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¿Por qué mi hijo(a) se porta mal cuando quiere mi atención?

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Anteriormente hemos hablado sobre la importancia que tienen el amor y el apego en la crianza de los hijos; la enorme influencia que estos tienen en el enfoque que como adultos tendrán sobre la vida, las relaciones interpersonales, e incluso su percepción de la realidad. Existen muchos estudios que avalan y demuestran la importancia de ambos aspectos en la vida humana.

 

Profundizando en este punto, la teoría del apego de Bowen sobre la conexión emocional1 nos muestra que la familia funciona como un organismo, en donde todo lo que le ocurra a un miembro afectará a los otros. En el caso de los niños cuyos padres no están presentes lo suficiente o no le dan la atención suficiente, los niños entrarán en desesperación y desarrollarán un apego inseguro.

 

¡Pero, yo sí amo incondicionalmente a mis niños!

El amor de padres es inagotable, así lo quiso Dios y así es. No obstante, el amor no implica o garantiza que serás una buena madre o un buen padre. En mis charlas con mis pacientes lo veo todo el tiempo, padres y madres que darían la vida por sus hijos, pero siguen teniendo hijos con falta de atención y un apego inseguro.

 

¿Por qué te sucede esto? Puede que necesites ver en tu propio pasado para comprender la razón de tus conductas inconscientes. Y es que la dinámica emocional que experimentaste con tus padres será la misma que repliques con tus hijos. Si tus padres siempre te brindaron atención, amor y ternura, lo más probable es que de manera natural e inconsciente sea eso lo que tú le das a tus hijos, sin planteamientos o propósitos.

 

Por el contrario, si fuiste un niño o una niña que no experimentó aquello, ¿cómo podrías entonces dar algo que no conoces? En este caso estarás desorientado(a) respecto a cómo proveer una conexión emocional estable. Además, si no recibes ayuda respecto a este tema, hay muchas probabilidades de que repitas la historia.

 

Explorando tus recuerdos

El pasado influye en el presente, y los asuntos no resueltos igual. Sobre ello, una lectura que recomiendo es el libro Parenting From the Inside Out de Daniel J. Siegel y Mary Hartzwell. En este podrás comprender cómo tu propia infancia te ha hecho ser quién eres.

 

Estando la mayoría de nuestras repuestas en la memoria, nuestros cerebros están en la capacidad de responder a experiencias alterando las conexiones entre neuronas, así como la estructura del cerebro que cumplirá una función y creará recuerdos, esos que moldearán nuestra identidad. La memoria es en realidad la forma en la que el cerebro responde a las experiencias y crea nuevas conexiones cerebrales. Al mismo tiempo, esas conexiones cerebrales tendrán forma implícita y explícita.

 

La memoria implícita genera respuestas a comportamientos, emociones y percepciones. Esta es una memoria no verbal que estará allí toda la vida. También involucra a los modelos no verbales. Por ejemplo, si un bebé es consolado por su madre cuando se siente angustiado, este, al crecer, asociará el consuelo con su madre. Es por esto por lo que la madre es considerada como una figura de bienestar y seguridad.

 

Cuando las experiencias se repitan una y otra vez, se irán incrustando en nuestra vida. Lo más asombroso de la memoria implícita es que la persona no tiene la sensación de que está recordando algo al recurrir a ella. No será consciente de ello siquiera.

 

Así que, cuando tengas una conducta con tus hijos que no puedas explicar, necesitas explorar tus recuerdos y hacer enlaces. Las emociones, creencias, percepciones, todo esto puede estarse interponiendo en tu camino sin darte cuenta.

 

Padres autoritarios vs padres complacientes

¿Sientes la necesidad imperante de sobreexigir a tus hijos en sus estudios o en sus pasatiempos? Entonces, ¿cómo eran las exigencias de tus padres cuando tú eras niño(a)?

 

Otra situación, ¿crees que los castigos físicos son la manera adecuada de cambiar el mal comportamiento de tus hijos? Entonces, ¿cómo tus padres te reprendían a ti?

 

Somos capaces de romper el ciclo de este tipo de comportamientos. Pero antes, necesitamos encontrar un equilibrio entre dar y no dar. Existen dos opuestos que no son los adecuados, los padres del tipo controlador y los padres del tipo complaciente.

 

Las mujeres tienden a ser más del tipo complacientes, dar en exceso. Mientras que los hombres tienden a ser más controladores, no dar en exceso. Tanto los padres autoritarios como los permisivos son más parecidos de lo que puedes llegar a creer. Estos padres escogen por sus hijos cuando son ellos los que tienen que enseñarles a sus hijos cómo escoger según su edad.

 

Las 4 estrategias que usan nuestros hijos para llamar la atención

Los niños son capaces de analizar y desarrollar su juego en relación con cómo respondas a sus acciones. Después de todo, tú eres su mayor modelo a seguir. Los padres son el principal ejemplo a seguir, por lo que los niños estarán tomando notas en su cabeza sobre cómo obtener lo que quieran y cuando quieran.

