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Todo es cuestión de actitud.

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Muchas veces hemos escuchado la frase “todo es cuestión de actitud”, pero ¿sabemos qué quiere decir? ¿Sabemos qué implica y qué significa realmente?

 

Comencemos por definir qué es actitud.  Se define como el efecto del conjunto de creencias y valores relativamente estables a lo largo del tiempo en la disposición o tendencia a actuar de determinada manera o acometer algún tipo de acción. Se trata de un aspecto determinante a la hora de llevar a cabo una acción y el tipo de emoción que genera dicha actividad o manera de interactuar ante una situación o estímulo concretos.

 

Además, la actitud del individuo se desarrolla y depende del entorno en la que esta se desarrolla, e incluso, puede llegar a depender de patrones hereditarios, biológicos, y con el refuerzo negativo o positivo que realice la persona ante determinado estímulo.

 

Entonces, el enfoque que tengamos sobre cualquier situación que se nos presente en la vida dependerá de los conceptos y formación de base que se han desarrollado a lo largo de nuestra vida, basados en las experiencias que hayamos vivido y los factores internos y externos que nos lleven a percibir dicha situación de una u otra manera. Por lo tanto, nuestro actuar ante dicha situación dependerá de la actitud con la que decidamos enfrentarla.

 

Los resultados y perspectivas que obtendremos serán reflejo de las acciones que tomemos motivados por las actitudes manifiestas en medio de la buenaventura o la adversidad.

 

A veces, la forma en la que uno mira la vida y se enfrenta a lo que esta le depara marca la diferencia entre la felicidad o la desdicha, entre la satisfacción o la frustración. Porque a veces, lo que nos pasa o, al menos, cómo lo percibimos, es una cuestión de actitud. 

 

Muchas personas han adoptado a lo largo de su vida una mirada muy pesimista y no encuentran salida a ese hecho que les afecta. De esta forma, evitan asumir la responsabilidad ante los acontecimientos que la vida les presenta.

 

Estas personas, generalmente, ponen toda la responsabilidad de sus “desgracias” fuera de su órbita de acción. Es lo que se denomina locus de control externo. Siempre es el otro el responsable o “culpable” de toda situación negativa en su vida. Frases como “eres el/la culpable de todos mis problemas” son comunes entre estas personas.

 

El otro grupo es el que ve la vida con más optimismoSaben que las circunstancias que ésta les trae son desafíos para crecer. Por ello, viven menos estresados, suelen parecer más felices y estar más sonrientes. Son los que saben que la vida no es amenazante en sí misma, sino que lo que la hace “buena” o “mala” es una cuestión de actitud. De ahí que se tomen la libertad de elegir cómo enfrentarla. Por lo tanto, aquí es en donde aplica la frase “todo es cuestión de actitud”. Nosotros decidimos cómo enfrentar los acontecimientos y situaciones. Los resultados dependerán del enfoque que tengamos, en el que manifestemos la actitud que tomamos.

 

Muy poco se habla de José. Todo sermón que se predica alrededor de esta época decembrina es sobre María, el niño Jesús, los reyes magos y los pastores. Pero, es interesante la actitud de José en toda esta trama del nacimiento de Jesús.

 

Él estaba preparándose para su boda con su prometida María, coordinando los invitados, el pastor que los casaría, el lugar de la recepción. En realidad, José estaba muy ocupado cuando un día ve que María llega llorando sin saber qué decir. Después de él pedirle que le dijera que le pasaba, ella le dice: “estoy embarazada, voy a tener un bebé”.  Lo primero que le vino a la mente a José fue: “no es mío, ¿de quién será?” ¿Cuál habría sido tu reacción en una noticia como esa? Tal vez habrías maldecido a María, o lamentado el día en el que la conociste. Pero no, José tuvo una actitud diferente. Él era un hombre justo, íntegro y fiel a Dios. No juzgó, ni sacó sus propias conclusiones sobre el asunto, sino que simplemente decidió proteger a María porque la amaba y lo mejor que podía hacer era separarse de ella sin que nadie lo notara. Y ya cuando se disponía  a llevar a cabo su plan, el ángel del Señor se le acercó y le explicó todo lo que estaba pasando con María. Allí, José entendió el propósito que Dios tenía para él, para su vida. La actitud que decidió tomar ante esta situación marcó la diferencia entre huir o tener un rol tan importante en la historia del mundo, al criar al Salvador, quien vino a habitar en su hogar.

 

¿Cuál es tu actitud ante los desafíos que tienes en tu vida? ¿Tienes la fe de José, quien no dudó del mensaje del ángel de Jehová y tuvo un rol importante en la historia del mundo? ¿Hay situaciones en tu vida que pudieron resultar diferentes si tu actitud hubiese sido otra al enfrentarlas? ¿Crees que la actitud que tomas ante las situaciones influye en cómo estas resultan en tu vida? Comparte con nosotros tu opinión y tus experiencias en la sección de comentarios y cuéntanos tu punto de vista. Dios te bendiga.


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