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Desarrolla una crianza más efectiva

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Uno de los desafíos más grandes que tenemos en la crianza de los hijos es enfrentar a un hijo rebelde. Las luchas de poder diarias, agresiones por rivalidad entre hermanos, o crisis, se han convertido en el sufrimiento de muchos padres que gritan pidiendo ayuda. Diariamente recibo correos, llamadas y peticiones de padres que buscan ayuda desesperadamente en la crianza de sus hijos. 

 

Creo que todos los padres en algún momento tenemos que confrontar a un hijo desobediente. De la misma forma como nosotros como padres no somos perfectos y hemos cometido errores en el transcurso del tiempo, nuestros hijos también los cometen. La diferencia es que cuando nosotros hemos cometido un error, para nosotros, no fue un asunto de gran trascendencia. Pero, cuando nuestro(a) hijo(a) se comportó de una forma no esperada, fue para nosotros una alarma que nos llevó a preocuparnos y desesperarnos. 

 

Parece como que se nos ha olvidado que nosotros también pasamos por la misma edad que tienen nuestros hijos y muchas veces nos comportamos de la misma forma en la que ellos lo están haciendo hoy, o tal vez peor. ¿Por qué no somos más trasparentes con nosotros mismos y aceptamos el hecho de que nuestros hijos son tan humanos como nosotros? Hay aun padres que en la crianza de los hijos les exigen que se comporten de una forma que ellos mismos como padres no lo han logrado aún. Yo entiendo que no es fácil ser padre en estos días. 

 

En mis próximos blogs estaré compartiendo la estrategia que yo he usado todos estos años en la crianza de mis hijos. No espero que estés de acuerdo conmigo. Este es el método que a nosotros nos ha funcionado, tal vez tú tengas otro método diferente que te ha dado resultado. Al final, nadie tiene un método perfecto, porque cuando recibimos nuestros hijos de parte de Dios, ellos no vinieron con un manual que decía qué debíamos hacer cuando tuvieran ciertos comportamientos negativos. 

 

¡Qué lindo sería nuestro trabajo en la crianza de los hijos si esta hubiera sido la realidad! ¿Recuerdas la última vez que compraste un automóvil? Ese carro vino con un manual sin importar la marca o el modelo. En ese manual estaba prescrito lo que debías hacerle al carro si había que cambiarle el aceite, si tenía problemas con el motor o cualquier otra situación. Todo está descrito allí. 

 

Cuando nació mi niña Jasmin yo no tuve un manual como el mencionado. Tuve que “inventármela”. Al año de haber nacido Jasmin, llegó Samuel. Y, yo decía: bueno, ahora tengo un año de experiencia como padre. Con Samuel será un poco más fácil porque ya “tengo experiencia”. ¡Cuán equivocado estaba! Samuel tuvo una personalidad completamente diferente a la de su hermana Jasmin. El manual que usé para Jasmin no me funcionó con Samuel. 


Mi estrategia en la crianza de los hijos ha sido crear una relación con ellos basada en colaboración, en vez de poder. Y yo sé que para muchos padres esto no es lo convencional, pero recuerda que inconscientemente hemos tenido una relación de colaboración con nuestros hijos a través de los años.  Por ejemplo, cuando Jasmin o Samuel lloraban tratábamos de averiguar lo que les pasaba para ayudarles a dejar de llorar. Si el método que usábamos no estaba funcionando, usábamos otro método hasta que encontrábamos el método más efectivo para ayudarles a dejar de llorar. 

 

Idealmente, continuamos haciendo esto casi todos los días. Es simplemente tratar de entender y estar enfocados en algunos de los aspectos más importantes de ser padres: comprender las preocupaciones, la perspectiva y opiniones de nuestros hijos; teniendo en cuenta sus preocupaciones y puntos de vista, y trabajando juntos para conseguir soluciones realistas y mutuamente satisfactorias.

 

Una pregunta que muchos padres nos han hecho es: «¿Seguiré siendo una figura de autoridad en la crianza de mis hijos en una asociación colaborativa con ellos?» Sí. Quizás no sea una figura de autoridad de la «vieja escuela», pero sí una figura de autoridad. Resulta que lo que más buscan los padres es influencia, no control. Y, por la mera virtud de su posición como padres, ya tienen influencia.