 

También saben cómo usar las ventajas y cómo presionar los botones cuando sea necesario. Es por eso por lo que como padre o madre no puedes perder la ventaja y necesitas sacar el mayor provecho que puedas. Y es que los niños reaccionan según el ambiente social en el que crecen. Sea cual sea dicho ambiente, ellos se adaptarán a él.

 

Volviendo a las enseñanzas de Alfred Adler, su estudiante, el Dr. Rudolf Dreikers, se encargó de organizar los cuatro objetivos de los niños cuando manifiestan un mal comportamiento. Para cada objetivo se muestra una serie de conductas imprudentes. Asimismo, todos estos objetivos son secuenciales, es decir, si no se trata uno, el siguiente seguirá.

Atención

Todo niño quiere la atención de sus padres. Pero, el problema con esta clase de atención es que necesita ser ganada de la forma que sea. Su mantra es: “Sólo cuento cuando los demás se fijan en mí y me sirven”.

¿Cómo detectas a los niños que solo quieren llamar tu atención con desespero? Simple. Esos son los niños que no dejan hablar a su mamá por celular demandando su tiempo, o las niñas aferradas a las piernas de sus padres sin dejar que se enfoquen en algo más.

También son los niños a los que regañan constantemente en el colegio por hacer travesuras, una y otra vez. Lo saben, pero es inevitable para ellos continuar con este tipo de conductas. Puede que se detengan por unos momentos, pero luego volverán con más y más fuerza.

Si eres padre complaciente, lo más seguro es que le pidas tiempo para que puedas terminar de hablar por celular. Si eres autoritario, lo regañarás molesto por su conducta.

Poder

Si tu hijo no logra obtener tu atención, intentará hacerlo por medio del poder. Su lema será esta vez el de: “Sólo cuento cuando domino y controlo, cuando los demás hacen lo que quiero que hagan y cuando quiero que lo hagan”.

¿Cómo actúan estos pequeños que buscan poder? Son los niños que dan pataletas al suelo, negándose a obedecer a sus padres; son los niños que gritan a sus padres ofensas o les dicen que no son sus “jefes”.

La cuestión con estos niños es que cuando son reprimidos, eso solo incentivará sus ganas de tener más poder y superar esto. Si les dices que no hagan algo, ellos lo harán en tu cara, porque desean ganar al costo que sea. Sea lo que sea que hagas, incrementará su responder.

Las respuestas iracundas son muy comunes para tratar de enfrentar estas actitudes, pero no son útiles tampoco.

Venganza

Si como padre no respondes de la manera que ellos quieren ante su necesidad de poder, su mantra será: “solo cuento si puedo herir a otros como me han herido a mí”. Ya saben que no
tienen poder real, por lo que tratan de vengarse con comportamientos negativos.

Como es una etapa a la que se necesita llegar, estos son preadolescentes o adolescentes que llevan la “rebeldía” a otro nivel. Son esos hijos que crean cuentas falsas en redes sociales para herir, o el hijo que robó y estrelló el auto de su padre porque este era más importante para el padre que él mismo, incluso los hijos que amenazan con autolesionarse para hacer sentir mal a los demás. Esta etapa se caracteriza por querer herir a otros.

Si se es un padre o madre permisivo(a), este(a) se victimizará o se sentirá extremadamente culpable. Mientras que los padres autoritarios quieren demostrar su poder o venganza, haciendo que el ciclo siga y siga, siendo la única forma de detenerlo el hecho de que los padres hagan algo en pro de la sanación.

Mostrar la insuficiencia

Cuando como padre o madre sigues alimentando la sed de venganza de tu hijo, este se cansará. En esta etapa, este se dará cuenta de que haga lo que haga no será suficiente para llamar tu atención, y ya habrá internalizado lo “estúpido o inservible” que es.

Además, entenderá que no tiene un lugar al cual pertenecer, ni un propósito en la vida. Su mantra será: “No soy bueno. Nadie cree que tengo algún valor. No puedo hacer nada bien, así que ¿para qué hacer nada? Me rindo”. Esta etapa se caracteriza por querer herirse a sí mismos.

Estos son los jóvenes introvertidos que son incapaces de socializar, trabajar en equipo, prefieren la soledad por encima de la compañía. Son esos adultos que crecen desapegados de sus padres, alejados de conceptos como amor, comprensión y Dios. Los padres no saben qué hacer, y se terminan rindiendo. El vínculo se rompe, y solo permanece allí como un recordatorio de que puede volver a repetirse en cualquier momento en la siguiente generación.

Estos 4 aspectos constituyen mecanismos de interés para nosotros como padres. No es fácil analizar nuestros recuerdos, hurgar en las experiencias pasadas, pero si lo hacemos, iniciaremos con buen pie el camino para sanar nuestra relación con nuestros hijos y nos enrumbaremos hacia la posibilidad de disfrutar de la felicidad en nuestros lazos familiares. Ese es el plan que Dios tiene para nosotros como familias, que disfrutemos del amor y la felicidad con los que nos rodean.

¿Conocías estos 4 objetivos que usan los niños para lograr la atención que tanto anhelan? ¿Has sentido el efecto de ellos en tu relación con tus hijos? Te invito a que compartas con nosotros tu experiencia y tus opiniones en la sección de comentarios de nuestro post. Dios te bendiga.


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