nos sorprende ver como los niños se involucran en una tarea, acceden a realizarla, pero llegados a este punto ya no quieren hacerla, y lo dejan a medias.
Precisamente porque los niños a menudo no pueden ver las consecuencias de sus decisiones, no se dan cuenta de que renunciar a los compromisos adquiridos puede afectarlos a ellos y a los demás.
Compasión y empatía
Un niño con excelentes padres tiene empatía y compasión, dentro de la psicología encontramos distintas etapas del desarrollo empático.
- Empatía emocional: Esto es lo que llamamos empatía en el ejemplo del bebé y su hermano. Sucede en el primer año de vida, cuando el bebé aún no sabe que es diferente a los que le rodean.
- Empatía entre el año y los dos años: La empatía se desarrolla a medida que un niño se desarrolla, él ya sabe que otras personas son distintas a él y es capaz de reconocer cuando otra persona no se siente bien. no se como consolarlo.
- Empatía cognitiva: Alrededor de los seis años, los niños saben que sus sentimientos y emociones son distintos a los que les rodean. El desarrollo de la empatía, tal como la entendemos, comienza aquí.
- Empatía entre los 10 y 12 años: La mejor empatía ocurre durante la adolescencia, cuando los niños pueden cuidar no solo de quienes los rodean, sino también de quienes no conocen. Por ejemplo, quienes no tienen comida ni techo reciben atención social.
Las gratificaciones son más motivadoras cuando los niños pueden elegir entre una variedad de cosas deseables: tiempo extra en la tableta o el teléfono, un regalo especial, etc.
Cómo convertirse en un excelente padre
Un niño con excelentes padres debería ser la constante en la vida, ningún niño merece crecer en entornos que le causen dolor o traumas.
Comunícate y escucha a tus hijos
Los niños necesitan mostrar interés en ellos y necesitan sentirse importantes para sus seres queridos. Escuchar lo que tienen que decir, sus experiencias y preocupaciones significa que nos preocupamos por ellos y estamos interesados en ellos.
Asimismo, el adulto debe compartir sus pensamientos y emociones de manera que demuestre confianza y construya intimidad. Es importante hablar con su hijo, no con su hijo.
Comparte y pasa tiempo con ellos
La presencia o ausencia de una figura paterna específica es un factor muy importante que afecta el desarrollo de un niño o una niña.
Incluso si el contacto constante no es posible por motivos relacionados con el trabajo, el tiempo que se pasa con los niños debe ser gratificante y activo para sentirse motivado y emocionado. Habla con ellos, lean, jueguen, enséñeles algo o vaya de excursión.
Da ejemplo
Es fácil decirle a la gente qué hacer, pero lo que terminas aprendiendo es lo que vemos que hacen otras personas. Nuestros niños imitan los comportamientos que observan en casa. Debemos dejar que nuestras palabras y acciones vayan de la mano para que los niños aprendan de manera coherente.
Asimismo, los niños son más propensos a realizar actividades como hacer quehaceres, leer o practicar deportes si observan que sus referentes tienden a realizar estas actividades.
Si quieres saber más sobre los padres excelentes o cómo trabajar para edificarlo y ser un excelente padre. Llámame ahora, junto con mi equipo te podremos ayudar.