 

Al principio, cuando mi esposa Zoraida y yo comenzamos con este plan fue algo inconsciente, en el sentido de que no habíamos leído lo que la neurociencia hablaba sobre el desarrollo de nuestros hijos. Solo teníamos la Biblia y la misma nos mostraba a nuestros hijos como herencia de Jehová y que Él nos estaba llamando para que fuéramos de influencia positiva en la vida de ellos. Esa influencia la tuvieron cuando ellos se beneficiaron de nuestra sabiduría, experiencias y valores mientras ellos transitaban por las tormentosas aguas de un mundo complejo y difícil. 

 

He descubierto que si usamos un método autoritario de poder y fuerza en la crianza de los hijos, este no nos estaría ayudando a largo plazo. Por lo contrario, ayudando a nuestros hijos a resolver los problemas de una forma colaborativa fue mucho más efectivo para nosotros. 

 

Hoy la ciencia ha aportado numerosos estudios sobre esta línea de pensamiento, a los cuales nos hemos aferrado en los últimos años como padres y yo como terapeuta para ayudar a esos padres que necesitan orientación en esta área. Uno de los autores de esos estudios que ha aportado en esta área es el Psicólogo Clínico Ross Greene. Él ha escrito varios libros y haré mención de ciertos conceptos que él usa en el libro Criando seres humanos (Raising Human Beings).

 

Greene presenta un concepto revolucionario: a los niños les va bien si pueden. ¿Qué quiere decir esto? Si Jasmin o Samuel pudieran hacerlo bien, lo harían. Punto. Si a ellos no les iba bien, o no estaban cumpliendo con una expectativa determinada en la casa o escuela, como padre, mi responsabilidad no era criticarlos, censurarlos por no comportarse correctamente o cumplir con mis expectativas como padre, sino averiguar por qué ellos no estaban cumpliendo con esas expectativas. Si yo no podía resolver el problema que tenían mis hijos por mi propia cuenta, debía entonces leer en los libros, buscar en el internet o pedir ayuda profesional en esta área para encontrar el por qué mis hijos no podían cumplir con la responsabilidad que tenían en sus manos.

 

No podemos asumir, como muchas veces pasa, que el problema de nuestro(a) hijo(a) es un problema de motivación. A menos que el niño(a) tenga una condición o desorden que lo limite a tener un comportamiento adecuado. Rara vez es correcto asumir que su hijo no está cumpliendo una expectativa porque carece de motivación. Muy a menudo, las habilidades son el motor que impulsa el tren y la motivación es el furgón de cola.

 

Los niños quieren triunfar. No hay un niño que no quiera triunfar. La sociedad está configurada para ser un lugar gratificante para quienes lo hacen bien. Cualquier incentivo percibido para hacerlo mal se ve superado en gran medida por los incentivos para hacerlo bien.

 

Los niños necesitan la libertad para crecer en la medida que pasan por diferentes periodos de desarrollo psicosocial. Esa libertad debe ir de acuerdo con la edad que tiene el niño.

 

Los niños necesitan espacio para cometer errores y aprender de ellos. Si te esfuerzas demasiado por controlar el resultado o te vuelves demasiado crítico(a) cuando los niños tropiezan con sus propios pies, tus hijos crecerán demasiado preocupados por no cometer errores en el futuro.

 

Los niños necesitan oportunidades para enderezar el barco por sí mismos cuando se encuentran en aguas turbulentas. Y necesitan que los observes de cerca para ver cómo les va. Si no observas con suficiente atención, es posible que se cansen de tropezar y se rindan. Pero si tiras el chaleco salvavidas a la primera señal de tambaleo, es posible que nunca aprendan a nadar. El éxito de un padre y una madre está en preparar a su hijo para que cuando salga de la casa sepa cómo navegar en un mundo complejo y difícil. 

 

¿Cuál ha sido tu experiencia al criar tus hijos? ¿Qué método has usado y cuán efectivo ha sido? Comparte conmigo tu historia. Luego continuaremos en el próximo blog con nuestro tema. 


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